El deseo de Erick
img img El deseo de Erick img Capítulo 3 Fotos y sonrisas ladeadas
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Capítulo 3 Fotos y sonrisas ladeadas

Nohelia Cross

1 de febrero, 2018

Cometí una equivocación, una grande y grave equivocación que no es tan mala realmente, pero aun así es algo que no debía pasar. Por estar viendo el concierto en vivo, me entretuve con la cara que puso el rubio cuando agarro el conjunto de lencería que tiraron directo sobre su cara angelical; dándole una sonrisa ladeada llena de lujuria a la morena que tiro el conjunto, provocando que casi se desmaye.

El problema no es que haya quedado en transe con lo que hizo, el problema es que una foto que iba a mandar a uno de mis ligues terminó en su chat de Instagram. No es una foto subida de tono; gracias a Dios no lo es y tampoco se ve por completo mi cara. Pero, aunque no sea una foto que me delante, no tenía por qué suceder esto.

No pensaba interactuar aún más con el rubio angelical; no esperaba que el me mandara un mensaje por haberle escrito que ya no seguiría mandándole mensajes y mucho menos me esperaba un mensaje suyo después de esa foto.

"linda sonrisa, lindos hoyuelos" recuerdo el mensaje, las cuatro palabras que hicieron que mi corazón de detuviera durante un momento. Estoy actuando como una adolescente, pero no pueden negarme que esto no sería lo más normal del mundo.

No es normal

Me he negado a responder el mensaje, me he negado a volver a entrar al chat de él por temor a cometer otro error. Yo no cometo errores, no desde esa vez. Así que estoy haciendo todo lo que había dejado para último momento para mantener la mente entretenida y no responderle, aun no.

Ato los rulos desordenados color miel en un moño alto sobre la cabeza, estiro la camisa secando las gotas de sudor que se escure por mi pecho; hace meses tenía que haber acomodado todo en la casa y no solo acomodar la cocina como si fuera el único lugar que usara; es el lugar que más uso, eso no lo puedo negar; vivo en la cocina a todas horas cuando estoy en la casa. Es una hermosa cocina en tonos negros brillantes y mates, con acabados en plateado.

Solo compre la casa por la magnífica cocina que traía, una de las mejores compras que he hecho, aunque costara casi la mitad de mis ahorros. Me acuesto en el sofá negro mirando directamente a la chimenea estilo antiguo que hay en la mitad de la sala comedor.

-por fin ordenas este lugar-murmura Nahia entrando a la casa con su uniforme azul de medicina, hecha hacia atrás un mechón café de su cabello mirándome con sus intensos ojos negros; tiene una expresión que dicen problemas por todas partes-que día de mierda-se queja tirándose a mi lado

Nahia Cross es mi hermana mayor por cuatro casi cinco años; a Nahia le gusta cortar piel, órganos y ver mucha sangre dentro del cuerpo humano; Nahia es una cirujana, una buena cirujana que no sabe controlar su lengua cuando algo le molesta. Nunca ha sabido controlar su lengua, puede que en algunos momentos haya agradecido esa lengua; pero ahora no es de mucha ayuda.

- ¿Qué hiciste esta vez? -pregunto soltando un suspiro

-no lo digas como si fuera mi culpa-se queja-ella es un fastidio, no deja de molestarme, no importa cuántas veces le deje las cosas claro

- ¿ella? -pregunto sin entender de quien está hablando- ¿hay algo que no me has contado? -asiente.

Nahia coloca los ojos en blanco antes de comenzar hablar; se queja de como odia a la nueva novia del ángel de la cirugía, maldice y extraña al mismo tiempo a una de sus amigas que se fue hace dos meses o más, también suelta algo sobre Bastián petulante Dixon; aunque yo le diría Bastián cogible Dixon, Bastián es lo único que está bien en este mundo, aunque es rubio, un rubio inteligente y caliente que se dedica a operar a bebés. Pero eso no es lo que está diciendo mi hermana, mi hermana está lazando llamas mientras habla del gemelo de Bastián y su estúpida esposa quien le fue infiel.

- ¿estás diciendo que el hermoso de Bastián Dixon tiene un hermano gemelo y yo no lo sabía? -asiente quitándole importancia- quiero uno de los gemelos Dixon-suspiro imaginándome a los dos rubios, trate de dejar la imagen en algo inocente pero mi trastornada cabeza se fue a un trio y no me quejaría.

Nadie se quejaría a tener dos bombones como Bastián Dixon.

-olvídalo, está en etapa de depresión y arreglar las cosas con su hermano-gruñe como si la idea de pensar en el hermano de Bastián fuera un sacrilegio.

Nahia me hace callar y sigue hablando hasta que llega a su actual pareja o ligue, realmente no sé qué está haciendo ella con el pelinegro que resulto siendo la ex-pareja de un paciente toxica; todo un drama de telenovela.

-me voy, tengo turno de treinta y seis horas, hasta la próxima semana, Nohelia-se despide dejando un beso en mi mejilla antes de darme indicaciones que coma bien, es chistoso que, aunque pasen los años ella siempre me dice lo mismo cuando se va a despedir "recuerda comer mucho"

Entiendo que todos hayamos quedado un poco traumados con esa situación, no fue fácil y cada uno buscaba echarse la culpa sin saber qué hacer con la situación que estábamos viviendo; fue una época difícil y sensible, que cabo fuerte en cada uno de mi familia. Es una enfermedad que llega fuerte y da miedo cuando se presenta.

Como si tuvieras tatuada la palabra muerte en la cabeza

-Bueno Nohelia, levántate y aleja esos pensamientos deprimentes-murmuro saltando fuera del sofá, camino hacia la cocina mirándola como si fuera lo mejor que han visto mis ojos.

y que mal estoy sobre eso, porque no es lo mejor que van a ver mis ojos en este lugar.

-reproduce lista movida de cocina-doy la orden hacia el celular buscando todo lo que necesito para cocinar.

Lavo los ingredientes mientras tarareo la canción; hay música de todos los estilos desde ingles a español; no puedo negar mi herencia latina, mi piel color canela grita a todo pulmón latina presente y las curvas no se quedan atrás. Grito la estrofa de una canción de Metal Zonic que canta Erick Davis, mi garganta arde cuando grito la última palabra de una manera que dejaría sorda a cualquier persona.

Corto los vegetales y coloco un poco de aceite de oliva extra virgen en la estufa con mi sarten favorito de cerámica; tuesto la cebolla y el ajo, dejando que suelten todo el aroma seguida de varios pedazos de tomates maduros. Saco los vegetales preparándolos para la salsa; este proceso se debe hacer rápido; sacar, triturar y de nuevo al fuego con un poco de especies.

- ¡Mierda! -miro la enorme mancha de salsa sobre la camisa, necesito tres minutos a fuego medio y esto estará listo, pero no me gusta tener la ropa sucia por comida, menos cuando está caliente-listo-exclamo feliz al ver mi obra maestra terminada.

Tarareo la nueva canción caminando hacia el closet-habitación que arregle hace unas horas. Me detengo justamente frente a una ventana casi gritando la última palabra de una canción antigua de reguetón; no sé porque se me dio la idea de dar un saltito y mirar a la ventana, porque fue una mala, muy mala idea hacer eso.

Un rubio está al otro lado de la ventana; en la casa de al lado mirándome fijamente con la boca ligeramente abierta, sus ojos verdes detallan mi abdomen y pecho desnudo, completamente desnudo ya que decidí terminar de cocinar sin la camisa; debería taparme y conservar el pudor que no poseo, pero conozco mi cuerpo y me gusta como es; así que no hago el menor intento de taparme. Pero no paso por alto como su mirada se oscurece y juega con los cabellos rubios antes de girarse evitando que vea como sus mejillas toman un color rosado suave.

Sabía que alguien vivía en la casa de al lado; pero como nunca pasaba en la casa, siempre la ventana permanecía tapada y pocas veces oía ruido en la casa de al lado. Pensé que sería un viejo de la tercera edad, no un rubio de mi edad a quien le mando mensajes desde hace tiempo.

No esperaba tener a Erick Davis como vecino y menos mostrarle los senos en el primer encuentro.

            
            

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