Perversa Adicción
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Capítulo 4 Capitulo 3

Cassidy Johnson.

Amor y bendición.

Mamá siempre decía que eso era lo único importante en la vida, lo vivía recalcando cuando era una niña. Hacía hincapié en que el amor era una bendición, una profunda y bonita, que se debía apreciar, y no había mejor manera de hacerlo que agradecer todos los días por aquello que tenemos y demostrando cariño y afecto a aquellas personas importantes que se encuentran a nuestro alrededor.

Pero la mamá de hoy cambió de opinión y ahora lo más importante es el dinero, y mantenerse al margen al trabajo.

Y me duele, en verdad, me lastima. La extraño demasiado, pero cuando intento decirle ella solo... Se aleja. Es como su huyera de pasar tiempo conmigo, como antes.

En verdad desearía que papá estuviese aquí. Desde que el se fue todo ha cambiado.

Y es que en verdad entiendo que sin dinero no habría comida, luz ni agua, pero es decir...De qué sirve matarte día con día si no puedes disfrutar de esos ingresos con los que amas.

Mamá aun no puede ver aquello.

Pero bueno, la vida que nos toca ¿verdad? Uno tiene que adaptarse a sus condiciones, o al menos hasta que dichas condiciones puedan cambiarse.

En estos momentos me encuentro en casa, terminando algunos deberes sola, ya que como mi madre es enfermera hoy le tocaba quedarse toda la madrugada de guardia. Solo espero que cene algo decente, y no comida de las maquinas como se le hizo costumbre.

Genial, ahora la madre parezco yo.

Es viernes por la noche y en verdad no tengo ganas de hacer nada. Solo deseo quedarme en casa y dormir hasta las doce del sábado.

El día lunes fue una completa locura, estuve atareada toda la tarde, recalcando la hora más larga, al término de las clases normales tuvimos reunión del concejo estudiantil y fue en sala de maestros.

Flashback.

-Si nos ponemos de acuerdo, los martes a las cuatro de la tarde, se podría realizar el taller de jardinería en el patio, para aquellos alumnos que tengan interés...Y con eso finalizamos la reunión, sería todo por hoy- finalizo soltando un suspiro de alivio. A veces puedo hablar muy rápido y no darme cuenta.

-Perfecto Cassidy- alaga mi compañero- nos podemos retirar entonces- todos asentimos con la cabeza.

Y no hizo falta poner en discusión esas palabras al menos por mi parte ya que, desde que llegué el profesor Levlok clavó su mirada en mí y en verdad me siento muy incómoda.

Era la primera vez que teníamos reunión ahí, donde justamente los profesores de quedan hasta tarde en reunión. Y espero que sea la última, no pienso volver a tener que reunirnos aquí, además de que no podemos elevar tanto la voz. Recojo mi mochila y salgo de ahí lo más rápido posible, deseo llegar a casa y darme una ducha para despejar mi mente.

Me dirijo a la parada de autobuses que queda en la esquina del instituto, y mientras esperaba sola, un auto se me acercó.

Más específicamente un Bugatti Chiron.

Genial, lo que me faltaba.

Retrocedí algo alarmada e ignoré el hecho de que se haya estacionado enfrente mío. Las ventanas del co-conductor fueron bajadas y me sorprendo al verlo. ¿Esto es en serio?

-¿Necesitas que te lleve?- era el profesor Levlok, quien me observaba con una enorme sonrisa.

-Mmm, no, no es necesario profesor, pero gracias en verdad- digo tratando sonar lo más amable posible y obviamente, alejarlo de mi vista.

-Si es necesario, eres la única aquí y ya es tarde anda, sube- me regala una cálida mirada.

-No, de verdad, además, ahí viene mi bus, así que gracias, nos vemos pronto profesor-

No perdí tiempo y me alejé del carro, parando el autobús y me subiendo a toda prisa dejándolo con la palabra en la boca.

Fin del Flashback.

Un escalofrío me recorrió desde los pies hacia la cabeza, quizás el solo quería ser amable, pero en verdad me asustó. Es decir, un profesor no tendría que tener ese tipo de atenciones y menos fuera del colegio.

Quizás sea sólo paranoia mía.

Escucho mi celular vibrar y veo un mensaje nuevo. Genial, al menos evitaré volver a pensar en esa escena de nuevo.

De: Franki.

-Hola! Voy directo al grano, ponte más hermosa de lo que ya eres que en 15 paso por ti.

¿QUÉ?

¿COMO DICES QUE DIJISTE?

Decido llamarle sin más, no pienso perder tiempo mandando mensajes.

Marco su número y al primer pitido atiende.

-Hola nena-

-¿Hola nena? ¿En serio Frank? ¿Cómo está eso de que en 15 te busco?-hago miles de preguntas con algo de enfado en mi voz.

-No creo que seas disléxica ni tonta, así que ya sabes, voy por ti para ir a la fiesta de Nicolás-

-No pienso ir-refunfuño.

-Ya te lo dejé claro, paso por ti y si estás en pijama igual irás. Ya tú sabrás que hacer-

Y sin más colgó.

¿De verdad? Maldito Frank! En verdad hoy no tengo ganas de socializar, ya no más.

Miro el reloj en mi pared y suelto un suspiro.

Rechistando voy hasta mi armario, mirándolo por varios segundos hasta que por fin me decidí. Me coloco una falda rosa, un top blanco, una chaquetilla a juego con la parte de abajo y unos tacones del mismo color.

Me maquillo y peino mi cabello lo más rápido que puedo, y cuando acabo observo el resultado.

Perfecto. Admito que me veo bien, y todo lo he hecho en tiempo récord, más específicamente, doce minutos.

Sin más por hacer, tomo mi teléfono y me dedico a esperar a Frank que no tarda en aparecer.

Y no me equivoco ya que la bocina de su auto no tardó en sonar. Bajo rápidamente al oír el timbre y abro la puerta de inmediato.

-Estás hermosa- dice con una sonrisa, apoyado en el marco de la entrada.

-Gracias, tú no te ves nada mal- alago escaneándolo con mi mirada- vayámonos-

Me toma de imprevista y toma mi mano para salir hacia su coche.

******

Música a todo volumen, alcohol en cada esquina y humo por todos lados.

Típica fiesta de chicos de ultimo año de secundaria.

Me encontraba en el bar bebiendo una coca-cola esperando a Frank ya que fue al baño. Todos bailaban animadamente e incluso me invitaban pero, me sentía más cómoda con mi amigo. Con mucha pena los rechazaba y contestaba "quizás en otra oportunidad" para no parecer tan grosera.

-Ya estoy- Frank toca mi hombro- vamos a bailar bonita-me sonrojo al oírle llamarme así.

-Vamos- le contesto y nos dirigimos a la pista de baile.

Comenzamos a bailar, moviendo nuestras caderas e incluso haciendo pasos extraños y graciosos. Hace mucho no me sentía tan liberada y divertida. La adrenalina acaricia mi cuerpo y mi alma.

-Esoooo- grito cuando veo a un chico hacer twerk hasta el suelo-muévelo amigo, hasta abajo-al parecer eso lo anima más ya que responde a mis peticiones.

-¿Quién eres tu y qué has hecho con Cassidy?- pregunta divertido mi amigo.

-Solo estoy divirtiéndome, anda, vamos, imítame-le pido para después dejarme guiar por mi cuerpo.

Comienzo a hacer pasos de baile totalmente extraños y todos los chicos, incluido Frank, comienzan a seguirme riendo y gritando al unísono. Veía sus caras, sus movimientos. la alegría que emanaban y esa energía totalmente alocada que los controlaba, incluyéndome.

Esa noche fue especial, me divertí como hace tanto no lo había hecho jamás, dejando atrás cada rastro de preocupación que pudiese tener.

Bailé hasta que mis pies se adormecieron y grite hasta quedarme sin voz ni aire. Todo fue tan mágico, tan repentino.

Y quien diría que esa noche sería la última en que disfrutaría tanto de mi juventud.

            
            

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