Capítulo 9 9

Lauren perdió la última pizca de esperanza. Estos tipos eran criminales y probablemente la matarían. Miró al chico, tratando de transmitir su sinceridad. "Lo tienes mal. Lo único que hice fue contestar mi teléfono cuando mi jefe me llamó para mostrar una propiedad. Eso es. No me importa si quieres vencer a Brent. Estoy seguro de que se lo merece, es un idiota, pero soy inocente en esto".

¿Estabas cenando con Brent? Dinos la verdad si quieres salir de aquí.

"¿Quieres que mienta? Voy a. Estaba cenando con mi amiga Amanda, pero diré lo que quieras si te hace lo suficientemente feliz como para liberarme".

El hombre respiró hondo. "Ya veo."

"Me crees ahora, ¿verdad? No voy a acostarme con Brent".

El hombre se movió más rápido de lo que ella pensó que una persona podría. Lauren ni siquiera tuvo tiempo de jadear antes de que sus manos agarraran su cintura, la volteó y su espalda se estrelló contra la mesa. Las esposas tiraban dolorosamente de sus muñecas, que ahora estaban enganchadas por encima de su cabeza.

Su corazón latía con fuerza y puro terror la atravesó cuando él se inclinó sobre ella. Su peso hizo que la mesa se inclinara hasta que su cabeza estuvo más alta que sus pies cuando sus dedos agarraron su mandíbula. Él la mantuvo inmovilizada con una mano en su cintura y un gruñido salió de lo profundo de su garganta. Imitaba el sonido de un perro feroz.

"Terminé de jugar bien. Lastimar a una mujer no es algo que desee hacer, pero lo haré. ¿Has visto el desagüe en el suelo? Está ahí para limpiar la sangre más fácilmente".

"Sombra." El de cabello oscuro agarró su hombro. "Puedo oler su miedo incluso con ese horrible perfume. Apártate. Expresó su punto y está yendo demasiado lejos con su intento de hacerla cumplir. Démosle tiempo para que se asiente en la situación. A todos nos vendría bien un descanso".

El rubio la soltó. "Me aseguré de no causarle ningún daño".

Las manos se apartaron de su cuerpo y ambos hombres abandonaron la habitación. La puerta se cerró de golpe con fuerza, el giro de un cerrojo que se lanzó fue inconfundible, y miró fijamente la luz amarilla que colgaba sobre su cabeza mientras la mesa de metal enfriaba su cuerpo a través de su ropa.

"Oh, Dios mío", susurró ella. Iban a matarla y no creerían nada de lo que dijera. Brent debe deber dinero a la mafia o algo así. Esos tipos tenían una habitación para torturar a la gente y estaba diseñada para que sus muertes fueran más fáciles de limpiar.

Intentó torcerse para salir de la mesa pero fue inútil. Los bordes de la mesa tenían esas horribles protuberancias, probablemente para evitar que la sangre se derramara por los costados, y la gravedad la mantuvo en su lugar evitando que su cuerpo colgara de sus muñecas. Lauren se miró los pies y vio que desaparecían de su posición con la mesa inclinada hacia arriba.

La puerta se abrió de repente. Ella jadeó, giró la cabeza y miró fijamente al hombre calvo que entró. Con las luces brillantes, pudo ver muy bien sus rasgos y todavía se veían extraños. Algo no estaba del todo bien con sus pómulos prominentes y anchos y esos ojos azules suyos eran tan fríos como los recordaba. Aún vestía el uniforme, pero sus armas también habían desaparecido. Cruzó los brazos sobre un amplio pecho, mostró unos bíceps seriamente gruesos que estiraban la camisa que vestía y mostró una sonrisa que podría haber congelado el infierno.

"Me dijeron que te niegas a hablar, que estás protegiendo a Bill. No creen que romperás con el miedo que causaron cuando trataron de intimidarte".

Tenía una voz áspera, áspera, y solo amplificaba su apariencia aterradora. Abrió la boca pero no salió nada.

"No juego y no me importa lo que diga el folleto sobre interrogatorios y tácticas de miedo. Voy a ser sincero." Se lamió los labios. "Sabemos que eres la mujer de Bill. Tu olor lo delata. Él tiene uno favorito que tú usas". Su mirada bajó a su pecho. "Todas sus hembras tienen pechos grandes, igual que tú". Dejó caer las manos a los costados y caminó hacia adelante hasta que la miró fijamente desde el lado de la mesa. Apestas a pertenecerle.

Su mente se quedó en blanco, demasiado asustada para hacer que funcionara correctamente.

"¿Qué olor?"

"El perfume que usas. Es raro y el mismo que le da a todas las hembras que lleva a su cama. Es ofensivo, nos molesta, pero probablemente por eso lo eligió. Es para ocultarnos cosas.

El terror golpeó a Lauren cuando el chico se inclinó más cerca y sus manos bajaron sobre la mesa a centímetros de su cintura, empujándola de nuevo a casi horizontal. Vio su propia muerte en sus fríos ojos cuando su rostro se acercó al de ella también. Estaba realmente enojado, dijo palabras locas que ella no entendió, pero ella era inocente, maldita sea. Nunca se había acostado con Brent. Era un idiota, un idiota engreído, y en cuanto a su perfume...

"Lo compré en el intercambio de regalos de Navidad en el trabajo el mes pasado", le dijo rápidamente. "Tal vez él es el que lo compró. ¡No sé! te juro que no Este perfume fue el regalo que me dieron. A todos nos dijeron que lleváramos algo a la fiesta de Navidad y se sacaron nombres. Si este es el favorito de Brent, si es difícil de conseguir, entonces debe haberlo traído. Nunca me he acostado con ese hombre.

Sacudió su cabeza calva lentamente, gruñó por lo bajo y se inclinó tan cerca que su aliento abanicó su rostro. Había bebido café recientemente. "Respuesta incorrecta. Me dirás dónde está y me ayudarás a encontrarlo. No sabes qué clase de monstruo has estado tratando de proteger, pequeña hembra." Gruñó las palabras. "Él mató a una hembra que era amada y sé la misma pérdida. Todavía no he encontrado al animal que asesinó al mío, pero me vengaré de los demás".

Con los ojos muy abiertos, Lauren miró al hombre muy enojado. Estaba furioso más allá de lo razonable y eso la asustó aún más.

"¡No voy a acostarme con Bill!" ella le gritó en la cara. "No importa cuánto trates de asustarme, todavía no me he acostado con Bill. No estoy protegiendo a nadie. ¡No sé dónde está o te lo diría!"

La boca del hombre se tensó en una línea firme. "No digas que no te lo advertí".

Se le escapó un gemido que ni siquiera trató de sofocar. ¿Iba a torturarla? golpearla? Si supiera dónde está Brent, se lo diría en un santiamén. ¿Por qué no le creerían?

Las manos del hombre de repente se cerraron en puños en la tela de su falda y tiró con fuerza. La alarma atravesó a Lauren cuando fue arrancada de su mitad inferior y la cosa destruida fue arrojada al suelo. El aire frío de la habitación le golpeó los muslos, las caderas y la parte inferior del estómago al descubierto. Su boca se abrió para gritar.