Rio para mis adentros, era muy formal pero por algo se empieza, es decir, tenía que mantenerme al margen.
Ha pasado una semana desde ello y lo único que me contestó fue:
-Ok.-
Así, sin más, y debo de admitir que de cierto modo... Me tocó. Es decir, había esperando más de tres semanas para enviarle un mensaje y ella tan solo se dignó a contestarme de esa forma, tan desinteresada. Estoy volviéndome sensible por esa niña.
O mejor dicho, está hiriendo mi ego.
Puede que si, pero al final valdrá la pena y ella terminará en mi cama. Eso lo puedo asegurar, yo siempre consigo todo lo que deseo, y como lo mencioné, Cassidy no será la excepción.
El día lunes hubo evaluación, y hoy miércoles las tengo corregidas y listas para devolverlas a los alumnos. Lo admito, disfruto mucho de ver sus caras de nerviosismo por los resultados, y más de aquellos que no han estudiado y desean por arte de magia, obtener una buena puntuación.
Hablando de ello...
Puede que la pequeña Cassy reciba una mala calificación y necesite tutorías para poder mejorarlas. Digo, me ofreceré a dárselas porque sería una verdadera pena que una de las mejores alumnas del instituto baje su promedio.
Río con mi maldad, pues si, a la chica le fue regular a decir verdad, aprobó con un siete, pero alteré su calificación y nadie debe enterarse de ello.
Es obvio que nadie lo hará.
Salgo de mi oficina al escuchar el timbre y me dirijo al salón de la chica que me altera en todos los sentidos. Se encontraba tan bonita e inocente como siempre. Con una coleta de caballo y ese uniforme que le queda a la perfección.
Es que no podía haber nada mas jodidamente ardiente que ella.
Entro al curso ignorando los murmullos de los jóvenes, saludo como si no hubiese escuchado nada y comienzo a devolver las evaluaciones, deteniéndome en la reacción de Cassidy al ver su nota.
Le he puesto cinco.
Su cara se descompone poco a poco y noto como habla alterada con su amigo. Disimulo una carcajada y les pido que hagan silencio para luego comenzar mis clases.
Bien, mi juego ha empezado.
********
-Es todo, pueden retirarse todos, excepto la señorita Johnson- noto como hace una mueca de disgusto al igual que algunas de sus compañeras.
Cuida tus gestos, querida.
Escucho como le dice a su amigo que no se preocupe y que no es necesario que la espere para después despedirse de él.
Sigiloso me dirijo a la puerta y le coloco el pestillo.
Esto será divertido.
-¿Qué necesita?- pregunta seria, sin una pizca de amabilidad.
A ti debajo de mi gimiendo mi nombre.
-He notado que no te va bien en mis clases Cassidy-hago mi introducción simulando preocupación.
-Lo sé, es solo...-suspira- le prometo que me esforzaré mucho mas-
-No es necesario que lo hagas, puedes conseguir una buena calificación sin tanto esfuerzo-mis palabras salen sueltas, poco a poco mis intenciones salen absueltas al aire.
-¿Ah si? ¿Y cómo hago eso?- pregunta inocentemente con esperanza plasmada en su voz.
Esta niña va a volverme loco..
-Portándote de una manera más..-hago una pausa acariciando mi mentón, buscando una palabra aligerada- adecuada conmigo-
-Siempre lo hago, jamás le he faltado al respeto, profesor-responde inquieta.
-No me refiero a eso Cassidy-
-¿Entonces? Disculpe, pero no comprendo-
A este punto siento como poco a poco pierdo el control, los sentidos ya no forman parte de mi sistema. Sus palabras sacan lo peor de mi, esa inocencia presente en ella... Simplemente ya no pude aguantar más.
-Ay mi dulce Cassidy, eres tan hermosa e inocente, eso es lo que más me gusta de ti- acaricio su cara con mis dedos, sintiendo esa suavidad que desee desde el primer instante en el que la vi.
-Cre-creo que no e-entiendo, y si me permite, se-se me hace tarde- se aparta tartamudeando.
-¿Tarde? Pero si apenas hemos comenzado a charlar Cassy-me atrevo a burlarme de su nerviosismo.
Pero esta vez es diferente, no dejaré pasar ni un minuto más.
Se dirige a la puerta e intenta abrirla con torpeza, pero no lo logra, como respuesta yo la tomo del brazo y me agacho hasta su altura.
Ha pasado poco más de un mes y no aguanto más. Jamás pensé que mis instintos me dominarían.
Pongo mi mano detrás de su nuca y decidí hacer lo que tanto anhelé en todo este tiempo. Beso sus labios de manera lenta, disfrutándolo, torturando los suyos con los míos. Cassy mantiene su boca cerrada, trata de apartarme, pero no se lo permito.
-No quiero, suélteme- pide en medio de nuestra unión pero hago caso omiso, me es imposible razonar.
Logro sostener sus brazos detrás de su espalda y acorralarla contra la pared. Simplemente no podía más, debía hacerla mía allí mismo o explotaría. La adrenalina poseyó mi cuerpo entero,
La beso ferozmente y desciendo a su cuello, dejando marcas. Ella sabe deliciosamente bien, tal y como siempre me la imaginé.
Clavo mis dientes en su clavícula y escucho como un chillido de dolor sale de su boca. Procede a sacudirse intentando quitarme, pero doblo su tamaño y le es imposible.
No seas tonta y solo déjate querer.
-Suélteme por favor, no quiero, basta- lloriqueaba. Pero al estar tan excitado, hasta sus lágrimas me prendían más y más.
Amé escuchar aquellas suplicas, eso me hacía saber que yo tenía el control de todo.
-Te deseo tanto Cassy- solté ronco- no sabes cuantas veces me he masturbado pensando en este momento, y ahora que es real, no lo pienso dejar pasar-ya no hay vuelta atrás.
No da crédito a lo que escucha, veo sus ojos y la desesperación se hace presente en ellos.
Y eso me encanta.
-Mi-míreme por favor, soy-soy su alumna, soy menor de edad, podría ser su hija por dios- busca mi mirada con desesperación.
Trata de hacerme entrar en razón, pero ella es la principal causa de que ya no la tenga. Se encargó de hacerme tirar a la mierda cualquier rastro de rectitud en mí.
-Tampoco soy tan viejo Cassidy- ella niega con la cabeza, y sin perder más tiempo le empujo haciendo que caiga de culo al suelo. Sí, todo un caballero.
Comienza a sollozar e intenta levantarse, pero al chocarse con mi mirada le queda en claro que no debe hacerlo. Su miedo es palpable en toda la habitación, y lo admito, me encanta sentirlo.
Sin nada de lentitud, retiro mi saco, luego mi camisa y por último mis pantalones, quedándome totalmente desnudo. Así sin más, haciéndole saber que nada ni nadie la salvará de este momento.
La vida no es color de rosa, Cassy, no existen superhéroes que te salven de un calvario. Eso no es real, lo que vamos a vivir ahora, esa si...esta si es la realidad.
Cassidy aprieta sus ojos, evitando mirarme, rogando internamente por su salvación.
-Quiero que me observes nena, y veas el cuerpo del hombre que te hará sentir como mujer-
-No- se pega a la pared, susurrando- no-no por favor-
Su falda se sube dejando una perfecta vista de sus bragas, que al parecer poseen dibujos de conejitos.
Simplemente adorable.
Me arrodillo y gateo hasta ella. Intentando apartarse, trata pegarse aún más al muro, como si quisiera ser parte de él o volverse invisible tal vez-No te vas a escapar, mi pequeña conejita-
Agarro su tobillo y la arrastro hasta que toda ella queda debajo de mi cuerpo. Queriendo más de su ser, me pongo entre sus piernas y restriego mi miembro contra ella, poco a poco la temperatura en mi va subiendo. Como acto seguido, procedo a colocar mi saco debajo de su espalda, evitando el contacto total del suelo con su cuerpo, claro para que esté cómoda.
Wow, que detalle William.
-Déjeme ir- se retuerce pero lo único que logra es excitarme más.
-Entiende de una vez por todas, serás mía Cassy, sólo mía-
Bajo sus bragas de un tirón, Cassy mueve sus piernas exageradamente, intentando separarse y como respuesta pellizco sus muslos.
-Que te quedes quieta niña-suelto algo frustrado.
Quito a fuerzas su camisa y luego su sostén dejando a la vista sus divinos pechos -Deleitante-
Comienzo a besarlos a mi antojo, con una mano los masajeo y con la otra sostengo sus pequeñas manos. Bajo mis masajes hasta su zona intima, queriendo mas y mas.
-NO- grita pero de nada sirve, no la escucho. Comienzo a hacer círculos intentando excitarla.
No sirve.
Y eso me enfada aún más, una mujer jamás se resistió a mi toque.
Gruño y retiro mi mano para reemplazarla por mi miembro. Toco su entrada y ella logra liberar sus manos para ponerlas sobre mi hombro, clavando sus uñas allí.
-Por favor, se lo ruego- su cara se encuentra roja de tanto llorar, sus ojos brillosos, sus labios rojos e hinchados. Su cuello y pechos tienen el mismo color.
Tan divina.
Coloco mis manos en su cintura y le regalo una sonrisa a boca cerrada.
-Ya no hay vuelta atrás mi pequeña-
-No, no, no, por favor- se desespera.
Me introduzco en ella de manera brusca y dificultosa, entonces es en ese momento en el que caigo en cuenta.
Es virgen.
-Ay nena, así que eras virgen- sonrío- es aún más especial entonces-
Cassidy se retuerce e intenta agarrar aire, aprisiono más su pequeño cuerpo con el mío y vuelvo a besarla tratando de que olvide su dolor, queriendo que lo disfrute al igual que yo. Me muevo despacio mientras ella solloza entre el beso y entrelazo nuestras manos apretándolas con fuerza.
-Oh si, oh dios esto es delicioso- gimo sin poder evitarlo, sin cohibirme.
Mis gemidos y jadeos se oyen por todo el salón.
Cassy ha dejado de luchar, su mirada se encuentra perdida en algún rincón y sus quejidos acompañan mis bruscas embestidas. Su perfecta coleta se había desarreglado y su falda estaba hasta su cintura dejándola todavía más caliente.
-Mi-mírame nena, veme a los ojos- tomo su rostro en mi mano y hago que me obedezca- eres deliciosa, perfecta- devoro su cuello y vuelvo a sus labios al sentir que estoy a punto de llegar al clímax.
Aumento mis movimientos y empuño su cabello en mi palma, aumentando nuestro beso.
-O-oh cariño, ya casi- suelto un gruñido abrupto al llegar al orgasmo- CASSIDY-grito su nombre sin medir mi tono, mientras me corría dentro suyo.
Mi cuerpo se sacude por el placer, y trato de regularizar mi respiración al igual que ella.
-Eso fue simplemente perfecto, bonita, lo hiciste muy bien- alago besándola por última vez antes de separarme de su interior.
Mi niña queda recostada sobre mi saco, en estado de shock tratando de asimilar todo lo que ha sucedido. Sus lágrimas caen de manera silenciosa mientras yo acaricio su mejilla y cabello.
-Ya levántate preciosa- susurro- tenemos que irnos o nos dejaran encerrados- Si no es que ya lo hicieron, tardamos como unos 40 minutos.
Se levanta del suelo con dificultad, tapando sus senos y yo me encargo de pasarle su ropa.
-Apúrate cariño-
No dice nada y se dedica a vestirse de manera lenta. De vez en cuando se le escapaba uno que otro gemido de dolor.
Y como no si le di tan duro hasta más no poder.
Siento mi pecho inflarse cuan gallo colorado, al fin cumplí mi objetivo.
-Siento no haberme controlado Cassy, sé que fue tu primera vez pero no lo pude evitar-
Comienza a llorar aun más fuerte y a duras penas se repone completamente. Termino de vestirme y observo sus piernas en donde hay una mancha de sangre, rápidamente saco pañuelos de mi maletín para limpiarle.
No reprocha, solo se dedica a mirarme y sorber su nariz.
-Vamos a salir por atrás ¿de acuerdo? Así nadie nos verá, anda, vamos linda- la empujo levemente y agarro su mochila junto con mi bolso para luego retirarnos del salón con prisa.
-Que ni se te ocurra gritar ni correr ¿de acuerdo? Mantén la cabeza gacha, vamos que te llevo a casa-
Agarré su mano y caminamos hasta el aparcamiento en donde está mi coche, le ayudo a subir y luego me monto con una gran sonrisa.
Sin dudas valió la pena esperar tanto.
Y sin dudas... Siempre obtengo lo que quiero.