Capítulo 5 Los papeles del divorcio

"¡En mi opinión, no debiste casarte con Russell en primer lugar!".

Calvin se puso rápidamente a la altura de Belinda y dijo lo que pensaba con descontento. "En aquel momento, por fin te habías reunido con tus padres biológicos, y el señor Lindfield estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ti para recuperar el tiempo perdido. Como le dijiste que querías casarte con Russell Kameron, accedió sin más, e incluso se tomó la molestia de reunirse con la abuela de Russell para que consiguieras lo que querías. ¡Pero todo el tiempo supe que el señor Lindfield no aprobaba tu matrimonio con ese tipo! ¡Eres una Lindfield, por el amor de Dios! Hay innumerables peces en el mar, ¡y escogiste a ese bastardo!".

Calvin hizo una pausa para tomar aire. "Una cosa que no entiendo es... ¿por qué te enamoraste de él? Eres la señorita Lindfield, una dama de nacimiento, pero elegiste ocultar esto a los Kameron, por lo que ni siquiera pudimos asistir a tu boda. Yo incluso...". En aquel entonces, Calvin había comprado un anillo, y estaba listo para pedir la mano de Belinda. Pero no tuvo ocasión de hacerlo.

Al cabo de un rato, dejó de quejarse, puso una brillante sonrisa y cambió de tema. "¡Bueno, lo que importa ahora es que ya no te interesa ese malnacido! Espero que lo superes cuanto antes. A lo mejor hasta te buscas otro novio, como...".

Calvin no paraba de divagar mientras caminaba junto a Belinda, y cuando levantó la vista, se dio cuenta de que estaban en el exterior del edificio del departamento de hospitalización.

Miró a su alrededor y preguntó confuso: "¿Qué hacemos aquí exactamente?".

Pero Belinda no contestó.

El centro de traumatología se encontraba en este lado del hospital.

Su intuición le decía que Russell estaba aquí con Cassidy.

Belinda buscó por todas las habitaciones hasta que por fin dio con la correcta.

A través de la ventana de vidrio de la puerta, pudo ver una figura familiar sentada junto a Cassidy con un plato de sopa en la mano.

Él recogió una cucharada de sopa y sopló sobre ella para enfriarla, luego se la ofreció la muchacha mientras decía: "Ten cuidado, todavía está un poco caliente".

Sus ojos rebosaban cariño y su tono era suave, lo que a Belinda le pareció muy extraño. Después de todo, su esposo jamás fue así de gentil con ella, por lo que no pudo evitar reírse con amargura. ¡Tenía un esposo maravilloso!

Al segundo siguiente, Belinda intentó empujar la puerta y pasar, pero alguien junto a esta la detuvo.

"Señora, lo lamento, pero no puede entrar". Uno de los hombres se interpuso en su camino de forma dominante.

¿Un guardaespaldas?

¿Tan asustado estaba Russell de que intentara herir de nuevo a Cassidy que mandó a esos hombres a detenerla?

¡Uh!

Russell Kameron, ¡qué hombre tan considerado era!

"¡Fuera de mi camino!", ordenó ella apretando los dientes.

Sin previo aviso, dio al hombre un fuerte empujón en el hombro. Al hombre le pilló desprevenido y se tambaleó hacia atrás, perdiendo el equilibrio.

Belinda aprovechó la oportunidad para entrar corriendo en la habitación, pero el guardaespaldas trató de detenerla. "¡Señora, por favor, salga inmediatamente! De lo contrario...".

Antes de que el sujeto pudiese terminar su amenaza, Belinda irrumpió en la habitación, sacó una carpeta de su bolso y se la arrojó a Russell a la cara.

"Estos son los papeles del divorcio, fírmalos. Ambos".

¿Los papeles del divorcio?

¿Iba en serio lo del divorcio?

La expresión de Russell se ensombreció al instante.

¿Cómo podía ser su propia esposa la que rompiera con él?

Además, ¡le entregó los papeles del divorcio en público!

Su masculinidad estaba en juego, lo que lo puso de mal humor. "¿Te das cuenta de lo que haces? ¡Te vas a arrepentir!", exclamó.

"No te preocupes, no lo haré", respondió la muchacha con inmensa frialdad, como si eso del divorcio no tuviera nada que ver con ella. Con actitud indiferente, dijo tajante: "Mañana a las ocho de la mañana reunámonos en el juzgado y acabemos con esto".

Se marchó después de decir eso, sin dar siquiera al otro la oportunidad de responder.

Calvin, que observaba la escena desde la puerta, sonrió de oreja a oreja. Al final, no pudo evitar aplaudir a Belinda. "¡Así se hace, Belinda Lindfield! ¡Eso fue increíble! ¡Eres asombrosa!".