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Alister
La resaca es algo que siempre me matara cuando salgo con Vonamok, nada me embriaga pero el alcohol añejo de siglos que tiene en su reserva hace lo suyo. Me encanta pasar tiempo con él, porque está vez no estuvimos en ningún lugar terrenal, sino que, al ser Vonamok uno de los hijos de los príncipes del infierno, fuimos al infierno. Nadie sabe de mi gran lazo con el infierno, digamos que es casi mi arma secreta, pero es más mi libertad de toda mi agobiante vida y era justo lo que necesitaba, regodearme de la realeza infernal antes de iniciar todo este show.
Pero muy a pesar de la resaca, algo me molesta, me tiene muy enojado. Y es que está noche, aunque dormí muy poco, ella no vino a mis sueños. No ha aparecido conmigo, me frustraba que apareciera, pero el que no aparezca me enfurece.
¡Maldición!
- Buen día Doctor Murdock.
Ignoro a todo el mundo, no me fijo ni en las enfermeras nuevas que me coquetean o me miran con lascivia. Yo quiero ver a una sola chica, solo quiero ver unos ojos y ninguna de ellas tiene ojos grises ni es ella.
Entró a mi oficina, tomó mi bata y mis cosas que ya estaban listas, justo cuando estoy por salir para buscar a Dixius, entra una enfermera nueva con una taza de café. Joder, día que no quiero ver a ninguna de estás zorras y día que estarán una tras una.
- Doctor Crowley, le traía su café.
- No quiero – la esquivo y comienzo a caminar, pero escucho sus pasos apresurados.
- Soy nueva, soy la enfermera Maia.
- No me interesa, tengo trabajo que hacer – me detengo y la miró, no me fijo siquiera en su apariencia. – Haz tu puto trabajo, concéntrate en que yo tenga todo listo en mi escritorio y te largas.
Me voy antes de que pueda decirme algo, pero al menos ya no me sigue. Suerte. No entiendo porque actuó así, no es la resaca, es ella.
Joder, me va a dejar sin sexo está chica. Espero que Natalia sepa quien puede ser o que se cumpla la puta visión, no es un deseo ni una esperanza, es una necesidad, la necesito, la quiero, no me importa nada.
Tras mis primeras sesiones con los pacientes regulares, me dirijo a la zona donde tenemos a los catalogados "peligrosos y letales" encerrados y algunos con camisa de fuerza, solo son algunos los raros que son seres sobrenaturales, el resto son humanos. La mente es tan poderosa y extensa, maravillosa simplemente, mortal e inmortal.
Al detenerme en una de las últimas habitaciones que parecen casi calabozos, le indico a los dos enfermeros que son enormes y que pertenecen a una manada de licántropos, por algo son grandes y fuertes. Al abrir la puerta, veo a Dixius sentado con varios libros, parece tranquilo, pero este hombre a veces enloquece y tenemos que controlarlo.
- Dixius – entró con sumo cuidado, indicó que cierren la puerta para que nada pueda pasar. - ¿Cómo te sientes?
- No estoy solo, me agrada eso.
Seguramente debe estar rodeado de espíritus, su energía siempre ha sido pesada.
- Sí bien recuerdo, no tenemos cita hoy Doctor – me mira, sus intensos ojos azules llegan a intimidar a cualquiera, pero no a mí. - ¿Qué ocurre? ¿Vienes como médico, como Alister o como el dragón?
- Tal vez como los tres – me acercó un poco más.
- Habla muñeco.
Está de buen humor, cuando está molesto o inquieto, me dice "Bestia" pero cuando está de buen humor me dice muñeco.
- ¿Puedo?
- Claro, que descortés – mira a todos lados. – Largo todos, ya no los necesito, nos vemos más tarde – y por sorprendente que parezca, el ambiente se siente ligero en un par de segundos. - Siéntate y cuéntame.
Dixius tiene casi mi edad, por algo siempre nos hemos tuteado o la mayor parte del tiempo nos tuteamos. Llegó aquí a la edad de 30 años, yo tenía poco ejerciendo aquí, fue uno de mis primeros pacientes. Lo catalogaron como esquizofrénico, asesinaba las personas que las voces le decían, pero descubrimos que era un psíquico espiritista que veía a los muertos, que hablaba con ellos y sus asesinatos no eran al azar, eran las personas responsables por la muerte de los espíritus que él miraba. Lo encontraron rodeado de más de 18 cuerpos mutilados, era una imagen horrorosa incluso para mí, pero solo necesitaba tiempo, está controlado, pero es un arma peligrosa para cualquiera.
- Necesito un ojo sobre alguien que conozco, necesito saber que se tienen entre manos.
- Un favor - sonrió malicioso.
No quiero deberle favores a nadie, pero lo necesito.
- Supongo que vas a cobrar este favor en un tiempo, ¿no?
- Sí.
- Aceptó.
No me queda de otra.
- ¿Qué quieres?
- Boris y Amelia, necesito saberlo todo.
- ¿Tu padre y la mujer con la que te acuestas? - dijo con sorpresa. Asentí. - Bien, hace años que no tenía drama - sonrió emocionado. - Necesito un poco de su sangre, solo para conectarme directamente con Boris.
Me hice un pequeño corte con la cuchilla que siempre cargo, él tomó mi sangre entre sus manos. Comenzó a frotar la sangre entre sus dedos y sus ojos se pusieron blancos. Sus trances daban escalofríos, pero no había nadie mejor que él para lo que necesitó.
Tengo que mantener mi mente en calma, porque no solo se está conectando con Boris, sino conmigo, no puedo joderle su trabajo y que se enfurezca. Ya suficiente tengo yo con mis jodidos problemas. No sé cuánto tiempo pasa, pero tras unos minutos más, él acaba el trance. Se acerca al pequeño lavamanos que tiene y se enjuaga mi sangre. Regresa y me mira, hay algo en su mirada y sé que no es nada bueno.
- ¿Qué quieres saber primero?
- Solo dilo, el resultado será el mismo.
- Empezaré con lo bueno - me sonrió. - Boris y Lilith han estado hablando de ti, sobre tu conversión y lo necesario para que seas el gran dragón que eres.
- Bueno eso no es algo que no sepa.
- Bien - sé que había algo más que decidió reservarse. - Boris y Amelia llevan 4 años acostándose juntos, pero no es solo sexo, tu padre está sintiendo algo más por ella, aunque mantenga un vinculo con tu madre, Amelia le ha llegado de otra forma.
Me lo imaginaba, algo se traían esos dos.
- ¿Sabes porque quieren casarla conmigo?
- No lo sé a la perfección, pero por parte de tu padre es para arreglar que se está acostando con tu chica, aunque no lo sea. Pero por parte de Amelia, es para unir por fin las familias, no le importa que no seas un dragón, puede parirle hijos a tu padre si es necesario.
- Que puta.
- Estoy de acuerdo. ¿Qué harás?
- Seguir su jueguecito, si tanto me quieren seguir viendo la cara, les pagaré de una cruel manera - sonreí mirándolo. - Gracias.
- Te cobraré más tarde – me sonrió. – ¿Algo más en lo que te ayude?
- Nada más.
Le sonreí y salí de su habitación en cuanto los enfermeros me abrieron la puerta. Conociendo a Dixius, le contará esto a los espíritus y pronto se van a enterar otras personas.
Al llegar a mi oficina veo todo en su lugar e incluso veo mi agenda organizada. Perfecto. Así me gusta. Pero cuando quiero estar en paz, escucho a alguien salir de mi baño, cuando me giro veo a la misma enfermera desnuda. Ahora si que llamo mi atención, es perfecta, sus curvas, sus pechos, sus nalgas, su cadera. Maldición, es sexy. Pero no despierta nada en mí, ni siquiera me la pone dura. Por más que quiera impulsar mi lujuria y deseo carnal, no puedo. Nada me sale. Es como si mi cuerpo solo aclamara el cuerpo de una sola mujer y es la de ojos grises.
- Doctor Crowley - dijo en tono seductor.
- En otro momento creeme que te estaría follando contra el escritorio – sonreí un poco. - Pero no me interesas.
- Lo dudo - se acercó a mí. - Tomame, vamos – puso mis manos sobre sus tetas. - Solo siente y disfruta.
Si está mañana estaba enojado, ahora estoy furioso, me quema la furia. No puedo sentir nada al tocarla. NADA.
Puta de ojos grises me jodio mi vida sexual.
- A la mierda con esto - suelto sus tetas, tomó mis cosas y me dirijo a la salida.
- No puedes dejarme así – dijo indignada.
- Si quieres tener sexo y ser una facil, será mejor que trabajes en un burdel, no aquí - la mire. - Vístete y vete del Smile, estas despedida.
Sí, ni yo lo esperaba. Estoy comenzando a estar loco.
Salgo de mi oficina y me dirijo a la salida. Minimo quisiera que apareciera en mi mente como otras veces, pero nada. Siento mi sangre como lava, el fuego abrazador de nuevo, solo ella me estaba calmando está sensación. Estaba tan metido en mi cabeza, que no me di cuenta al salir del Smile que choque con alguien.
- Lo siento - dijo ella, pero reconocí su voz.
- ¿Andrea? - la mire. – ¿Qué haces aquí?
- Genial, me ahorraste el ir a tu oficina - me sonrió. - Quiero hablar contigo.
Escuché un graznido, no muy lejos, eso solo significa que esa zorra está espiandome cómo una acosadora.
- Sí, pero no aquí – subí la mirada y ella hizo lo mismo.
- Entiendo - dijo cuando vio el cuervo volar a lo lejos. - Entonces llévame, que Dante me trajo en su motocicleta y se fue.
Subimos al auto y permanecimos en silencio, yo aún seguía tratando de que la chica apareciera en mi mente pero no había nada. Cuando vamos entrando al pueblo, dirijo el auto a una cafetería del centro, pública y sin cuervos rondando.
- Pareces paranoico – dijo Andrea cuando entramos a la cafetería.
- Después de lo que supe - susurré y nos sentamos en una mesa cerca de la entrada. - Entonces ¿qué me querías decir?
- Con todo lo ocurrido ayer, no me dio tiempo de decirte que este fin de semana no hagas planes.
- ¿Por qué?
- Mi padre hace una fiesta anual, son tres días, regresamos el lunes, pero eso no es lo importante. Es un perfecto lugar para que sepa quien eres, además, es una estrategia para joder a Henry si es que quiere meterse con los vampiros.
Atrajo toda mi atención, poco la había escuchado hasta ahora. La mire y preste atención.
- Resulta que hay una familia de la realeza, pero muy del pasado, creo que son hadas no lo sé bien, pero los Kasebi tienen tres hijas y solo uno de ellas es adoptada y en una humana o eso tengo entendido, la cosa es que ellos la vendieron al Conde Dawsey, no sé sí como esposa o cómo comida, pero fue a cambio de joyas de su familia - pero que hijo de la gran puta. - Obviamente los vampiros no son bienvenidos, mira me agrada la chica, es muy joven para caer en manos de los vampiros y bueno fu familia es una desgraciada pero tienen tratos con mi padre - suspiro. - Jodamos a Henry, al Conde y a esa familia de mierda.
- Tu plan es que me lleve a la chica - digo mirándola. - Aunque sé en qué me beneficia a mí, ¿porque me la llevaría? ¿En que la beneficia a ella? No soy un secuestrador.
- Creeme, esa chica es todo un caos, está llena de adrenalina y le encanta todo tipo de acciones que casi la matan, deportes extremos y ese tipo de cosas. Ella quiere escapar de su familia y tomará la primera oportunidad que tenga, que mejor que seas tú, ya pensara en que ofrecerle.
- No lo sé Andrea, estoy loco pero no tanto.
- Solo piensalo, aún así te quiero en la fiesta, será bueno que mi padre te conozca y no menciones nada de que serás el próximo en la candidatura del Smile.
- Está bien.
A decir verdad, no suena tan mala idea. No es que me proponga a salvar jóvenes, yo las mato y me como literalmente sus corazones, pero con el fin de joder al Conde y quitarle a su prometida o su comida, tal vez no sea mi abuelo que los humillo y doblego, pero puedo jugar de otras formas. Si esa chica es importante para él, voy a joderlo.
- Esa sonrisa ya me dijo mucho – dijo Andrea, mientras le ponía crema a su café.
- No salvo chicas en apuros, pero si se trata de joder al Conde, a Henry, a esa familia de mierda de la que me hablas - sonreí y la mire. - Vamos a joderlos, Conway.
- Claro que lo haremos Crowley – me dio un guiño.
Terminé mi café y pagué ambos. Al final la compañía de Andrea no es tan mala, es decir, solo la trataba cuando estaba loca y cuando se acostaba con su psicólogo.
- ¿Quieres que te lleve a casa? – pregunte, cuando salimos de la cafetería.
- No, iré con Dante, pero gracias - me sonrió. - Iré a tu casa a darte todo lo necesario para el fin de semana ¿ok?
- Bien.
- Adiós Alister.
Subí al auto, y vi como cruzaba la calle para ir al consultorio de Dante. Cuando pasó por el consultorio, veo a Dante abrazando y besando a su esposa, el amor llegó de manera rara con él. Andrea y él juntos, y Natalia concentrada en su magia. Perfecto. Y yo con una chica que solo aparece en mis sueños, que jodido estoy.
Conduzco de vuelta a casa, debo concentrarme en mis siguientes pasos, analizar cómo afectara está chica para bien y para mal. Pero con el plan de joder a todo el mundo, me agrada, y si tratan de hacer algo esos chupasangre, tengo al infierno de mi lado, Lucifer y yo somos buenos amigos. Si me tocan, tienen al infierno sobre ellos.
Estoy justo llegando a casa, cuando veo un cuervo llegar a mi casa antes que yo. Vaya la zorra vigila mis pasos. Estacioné el auto en la cochera, tomé mis cosas y bajé del auto.
- ¿Desde cuándo tú y Conway se ven?
Ni mi madre era tan acosadora. No pierdo el tiempo en responderle, prefiero seguir y entrar a mi casa, dejo las cosas sobre el sofá, mi bata y el resto de mi ropa la hecho en la lavadora. Escucho sus pasos detrás de mí, pero sigo ignorandola.
- Respondeme Alister. ¿A dónde fuiste ayer?
Antes solo la soportaba porque me la follaba, pero no era divertida, hartaba y saber que se folla a mi padre la hace una zorra fastidiosa. Además, la única que quiero es la de ojos grises.
- Amelia, tengo trabajo que hacer, una campaña que ganar y chupasangre con los que tratar – la mire. - No te quiero aquí, vete.
- Pero quiere estar contigo.
- Tienes un teléfono, sacame una foto y lárgate.
- Alister...
- Amelia, vete no te quiero ni te necesito aquí.
Amelia se da la vuelta y se va... Vaya, creí que sería más difícil.
Miró el reloj en la pared, son las 18:00 horas. Tengo que alimentar a la bestia, aliviar tensión, apaciguar el fuego y tratar de soñar con ella de nuevo.
Es hora de cazar.