Capítulo 10 El cazador

Alister

Estaba de pie frente a una mesa de metal donde Constantin trabajaba en saber qué le pasó a la chica que yacía ahí, Nicolas Murdock estaba a su lado, y suelo ayudar a la policía de Castlebrook por mi conocimiento en criminología forense, pues fue en algo en lo que me especialice cuando estuve en la milicia, pero al final me fue más atrayente la mente humana y sobrenatural. Pero me gustaba ejercer de vez en cuando la criminología forense y aún más en mis víctimas.

- Mujer, edad 19 años, cabello negro y tes blanca - comenzó a decir Constantin para su vitacora. Me lanzó una mirada y yo le di un guiño solo para hacerlo enojar más. - Le arrancaron los ojos, tal vez en un arrebato de ira, tiene el pecho abierto, le quitaron el corazón, marcas de presión en su cuello, muñecas y piernas.

- ¿También fue violada? - preguntó Nicolás.

¿Violada? Yo no hago nada sin el consentimiento de nadie. Ellas literalmente se lanzan a mis brazos, ruegan porque las haga mías, les regalo el mejor éxtasis de su vida, les doy los mejores orgasmos que las deja temblando. Las endorfinas le dan un mejor sabor a sus órganos. Pero aclaro, que yo no violo a nadie. Solo las asesinó.

- Tiene desgarro vaginal - dijo Constantin. - Justo como las otras. Pero no se tiene que deber especificamente a una violacion, bien puede ser por sexo consensuado.

Constantin siempre apoyándome, puede ser el único cuervo que me agrade.

Nicolás me miró, él sabía que yo era el causante, fue él quien me envió a la milicia cuando comenzaba a hacer mis primeros asesinatos novatos. Claro, ahora soy más experto y mejor en mi trabajo. Él no podía decir ni objetar nada, era un trato, además como licántropo, atacaba cada luna llena para alimentarse, aunque no lo hacía por la zona, sus víctimas siempre llegaban a sus manos que terminaba catalogando como "ataque animal".

- Tengo que resaltar algo - dijo Constantin. – Es curioso que "el cazador" haya tratado con cierta delicadeza a su víctima.

- ¿Qué? - dijo Nicolás. - ¿De qué hablas? El Cazador es un asesino sanguinario.

Sí, puedo confirmarlo. ¿De qué forma trate a está chica para que Constantin haga el énfasis de lo que encontró en ella?

- A pesar de ser su primera víctima de cabello negro y tes blanca, no hay tantas heridas contundentes, el cazador suele desatar su furia en ellas, apuñalandolas, cortandoles el cuello, las chicas mueren prácticamente desangradas. Pero ella no murió desgranada, la herida del tórax para sacarle el corazón fue post-mortem, ella murió estrangulada. Es como si hubiera querido derramar su sangre como en las otras.

Mierda.

Tiene razón. No derrame su sangre como a las otras, de hecho me pasé casi toda la noche buscando a alguien que se pareciera a mi chica de ojos grises. Mi deseo por ella es muy fuerte, y aunque la quiero para mí en todos los sentidos, también quiero consumirla por completo, matándola. Ella tenía ojos verdes, por eso se los saque. Sabía que no era ella, pero aún así trataba de solo satisfacer mi hambre sexual y mi hambre física, sacándole el corazón. No quería que sufriera, por eso la estrangule.

- Pero sus ojos, ¿por qué se los sacó? No hubo eso en otra víctima.

- Tal vez ahora esté comiéndose sus ojos - dijo Constantin con una sonrisa que borró de inmediato cuando Nicolás lo miró. - No lo sé, tenemos al experto que no ha dicho ni una sola palabra, Doctor Crowley ¿algo que decir?

Suspire. Me he mantenido absorto en mis propios cambios con está chica que no he dicho ni una sola palabra. Tengo que pensar bien mis palabras, porque si no hablaré de más y tendré a Constantin con su interrogatorio sobre esa chica.

- El cazador solo quiso saciar su deseo por asesinar, aunque tal vez le recordaba a alguien y no quiso derramar su sangre. Le quitó los ojos para no tener que verla, solo sacio su deseo sexual y se llevó una reliquia de su cuerpo para recordarla, como a las demás.

Porque ella jamás será como las demás. Mi chica de ojos grises no se le compará a nadie de ellas, ni siquiera está tipa. Mi chica de ojos grises es única, es hermosa, es perfecta y es mía.

Constantin termina su bitácora y nos dice que es todo, que la familia vendrá a reconocer el cuerpo. Realmente no me importa, si las familias se dieran cuenta de los problemas en los que las chicas están metidas, nunca las dejarían salir de casa.

- Hablemos Crowley - dijo Nicolás cuando salimos de la morgue.

Lo sabía, no me libraría de Nicolás con está chica. Sin decir nada lo sigo hasta llegar a su despacho. El gran comisario de Castlebrook, una placa no oculta el animal salvaje en el que se convierte cada luna llena. Me siento frente a su escritorio, tiene fotos con su hija, una sola de su esposa y tiene una de la boda de Dante. Orgulloso de sus hijos, a pesar de que en una época estaban locos. Mi padre estuvo en la comisaría un tiempo, era la mano derecha de Murdock, pero al final se salió porque la ley y la justicia no es lo suyo. Como todo dragón, nosotros queremos más y más, por eso es que es el dueño de Castlebrook, o en otras palabras, el Alcalde de Castlebrook. Puesto que tomaré cuando el desgraciado se muera, pero lleva un siglo siendo dueño de Castlebrook.

- ¿Has hablado con tu padre?

- No hablo con Boris a menos que sea necesario. Lo visitó una vez al mes para asegurarme de que está vivo.

Nicolas se cruza de brazos frente a mí, quiere reprocharme, pero no puede, porque sabe la basura de padre que tengo y eso que aún no expongo que se acuesta con Amelia.

- Reforzaremos la seguridad, no queremos que otro chupasangre cruce la frontera de Castlebrook, trate de hablar con Henry, pero está empeñado en que tú vas a jugar más sucio y por eso actuó antes que tú. Así que dime ¿cual es tu plan?

- Si voy a jugar sucio, pero en su momento. Me ganaré el apoyo del pueblo sin manipulación, tu hijo fue mi primera opción.

- Sí, ya me contó que fuiste a la casa. Me impresiona de ti, no te arrastras de ese modo.

- Bueno, si quiero ganar, los necesitaba de mi lado ¿no?

- Y supiste hacerlo bien, Dante está enfocado en tu campaña, pronto lo tendrás sobre ti diciendo todo lo que harás.

- Y es justo lo que necesitaba, voy a ganar ese puesto a como dé lugar, Nicolás. Pero si Henry trae a más de esos chupasangre de su lado, tengo al infierno de mi lado, el Conde no se atreverá a hacer algo si Lucifer vuelve a caminar entre los mortales.

Nicolás tenso la mandíbula, Lucifer no es nada reconfortante para la gente, hace años que se quedó en el Infierno para gobernar su imperio. Solo sale si es necesario y si sabe que una guerra se avecina, le gustara salir a jugar un poco.

- Henry no será tan imbécil para hacerlo, no querrá a Lucifer caminando entre nosotros - dijo mirándome. - No es necesario que lo diga, pero estoy contigo en esto Alister.

- Lo sé Nicolás.

- Ahora, explicame que mierda pasó con esa chica. ¿Algo que decirme?

- No - sonreí mirándolo. - Me gustaría quedarme, pero tengo trabajo que hacer.

Salí de su despacho y me fui. Aunque sé que más tarde tendré al cuervo en mi casa queriendo saber algo sobre esa chica.

No traje auto porque Nicolás vino por mí en su patrulla, por lo que me toca caminar. Quisiera no pensar en la chica de ojos grises, pero ya es la segunda noche que no llega a mí, ni siquiera porque trate de verla en la chica que asesine. No entiendo el poder que ella puede tener, cuando está en mi mente me tiene como un imbécil pero calma el fuego abrasador y la lava que corre en mis venas. Y cuando no está, me frustra, me enoja, siento que el calor es sofocante, como si empezara a quemarme vivo, odio la sensación.

Mejor pienso en lo que Andrea dijo, tras analizar los pros y contras, que por cierto encontré más contras que pros, seguiré adelante con el plan. Andrea quiere rescatar a la chica de su desgraciada familia, sé que es vivir en una familia así, por lo que entiendo que quiera ayudarla. Sé que en cuanto el Conde se entere de que me robe a la que será su esposa vendrá por ella y es justo lo que quiero. ¿Qué haré con ella? No sé como se lo tomara a decir verdad, no quiero berrinches infantiles cuando la traiga conmigo a casa, pero no importa. Porque la usare tambien para joder a Boris y Amelia, si tanto quieren que me case para dar una buena imagen ante Conway, me casare, pero lo hare con esa chica. Es perfecto el plan, jodo al Conde, a Boris, Amelia, y ganó puntos para la campaña.

- El hombre que esperaba.

¿Qué demonios, cómo llegué a la mansión Campbell?

- ¿Encontraste algo de lo que te dije? - le digo a Natalia, ya que estoy aquí, es bueno aprovechar.

- Pasa, no quiero hablarlo aquí.

Entró a la mansión, el olor a incienso me pica la nariz, veo a Darnell con una tabla ouija y varias velas, parece que está haciendo una llamada a larga distancia. Natalia me lleva al segundo piso, directo a una habitación que parece sacada de una película de terror donde la bruja hace sus hechizos.

- ¿Qué sabes de las Ninfas?

- Son un mito de la mitología griega, o bueno no tanto un mito, pero solo los dioses sabían de ellas, además ellas siempre estaban ocultas en el bosque.

Natalia me mira sorprendida. Sí, me gusta saber todo sobre la mitología, tengo un linaje mitológico, pero me gusta saber más. Fui ese nerd callado al que nadie se le acercaba.

- Vaya, si sabes - dijo y se sentó sobre una silla, me indico que me sentara en el sofá. No confío mucho en las brujas, pero me siento en el sofá aunque pueda quedar atrapado. - Las Ninfas eran deidades poderosas, su belleza era divina y diabólica.

- Lo sé, era divina porque daba hijos hermosos a los dioses, pero diabólica porque una vez que caes en la belleza de una Ninfa no podías salir. Usaban a los hombres hasta que los llevaban a la muerte - la mire y encaje las piezas. - Espera ¿crees que una Ninfa es la que está en mis sueños?

- No hay nada más poderoso que una Ninfa.

- Lo dudo mucho, nadie ha visto una, ni mi abuelo que vivió más años. No creo que sea una Ninfa - suspire y pase una mano por mi rostro.

- No la has visto ¿verdad?

- Me frustra no verla, quiero y necesito verla. Siento que voy a enloquecer. - Natalia se acercó a mí y tomó mis manos. - ¿Qué haces?

- Hagamos un experimento.

- ¿Soy tu rata de laboratorio?

- Sí, acuéstate. Veamos si puedo hacer que ella venga.

No pierdo nada con intentarlo. Quiero verla y si esto funciona, la voy a ver.

Me acuesto en el sofá, cierro los ojos y no sé qué ocurre. Solo escucho como Natalia abre y mueve cosas, siento un fuerte olor a azufre cerca de mí. Joder que va a hacer está mujer. Siento que pone algo frío sobre mis ojos, sus manos se posan en mi pecho y comienza a recitar palabras raras, tengo que relajarme.

De pronto no oigo nada, ya no siento nada. Comienzo abrir los ojos y veo que estoy en la orilla de un lago, el sonido del agua correr, puedo sentir la hierba en mis pies, me fijo en mí y no tengo ropa, solo unos pantalones cortos. Estoy desnudo de la cintura para arriba y descalzo.

- ¿Qué demonios?

- No amor, hoy solo seremos tú y yo.

Su voz. Es ella. Me giró a verla y está saliendo del Impala, tiene puesto un vestido blanco y corto, se le trasluce el bikini que tiene abajo. Se acerca a mí y se me rodea con sus brazos, la atraigo a mí, vaya, por primera vez no tiene la piel tan fría. Me mira con sus hermosos ojos grises y esa sonrisa que solo tiene para mí.

- Me alegra que nos alejemos de todo el caos, necesitaba paz por un segundo.

¿Caos? ¿De qué caos hablara? No lo sé y no me importa.

- Lo mejor para mi chica - digo con una sonrisa. Siento que siempre sonrió de verdad cuando se trata de ella.

- Por eso te amo Alister Crowley - se pone de puntitas y roza mis labios con los suyos. - Dime señora Crowley, amor cuando sale de tus labios.

- Señora Crowley - repito, sintiendo como mi corazón late con fuerza. Hasta a mí me gusta como suena. - Señora Crowley, la amo.

El brillo en sus ojos se intensifica, se le forma una gran sonrisa. Es la primera vez que digo que amo a alguien, ni a Azuba le dije que la amaba. Salió de forma natural y lo sentí en lo más profundo de mí. No solo yo lo sentí, el dragón interno lo sintió. Embelesado por ella, la tomó para besarla, pero es justo cuando algo sucede, toda la imagen se distorsiona, llegan personas de no sé donde, trató de protegerla, pero es cuando veo una espada negra, la espada que asesinó a muchos de los míos. El miedo me invade y no por mí, sino por ella. No temo a la muerte, aunque sepa que esa espada está bañada con la sangre de los míos.

Cuando está por ocurrir, abró los ojos de golpe, Natalia me mira asustada, me siento lleno de adrenalina, miedo. Cuando miró a Natalia, ella está temblando, pero tiene consigo un espejo que lo voltea para que me vea.

- ¿Qué mierda?

Mis ojos. Mis ojos son negros y rojos, son el ojo del dragón, que poco a poco va desvaneciendose. Vuelvo a ver mis ojos verde azulado.

- ¿Qué viste? - dijo Darnell. ¿En qué momento llegó? - Eso que viste, casi empuja al dragón a salir a flote - me mira, casi me examina.

- Es impresionante - dijo Natalia. - Ella no solo calma lo que sientes, sino que está empujando a que el dragón salga.

- ¿Qué viste? - dijo Darnell.

- No tengo ni puta idea - lo mire sin entender qué pasó.

Esa chica ya no solo estaba en mis sueños o visiones, literalmente había empujado al dragón a querer salir para protegerla. Sea quien sea, si es real o no, debe ser mía a toda costa, sin importar el precio.

                         

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