Capítulo 4 ¿Que paso anoche

Capítulo 4 ¿Que paso anoche?

- ¿Qué me has dado Ginna? - le digo a ella que ya estaba enganchada al hombre que le habia bailado hace un momento.

-Te di una pequeña dosis de felicidad mi amiga, disfrútala, te caerá muy bien, vas a sentir como tu cuerpo te pide atención a gritos, y estamos en el lugar perfecto, este es el templo de la felicidad.

Mas molesta que resignada, me dejo llevar, pues la sensación de la pastillita de la felicidad, me estaba consumiendo, me paro en la pista de baile y comienzo a bailar desenfrenada, mi cuerpo estaba en calor, mis manos me recorrían a sí misma, y estaba desesperada por sentir el calor de un hombre, pero no estaba dispuesta a pagar por placer.

Hasta que siento como unas manos gruesas comienzan a recorrer mi cintura de arriba a hacia abajo mientras que baila conmigo al compás, comienza a menear mi cadera junto a la suya, podía sentir que estaba casi que desnudo, así que comienzo a pasar mis manos por su cuerpo, estaba tibio, y lleno de sudor, era grueso y tonificado, sentia como se me erizaba la piel, no lo podía creer, cuando me di cuenta se trataba de aquel hombre que me habia dado el show, mi amiga los habia buscado y habia solicitado sus servicios.

-¿Me han dicho que hay un incendio que apagar?- cuando escucho su sensual voz varonil, me doy la vuelta y lo miro de arriba abajo, tenía un pequeño outfit de bombero, no sabía que responder, simplemente le doy de nuevo un sorbo a mi bebida, ¡Se me había erizado la piel!

-Yo, yo no sé, no sé qué decir- mi respiración estaba entrecortada y él me toma por el cuello bailándome suavemente, meneando su caderas hacia adelante rozando las mías, inquietándome, seduciéndome, era un joven menor que yo, lo podía deducir, pero sus ojos oscuros, su piel canela, su cabello liso y perfectamente suave, sus pómulos perfectos, y su altura me estaban volviendo loca.

-Tranquila, tu amiga ya ha pagado por mis servicios, esta noche soy todo tuyo, son las 2 de la mañana, te pertenezco hasta las 7 am. – él se sigue meneando suavemente, y mi entrepierna como si se tratara de un hechizo comienza a sentir humedad, no lo podía creer iba a matar a Ginna.

Me desprendo de las manos de aquel joven y enfrento a mi amiga que se estaba devorando su acompañante sin ningún tipo de pudor.

- ¿estas loca? ¿Qué te hace pensar que necesito una noche de placer con este hombre? Yo no voy a permitir que pagues por sexo Ginna ¿estas loca? ¡somos mujeres! No debemos hacer estas cosas.

Ginna suelta una dura carcajada, y me mira de arriba abajo.

- ¡Mojigata! Niégame que estas muriendo de deseo por tener ese semental encima de ti, aquí ellos son los mejores, mira, el chico que está contigo es joven y de los favoritos, es de los más cotizados, aquí, así que no debe ser para nada malo, aprovecha nena, esto no se presenta todos los días, aprovecha por favor, o de lo contrario pierdes mi amistad. - ella se da la vuelta nuevamente hacia su acompañante dejándome a mí con el mío detrás haciéndome sus suaves movimientos de cadera.

No sé cómo de repente siento que mi entrepierna comienza a sentir un cosquilleo, mis pezones estaban demasiados duros, y la necesidad estaba a flor de piel.

Comienzo a danzar con él, y él hace de las suyas, pues con sus manos comienza a acariciar mi piel, mis pechos se convirtieron por varios minutos en su lugar favorito, me daba suaves masajes , mientras yo rosaba mis nalgas con su enorme miembro, él estaba más que listo para mí, y aunque me parecía muy atrevido besarlo, la pastillita de la felicidad, y la soledad hicieron que me diera vuelta hacia él, quien encantado se devoro mi boca con su suave lengua, sus besos eran apasionados y calientes, lo que fuera que estuviera pasando, me gustaba, posiblemente esa noche en contra de mi voluntad pagaría por un rato de felicidad, ¿Qué podria perder, además de este basto tiempo de abstinencia?.

Las luces del amanecer enardecen mis pupilas, la resaca me está matando, los lambetazos de Lulú me despiertan, sabía que tenía que darle de comer. Un zumbido marca mis oídos, ¿Qué hice anoche? el cuerpo me dolía, como si hubiera corrido una maratón.

Al moverme hacia al lado siento el cuerpo de alguien y su respiración, abro bien los ojosa aterrada y veo esos enormes ojos negros viéndome, estaba recostado sobre su codo, y me da un beso que nunca pedí, no lo puedo creer, ¿que hice?, tomo las sábanas y me cubro estaba completamente desnuda, siento vergüenza, pena, mi vida se destruyó, me siento una infiel, una amoral, una cualquiera.

-Buenos días, señorita Brenda, hasta aquí llega mi turno, ¿podria utilizar tu baño?

- ¿Turno? ¿de que estas hablando? ¿Por qué estoy desnuda? ¿quién eres tú? - le digo sorprendida y en ese momento comienzan a llegar recuerdos a mi cabeza de lo que habia pasado la noche anterior y las consecuencias de la pastillita de la felicidad.

- ¿No se acuerda?, bueno y eso que fue bastante intenso, muchas gracias utilizare su baño y me iré le dejo mi tarjeta sobre su mesa de noche, fue un exquisito placer ¡mon cherie!- él me toma la mano y me da un húmedo beso, me quiero morir.