Capítulo 3 Una vida incomprensible.

Natalia se estaba reponiendo poco a poco. Su madre y padre aún se mostraban juntos.

Tamara no quería hablar con su esposo de la infidelidad. Solo se preocupaba de su hija, como toda madre hace.

Si él quería enfrentarla, lo esquivaba y hacia oído sordos. Ella sabe que no es la primera vez sobre ese desliz de Aron.

A medida que pasaban los días, Natalia se daba cuenta que hay algo que no le cuentan.

Pero eso no solo la inquietaba, sino que había momento que no sentía las piernas. Asustada de que no pueda caminar mas, dejo de lado la extraña forma de actuar de sus padres y decidida a volver a su casa sana, hace caso al medico y esperan con esperanzas.

No encuentran la razón de su invalidez en las piernas.

Tamara cuidaba de su hija como una leona. Se quedaba sentada por horas en la clínica, rezando ppr su hija, para que alguien le de una respuesta de que hacer con su matrimonio, si se podría liberar fácilmente de su familia.

-Mamá... hace mas de una semana que estoy internada y no saben lo que tengo.- mira con tristeza a su madre que estaba tan dolida como su hija.

-Si mi amor, quizás fue producto del choque... puede pasar...- mira a su hija e intenta darle ánimos y le agarra su mano con la sensación que le pasa energía positiva a su hija.

Natalia conoce a su madre y sabe que no solo sufre porque su única hija esta postrada en una cama de una clínica.

-Mamá, sé que estas preocupada por mi. Pero sé que te pasa algo más.- ya la mira con cansancio y quiere que su madre sea sincera.- ma... no mientas, sabes que siempre te descubro.- sonríe.

Tamara sonríe pero porque su hija al fin sonrió después de una semana.

-No me pasa nada más mi amor...- se levanta de su asiento y abraza a su hija.

Después de un momento de calidez con su madre. Le ordena que vaya a comer.

En el tiempo que estuvo en esa habitación, muy lujosa, no cruzo palabra con su guarda espalda. Aunque pasaba mas tiempo con L que con su padre. Mas allá que la visitaba, sabe que su apuro no es por trabajo sino por una amante.

Desde que tiene uso razón, nunca Aron se apuraba por cosas insignificantes para él. Natalia vio, hace mucho tiempo, un beso marcado en el cuello de su padre. Sabia que no era su madre porque Tamara siempre se pintaba con un rosado claro, no con rojo.

Pero que iba a decir una nena de doce años. Ella quería que sus padres de verdad se amen, pero su padre jamás le dio esperanzas y vive sin darle importancia a la relación que tienen como matrimonio.

Aburrida de estar en una habitación que nada la entretenía, lo mira a L.

-Dime... ¿alguna vez tuviste que cuidar a una persona como yo?- la curiosidad de saber mas sobre L la inundaban.

-¿Estando en cama o una adolescente?- solo le responde pero no le dirige la mirada. Y si la mira de reojo Natalia no podría verlo, ya que sigue con sus anteojos oscuros.

-Ambas...- se encoje de hombros.

-Adolescentes si, que estén inválidos no.

-Entiendo... pero bueno espero que pronto pueda mover aunque sea un dedo...- no obtiene respuesta del único ser humano en la habitación.

Sus respuestas cortantes obliga a Natalia a pensar en otra cosa para tener una conversación. Observa que en el cajón, de su mesita de luz, están las cartas que su madre trajo.

-¿me podrías traer las cartas? Están en ese cajón.- señala a la ubicación.

Duda en hacerlo pero la señorita no puede alcanzarlas. Vacila un poco.

-¿Qué ocurre? ¿Tampoco te permiten que me hagas pequeños favores?- Natalia se empieza a sonreír por la tremenda tontería de la situación.

-Tranquila, te los alcanzaré.- se arrima a la mesa de luz y les da las cartas.

En ese momento Natalia lo agarra del traje y le señala con la mirada que se siente en la silla, junto a su cama.

-Gracias por sentarte. Y hasta donde sé, solo por mera suposición, el que lo contrato no fueron mis padres así que su jefa aquí soy yo. ¿O me equivoco?- Natalia sonríe sabiendo que esta en lo correcto y mientras lo observa baraja las cartas.

-Si, tiene razón.- sonríe.

Natalia lo mira de arriba y abajo. Se da cuenta que no es un hombre muy grande.

-¿Cuántos años tienes? Ahora que estas cerca mío veo que eres joven.- tiene curiosidad por ver sus ojos.

-Tengo veintiuno.- se acomoda en la silla.

-Ok. Juguemos a algo.- empieza. A repartir las cartas.- Que bueno que se pudo solucionar el malentendido de hace una semana.- sonríe.

-Si, es entendible que tus padres sospechen. Eres muy importante para ellos y ahora mas que nunca.- apenas sonríe.

-Claro, soy su única hija y estar en una cama postrada no es muy agradable. Pero yo me siento peor porque no puedo hacer mi vida normal.- se lamenta y siente que su vida tiene un gran bache que no puede hacer nada.

-Tranquila, eres joven y todo se solucionara...- aunque la conversación fluya, su postura de militar no cambia.

-Si cambiando de tema. Quisiera preguntarte algo.- Natalia tiene muchas dudas pero sabe que L la va a frenar.

-Claro... sabes que no te puedo dar información de mi trabajo.

-Si lo sé, es otra cosa. ¿No te cansas de estar tan modo alerta?

L Se ríe tan fuerte que resuena en la habitación. Esa tentación de risa hace que su cuerpo se afloje, pero se repone a los minutos.

-Que pregunta mas rara... pero te respondo a que no. Estoy hace años trabajando en seguridad y fui el mejor en mi clase, así que es algo natural para mi.- se compone y se acomoda en la silla, teniendo la misma postura de siempre.

-Bien... no era para que te burles. Pero si es una pregunta tonta.

Natalia no entendía porque preguntó algo tan estúpido, pero de alguna forma no sabe como hablar con su guarda espaldas. Es muy frío, toma mucha distancia y no saca temas de conversación. Es muy reservado.

-Juguemos al chin chon.- Natalia lo mira esperando a que termine de acomodar su cartas.

-¿Jugaremos algo tan infantil?- se ríe pero apenas. Muestra un hoyuelo.

-¿Siempre te reis de todo? Llegas a ser odioso.- nadie la tomo como una nenita.

-Perdón, creí que me ibas a decir a jugar al poker o al truco...-

Ahora si se siente muy nenita pero con la frente en alta lo mira.

-No se jugarlo...- ya pone las cartas arriba de la cama y se acomoda.

-Ah.. bueno. Tampoco yo. – se ríe de forma picara.

-Tonto... ya me estas tomando el pelo...- se ríe, y agarra las cartas para seguir el juego.

Pasan algunas horas, juegan, se divierten, hablan de temas triviales.

Aparece la Tamara. Y ven que Natalia duerme y en la silla apoyando la cabeza en la cama es el guarda espaldas.

Se acerca desconcertada.

Le toca el hombro con fuerza. L por naturaleza se despierta y agarra del cuello a la madre de Natalia.

Al darse cuenta que es Tamara la suelta y se aleja.

-Señora Cornaf, discúlpeme. Reacciono así cuando alguien me despierta de forma brusca.- no sabe como pedirle disculpas.

La señora Tamara empieza a toser por el apretón tan fuerte a su garganta.

Natalia se despierta y no entiende que sucede.

L queda a unos pasos de la señora Cornaf.

-Mamá ¿estas bien?- Natalia mira como su madre se recupera del susto.

-si... solo necesito agua.- saca de su bolsa una botella de agua. Se toma unos buenos sorbos.

L se acerca. Se ofrece para llevar a la señora hacia la silla, ella se deja.

Cuando se recupera se dirige a L.

-Ten cuidado con mi hija...- lo mira serio.- pero me agradas, me gustan esos reflejos o instintos asesinos. Se que mi hija esta protegida.- le sonríe de una manera apenas perceptible, ya que sus ojos le advierten.

-Mamá solo estábamos jugando a las cartas, yo le ordené. Me viene a cuidar a mi, por lo tanto tiene que obedecer mis peticiones.- se refriega los ojos, el cansancio sigue instalado en su cuerpo.

-Bien.- se aleja del macho alfa.- solo acuérdate que estas vigilado.

L asiente y se aleja poniéndose contra la pared, adoptando de nuevo su postura natural.

Natalia al ver como se coloca de nuevo L siente incomodidad, hace un rato estuvieron hablando y riendo de casi todo de la vida, sus sueños, sus metas, las ganas de superarse, y olvidar los malos momentos y traumas de sus vidas.

Pero entiende que es su trabajo y no puede intervenir, demasiado que estuvo con ella hablando.

Sin darse cuenta que su madre la observa, suspira.

-Natalia... ni se te ocurra...- pero Tamara se detuvo. Dirige la mirada a L.- por favor retírate por unos minutos, yo te avisare cuando puedas entrar.- antes que el hombre responda, le dio un ultimátum.- es un tema de familia lo que tengo que hablar con mi hija, así que por favor retírate.

Asiente y se retira sin decir palabra. Sabe que temas familiares no puede estar, y mucho menos cuando sabe que trata con familias mafiosas.

Natalia mira a su madre sin entender que ocurre.

-Hija tengo que hablar con vos, es importante.- la mira seria, no muestra ni un sentimiento.

-Si mamá, ¿Qué ocurre?- pero se empieza a poner nerviosa, jamás vio a su madre tan seria y neutral al mismo tiempo.

-Era algo que no quería decirte en esta situación, pero no me queda de otra.- Tamara busca la mano de su hija, la agarra y le da un beso.

-Mamá me estas asustando...- Natalia ya siente miedo por lo que su madre esta a punto de contar. Le agarra un escalofrío por la espalda.

-Tranquila... pero te voy a decir de donde proviene toda nuestra fortuna...- no sabe como mirar a su hija.

-¿Fortuna?- empieza a creer que su mama le esta jugado una broma solo para verla sonreír.

-Si...

-Se que te gusta hacerme reír y mas por esta situación.

-Se que es dificil de creer. Pero en realidad vinimos de una familia que durante generaciones se dedico a la mafia. En realidad mis padres, tus abuelos, lo eran.- no sabe si seguir o no.

-Pero si vivimos en una casa humilde. Jamas vi nada raro en nuestra familia.- Natalia esta muy confundida.

-Si, solo por la fachada, lo hicimos por seguridad. Te íbamos a contar todo cuando llegaras a casa luego de la despedida en la escuela... pero por el accidente no pudimos decirte nada.- con cada palabra que suelta se siente libre, no le gustaba mentirle a su hija y menos ocultarle.

-¿ Quieres decir que nuestro apellido esta manchado por sangre?- de pensarlo le repugna.

-Tampoco es para que lo veas de esa forma... hija nosotros movemos los negocios, ponemos orden... se que no lo vas a entender a la primera.- Tamara ve como su hija se esta poniendo nerviosa, pero no le queda de otra que contarle sobre el matrimonio.

-Entonces... cuando ustedes tenían "negocios de emergencia" era solo una mentira...- la mira a su madre.

-Si... teníamos que callar a los traidores o atender negocios multimillonarios. Que sin nuestra autorización no podrían hacer nada.- la observa a su hija con mucha tranquilidad.

-No puedo creerlo...

-Y también tengo que decirte que te vas a casar...- lo dijo sin ya pensarlo, ya no tenia caso no contarle, la fecha de la boda se acerca.

-¡¿Qué!? ¡¿Te estas escuchando?!- ya la sangre de Natalia hierve como lava.- ¡No puedo creer que mi propia madre me mande de casorio como si nada!

-Hija... escúchame...- la madre con el enojo instalándose no le importa ya la rabieta que hace Natalia.

-¡No! ¡Vete ahora!.- no quiere ver más a la persona que en teoria tiene que protegerla.

-Natalia no seas infantil...- Tamara se levanta del asiento.

-¡No puedes decirme eso!- por la fuerza que hizo al moverse con las manos, Natalia cae de la cama, chocando su cabeza con la pared.

-¡Hija!- Tamara quiere levantarla.

-¡Vete! ¡No me toques!- del dolor en el pecho por la traición de su madre no siente el dolor y la sangre que corre de la cabeza a su ropa.- ¡L! ¡Entra, te necesito!

No paso ni un segundo que el guarda espalda entró. Miro a Tamara parada del otro lado de la cama y con la mirada de asesina. Queda ahí parado sin entendet lo sucedido, ve la cama vacía y las sabanas que estan corridas para el lado contrario.

-L, si eres vos ven por favor...- escucho su voz entre cortada, Natalia estaba conteniendo las ganas de llorar delante de su madre.

L se acerco a la señora y ve a Natalia tirada en el suelo cubierta de sangre.

Se apresura a levantarla, no le importo que la madre lo quiso detener. Agarra a Natalia por debajo de la nuca y por las piernas y la sube lentamente para colocarla en la cama.

Tamara solo observa de lejos y se va de la habitación, pero antes de salir de la clínica avisa lo sucedido a las enfermeras.

Mientras tanto L trata de calmar a Natalia.

-L, por favor no te vayas, hasta ahora solo vos me has dicho la verdad...- Natalia llora abrazada al guarda espaldas.- no tienes idea lo incomprendida que me siento...

L no entiende lo que pasa, pero solo se queda ahí abrazándola, ayudándola a tranquilizarse.

Sintió la necesidad de protegerla, es la primera vez que tiene contacto físico con la persona que tiene que vigilar. Pero la ve como alguien especial, que podría mover montañas por ella ya que ve el mundo como nadie.

Y supo que ella era una gran persona solo por una conversación de una hora pero que para él fue más, realmente fue eternamente épico.

-No se lo que pasó, pero Natali estoy aca para vos.

Natalia levanta la cabeza y lo mira a los ojos.

-Muchas gracias L. Si te voy a necesitar.- le sonríe y se abrazan de nuevo.

L no quiere soltarla pero ve que todavia le sale sangre por la cabeza, se le abrieron los puntos del choque.

-Tengo que llamar a las enfermeras, te sigue sangrando la cabeza.- la mira y no quiere dejar de hacer contacto visual.

-Si tienes razón, ya estoy mas tranquila.- Natalia se aleja y se acomoda en la cama.

El macho alfa le da una toalla para que se la coloque en la cabeza.

Le ayuda ya que no tiene tanta fuerza Natalia. Y sin querer se acerca mucho y roza sus labios con la frente de la señorita Cornaf. Sintió el perfume de la mujer mezclado con sangre, pero se sentía muy a gusto de sentirlo.

-Listo.- se aleja y esta a punto de llamar a las enfermeras.

Pero al llegar a la puerta las enfermeras entraron con un medico.

L se retira de la habitación.

Natalia espera paciente que le pongan los puntos nuevamente, pero esta tan perdida en sus pensamientos que no siente el dolor.

Aún no entiende como sus padres arreglaron un matrimonio para ella. Jamás le dijeron de los mafiosos, lo mucho o poco que sabe es por películas.

Su madre tampoco le dijo quien era el prometido.

"Ojala no sea un maldito, ahí si no me mata lo mataré yo"

-Que irónico... parece que ya es de familia.- se burla de su pensamiento.

-¿Perdón?- no se había dado cuenta que estaban ella y L.- ¿Dónde están todos?

-Ya se retiraron. Te curaron, vieron tus signos vitales, te cambiaron las sabanas y se fueron.- me mira con preocupación.

No me había dado cuenta que se habían marchado. Veo mi ropa y esta con sangre.

-No me preguntaron para bañarme...

-Si señorita y le dijiste que vos lo harías...- L la mira confundido.

-¿Cómo van a preguntar eso? si saben que no puedo caminar...- ya me empiezo a enojar

-Si quieres te ayudo a...

-Estas loco....- se ríe.

-No me dejaste terminar.- la mira molesto.- te llevo al baño te desvestís sola y te bañas. La ducha podes sacarla y la dejas en tu regazo.

-Bueno si. Gran idea... no sabia de la ducha.- estoy de acuerdo con su propuesta.- Tienes sangre en tu traje... será mejor que te cambies.

-Si lo haré cuando entres al baño. Tengo mi bolsa en el mueble de la habitación.- sonríe. Se saca el saco y la corbata, queda con una camisa blanca, el pantalón y los zapatos. En ningún momento se saca los anteojos.

-Bien. ¿Me alzas?- me pongo colorada y siento vergüenza.

L Se da cuenta de eso.

-Si, lo se. Es extraño pero no hay de otra forma.- muestra su mejor sonrisa.

Le saco las gafas. Y veo sus hermosos ojos, muestran sinceridad, valentía y un toque de maldad.

-Ahora si puedo verte bien... deja de ocultarte detrás de esos anteojos. Ve el mundo con sus colores, no te prives de ellos.- le sonrío y al ver que no aparta la vista le señalo el baño.- vamos que ya no aguanto este olor a sangre.

-Si.- L traga su saliva y se dirige al baño.

No se porque tengo tanto nerviosismo, este chico se ve dulce, pero a la misma vez dura como una piedra.

Me deja sentada en una silla de plástico que hay en el baño.

-L espera... ¿me alcanzas una toalla para luego envolverme?- se me seca la boca al verlo tan fresco, liberal y relajado.

-Claro ahora vuelvo.- se va a la habitación a buscar en las gabetas.

"Tranquila Natalia, es muy guapo pero es tu guarda espaldas"

Entra al baño.

-Ten, cualquier cosa me llamas, cuando quieras salir de la ducha, claro...- escucho como tose, se ahogo con su saliva.

Asiento y se va.

Me quedo pensando mientras me desvisto. El medico me dijo en privado que mis piernas no las siento pero mi pelvis si, puedo tener una relación sexual normal, solo no podre mover las piernas.

-Ya deja de pensar en eso... estas bajo mucho estrés... nada más.- quiero ducharme pero me di cuenta que no llego a agarrar la ducha, suspiro.- ¡L, ven!

Los pasos rapidos y fuertes se escuchan.

-¿Si?

-No llego a la ducha, no me la bajaste antes de irte.- me encojo de hombros aunque el no me ve.

-Claro, permiso.- apenas empuja la puerta, y ya me tapo con el tallón.

Entra y con cuidado de no chocarnos busca la ducha y me la dá.

-Gracias...- de verlo me pongo tensa. Espero que solo sea el estrés del dia, o de mi nueva vida.

-De nada, si necesitas algo avísame.- sonríe.

Pero antes de que salga le agarro la manga de su camisa.

-Quédate, necesito que me ayudes.- lo miro sin emoción, no se que estoy haciendo.

-Si me daré la vuelta.- asiento y se da media vuelta.

Abro la ducha y empiezo a limpiarme los restos de sangre. Tengo cuidado con mi cabeza, pero el cuerpo me lo enjabono.

-Creo que es el lugar menos sexy que has estado con una chica... sacandose sangre del cuerpo.- me río.

-¿Quién dijo que no es sexy?- veo como sonríe de costado.

Siento mi cara con calor. Pero viendolo de atrás y sudado se le empieza a pegar la camisa al cuerpo.

Ya termine de ducharme pero me gusta observarlo. Pero mi instinto biologico me puede y lo agarro de la camisa y hago que se voltee. Estoy con mis pechos al aire, puede verlos sin problema.

-Natali...- me mira a los ojos pero desvía su mirada a mis pechos, que se mueven con mi respiración agitada.

-Sh...- hago que acerque su cara a la mía.- solo bésame.

Sin pensarlo L empieza a saborearme con sensualidad y salvajismo. Le coloco la mano en mi pecho y me empieza a masajear y a pellizcar mis pezones, es algo que me calienta mas.

Con mi otra mano suelto su cabeza y agarro su miembro por encima de la ropa y empiezo a tocarlos, pero ni siquiera había empezado que estaba duro como una piedra.

-Vamos...- me habla con nuestros labios pegados.- se que puedes sentir, que en eso no te afecto, por suerte para mi también.

Lo que me dice me calienta aún más. Me levanta despacio y con la toalla aun en mi cintura. Mientras me lleva a la cama de la habitación me besa los pechos con hambre pura.

Me coloca con cuidado y me saca el tallón. Estoy a su merced. Me empieza a succionar con tanta ferocidad que me quedo fascinada, solo quiero más. Mis pechos se mueven por sus movimientos combinados con lengua, dedos, succión en mi punto de sensibilidad.

Hasta que llegue al orgasmo tan maravilloso que nunca tuve.

-Así me gusta linda...- se relame los labios y los dedos.- me toca tenerte de otra forma...- se baja el pantalon junto con el boxer y se ve un gran miembro.

-Mmm... se ve muy jugueton...- no puedo creer el tamaño.- adelante.

Se acomoda y se pone, con cuidado encima de mi, y hace entrar de a poquito su miembro. Mi cuerpo lo recibe gustosamente, me amoldo a sus dimensiones.

Y me embiste con frenesí y salvajismo. Jamás tuve un encuentro sexual así, que me de tanto placer.

Mientras esta dentro mio me toca mis pechos, y luego a mi punto g. Sabe como tocarme siendo la primera vez.

-Ya sabes que te quiero poseer siempre linda...- su mirada de lujuria y amor me estremeció.

Seguimos así un rato hasta que llegamos juntos al orgasmo.

Salio de encima mio y se puso los pantalones.

A mi me ayudo a limpiarme y a vestirme.

-Tengo que ponerme el corpiño... esta en el ropero.- le sonrío.

-Si, ahora lo busco.

Me acomodo el pelo, pero me preocupa como me mira L. Me ve con ternura y amor, eso no quiero ahora.

L se acerca y se pone al lado mio.

-Antes que te entregue esto...- levanta el corpiño.- dejame despedirlas...- se agacha a la altura de mis pechos y me da un peso en las partes mas sensible.

Y se aprovecha de que me gusta y sigue. Me quedo deleitando sus besos, su lengua y sus pequeñas mordidas.

-L...- la respiración de nuevo es agitada para los dos.

-Sh... solo te quiero quitar el estrés...- ya quiere tenerla de nuevo.

-Ya lo hiciste... ahora solo tengo que vestirme antes de que lleguen las enfermeras...- siendo sincera quiero que lo hagamos de nuevo pero puede venir alguien en cualquier momento.

-Bien... solo dejame despedirlas.- deja mis pechos y baja a mi pelvis. Me lame y me busca de nuevo para darme placer.

-Ya que estas ahí sigue, ya me dejaste caliente.- ahora no puede parar porque yo no quiero.

-Como diga mi jefa...- sonríe con malicia y sigue con los movimientos que me dan tanto placer.

Me hace tener dos orgasmos mas. Y quedo rendida.

Me visto lo mas rápido posible y L me ayuda.

-Gracias.- le agradezco que me ayude, porque sola seria imposible.

-No hay problema linda.- se acerca y me da un beso.

Le respondo a ese gesto, pero no quiero arruinarle el momento, no tengo sentimientos hacia él, creo, no quiero unirlo a mi vida.

-Me voy a cambiar al baño. Ya vengo. Tengo que estar listo si mi jefe llega.- se coloca sus lentes de sol y se va al baño.

No puedo tener sentimientos con él, no quiero complicarlo, hasta que no resuelva lo del arreglo de matrimonio no puedo estar con nadie.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022