El Stripper (+18)
img img El Stripper (+18) img Capítulo 4 Capitulo tres
4
Capítulo 6 Capitulo cinco img
Capítulo 7 Capitulo seis img
Capítulo 8 Capitulo siete img
Capítulo 9 Capitulo ocho img
Capítulo 10 Capitulo 9 parte 1 img
Capítulo 11 Capitulo 9 Parte 2 img
Capítulo 12 Capitulo 10 img
Capítulo 13 Capitulo 11 img
Capítulo 14 Capitulo 12 img
Capítulo 15 Capitulo 12 Parte 2 img
Capítulo 16 Capitulo 13 img
Capítulo 17 Capitulo 14 img
Capítulo 18 Capitulo 15 img
Capítulo 19 Capitulo 15 parte 2 img
Capítulo 20 Capitulo 16 img
Capítulo 21 Capitulo 17 img
Capítulo 22 Capitulo 18 Parte 1 img
Capítulo 23 Capitulo 18 Parte 2 img
Capítulo 24 Capitulo 19 img
Capítulo 25 Capitulo 20 img
Capítulo 26 Capitulo 21 img
Capítulo 27 Capitulo 22 img
Capítulo 28 Capitulo 23 img
Capítulo 29 Capitulo 24 img
Capítulo 30 Capitulo 25 img
Capítulo 31 Capitulo 25 parte 2 img
Capítulo 32 Capitulo 26 img
Capítulo 33 Capitulo 26 parte 2 img
Capítulo 34 CAPITULO EXTRA img
Capítulo 35 Capitulo 27 img
Capítulo 36 Capitulo 28 img
Capítulo 37 Capitulo 29 img
Capítulo 38 Capitulo 30 img
Capítulo 39 Capitulo 30 Parte 1 img
Capítulo 40 Capitulo 30 Parte 2 img
Capítulo 41 NATHAN img
Capítulo 42 Capitulo 31 img
Capítulo 43 Capitulo 32 img
Capítulo 44 AMY img
Capítulo 45 Capitulo 33 img
Capítulo 46 Capitulo 34 img
Capítulo 47 JOSUE img
Capítulo 48 Capitulo 35 img
Capítulo 49 MARATON 1 4 img
Capítulo 50 MARATON 2 4 img
Capítulo 51 MARATON 3 4 img
Capítulo 52 MARATON 4 4 img
Capítulo 53 Capitulo 36 img
Capítulo 54 NATHAN img
Capítulo 55 Capitulo 37 img
Capítulo 56 Capitulo 38 img
Capítulo 57 NARRA ARCHIE img
Capítulo 58 Capitulo 39 img
Capítulo 59 Capitulo 39 parte 2 img
Capítulo 60 Capitulo 40 img
Capítulo 61 Capitulo 41 img
Capítulo 62 Capitulo 42 img
Capítulo 63 Capitulo 43 img
Capítulo 64 Capitulo 44 img
Capítulo 65 Capitulo 45 img
Capítulo 66 Capitulo 46 img
Capítulo 67 Capitulo 47 img
Capítulo 68 Capitulo 48 img
Capítulo 69 Capitulo 49 img
Capítulo 70 Capitulo 50 img
Capítulo 71 Capitulo 51 img
Capítulo 72 Capitulo 52 img
Capítulo 73 Capitulo 53 img
Capítulo 74 Capitulo 54 img
Capítulo 75 Capitulo 55 img
Capítulo 76 Capitulo 56 img
Capítulo 77 Capitulo 57 img
Capítulo 78 Capitulo 58 img
Capítulo 79 Capitulo 59 img
Capítulo 80 Capitulo 60 img
Capítulo 81 Capitulo 61 img
Capítulo 82 Capitulo 62 img
Capítulo 83 Capitulo 63 img
Capítulo 84 Capitulo 64 img
Capítulo 85 Capitulo 65 img
Capítulo 86 Capitulo 66 img
Capítulo 87 Capitulo 67 img
Capítulo 88 Capitulo 68 img
Capítulo 89 Capitulo 69 img
Capítulo 90 Capitulo 70 img
Capítulo 91 Capitulo 71 img
Capítulo 92 Capitulo 72 img
Capítulo 93 Capitulo 73 img
Capítulo 94 Capitulo 74 img
Capítulo 95 Capitulo 74 PARTE 2 img
Capítulo 96 Capitulo 75 img
Capítulo 97 Capitulo 76 img
Capítulo 98 Capitulo 77 img
Capítulo 99 Capitulo 78 img
Capítulo 100 Capitulo 79 img
img
  /  2
img

Capítulo 4 Capitulo tres

Capítulo 3

La botella

Y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos dentro del club, otra vez, la diferencia que había entre eso era que ahora el stripper estaba bien vestido -pero eso no importaba ya que se veía muy sexy- y este lugar no estaba lleno de personas pasándola bien y tomando como locos. Abrí la puerta para dejarlo pasar y que busque lo que se le había quedado.

-¿Puedo ir a buscar la ropa que se me quedó? Está allá atrás -preguntó, señalando el lugar hacia atrás de la tarima. La cortina que fue parte del teatro donde supuestamente se incendiaba no estaba allí, Amy me había contado, mientras recogíamos, que ellos mismos la habían traído y que realmente lo que hubo allí no era fuego, sino un humo de color.

-Claro -le dije, sonando amable -. A esos vinimos.

-Sí -asintió. El masculino se rascó la frente mientras alineaba sus labios, formando una tierna sonrisa. Su cara era musculosa y la mandíbula se veía dura. Sus dientes eran blanco como si estuviesen creados con leche. Sus ojos castaños quedaron mirando hacia el suelo mientras que su semblante demostraba querer decir algo, pero no sabía cómo hacerlo.

-¿Pasa algo? -me atreví a dar la iniciativa mientras que mi mano derecha estaba puesta y enredada en la manilla de ésta.

-¿Me quieres me acompañar? -soltó de repente -Es para que no veas que no tomaré más nada, sólo eso.

Asentí ante aquello y solté una risita, agregando mientras hacía gesticulaciones con una mano, y abandonado un bufido:

-No, no importa, cómo crees, ve.

Él asintió, colocando una extraña mueca en la cara; con los labios rectos y las cejas elevadas, y optó por irse en busca de lo que había dejado y ya me había mencionado.

Vi su figura candente alejarse por el pasillo del club, cruzando varias sillas hasta montarse en la tarima y cruzar por detrás. Perdí la figura del stripper en el momento que dobló por la esquina.

Solté un suspiro, recapitulando lo que me había sucedido, imaginándome qué hubiese llegado a pasar si ese sexy stripper no llega y golpea con una roca a esos hombres. El miedo volvió a recorrerme y los temblores de mis manos, aunque fueron parando cada vez que hablaba con el chico, entrando más en confianza, continúan de manera reducida. Mi corazón palpitaba un poco más fuerte y rápido de lo común, fingí estar un poco tranquila, no obstante, eso no funciona muy bien.

Elevé la mirada, girándola de donde antes había visto la figura del macho que me bailó, y quedé con ella puesta en una botella de champan que estaba a lo lejos, en una caja cerca del pasamanos del bar. Habían más botellas en el lugar, cientos, de hecho, sin embargo, esa fue la que captaron mis ojos debido al color y diseño de esta; blanca reluciente con unos diseños negros. Me acerqué hasta ella, algo melancólica, y la tomé para servirme en una copa. Rebusqué por encima y encontré una entre el montón que estaban muy alineadas, me incliné y, con cuidado, la tomé.

Moet tenía implantado la botella.

Intenté abrir la misma que contenía líquido alcoholizado, pero por más que intentaba hacerlo, no podía. Me parecía imposible.

-Mierda -rugí.

Llena de furia, empecé a agitarlo como si eso me diese una solución al problema de que no se pueda destapar, y aun así no hizo nada.

-¿Quieres quitarla?

Casi suelto la botella del susto cuando escuché esa voz tan varonil y sexy acercándose. Aparté la mirada de la botella y observé como el chico caminaba mientras me veía y tenía una media sonrisa en la cara. Sus cejas son a otro nivel de perfectas.

-Algo así -susurré, alzando los hombros -. El mundo hoy está en mi contra. -Termino por decir.

-Ven.

Extendí la botella a su dirección en el momento que se acercó hasta estar frente a mí. El masculino llevaba una franela con diseños de guardia que le quedaba muy ajustada, tanto que sus pectorales quedaban marcados entre ella. Se distinguían los fuertes músculos que tenía en sus brazos y sus venas sobresaliendo de estos. Cubriendo su parte baja, tenía una bermuda negra con muchos bolsillos y unas sandalias del mismo color y la misma forma que su franela de guardia, cubriendo los pies con unos pares de calcetines blancos. Dejó un bolso que tenía en las manos y que había traído desde la parte trasera del club, tomó lo que le pasé y con una mano en la punta, -de la botella- y otra en medio, empezó a abrirla, moviéndola a su dirección.

Y entonces un momento vergonzoso ocurrió, tiñendo aún más mis mejillas de ese color rojo carmesí:

La botella, al ser abierta, estalló, explotó, más no se rompió el cristal, sino el contenido se reventó. Un montón de líquido espumoso salió de esta, embarrando completamente el perfecto y joven rostro del masculino que me ayudó a abrirla. Observé como este parpadeó varias veces cuando la bebida se derramó por su cuerpo, pero mucho más por su cara.

Mi boca podía caer en el piso de lo abierta que quedó. Mis ojos se abrieron tanto que pensé que se saltarían de mis adentros, de mis orbitas.

-Joder.

Fue lo único que solté, estupefacta.

Estaba muy asombrada y quería reír, pero pensé que sería de muy mala educación hacerlo. El momento, sin duda, fue algo gracioso, pero por respeto, no sería algo bueno.

-Mierda -soltó el stripper, pasándose ambas palmas de la mano por su rostro, limpiándose la espuma, después azotaba sus manos en el aire, lanzando el líquido que logró quitarse al suelo.

-Lo siento, lo siento, lo siento -me disculpé, llevando mis dos manos a la frente -. Es mi culpa. -Admití. Recordé que había agitado la botella y me sentí culpable por ello, pues el líquido, al ser sacudido, lo más probable, es que haya hecho aquella convulsión al él destaparlo -Es mi culpa.

En cambio lo que hizo el chico fue estallar en carcajadas divertidas, contagiosas. Al principio no entendí el porqué de sus risas, sin embargo, yo las continué, acompañándolo en carcajadas igual. Necesitaba reír.

Reímos fuertísimo por unos largos minutos. Sentí que me iba a mear encima. La respiración me faltaba mucho. Era imposible respirar mientras carcajeaba. Su cara aún con espumas notorias era muy chistosa, eso hizo que apriete los muslos, de verdad que si continuaba me iba a mear.

Después de calmar nuestras carcajadas, intercambiamos miradas y volvimos a estallar en ellas. Fue inevitable no reír otra vez.

Luego de eso, segundos después, nos calmamos. Comenzamos a respirar con gran frecuencia debido al tremendo rato que estuvimos estallando en risa. Ambos nos llevamos las manos a nuestro pecho y nos empezamos a tranquilizar.

-Joder, estoy sucísimo -informó este, quitando ahora toda las espumas de su cara, pero su franela estaba muy mojada, e imaginé que su cuerpo, la parte interior; su abdomen, también. Si antes se marcaban sus pectorales por lo apretada que le quedaba la tela que cubría su vientre, ahora se marcaba el doble, mucho más. Se notaba hasta los duros que se podían sentir si alguien los tocara -Me siento muy pegajoso, puaj -comentó al final, sacudiéndose. Movió su cabello, azotándolo a los lados sin utilidad de sus manos, solo su cabeza, como si fuese un cachorro. Me aparté un poco al sentir varias gotas del Moet cayendo encima de mí. Luego del stripper hacer lo ya dicho, escaneé la forma en que quedó su cabello azabache; alborotado y con los mechones disparejos, unos hasta llegaban a caer por su frente.

-Creo que me veo el doble de mal ahora -opinó, divertido -. Y disculpe si te mojé cuando me sacudí, aunque te mereces eso.

Soltó, dejando abandonar unas pequeñas risas de su boca.

-Sí quieres te puedes duchar -propuse, queriendo aún reír. -Hay un baño al final.

-¿No será un problema para ti? -preguntó, curioso. Elevó la mirada hasta mi dirección y dejó la botella, la cual no tenía tanto contenido, encima del pasamanos.

-No, no te preocupes. En el baño hay toallas por si te quieres secar, y también hay agua.

Dije, no sé por qué, pero apenas le propuse lo del baño me sentí nerviosa. Sé que era un completo desconocido que me bailó y al cual le apreté su miembro masculino para prestarle el baño del club, aunque eso es lo menos que puedo hacer por salvarme de los rateros, de los cuales aún tengo miedo, pues no he dejado de pensar que lo más probable se hayan despertado y nos siguieron.

El varonil me miró, frunciendo el ceño, algo aturdido. ¿Habré dicho algo malo?

-¿Y en qué baño no hay agua, eh? -indagó, sarcástico, el tono de voz en que emitió esa pregunta dejó saber lo burlón que había sido.

-Tú me entendiste -le aclaré -. El baño está allá.

Le señalé y a continuación de eso le di la dirección, aunque se veía la esquina de donde quedaba la puerta de entrada a los cubículos, en una parte alejada.

-Ya sé dónde están -afirmó -. Allí nos vestimos antes de hacer los bailes.

No sé si fui yo o mi imaginación, pero cuando dijo la palabra "baile" su semblante cambió: una sonrisa pervertida se plasmó en su cara y sus ojos se achinaron de una manera similar. El stripper se dirigió al lugar que le había dicho. Al apenas irme comencé a reír por lo bajo, enserio que su rostro era muy chistoso con las espumas que antes tenía.

Pasaron unos momentos y, por el silencio que había dentro del lugar y debido a lo tarde de la madrugada que era, desde donde estaba yo escuché como el agua caía de la regadera.

"Quien fuera agua..."

-¡Oye!

Escuché como me llamo. Ese no es mi nombre, pero como era la única que estaba, supuse que era a mí, así que le respondí:

-¿Qué?

Le grité para que me pueda escuchar.

-¿Ya estás mejor? -preguntó -¿Se te ha pasado el susto?

Supe que se refirió a lo sucedido de ya hace casi o quizás una hora.

Le revelé lo cierto:

-No tan bien, aún estoy un poco asustada, pero me salvaste, de verdad muchas gracias.

-No hay de qué, no te preocupes.

Creí que iba a agregar algo más, pero tanto él como yo quedamos en silencio. Me dirigí a una silla cercana, y antes de ir allá miré hacia la puerta a ver si estaba bien asegurada y así era. Me senté en el sitio, cruzándome de brazos. No duré mucho sentada por la razón de que la botella que estaba en el pasamano se me podría olvidar y cuando venga papá al club y la vea, será muy sospechoso, así que me levanté, la tomé y la eché en una caja de basura que había debajo.

-¡Oye!

Volvió a llamar.

Me dirigí al asiento y al apenas depositar mi trasero en la silla, le contesté:

-¿Qué pasa?

Miré hacia la esquina donde se supone que se entra para introducirse al baño.

-¡No acostumbro a ducharme sin música! ¿¡Sabías!?

Escuché desde lo lejos la voz del macho, creando un eco en el lugar.

Caminé más cerca para que no tenga la necesidad de gritar tan fuerte.

-Típico de ustedes los strippers, ¿no? -le hablé, alzando un poco la voz, no tanto como él. Esas fueron las únicas palabras que pude soltar, no sabía qué decirle. O sea, ¿qué hago? ¿Le pongo Shaky Shaky de Daddy Yankee?

Sí, de paso lo acompañas a la gozadera full, beybe. Opinó mi subconsciente. Joder, ¿acaso seguiré con alcohol en mi cabeza?

-Es la costumbre -aulló el macho -. Me encanta crear nuevos pasos sensuales cuando me ducho, es muy bueno tocarse y descubrir nuevos bailes.

Mis mejillas se sonrojaron al imaginar escenas de movimientos sensuales creados por el stripper. La forma en que me bailó aún no se me salía de la cabeza, y lo hizo de una manera tan bien que no podría creer que vaya a crear gestiones y caminatas muchos más sensuales que esos, si es así serian una bomba explosiva. No dije nada, no hablé, no sabía qué decir, mi garganta fue quien produjo un sonido que, lo más probable, él fue el único que lo escuchó. El sigilo duró unos segundos porque el sexy chico que estaba en el baño decidió interrumpirlo con unos refunfuños:

-Joder -soltó en el primer gruñido -. La puta de la puta, joder.

Elevé las cejas, extrañada, desde el lugar que estaba.

-¿Pasa algo? -pregunté, levantando la voz, confundida por su acción.

-Sí, pasa algo un tanto grave -dijo. La regadera de detuvo. Lo más probable es que se haya terminado de bañar.

-¿Qué pasa? -inquirí, mirando hacia allá.

-Se me han olvidado el interior limpio que tengo en el bulto que vine a buscar, si más no recuerdo, está a tu frente, ahí donde me cayó el líquido de la botella -indicó el que estaba dentro del baño. Miré hacia el lugar donde este antes estaba parado y donde se produjo la acción del moet, y observé el bulto donde él lo había dejado. Me levanté de la silla y me dirigí hasta él, agachándome y rebuscando dentro del mismo.

-¿Y qué quieres que haga? -pregunté de manera torpe, pues si él me dijo dónde estaba de con la intención de que le haga el favor de llevárselo.

-¿Me lo puedes traer si no es molestia? -indagó.

-¿El interior? -me puse nerviosa al hablar. Más bien, ya lo estaba.

-Sí, o sea, un bóxer.

-¿Bóxer?

-Ajá -confirmó -Bóxer. ¿Me lo puedes pasar?

-Sí -le respondí, intentando sonar normal y que el nerviosismo mientras buscaba el interior no se note tanto -. Supongo -susurré la última palabra.

Escaneé el lugar con la mirada y encontré lo que había dicho. Lo saqué del bulto y mientras me levantaba, lo analizaba de arriba abajo. Era de color blanco, vi por encima que la marca era sport y me sorprendí de lo grande que era. Caminé hacía el baño para tocar la puerta y decirle que ya tengo el bóxer al chico, mientras no dejaba de ver lo grande que era y la forma igual de grande que tenía en medio, pero justo cuando iba a tocar la puerta del baño esta fue abierta, y yo, sin poder concentrarme porque ya estaba haciéndolo con la ropa interior la cual seguía tendida y agarrada por mis dos manos, frente a mi cara, me encontré con un cuerpo masculino bastante tonificado y que era digno y privilegiado para posar en una pasarela de modelo varonil o modelo en redes sociales. Aunque mejor actor porno.

Estaba desnudo y con rastros de agua.

Por impulso, bajé la mirada hasta su entrepierna. Tragué saliva, sin apartar la mirada.

-¿Qué le pasa a mi pe*ne? -preguntó, con tranquilidad, tomándolo con una de sus manos como si nada hubiese pasado, mirándolo. -¿Está feo?

No me salieron las palabras. Tan sólo solté un gemido algo ahogado, cosa que me avergonzó.

-Gimes y ni adentro lo tienes -dijo, burlón y picaron. -Diablos, señorita.

Escuchar su comentario burlón hizo que mis mejillas ardan más y pestañeé varias veces consecutivas.

-Yo... yo... yo... sólo traje el bóxer, toma-tartamudeé, nerviosa, extendiendo el interior a su dirección y apartando mi mirada de su miembro.

Él lo tomó y luego se llevó el bóxer a ese lugar.

-Gracias, y no debes de avergonzarte -comentó, tranquilo, como si fuese algo normal, como si fuera algo común y corriente que una chica -yo- lo vea desnudo. Después de eso, agregó: -Ya lo sentiste muy bien, hasta con una apretadita y todo, eh.

Después de ese comentario real y burlón, cerró la puerta, dedicándome una sonrisa picarona acompañada con un guiño de ojo.

Un tipo de sensación que tenía en mi cuerpo se había esfumado cuando vi que la puerta se cerró en mi cara.

Mierda.

¿Estaba caliente?

¡Joder, estaba hirviendo!

Di un tremendo trago de saliva, giré sobre mi talón, y me marché hasta el sitio donde antes estaba. Respiré de manera rápida y solté aire por la boca, creando un silbido leve cuando lo hacía. Me dirigí hasta el pasamano, lo rodeé hasta dar la vuelta y entrar por la puerta que estaba cerrada, aunque no tenía no tenía seguro. Dentro del congelador que estaba cerca, hurté entre las bebidas fría y saqué una botella de agua, la cual ingerí al apenas destaparla. Tomar ese poco de agua me sirvió bastante. Eché el plástico en la caja donde antes había echado la botella de moet.

Los minutos pasaron y por suerte el chico no me habló desde adentro. Miraba la puerta de entrada por el pánico que aún sentía debido a la idea de que los dos hombres vayan a entrar por ella.

-Listo.

Solté un quejido por la razón de que estaba tan perdida en mis pensamientos y con los ojos puestos en la puerta que no me había dado cuenta del chico. Giré la cabeza hasta su dirección y escaneé entre el stripper que ya estaba vestido con una franela diferente, de color negra, aunque llevaba la misma bermuda y las mismas sandalias. La bermuda fue salpicada por la bebida, sin embargo, no lo suficiente para que se la cambie, aunque lo más probable es que no se la cambió porque, quizás, no traía otra.

-Oye, gracias por la hospitalidad -comentó el stripper mientras se acercaba a mí, azotando su cabello mojado con las palmas de sus manos. Varios mechones pegados caían por su frente, haciéndolo ver más sexy. Una pequeña sonrisa estaba implantada en su cara mientras avanzaba hasta donde mí, se le veían un pocos los dientes. Sus ojos azabaches estaban un poco entrecerrado y el motón de cejas que tenía le daba un toque mucho más masculino, sensual.

Le iba a responder al macho un: "No hay de qué", no obstante, no me dejó decirlo porque al ya estar frente a mí, mientras que yo permanecía sentada, me interrumpió, agregando:

-Pero creo que ya es hora de irme.

Ese comentario me desanimó.

El stripper tomó todas sus pertenecías y trajo en sus manos la franela mojada, la cual depositó dentro del bulto. Me levanté de mi asiento, frotando las palmas de mis manos con mis muslos, nerviosa. El fuerte stripper se acercó a mí y me dio un beso en las mejillas.

Una yo interna dijo: Dame el beso en otro lado.

Y saben bien que ese lado no es los labios.

˂˂¡Mierda, Audrey, en qué rayos piensas!˃˃

-¿Te vas? -le pregunté.

Nuestros ojos se conectaron en segundos.

Los míos demostraban inocencia.

Los de él perversión.

-Sí -esa fue su respuesta -. Espero y estés bien, que ya te encuentres mucho mejor.

Asentí a sus palabras, formando mis labios en una sonrisa curveada hacia arriba.

El stripper pasó por mi lado, dedicándome una última sonrisa, con el fin de irse. Miré su espalda, analizándola. Se mostraba fuerte, dura, bien hecho, perfectamente tonificada. El de pelo azabache y, desde mi punto de vista, empiezo a sospechar por su belleza que, lo más probable, es que sea actor porno, se dio media vuelta de repente, notando que lo miraba, pues no me dio el tiempo para girar la mirada.

-¿Me abres? -preguntó.

Al principio no entendí a lo que se refería, y le demostré eso creando una cara de confusión. Él me comprendió y con su mentón, en un movimiento rápido, me señaló la puerta.

-Ah -comprendí -, claro.

Me acerqué hasta la puerta, cruzando por su lado. Le sonreí cuando crucé ante él. Me acerqué a la puerta quité el seguro utilizando mis dedos, puesto a que lo único que tenía que hacer era girar una circunferencia diminuta. La puerta se abrió y tras eso, me volteé y solté un:

-Listo.

Mi acompañante caminó, soltando un "gracias", y justo al cruzar por mi lado, llegando hasta el umbral de la puerta, cuando la brisa fría se colaba por la misma, lo detuve con las siguientes palabras, las cuales pensé mucho para expresarla, hasta se dejó notar esa pronunciación nerviosa que llevaba:

-No te vayas, por favor... -le dije, levantando la mano hasta la altura de mi cara y mordiendo mis labios, apenada.

El stripper me miró, indeterminado.

Yo fui al punto:

-Quédate a dormir conmigo.

El stripper al principio no entendió, ya que se quedó parado sobre su eje por unos cortos segundos, después se dio media vuelta y me miró, con el ceño fruncido, el doble de confundido.

-Soy un stripper -murmuró, mirándome -. No un prostituto.

Analicé bien lo que yo había dicho para así poder comprender lo que él informó, prontamente, supe que en la manera que me expresé fue de una forma en la que, obviamente, daba un significado muy diferente al que quería que se dé cuenta. Así que, haciendo ademanes con las manos, hablé de la forma que intenté referirme:

-No, no, no es lo que piensas -comenté, hablando rápido, pero logrando a que me entienda -. Es que me gustaría que duermas aquí, claro, si no hay problemas contigo, o con tus padres, o esposa, o lo que sea. -Recalqué -Aún tengo miedo, de verdad que sí, tengo mucho miedo, imagina que los hombres no sean atrapados por la policía, me da turbación. Aún estoy nerviosa. Además, está muy tarde para que regreses tarde a tu casa.

El masculino me observó, en silencio. Infló su pecho e inmediatamente de eso, habló:

-En primer lugar; esos hombres sí ya deben de estar en prisión, tú misma escuchaste la alarma de la policía a lo lejos, sería imposible, además te dije que eso los dejaría dormir por una hora. -Hizo una pausa -En segundo lugar; no tengo a nadie que le preocupe, vivo solo, y en tercer lugar... Qué mal. Pensé que querías follar conmigo.

-Te pagaré por eso -dije al mismo tiempo que él mencionó lo último. No me referí a eso, sino a que le pagaré por la noche que me hará compañía.

Abrí los ojos, asombrada. Que estúpida yo, eh.

Vi una sonrisa picarona y a dientes mostrados implantarse en su rostro. Se veía ansioso, perverso, malévolo, seductor, sexy. El stripper, caminando de forma sensual y aún más seductor, dijo, en un tono de macho alfa:

-¿Me pagarás por tener sexo contigo?

Elevó una de sus montañosas cejas.

-¡No! -exclamé, nerviosa, ruborizada -Te pagaré porque pases la noche aquí. Conmigo.

-Lo sé, sólo te tomé del pelo. -Soltó el chico, acompañando su comentario con leves sonrisitas creadas por su garganta. -Y sí, aceptaré tu propuesta, me has convencido. -El macho dio varios pasos hacia atrás y cerró la puerta tras de él -. Además, está muy tarde para yo ir y regresar a mi depa, sería igual de peligroso, aunque no tengo miedo a esos rateros que puedo confirmar que ya están en la delegación rindiendo culto después de que llamamos a la policía y le dijimos que te intentaron asaltar, no acostumbro a tener miedo, pues suelen decir por ahí que quien le tiene miedo a morir que no nazca.

Sentí un alivio al escuchar eso. Su frase fue algo cierta, pero no le tomé importancia. La tranquilidad llegó a mi cuerpo. Sin disimularlo dos veces, abandoné un suspiro lleno de paz por medio de mi boca.

-Gracias -dije, sonriendo. Me llevé mi mano a mi cabello y me la pasé, desenredándolo, aplanándolo un poco -. Muchas gracias.

Un silencio se sumó entre nosotros. Miré hacía una parte inespecífica del lugar, sin saber qué decir, ambos imitamos el mismo gesto. El masculino caminó hasta donde estaba yo y me miró, no sin antes dejar el bulto en la mesa donde antes ocurrió lo de la champaña.

-¿Me puedo sentar? -me preguntó, alternando la mirada entre mí y las sillas que estaban cerca. Me quedé estática|, empeñada en ver el montón de cejas bien alineadas que tenía junto con sus ojos. De verdad que este stripper ha salido de una página de modelos, de actores o porno, y lo más probable, por lo sensual y exótico que es, incluyendo la forma en que habla, el tonillo tan sexy, la última opción sería la más probable.

-Sí, claro -le respondí, evitando titubear.

El de cuerpo hot se sentó en una de las tantas sillas que había en el lugar. Yo hice lo mismo y me senté en una que quedaba cerca de él.

-¿Y qué haremos? -pregunté, intentando entablar una conversación.

-No sé, tú dime. -Sonrió -¿Yo quiero saber dónde vamos a dormir? -investigó, viéndome.

-Creo que allá detrás hay una habitación pequeña, es como un ático, algo así.

-¿Una reserva para jóvenes hormonales? ¿Así como yo?

No pude evitar volverme a sonrojar ante su dato perturbador.

-No, creo que es algo pequeño y cómodo, quizás haya una manta, no sé.

-Entiendo.

-Sí.

Un silencio se agregó a nosotros, uno que fue interrumpido por el masculino cuando se levantó. Las sillas chillaron al él hacerlo. El masculino me pidió que le enseñe donde es el lugar, a lo que yo accedí. Justo cuando íbamos hacia allá, su voz por detrás de mí hizo que me gire para prestarle atención a lo que dijo.

A lo primero me llamó, aunque no por mi nombre:

-Oye... -su voz sonó como un canturreo.

Lo miré y le respondí:

-¿Qué?

-Me gusta dormir desnudo, eh.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022