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Rafael arrojó su teléfono contra el piso y este se rompió al instante por la fuerza, esa idiota de James pensó que lo iba a dejar, quédese aquí muy tranquilo poniendo todos paras arriba y desordenado su vida, la había costado mucho ganarse el respeto de toda la gente de la Isla y ahora volvía a él, Louis nunca debió pensar que no estaría en peligro su reinado si él volvía por unos días.
Pero comprar un departamento y un maldito auto era ir mucho más allá de lo pensado, porque si alguien descubre que él mintió y que el príncipe Louis no había muerto nada, como él dijo ante toda la prensa, iba a quedar como un ridículo y mentiroso , mientras estuviera aquí en la Isla su reinado estaba en peligro y necesitaba hacer que se regresará por dónde vino. - Mi señor, su hermana quiere hablar con usted- La puerta se abrió y uno de los sirvientes entro al estudio, nadie quería trabajar en esta mansión, pero era el mejor trabajo en la Isla y el mejor pagado, así que los sirvientes se callaban sus pensamientos e insultos -¿Le digo que puede entrar? - Has que entre y trae algo de té - con un gesto de desprecio le pidió que saliera del estudio y se dejó caer sobre el sofá - Rafael, ¿Es cierto que volvió Louis? - Elisa, camino rápidamente hacia donde estaba su hermano sentando, estaba preocupada porque Louis representaba una amenaza para ellos y para el reino - Cómo fuiste capaz de dejarlo volver, ¿Estás loco? Si alguien lo se entera lo vamos a perder todo - Su voz se entrecorta por el miedo de saber que esta persona estaba tan cerca de acabar con sus vidas - ¿Qué vamos a hacer? - Sacarlo de la isla. - ¿Cómo? Tú lo dejaste entrar como lo vamos a sacar - Su tono de voz se alzó y en cuanto su hermano se puso de pie y golpeo su mejilla con un fuerte golpe se arrepintió - Lo siento - Elisa se muerde los labios temblorosos mientras se arrodilla frente a su hermana - estoy preocupada por ti mi Rey no quiero que nada de esto te lastime. - No tienes que preocuparte por nada, voy a hacer que ese infeliz regrese por dónde vino, nunca debí dejar que regresara - Cuando la puerta del estudio fue abierta, el sirviente entro con a la habitación, fingió no ver las lágrimas y el golpe en la mejilla de la princesa quien siempre había sido tratada así por su hermano. - Ahora me iré a mi habitación - Elisa trato de no llorar frente a su hermano, pues a este le molestaron las lágrimas de ella, no sabía por qué se había vuelto un ser tan frío y malévolo cómo era hoy en día. Cuando salió del estudio dejo salir las lágrimas y sollozos contenidos, no quería perder el lujo con el que vivían y muchos menos que su hermano pierda su trono. Se reuniría con Louis y le rogaría que se fuera de la Isla porque no era bienvenido en ella, él no era un chico normal y era un peligro para todos ellos. Rafael aventó la taza de té al piso cuando está quemo sus labios, el sirviente se apartó lo más rápido que puedo para no quemarse, no un pito, te podría hacer bien esta Mansión, extrañaba tanto Elena, ella podía hacer todo bien y como él quería, pero la muy estúpida se negaba a volver y el deseo de tenerla con él lo estaba volviendo loco, lo asustaban sus pensamientos no quería hacerle daño no a ella y mucho menos quería ser como su padre, pero la deseaba con locura. Si tan solo sus padres no marcaron sus presentes, pasado y futuro, tal vez ahora felices, se amaran con locura y tuvieran hijo, pero todos eso es imposible porque su maldito padre volvió todo mierda. Si tan solo su padre no se hubiera fijado en la madre de Elena, pero nada salía como un niño se podía pensar, le dolía verle y no tenerla, ni poder abrazarla, todo estaba saliendo mal, ahora venía esta idiota de James a joder todos regresando como si sus problemas no fueran necesarios. Elisa volvió a la habitación donde su hermana siempre le mantiene apartada de todos, la hacía parecer una princesa de ese débil que no pueden estar expuestas al sol, solo había salido del palacio unas seis veces en sus vidas desde que su hermano había heredado el trono , su única compañía era su guardián, este chico desde pequeña había estado con ella en todo momento ya pesar de ser un poco mayor sabía entenderla en cuanto entro en su habitación y él miró sus puños se cerraron con fuerza. - Te volvió a tocar ese infeliz - Elisa trato de ocultar su rostro porque le dolía la mejilla y no quería que un día todo esto reventara y su hermano echara de la isla a Antonio. - No pasa nada, fue mi culpa. - Porque era verdad, ella le había levantado la voz y ella tenía que respetar a sus mayores. - Siempre es tú, es tu culpa, estoy seguro de que no hiciste nada - Le tomo el rostro mientras acaricia su rostro - esto está mal señorita y usted lo sabe - Solo tiene mal carácter - Elisa siempre lo defendía delante de cualquier persona porque lo amaba, era su hermano y no podia dejarlo, aunque muchas veces lo quise hacer, pero Antonio siempre encontró la forma de ayudarla a superar las crisis. - Regresaré por un poco de hielo, tú quédate aquí. Ella asintió mientras lo miraba irse, su relación era complicada, se amaban, pero no pudieron estar juntos, lo intentaron muchas veces, pero el miedo de ser descubierto por Rafael hacía que dejaran su amor en el pasado, oculto y con el pasar de los años fue creciendo más y más, para Rafael Antonio era un simple sirviente, pero para la princesa Elisa era el amor de su vida y el amor más bonito que había podido tener a pesar de este amor ser prohibido.
Elena salió de cafetería donde había entregado una hoja de vida, están tan cansadas de ir de comercio en comercio entregando un currículum y dando una buena imagen de ella, aunque mucha gente sabía quién era ella y su familia, pero trajeron de ignorar las miradas de lástima que solía recibir todo el tiempo. La lástima de las personas de la Isla fue parte de su vida por mucho tiempo, pues, la gente al saber el gran "suceso" que marco la vida de los pobres niños que quedaron sin padres el mismo día.
Bajo su mirada a las hojas de vida que tenía en sus manos y las apretó con mucha fuerza en sus puños, maldito sea Rafael, había ordenado a todas las empresas y comercio de la isla que no podía darle empleo, había hasta foto de ella en algunos comercios. Lo supo una tarde que había ido a la pastelería a comprar algo de comer y el joven que atiende le dijo se parecía a la chica de la foto cuando se la enseñó SORPRESA era ella.
Ese día solo puedo reír como estúpida para ocultar el dolor y las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, Rafael le había rallado como si fuera una criminal y estuviera siendo buscada por las autoridades policiales, cómo si fuera una asesina o ladrona. Había pasado un tiempo desde la última vez que intentó buscar un empleo, pues, le había cerrado la puerta en la cara o le había dicho que temían por sus negocios y si la empleaban perderían todo y que serían expulsados de la isla. Era estúpido que Rafael se comportara de esta forma tan estúpida infantil por el simple hecho de no querer regresar al palacio ni como una sirviente ni como nada.
De solo pensar que tenía que volver a entrar a ese palacio, se erizaba la piel, no quería saber de ellos, vivir alejada de la marca de ese lugar era lo mejor para su estabilidad emocional y para la de su padre, quien si tenía que seguir trabajando en la mansión temían correr la misma suelte de Elena. Estaba algo distraída mientras caminaba por la acera, iba a volver a casa y hacer lo que se había convertido en su rutina diaria cuando tropezó con alguien y los papeles en sus manos cayeron al piso de concreto.
- Lo siento.
- Estaba distraída, la culpa es mía - se disculpó Elena, cuando este se arrodilló frente a ella y recogió los papeles.
- Tranquila Elena - Se sorprendió al ver que este hombre sabía su nombre y cuando este se puso de pie y pudo verle a la cara sus rostros enrojeció, pues, era el guapo y sexy chico que había visto en ya dos oportunidades - James - Sus nombres en sus labios salieron como un susurro.
- ¿Cómo estás?
- ¿Bien y tu? - Sus manos estaban sudando y su corazón estaba latiendo muy rápido, pues, estaban muy cerca del uno al otro.
- Me alegro saber que estás bien, pues salí de casa a comprar unas cosas en el supermercado.
- Oh, ¿Vives aquí cerca?
- Sí, compré un departamento en el centro de la isla, me gusta ver la gente desde mi barcón.
- La vista del mar debe ser hermosa al amanecer
- Sí, es muy hermosa - La sonrisa en James era tan amplia y por más que lo intento sus ojos no dejaban de ver el hermoso rostro de Elena. - ¿Estás buscando empleo? - James no quería ser curioso, pero cuando estaba recogiendo los papeles le echo un vistazo eran hojas de vida.
- Oh, eso es ... - Elena tomo rápidamente las hojas de las manos de James, pues tenía algo de vergüenza - Estaba buscando empleo.
- ¿te han contratado?
- No, un no es algo difícil conseguir empleo en esta isla - Inventó una estúpida excusa - Espero pronto encontrar algo.
- Tengo un empleo para ti - James quería darse un golpe en la boca, no sabía por qué estaba diciendo eso, pero no pudo evitar esta oportunidad, quizás si la tenía cerca un poco más con solo verle era suficiente ¿Verdad?
- Tienes un empleo para mí - Elena se llenó de alegría y dejo caer sus manos sobre James, quien suspiro un poco para evitar que ella notara que su toque le afectaba un poco, pero para la sorpresa de este el toque sé su piel con la piel de Elena no le causaba asco ni ansiedad - ¿Cuál?
- Me mudé hace poco a un departamento que compre aquí en el centro y necesito a alguien que haga la limpieza y organice algunas cosas como mi agenda ¿Te interesa? - sus pieles aún se estaba tocando y la corriente eléctrica lo estaba atontado mientras miraba la gran sonrisa que Elena tenía en su hermoso rostro, James no se estaba inventando lo del empleo, pues le había dicho a su tío que necesitaba una empleada aunque y sabía que podía correr el riego de ser descubierto por alguien sobre su verdadera identidad, pero no le temía a Elena le quería junto a él un poco más para privarse a sí mismo porque podía soportar su toque cuando desde niño nunca aporto que nadie le tocará - ¿ Quiere que tengamos una cita de trabajo para que hablemos del empleo?
- Sí, quiero que lo hagamos, ¿Cuándo podemos vernos?
- Hoy no podré - James lamento que tenía una reunión con Rafael otra vez, este estaba intentando hacer que se fuera de la isla y que le entregaría todos sus bienes, pero estaba equivocado, había encontrado algo muy interesante aquí y no pensaba dejarlo ir - pero le pediré a mi chofer que se ponga en contacto contigo.
- Vale, entonces adiós - Elena le despidió
- Adiós Elena - James se arriesgó y dejo que sus labios rozaran la mejilla de Elena en un beso de despedida.
El corazón de Elena latía tan rápido que por un momento sintió que le daría un infarto, James le había dado un beso en la mejilla y le había ofrecido trabajo en su casa, aunque era como su empleada de limpieza, era lo mejor que podía conseguir y solo esperaba que Rafael no se entere de esto y se lo arruine, se dio la vuelta para volver a casa contenta por dios hoy había tenido buena suerte y quería contarle a su padre las buenas noticias.
James se acarició los labios que aún podía sentir la suavidad de la piel, sus mejillas en ella, su olor a esa leve fragancia a coco y vainilla, nunca se había acercado tanto a una mujer porque para él eso era imposible, pero Elena dios mío ella había pasado las barreras de los que él podía hacer y lo que no podía hacer con un extraño y los toques la cercanía, el solo hecho de tocar la piel de alguien que no fuera la suya propia le daba pánico y asco.
Pero con ella, no se había sentido así con esta chica era distinta, lo había comprado cuando cuando la chica le había tocado en dos ocasiones, no le parecía repulsivo su tacto, la esperanza de haber encontrado a alguien con quien pudiera, de dejarse tocar y sentir lo llenoba de emocion porque si esto era verdad, si podia tener este tipo de acercamiento con Elena quiza el podia curarse de esta enfermedad. James entró en su departamento decidió llamar a su tío para contarle que había conocido una chica y podía ser tocado por ella.
Su sonrisa se borró de su rostro cuando al entrar en su departamento la persona que le estaba esperando era Rafael con su abogado, estaba tan feliz que había olvidado esta maldita reunión hasta cuando Rafael le iba a joder la vida, cuando él lo único que quería hacer era vivir tranquilo y en paz haciéndose cargo de los negocios de sus padres. Pero este tipo no podía dejarlo estar tranquilo. Suspiro fingiendo una sonrisa y se acercó a dónde estaban.
- Pensé que íbamos a hablar solo tú y yo.
- Lo siento, pero hice que mi abogado viniera, pues quiero que hablemos sobre los bienes de tu padre James.
- No hay nada de que hablar - Le corta James - Te dije que no quiero venderte nada.
- Louis - Grita obstinada voz - Maldita sea, dijiste que hablaríamos de esto.
- No, te dije que iba a pensarlo Rafael, no me puede obligar a que también me despegue de lo único que me dejó mi familia.
- Es por tu bien, me preocupa tu bienestar - Si alguien como él no conocía a al verdadero Rafael, se hubiera creído todo este cuento del primo preocupado por él.
- Rafael, no voy a dejar mis empresas en tus manos y no tengo nada más que hablar contigo
James se alejó y camino a la escalera que lo llevaban al piso superior, pues, hay estaba su nido, el refugio donde esconderse y no tener contacto con Rafael, le permitía entrar al departamento, pero le prohibió entrar a sus zonas seguras dónde el podía ser el mismo sin esconder su verdadero ser, se quitó sus zapatos y fue desnudando su cuerpo hasta llegar a la puerta de la recámara, una bolsa llena de pinturas de distintos colores que estaban junto a la puerta le robó una sonrisa leve, pues, si tío si le conocía muy bien.
Tono la bolsa y entro en la recámara, encendió la luces y dejo salir la respiración contenida, allí estaba su lugar sagrado dónde podía expresar sus sentimientos, no era un hombre de pintar retratos, pero quería plasmar en un cuadro a la mujer que le estaba robando el aliento y los pensamientos, Elena la hermosa princesa Elena. James tomo un lienzo en blanco y lo preparo todo para comenzar a pintar, tenia la imagen de Elena en su mente y no queria que se le borrara, hoy habia sonreido feliz, contenta y el era el causante de esa alegria, necesitaba estar listo para cuando ella viniera y actuara como un hombre normal.
Ella no necesita saber que le pone el pene duro con solo verla, le que quita el sueño y que no ha dejado de pensar en ella tocando su piel y ahora esas suaves mejillas que acariciaron sus labios.
En cambio, Elena volvió a casa feliz entro como un huracán llevándose todo por delante, nadie podía opacar está felicidad que sentía hoy, pues, había logrado dos cosas, volver a ver al hermoso y sexy James y conseguir un trabajo, por eso preparo la comida para su padre, pues este le había dicho que ahora no se les permite comer en la mansión porque si no la comida será descontada del pago mensual, lo que era malo, pues alguno vivían muy lejos y otros se ayudaban de la comida que tenían en la casa grande para así rendir la comida en casa para los niños y otros adultos mayores.
Pero fueron las órdenes de Elisa, esto le tomo por sorpresa cuando lo supo, pues su amiga no era una tirana cómo su hermano, pero al parecer se había vuelto un poco de agresión con los empleados de la casa grande. Se preguntó porque había cambiado tanto o si su hermano la estaba usando, como siempre lo había hecho, pero que podía hacer ella, pues Elisa había tomado la decisión de seguir a su lado porque era su única familia.
Familia que le trató como una débil princesa, que no tenía voz y votos en la casa grande y que había entregado todo lo heredado a su hermano, no por ser el mayor. Elena no pudo evitar reír porque Rafael se estaba convirtiendo en la viva imagen de su difunto padre.
Silvio el almuerzo mientras de su boca salía la hermosa melodía de una canción, su padre al notar su entrañable comportamiento no podía evitar preguntar qué pasaba.
- Conseguí un empleo - Respondió ella aun comiendo.
- Elena, no jueves conmigo, tú sabes que nadie en esta Isla te va a contratar - Su padre no puedo evitar preocupaciones, no oír su hija se preocupa por la persona que le dar el empleo porque si el Rey se entera se puede meter en problemas - ¿Quién lo hizo, voy a hablar con el?
- Padres, esta persona, es alguien a quien no conoce - Por un momento lo dudo - Bueno, yo aún no le conozco bien, pero el dijo tener un empleo para mí en casa.
- ¿Es alcalde?
- No
- ¿Casado?
- Nariz.
- ¿Dónde vive?
- I don't know.
- Cómo lo conoces, ¿Elena no entra a un club de esos de mala muerte?
- Papá, por favor, lo conozco porque choque con el en la calle y luego lo volví a ver hoy mientras entregaba hojas de vidas.
- Dime más.
- Dijo que podría ayudarme a tener un buen empleo y que sería de limpieza en sus casas.
- ¿vas a verlo?
- Dijo que me avisará con su chófer.
- Ósea que tiene que ser rico, pues solo te digo algo y es que andes con cuidado, no se vaya a meter este chico en problemas.
- Lo prometo papá.