TINDER
img img TINDER img Capítulo 2 El encuentro
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Capítulo 6 ¿Qué está pasando img
Capítulo 7 No me equivoqué contigo img
Capítulo 8 La campaña img
Capítulo 9 Simplemente hermosa img
Capítulo 10 Pequeño malentendido img
Capítulo 11 No es lo que parece img
Capítulo 12 Odio ser un idiota contigo img
Capítulo 13 Todo va a estar bien img
Capítulo 14 La familia se apoya img
Capítulo 15 Te quiero a ti img
Capítulo 16 ¿Dónde quedó la magia img
Capítulo 17 Quiero correr el riesgo img
Capítulo 18 Feliz cumpleaños img
Capítulo 19 Comercial en Italia img
Capítulo 20 Tú y sólo tú img
Capítulo 21 Nada puede salir mal img
Capítulo 22 Fantasma del pasado img
Capítulo 23 ¿Es muy pronto para decir Te amo img
Capítulo 24 La verdad siempre sale a la luz img
Capítulo 25 El misterio se revela img
Capítulo 26 Prometo mejorar img
Capítulo 27 Amanda y Julia img
Capítulo 28 Una eternidad suena como un paraíso img
Capítulo 29 Cuando tengas tu propia familia lo entenderás img
Capítulo 30 Di que sí img
Capítulo 31 Epílogo img
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Capítulo 2 El encuentro

Wow.

Es todo en lo que podía pensar.

¿Es posible que este dios griego sea real?

No sabía lo que ha hecho bien en la vida para tener el privilegio de intimar con un hombre como él.

Era alto y fornido, un elegante traje cubre su bien trabajada musculatura, y su rostro. Es simplemente perfecto. Son los ojos más hermosos y cautivadores que ha visto en su vida.

Isabella sonríe y se acerca para saludarlo. Al besar la mejilla de Edward sintió el exquisito aroma del perfume que llevaba puesto. La combinación de aquel olor y la sonrisa de ese hombre acabaron con la cordura de la castaña.

A la mierda sentarse en alguna mesa del bar para conocerse, ella quería tocar a ese hombre, besarlo, verlo sin camisa, deseaba estar sobre él, debajo de él, lo quiere todo.

Cálmate Isa, dijo su última ráfaga de autocontrol.

- Decidí esperarte aquí, me parecía algo grosero dejar que entres sola. En realidad, pensaba ir por ti, pero como dijiste que preferías venir por tu cuenta...

- Sí, es que no quería hacerte esperar- mintió, pero sonaba mejor a confesarle que tenía dudas de que realmente sea una persona cuerda y no un asesino en serie.

Edward posó su mano en la cintura de la castaña mientras se dirigían hacia el bar del hotel. El Golden Source era poseedor de uno de los mejores recintos de la ciudad, estaba considerado como el hotel más lujoso del país. Isabella supuso que el hombre frente a ella debía ser rico o tener un buen empleo para permitirse una salida en ese bar.

- Creí que pensarías que era un demente- rió buscando la confianza de la chica - No tengo mucha experiencia en Tinder, me la descargue hace poco y no sé si tienen reglas.

- La verdad es que yo tampoco- Isabella se atrevió a ser honesta con él - Pero quizá tú y yo podamos crear nuestras propias reglas.

- Me gusta tu forma de pensar. ¿Qué deseas beber?

Cualquier cosa de tu boca, pensó.

- Vino está bien- respondió sonriendo por las tonterías que su mente imaginaba. Edward pidió la orden y en menos de cinco minutos tuvieron en su mesa una botella de vino blanco. Ella imaginaba lo bien que sabría el vino en la boca de Edward, mientras la obligaba a beberlo directamente de sus labios - Y ¿a qué te dedicas? - debía distraer su mente para evitar crear ese tipo de escenarios.

- Soy publicista- respondió y la chica se obligó a no ahogarse con el vino, este hombre era cada vez más perfecto- Disculpa ¿dije algo malo?

- No, perdón, lo que pasa es que yo también soy publicista- bueno, le faltaba un año para graduarse, pero, técnicamente lo era- Y me emocionó un poco conocer a alguien que pudiera entenderme.

- No puedo creerlo - Edward parecía desbordar la misma emoción que Isabella - ¿Cuántas horas duermes al día?

- ¿Qué es dormir? - preguntó ella haciéndolo reír- Es trabajoso, pero totalmente gratificante.

Ninguno de ellos era consciente de cuánto tiempo han pasado conversando sobre anécdotas del trabajo o la universidad. Sus proyectos, campañas y planes de inversión en publicidad parecen ser los protagonistas de la noche.

Edward la miraba atentamente y se sintió un poco estúpido, tenía a su lado a una chica hermosa, radiante y que era mucho menor que él, y lo único que ha hecho durante la mayor parte de la noche es hablar de trabajo. Pensó en cambiar de tema antes de terminar de aburrirla.

Isabella, por otra parte, se sentía maravillada por el hombre que tenía frente a ella. No solo era hermoso y atractivo, sino que además tenía la misma pasión que ella por su trabajo. Edward era mucho más interesante que cualquiera de los chicos que había podido conocer antes.

Y empezó a arrepentirse de todo, era un hombre demasiado perfecto al cual le encantaría volver a ver, sin embargo, era consciente de las reglas del acuerdo implícito entre ambos, y sabía que aquello no sería una opción viable.

- Quiero preguntarte algo, pero no deseo incomodarte- le dijo Edward, e Isabella lo animó a que le cuestione sin pena- Sabes mi edad ¿cierto?- ella asintió e intuyó por dónde iba la pregunta- ¿Por qué una chica tan joven busca citas con alguien mayor?

- Tampoco es que tengas edad como para que seas mi padre, pero, creo que es por las mismas razones que tú buscaste una cita con una chica más joven.

- ¿Cuál crees que sea la razón?- La voz de Edward era un poco más profunda, e Isabella podía jurar que se había acercado más a ella.

- Intentar algo distinto y que sea emocionante - respondió ella- Al menos esa es mi razón. ¿Acerté con la tuya?

- Totalmente, cariño - Él se acercó más a Isabella, y sostuvo delicadamente su mejilla- ¿Puedo besarte?- preguntó mirando los labios de ella- Perdón si suena tonto, pero creo que no sería correcto hacerlo sin tu consentimiento.

- Llevo toda la noche esperando a que digas eso - susurró antes de que el mayor posara sus labios sobre los de ella.

Sabía mucho mejor de lo que se imaginaba, la mezcla de Edward y el vino era un placer fuera de este mundo. La besó de manera delicada, pero también firme. Sostuvo el rostro de Edward con sus manos para darle más profundidad al beso. Él no se quedó atrás y abrió un poco más su boca, su lengua buscaba la de Isabella con desesperación.

Es apenas un beso, pero eso le bastó para querer más, estaba completamente segura. Mientras Edward la besó sintió pequeñas contracciones en su pelvis, y podía asegurar que estaba mojando sus bragas.

Y todo por un simple beso.

- ¿Te gustaría subir a una habitación? - Volvió a hablar él- No quiero que te sientas presionada a hacerlo.

¿Cómo podía ser tan tierno y caliente a la misma vez?

- Me siento cualquier cosa menos presionada Edward- respondió con franqueza - Sí quiero subir contigo.

- ¿Segura?- preguntó nuevamente y ella asintió gustosa - Bien, espérame un momento.

Antes de ir a la recepción le dio un beso corto. Isabella sonrió al verlo y dio un vistazo rápido a su celular. ¿La una de la mañana? ¿Realmente ha hablado con Edward casi dos horas sobre publicidad? Silvana debía estar preocupada por ella.

*Mensajes de Silvana*

¿Cómo vas?

Creo que vas bien porque no respondes.... O te moriste.

Aunque sea avísame bebé, me preocupas.

Isa dos horas y no revisas tu puto celular ¿estás bien?

*Responder a Silvana*

Estoy perfecta, no sé a qué hora llegaré a casa, pero no me esperes despierta.

*Mensaje de Silvana*

¡Esa es mi perra! Disfruta por las dos.

Tonta, susurró riendo ante las ocurrencias de su mejor amiga. Y guardó su celular cuando notó que Edward se acercaba a ella. Tomó su mano y se dirigieron hacia el ascensor. Isabella sonrió y lo abrazó. Él se sintió maravillado, esa chica era asombrosa, no creyó que pudiese tener una conversación tan fluida con alguien tan joven.

Tiene apenas cuatro años más que Gaby, piensa. Podría ser mi sobrina.

Pero no lo es.

El ascensor se abrió unos segundos después, localizaron rápidamente la habitación 609. Edward pasó la tarjeta por el censor de la puerta y se abrió casi de inmediato. Hizo pasar primero a Isabella y cerró la puerta con seguro para evitar intromisiones.

Iluminó medianamente la habitación antes de que Isabella posara sus labios sobre los suyos. Si esta chica seguía así lograría que termine dentro de sus pantalones, ahora entendía el motivo por el que Mark le había recomendado que busque una mujer joven.

Esa pasión es única, y lo hacía sentir vivo nuevamente.

Isabella lo ayudó a deshacerse del saco y la camisa que llevaba puesto. Si Edward se veía bien con ese traje, se vería aún mejor sin él. Sus brazos eran fornidos y fuertes, llenos de tatuajes, al igual que su abdomen. Ella bajó sus besos hacia la mandíbula de Edward, era tan caliente, quería probar cada centímetro de su piel.

Edward no se quedó atrás y le quitó el top gris que vestía, permitiéndole ver el sostén de encaje negro que traía.

- ¿Te gusta?- le preguntó.

- Me encanta.

- Lo compré sólo para ti - ­Isabella susurró en su oído.

- Vas a matarme- respondió Edward bajando sus manos hasta su trasero, haciéndola gemir.

Levantó una de las piernas de Isabella alrededor suyo, ella repitió la acción con la otra pierna, permitiendo que Edward la cargue, podía sentir su erección apretándola, movió ligeramente sus caderas, frotándose contra el miembro de Edward.

Rápidamente la acomodó en la cama mientras besaba el cuello de la chica, descendió sus besos hasta sus senos, los cuales besó por encima de la tela del brasier, ella arqueó un poco su espalda para poder desabrocharse el sostén, dejando sus senos expuestos ante él.

El mayor mordió su labio inferior al ver que la chica tenía un tatuaje de una serpiente en medio de sus senos.

- ¿Pasa algo?- Isabella se preocupó al notar que Edward se quedó quieto.

- Me gusta tu tatuaje... eres una combinación perfecta entre dulzura y sensualidad.

Y, sin perder ni siquiera un segundo, llevó su boca hacia uno de sus senos, chupando y mordiendo su pezón, Isabella gemía por todo el placer que este hombre le provocaba. Repitió lo mismo con su otro seno, mientras ella tocaba desesperada los fornidos brazos de Edward y su espalda.

Él siguió bajando sus besos por el abdomen de la chica, se separó unos segundos para poder acomodarse y subió la falda que traía la castaña, era cada vez más increíble, besó cuidadosamente sus muslos, le encantaba escuchar los gemidos de Isabella, y retiró las bragas de ella con sus dientes.

Isabella casi suelta un grito al sentir la lengua de Edward en su clítoris, la movía tan bien, justo donde a ella le gusta, acompañó el ritmo del movimiento de la lengua de él moviendo sus caderas, hasta que sintió que había metido dos dedos dentro de ella, los movía rápidamente volviéndola loca, sólo salían gemidos de su boca, este hombre la iba a acabar.

-Mierda... Estoy muy cerca - le avisó gimiendo - Si sigues así voy a...

- Hazlo. Quiero que te vengas en mi boca. Demuéstrame lo bien que te hago sentir - le pidió Edward con la voz más ronca de lo normal.

Y no le faltó mucho para hacerlo, sintió esa presión ya conocida en la parte baja del estómago, y en pocos segundos tuvo la sensación de estar en el cielo, Edward pudo sentir las contracciones que tenía Isabella y subió para besarla en los labios nuevamente.

Ahora ella se movió para quedar encima de él. Fue bajando sus besos por su abdomen hasta que llegó al molesto pantalón de Edward, tuvo algunos problemas para desabrocharlo, pero finalmente pudo hacerlo. Tenerlo frente a ella, vestido sólo con un bóxer, era una escena jodidamente caliente. Besó la erección de Edward por encima de la tela del bóxer y después se separó.

- Siéntate- le pidió y Edward obedeció un tanto confundido.

Él se sentó en el borde de la cama a la vez que Isabella se arrodilló en el suelo, le ayudó a quitarse el bóxer, cerró ligeramente sus ojos al sentir la lengua de la castaña en su glande, y tiró su cabeza para atrás cuando sintió que estaba dentro de su boca.

Hace tanto tiempo que nadie le hacía una mamada, las últimas mujeres con las que había tenido intimidad no habían querido hacerlo y que Isabella haya tenido la iniciativa era demasiado excitante para él. Sostenía el cabello de ella con una mano, como si le estuviera haciendo una cola, y se obligó a jalar de ella para separarla de él.

- Si sigues así me voy a venir, cariño- le dijo mordiendo su labio - Y todavía tengo un par de cosas que deseo hacer contigo.

Buscó en su pantalón un preservativo y lo iba a abrir cuando sintió que lo abrazaba por atrás y depositó un beso en su cuello.

- Déjame que te ayude- susurró Isabella quitándole el preservativo- Échate- le pidió y él obedeció.

Ella abrió el sobre plateado y se acercó hacia él, le puso el preservativo sin mucho esfuerzo y se acomodó entre sus piernas. Con sus manos cogió el miembro de Edward y lo colocó en su entrada.

Gimió al sentirlo dentro. Era grande, pero se sentía muy bien. Comenzó a mover sus caderas encima de él, aumentando cada vez más la velocidad, Edward la ayudaba moviéndose también y sosteniendo sus caderas firmemente.

En un momento Edward se levantó con cuidado para poder abrazar a Isabella, y comenzó a moverse más rápido mientras besaba el cuello de la castaña quien cada vez gemía más fuerte. Edward jaló su cabello haciendo que lo mire a los ojos y después la besó apasionadamente en los labios.

- Quiero estar encima de ti- le pidió Edward cambiando de posición- necesito tenerte completamente. - entró en una sola estocada dentro de Isabella y empezó a moverse con mucha velocidad- ¿Te gusta cómo te estoy follando, cariño?- le preguntó- Mírame bebé, quiero que me mires, me pone demasiado cuando me miras con esa mirada tan caliente que tienes- Isabella lo obedeció y siente que se acercaba a un segundo orgasmo- Me encanta lo apretada que estás- gime en su oído- Mierda- gruñó sintiendo cómo llenaba el preservativo de semen. Ambas respiraciones eran agitadas, pero igual sonrieron cómplices al verse, Edward sale de ella y besó su frente- ¿Estás bien?

- ¿Sigo viva?- preguntó Isabella haciéndolo reír - Por un momento creí que me había muerto.

- ¿Tú? Nena, casi me matas.

- ¿Podemos decir entonces que la experiencia de tener una pareja sexual con diferencia de edad fue exitosa?

- Completamente- sonrió Edward antes de besarla- iré a darme una ducha, no tardaré.

Cuando sintió el ruido del agua cayendo Isabella se debatió mentalmente si debía irse o quedarse. Había sido la mejor experiencia sexual de su vida, pero era sólo sexo, por más maravilloso que Edward sea, ambos habían salido únicamente para eso, fue todo un caballero, pero no porque algo más fuera a pasar.

Y mejor irse con el mejor recuerdo posible a convertirlo en un momento incómodo. Se levantó de la cama y se vistió con rapidez. Cogió su celular y se fue de la habitación.

Mientras el agua caía por su cuerpo, Edward analizaba lo que acababa de pasar: se había acostado con una chica que era trece años menor que él. Y le había encantado, no pensó que una chica de su edad pudiera ser tan maravillosa.

Fue con la idea de un encuentro casual, pero una parte de él quisiera seguir conociendo a la castaña tan increíble que lo esperaba en la cama. No perdía nada intentándolo. Cerró el grifo del agua y mientras secaba su cuerpo mirándose en el espejo.

- Estuve pensando y, ninguno de los dos sabe realmente mucho de las reglas de Tinder, pero me gustaría volver a verte, no sé ¿qué crees tú?- esperó unos segundos por una respuesta- ¿Silvana?- preguntó, al no escuchar nada, caminó hacia la habitación pensando en que la muchacha se había quedado dormida, pero se dio cuenta de que se había ido.

            
            

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