Capítulo 4 Por fin tiene una oportunidad

En el hospital, Belinda fue llevada enseguida a urgencias, y una enfermera se ocupó de su herida.

Calvin también estaba allí, quejándose de todo.

"¿De verdad te pegaste contra un árbol, Belinda? No, no puede ser. Me estás ocultando algo, ¿verdad? ¡¿Te hizo esto ese bastardo?! Si lo hizo, ¡tienes que decírmelo! No me importa si es Russell Kameron, ¡le daré una buena lección a ese desgraciado!".

Belinda cerró los ojos y respiró hondo. El incesante interrogatorio de Calvin era muy molesto.

"Estoy bien, en serio. ¿Puedes callarte un momento? Me duele la cabeza".

"Está bien, está bien... Haré lo que me pidas". Calvin guardó silencio con obediencia.

Al segundo siguiente, la sala de urgencias quedó tan silenciosa, que hasta el sonido de la respiración se oía con claridad.

Después de que le curaran la herida, Belinda fue a parar a la cabina de información.

Este hospital era el más cercano a la mansión de los Kameron, así que era muy probable que Rena también estuviera.

"Hola, ¿hay aquí una paciente de apellido Kameron? Debió ser ingresada ayer por la tarde".

Rena era la única persona de la familia Kameron por la que Belinda se preocupaba en estos momentos.

En cuanto se registró a Rena el día anterior, todo el hospital se puso en alerta máxima por el bien de su paciente VIP. Por lo tanto, la enfermera ni siquiera necesitó comprobar sus registros para responder a la pregunta de Belinda.

La miró y le preguntó: "¿Es usted pariente de la señora Kameron? Si no puede demostrar su parentesco con ella, me temo que no se le permitirán las visitas. Lo siento, señorita, son las normas".

Belinda se esperaba tal respuesta.

Aunque la enfermera la dejara entrar, los Kameron no la querrían allí.

Tras una leve pausa, preguntó en voz baja: "¿La abuela... quiero decir, el estado de la señora Kameron es grave?".

"En este momento está inconsciente debido a algún factor estresante repentino, pero es temporal. Se pondrá bien", contestó la enfermera con amabilidad.

Al oír aquello, Belinda dejó escapar un suspiro de alivio.

En ese instante, escuchó unos pasos apresurados detrás de ella, seguidos rápidamente por una voz aguda y sarcástica.

"¡Así que eres tú! Creía que era otra persona".

Teresa la fulminó con la mirada. "No puedo creer que tengas la osadía de aparecer por aquí. ¡De no ser por ti, la abuela no se habría desmayado!".

"¡Eh! ¿Cómo osas hablarle así? ¡Lávate la boca, jovencita! ¿No sabes que ella es de la...?".

Furioso, Calvin estaba más que listo para discutir con Teresa, pero Belinda lo detuvo.

"Está bien, solo déjala". Como ya estaba decidida a divorciarse, Belinda no quería que se descubriera su verdadera identidad, pues no quería problemas.

Por eso, antes de que Calvin pudiera decir algo más, se lo llevó a rastras.

Mientras se marchaban, Teresa se burló desde detrás de ellos. "¡Venga! Dinos quién es en realidad, ¡si no es más que una estúpida mendiga! Si fuera de una familia decente, ¡yo sería una princesa!".

Antes de que las puertas del ascensor se cerraran, Calvin fulminó con los ojos a la arrogante Teresa, sintiéndose todavía reacio a dejar las cosas así.

Creía firmemente que Belinda no haría nada que perjudicara a nadie. Además, era una Lindfield, lo que quería decir que podía conseguir lo que quisiera; entonces, ¿por qué se molestaría en lastimar a alguien?

Calvin se negaba a permitir que nadie intimidara a Belinda.

"¿No era esa la hermana de Russell?", inquirió indignado, "¿Cómo se le ocurre hablarte así? ¿No estás molesta?".

Al contrario, Belinda estaba bastante tranquila.

Parecía que no le afectó en absoluto el desagradable episodio.

"Voy a divorciarme de Russell, así que es mejor mantener mi identidad en secreto", explicó sin rodeos.

¿Divorciarse?

Calvin se quedó boquiabierto. ¿La había oído bien?

Aún recordaba cómo Belinda había insistido en casarse con Russell. Seguía tan fresco en su memoria que era casi como si hubiera ocurrido ayer. En aquel momento ella estaba muy decidida a casarse con aquel hombre, pero ahora...

"¿Hablas en serio? ¿Vas a divorciarte de Russell?".

El chico no podía ocultar la excitación y el éxtasis en su voz, pero la muchacha no se dio cuenta, y se limitó a asentir y a sonreír con amargura.

El ascensor llegó a la planta baja y, al salir, comentó con ligereza: "Aún no ha terminado. Me ocuparé de los Kameron más tarde".

Atónito, Calvin vio aturdido cómo se alejaba. Entrecerró los ojos y se quedó pensativo.

De alguna manera, sentía que Belinda era diferente de la mujer que solía conocer, pero no podía descifrar qué fue exactamente lo que cambió en ella.

De todos modos, la respaldaría al ciento por ciento, decidiera lo que decidiera hacer.

Si Belinda se iba a divorciar, entonces...

¡Por fin tenía una oportunidad!