Capítulo 5 Me gustó demasiado

Capítulo 6 Me gusto demasiado

-Váyase, tranquilo, no ha pasado nada, - incrédula tomo mi teléfono, en ese instante comienzo a recordar, no solo la noche en el bar, sino los que había pasado la noche anterior, unas imágenes borrosas se vienen a mi cabeza, comienzo a verlo como recorre mis senos, y recuerdo perfectamente la sensación que sentía en mi entrepierna. Eso automáticamente hace que mi vulva se moje. Apenas si trago saliva, sentía vergüenza conmigo misma, recuerdo la forma en que está sobre mí, y la medida de su miembro y me tomó apenas la cabeza, ¡qué vergüenza! Era una desvergonzada sin pudor, la sensación que comenzaba a sentir en ese momento era indescriptible, recordé como ese hombre me llevó a los orgasmos varias veces, y como los gemidos estaban en todas partes, los recuerdos eran muy vagos, pero demasiado eróticos, así que comencé a sentir como mi entrepierna se nublaba nuevamente en necesidad, desnuda y con mi mano comienzo a acariciarme, y un suave gemido se escapa de mí.

-Vaya, ¿creo que necesitaba una dosis extra esta mañana?, si la quiere serian 20 dólares más- el hombre con él que había pasado la noche me estaba observando, estaba recién salido de la ducha, completamente desnudo ante mis ojos, su virilidad estaba lista para mí.

- ¿Qué estás haciendo ahí? - le digo avergonzada, mi lívido se habia ido al carajo y lo que estaba disfrutando

-No pude evitar la tentación de verla, usted es hermosa, es un panal de miel y la verdad que ni siquiera le cobraría el extra, hacerlo con usted sería para mí un placer, me llamo Thomas, soy gigoló de profesión, anoche no tuvimos el gusto de presentarnos- me quedo viéndolo como si ese hombre tuviera un algo.

-Me llamo Brenda, pero no, no requiero de sus servicios en este momento muchas gracias, Thomas

- ¿esta asegura?, sería un regalo extra-él se pone la mano en medio de su pierna y hace un movimiento seductor, se me chorrean las babas de inmediato, y me dije así misma que no iba a volver a pasar.

-No necesito que no me cobre., le daré 40 dólares por una hora ¿le parece bien? -Soy una pe*** pienso avergonzada pero deseosa

-Perfecto-él se abalanza hacia la cama, odiaba no haberme cepillado todavía, o haber tomado una ducha, pero que más daba no lo volvería a ver.

Thomas comienza con su boca carnosa a besarme, estaba recorriéndome con sus labios, iba pasando lentamente por cada parte de mi cuerpo hasta llegar a mis senos, ahí fue donde des fallecí ante sus encantos, comenzó a llevarse cada uno a la boca, haciendo deliciosos ruidos al succionar, nunca nadie me había hecho eso en la vida, a decir verdad. Él era mi segundo hombre.

- ¡oh! ¿Qué me estás haciendo? - por instinto cojo su cabeza con mis dos manos y puedo apreciar su suave cabello, hago que se hunda más en mi pecho, y él como si lo disfrutara los saboreaba alegremente, me sentía en las nubes, estaba en otro mundo, luego él bajó hasta mi monte de venus y su lengua iba recorriendo poco a poco los alrededores de mi entrepierna, de un momento a otro siento como me da un pequeño mordisco sobre mi flor, y brinco.

- ¿te molesta o te gusta? - me pregunta el cínico manipulador de necesitadas.

-No, no lo sé si molesta si me gusta, ¡oh, Thomas! -él seguía haciéndolo sin esperar mi respuesta poco a poco fue bajando la lengua, y sin importar que no hubiese tomado una ducha, estaba dándome el mejor de los sexos orales que había podido tener en mi vida, posa dos dedos para complementar y en menos de dos minutos estoy explotando en su rostro, mis contracciones decían lo mucho que lo había disfrutado, pero mi rostro estaba enrojecido por la vergüenza.

Él se para frente a mí y se saborea, las piernas me tiemblan, y solo puedo quedarme viéndolo, lo sexy y lo atractivo que era, él comienza a acariciarse, y toma un preservativo de su cartera, se lo infunde, y en menos de dos segundos y sin pedir mi permiso, me tenía una pierna a un lado, y la otra a tres millas, estaba completamente expuesta para él y sus antojos, comienza a darme fuertes estocadas, que me hacen gemir del placer, me estaba volviendo loca, que buen trabajo hacia este muchacho.

Mis caderas se contorsionan junto a las suyas, y ambos comenzamos un vaivén, no sé qué hacia este chico, pero me volteaba a su acomodo, y su cara de placer, era placer para mí también, sus ojos brillantes, y su boca que gestualizaba cualquier ridícula expresión, me hacía querer más.

Y en un acto mágico pone mis piernas de medio lado, con su mano libre me da una caricia sobre mi flor, mientras su fuertes movimientos me penetraban y no resisto, grito como una cualquiera.

Estaba teniendo el orgasmo de la vida, ¡oh si! ¡oh si!, puedo ver como él también emite unos gemidos, y acelera la velocidad, en pocos minutos se deja caer sobre mí, ambos estábamos agotados con la respiración entrecortada y extasiados.

-Uff señora, los mejores 40 dólares de mi vida- él muy descarado sale al baño, escucho el lavabo y regresa, se pone su ropa rápidamente, y me tira un beso con su mano.

Sale de la casa, dejándome con un sinsabor, estaba extasiada, sí, pero me sentia el peor de los seres humanos, habia pagado por placer, le había sido infiel a mi esposo que estaba trabajando por un mejor futuro para nosotros dos, me sentia una cualquiera, aunque no podía negar que Thomas hacia un trabajo perfecto, no pensé que los placeres sexuales iban hasta esos términos, mi esposo era muy convencional, solamente nos dábamos unos besos de comienzo, y cuando sentía, él ya estaba dentro de mi como por unos diez minutos, luego terminaba y no me hacía nada más, un beso en la mejilla era el más tierno terminar.

Me doy una ducha, y me sirvo un café, ha pasado una hora desde que se fue mi gigolo de esa noche, nunca pensé haber tenido una experiencia como esa, y no creo que la fuera a repetir, pero si me lo preguntaban no me arrepentía, habia sentido placer, como nunca en la vida, e imagino que así fue la noche anterior, me hubiera gustado no estar ebria y haber disfrutado todo.

Mi telefono suena y me saca de mis pensamientos, era Gerónimo, mier**, imagino que la noche anterior no habia respondido a sus llamadas.

-Carajo Brenda ¿estás bien? ¿Dónde estabas? Te marque toda la noche y no me contestaste, llame al portero de la recepción y me dijo que no sabía nada de ti, me tienes preocupado.

-Mi amor, es que salí a tomarme unas copas anoche con Ginna y olvide el teléfono aquí en casa, perdóname ¿tu como estas?

-preocupado por ti y ansioso por verte, programe un vuelo para esta misma tarde, quiero verte de inmediato mi amor.

- ¿Qué? Un vuelo, como así, ¿Por qué nunca me dices lo que tienes pensado?

-Pensé que te iba a gustar la noticia de verme, se que estás de vacaciones y al menos quería darte la sorpresa pero noto que me equivoque.

-Claro amor, me gusta la idea, solo que no te esperaba cariño. - siento como mi dolor de cabeza se incrementa y me lamento, no sabía si esta noche iba a ser capaz de estar con él. Tenía que borrar de mi cabeza y de mi cuarto, todas las evidencias de lo que había pasado la noche anterior, ah y comprarle la memoria al vigilante de la noche anterior, muy posiblemente él me vio andando con Thomas, eso sí acabaría mi pésimo matrimonio.

En fin, de vuelta a la realidad, a esa que desde ese instante no me gustaba.