TINDER
img img TINDER img Capítulo 4 No eres como recordaba
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Capítulo 6 ¿Qué está pasando img
Capítulo 7 No me equivoqué contigo img
Capítulo 8 La campaña img
Capítulo 9 Simplemente hermosa img
Capítulo 10 Pequeño malentendido img
Capítulo 11 No es lo que parece img
Capítulo 12 Odio ser un idiota contigo img
Capítulo 13 Todo va a estar bien img
Capítulo 14 La familia se apoya img
Capítulo 15 Te quiero a ti img
Capítulo 16 ¿Dónde quedó la magia img
Capítulo 17 Quiero correr el riesgo img
Capítulo 18 Feliz cumpleaños img
Capítulo 19 Comercial en Italia img
Capítulo 20 Tú y sólo tú img
Capítulo 21 Nada puede salir mal img
Capítulo 22 Fantasma del pasado img
Capítulo 23 ¿Es muy pronto para decir Te amo img
Capítulo 24 La verdad siempre sale a la luz img
Capítulo 25 El misterio se revela img
Capítulo 26 Prometo mejorar img
Capítulo 27 Amanda y Julia img
Capítulo 28 Una eternidad suena como un paraíso img
Capítulo 29 Cuando tengas tu propia familia lo entenderás img
Capítulo 30 Di que sí img
Capítulo 31 Epílogo img
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Capítulo 4 No eres como recordaba

Se removió en su asiento y agachó la mirada, agradeció el haberse sentado casi al fondo, esperando que aquel hombre no note su presencia.

Pero ¿qué mierda hacía aquí? Tocó el hombro de Silvana, quien, también se encontraba asombrada, aunque, a diferencia de Isabella parecía hacerle gracia la situación.

- Parece que alguien ya aprobó el curso- susurró.- si le digo que yo cree tu perfil de Tinder ¿crees que también me apruebe?

- Cállate, no seas tonta.

- Bienvenidos sean todos, soy Steve Cross y durante este semestre seré su maestro de plan de inversión en medios...- su mirada va un poco más allá y entonces se queda en silencio unos segundos.

La mirada de ambos se conecta y Steve reconoce inmediatamente a la castaña sentada en una de las últimas filas, aquella chica que lo había abandonado en un hotel después de acostarse con él. ¿No se supone que Silvana ya estaba graduada? ¿Qué hacía precisamente aquí?

Eres un estúpido Steve, obviamente te mintió, pensó. Vamos, no eres un chiquillo, no dejes que esto afecte tu trabajo, eres un profesional.

La castaña por su parte sólo piensa en cómo morir para evitar la incomodidad que siente ahora. Los ojos de Steve no se despegan de ella en ningún momento. ¿No se llamaba Edward y era un publicista? ¿Por qué mierda no le dijo que era un profesor? Estaba jodida.

- Cambia de cara, no puede ser tan malo- susurra Silvana.

- ¿"No puede ser tan malo"? Le dije que estaba graduada y que me llamo Silvana.

- Existe la mala suerte y después está tu vida. Espera, ¿me reprobará a mi también si sabe que te presté mi nombre?

- Espero que se hayan divertido mucho durante el verano, porque, a partir de hoy no tendrán tiempo ni para ir al baño- mientras hablaba su mirada no veía a nadie más que a ella- no les mentiré: este curso requiere de tiempo, dedicación y en especial de pasión. Si han llegado hasta aquí es porque realmente les gusta lo que estudian ¿no es así?- pregunta y algunos asienten- es el momento de demostrarlo. Antes de empezar con la clase, quiero que las reglas queden claras desde el comienzo.

Uno: Me gusta la puntualidad, si vienen un minuto después de la hora ni se molesten en entrar.

Dos: Respeto, para ustedes soy el Señor Cross, no Steve.

- ¿Lo llamaste "Señor Cross" cuando te lo follaste?- se burla Silvana.

- Esto es serio, Sil.

- Perdón, no puedo verlo como mi profesor, en mi mente sigue siendo el sensual Edward que le gusta la lencería negra.

- Deja de hablar así o alguien nos puede escuchar.

Tres: Lo único importante en mi clase soy yo, así que los ojos al frente.

Isabella no pudo evitar recordar cuando en aquella noche, Steve le pidió que lo mire a los ojos.

Cuatro: Si desean opinar o dar un aporte, por favor, piensen antes de hablar.

Cinco: Hagan sus proyectos son tiempo, porque me daré cuenta si ha sido elaborado un par de días antes y no quieren reprobar este curso, se los aseguro.

Seis: Si tienen alguna duda me la dicen, si les da vergüenza pueden buscarme en la cafetería cuando estoy en la universidad, pero hablen, ser honesto es algo importante.

Su mirada se posó sobre Isabella mientras lo decía y ella se sentía a punto de morir de un colapso nervioso. Parece que Steve la odiaba.

Bien, tranquila Isa la situación no puede joderse aún más.

- ¿Me parece o eso fue una indirecta?- susurra Silvana.

- Oh, lo olvidaba, no me gusta dar mi número a todos porque después llaman en horas inoportunas para preguntar tonterías- comenta y algunos de los estudiantes se ríen- así que voy a escoger a uno de ustedes para que sea mi asistente del curso, será un intermediario entre ustedes y yo, como algunos saben sólo vengo a la universidad dos veces por semana, que son los días que me toca enseñar. Así que el o la asistente tendrá mi número que sólo usará en casos de emergencia. ¿Queda claro?- todos asienten.- Bien, un momento, veré la lista de estudiantes.

Se dirige hacia su escritorio y busca la hoja en la que aparecen los datos de los alumnos que estarán a su cargo durante este semestre. No puede evitarlo, es algo más fuerte que él, sus ojos se dirigen directamente hacia la letra "S". Sólo hay una Silvana en su clase.

Al menos eso era real en ella.

- ¿Silvana Giordano?- pregunta fingiendo desinterés, aunque su mirada se dirige hacia la castaña, quien no se sabe hacia dónde mirar- ¿Quién es Silvana Giordano?- vuelve a preguntar y siente una extraña decepción al ver que la chica sentada al costado de la castaña levanta su mano.- Bien, tú serás mi asistente durante el semestre.

Ni siquiera se llama Silvana, ¿quién era entonces esa chica? Todo resultaba ser una mentira cuando se trataba de ella, absolutamente todo, ¿con qué más le había mentido? No puede dejar de sentirse como un completo idiota.

Una chiquilla se ha burlado de él de la manera más cínica. En buena hora no volvió a salir con ella, pensó.

- No suelo hacer esto, pero esta clase llamaré sus nombres uno por uno y me gustaría que levanten la mano al oír su nombre, para conocerlos. – en realidad, sólo quería saber el nombre de esa chica, no sabía ni siquiera para qué, pero lo necesitaba.

Llamó a cada uno de la lista, fingía estar atento a cada uno de ellos, cuando la verdad era que sólo se interesaba en saber el nombre de la extraña con la que se había acostado.

- ¿Isabella Leclair?- pregunta y finalmente la ve alzando la mano, la mira por algunos segundos, y siguió adelante con algunos lineamientos más que los estudiantes debían tener en cuenta. – Bien, será todo por hoy, aprovechen, porque será el último día donde podrán dormir. Nos vemos la siguiente clase. Silvana, acércate un momento.

- Te espero afuera- susurra Isabella y sale inmediatamente del salón.

Todos parecen sorprendidos por lo rápido que terminó la clase del señor Cross, pero parecen alegrarse, en cambio Isabella estaba preocupada. No entendía bien la razón por la que Steve podría estar enojado, si él tampoco fue del todo sincero con ella. Y por lo que había visto hoy, estaba mezclando temas.

¿Debía tal vez hablar con él para aclarar las cosas? No le convenía mantener relaciones tensas con él en estos momentos.

Entra nuevamente al salón e intenta no enojarse al ver a Silvana y Steve riendo mientras parecían intercambiar números.

- Señor Cross ¿podría hablar un momento con usted?- pregunta.

- Estoy algo apurado Leclair- responde mirando a su celular.

- Es rápido.

- Acompáñame hasta mi coche. Bien, estamos en contacto Silvana.- ella asiente y finge arreglar sus cosas para que Isa y Steve puedan irse. Y espera que a su amiga le vaya bien.

- Bien, ¿qué me quieres decir Silvana? Perdón, Isabella, es un poco confuso- se burla Steve.

- ¿Puedes dejar de comportarte como un niño? Tú tampoco fuiste don honestidad, Edward.

- Edward es mi segundo nombre, no el de mi amigo.

- No seas cínico, Steve. Ninguno de los dos fue del todo sincero. No te escuché contar que eras profesor.

- Ni yo que tú seas estudiante.

- Entonces ¿voy a reprobar porque ambos mentimos?

- Tan sólo estoy sorprendido, no contaba con verte aquí. Esto no afectará tu trabajo siempre y cuando presentes buenos trabajos.

- Mis trabajos no son buenos, son excelentes.

- Habrá que verlo- responde Steve- creo que a ambos nos conviene hacer como que esa noche nunca ocurrió. Nunca nos vimos, nunca hablamos, nunca pasó nada.

- Como gustes, Steve- respondió, y le cuesta entender que aquel hombre casi perfecto que conoció en el verano es el mismo que tiene ahora frente a ella.

- Señor Cross, Isabella.

- El trato debe ser igual, si usted es el señor Cross, yo soy la señorita Leclair.

- ¿Te estás burlando de mí?

- Regla número dos: Respeto. Exijo lo mismo. ¿Te ofendí al mentir? Bien, lo siento. Pero eso no te da el derecho de comportarte así. Podrás ser mi maestro, podrás ser mayor que yo, pero no por eso voy a aguantar tus berrinches. Si quieres respeto que sea para ambos Steve. Buenas tardes.

Steve abre la puerta de su coche y se queda sentado por unos minutos. Odia cuando otra persona tiene razón, y debía reconocer que se había comportado como un niño delante de ella. ¿Por qué estaba tan enojado? Es decir, era un encuentro casual, podía pasar que ella le diera datos falsos, así como él.

Había sido injusto con Isabella sin motivo alguno.

Había prácticamente cancelado la clase de hoy porque no podía concentrarse con esa chica ahí sentada.

Se tomó la molestia de llamar uno por uno a sus alumnos para saber su nombre.

Golpea el timón del coche por ser tan estúpido, por no controlar sus impulsos, y por no saber qué hacer con la erección que se había formado en sus pantalones.

            
            

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