"Dije que no iba a volver a escribirte, pero acá estoy de nuevo después de casi tres meses he vuelto a entrar a tu cuenta de Instagram y no he contenido la emoción de escribirte. Debería mantener mi palabra y dejar de escribirte, por mi bien; tampoco es que quiera que me contestes, pero esto ya se volvió una rutina, van tres años desde el primer mensaje...
Entonces diré muchas cosas ahora mismo.
Erick angelical Davis, no sé cómo lo haces, pero cada vez que te vuelvo a ver estás más precioso. Tú eres mi más grande crush, aunque no me gusten rubios; te puedes reír, porque yo tampoco entiendo por qué me gustas entonces. Hace poco te vi, hice un desastre en ese lugar sin querer... Espero no volver a verte y hacer una tragedia peor que ese día. Pero ahora este si será el adiós definitivo rubio angelical...
Hasta nunca, NH"
Presiono enviar, mirando durante los segundos que demora en salir él ya se envió, deslizo el dedo por la pantalla mirando cada uno de los mensajes que le he enviado durante estos tres años puedo decir con seguridad que este chat se volvió mi diario del día a día; no me acuerdo en que momento los mensajes comenzaron aparecer como leídos, pero, aunque siempre está ese pequeño signo que me comprueba que han sido leídos, nunca responde.
Tampoco quiero que lo haga, esto debe quedarse como algo imposible; porque lo es con todas las letras y más.
Bloqueo el celular posando una enorme sonrisa en mis labios amarrando el bonito gorro blanco de cocina con detalles en dorado, deslizo la mirada con fascinación por el lugar; mi lugar, nunca me hubiera imaginado llegar hasta este punto. Pero acá estoy, en mi propio restaurante como una chef profesional después de siete años luchando en esta industrial, al fin tengo un título y reconocimiento.
Quito las arrugas imaginarias del uniforme negro y blanco, agarro el cuchillo con delicadeza como si fuera una parte más de mi cuerpo; lo muevo y afilo con una agilidad que he ganado con los años de práctica, nos movemos como pez en agua haciendo cortes finos y rápidos con una presión que me fascina. Coloco el último ingrediente que necesito sobre la tabla de picar, limpio el cuchillo cambiándolo por uno de carne, bajo el cuchillo con lentitud haciendo el primer corte en la presa jugosa de un vivo color rojo, pero la vibración de una notificación me desconcentra.
Termino los platos especiales para esta noche, limpiándome las manos con lentitud revisando que todo esté funcionando en perfecto estado desbloqueo el celular dándome cuenta de algo que desordena todo.
Hay una notificación, un mensaje, cinco palabras... Palabras escritas por el rubio guitarrista.
Erick ha respondido mi último mensaje.