No juegues conmigo
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Capítulo 3 3

Me despierto temprano, no he podido dormir pensando en mamá.

- Hola mamá.

-¿Cómo amaneciste?

-Buenos días, Mila, ¿por qué no me llamaste ayer?, me quedé preocupada.

- Bien, se me fue el tiempo y no me di cuenta hasta ya tarde.

- ¿Todo bien?

-Sí, gracias. Es un hermoso lugar ¿Cómo está papá?

-Debe estar en casa de la mujer esa.

-Suenas terrible ¿Has estado llorando? Tienes que calmarte.

-Pues no, en verdad. Nos quedamos celebrando.

-El sitio es muy lindo, es una isla salvaje. Los paisajes son inigualables.

-Me alegro, hija, te he encomendado tanto a los santos.

-Lo sé, te siento a cada momento.

-¿Y la gente, qué tal?, ¿cómo te tratan?

-¡Uy, muy chéveres son! Ya los conocerás un día de estos.

-Vamos a esperar que aparezca tu papá y te aviso, para que lo llames.

-Dale, dile que estoy bien. No le digas donde estoy.

-Está bien.

-Te llamo cuando pueda. Te amo, mamá.

-Dios te cuide, Mila. No olvides en lo que quedamos.

Estuve a punto de llorar de nostalgia.

-¡Mila!, ven-interrumpió Michael, riendo.

-Hola, no grites que vas a despertar a tu mami.

-¡Quiero nadar! -gritó molesto.

-Pero claro, yo te acompaño, ¿te dan permiso?

Sale corriendo a buscar los inflables y me deja con la palabra en la boca.

-¿Quieres ver cómo me lanzo un clavado?

-¡No!, ¡carajo!

-¡Anda, no seas aburrida! -replicó el niño.

-Cuando venga tu papá, ahora tranquilo.

-¡Qué viva! Allí viene papi.

Noto que Hans viene caminando a toda prisa y se molesta con Michael por no obedecer.

De pronto, me toma de los brazos, me carga y me lanza a la piscina, como si se hubiese

puesto de acuerdo para jugarme una broma pesada.

Grito fuerte mientras voy en el aire a punto de pegarme contra el agua.

Empapada, no me queda más remedio que ponerme a jugar con el pequeño quien se muere

de risa por lo sucedido.

-¡Bellos!, parecen hermanos.

Este bendito hombre tiene unos cambios de conducta extraños. No entiendo por qué a veces

me trata bien y de repente me hace sentir mal. Procuro no darle mucha importancia.

-Esperemos que el señor que hace el mantenimiento venga hoy a revisar los filtros porque

parece que está algo sucia en algunas áreas.

-No te preocupes, se ve limpia.

Me sumerjo a echar un vistazo en el fondo y encuentro un bello anillo. Lo tomo y se lo

entrego al señor.

-Tremendo hallazgo. Mi mujer te va a amar, lo creía perdido.

-El reflejo me hizo mirar hacia el lugar donde estaba. Menos mal. Muy hermosa joya.

-Se lo regalé cuando comenzamos a salir en plan de novios.

-¿Cuántos años llevan juntos?

-Bueno, alrededor de dieciocho años. Nos conocimos en una fiesta cerca de aquí. Me

impactó al verla, su figura era de reina. Así como tu cuerpo ahora.

-Yuraima es una mujer muy hermosa y se nota que lo ama.

-Yo también la amo. Aunque de vez en cuando, ya sabes. Cosas de hombres, no tiene

nada que ver con el amor.

-¡Sí!, eso supongo. Me recuerda a mi papá, hace poco le descubrimos que tenía otra

familia.

Luego de almorzar, nos tomamos un café. Reposamos la comida y volvimos al agua.

Seguimos allí, jugando pelota inflable hasta que los brazos me comenzaron a doler.

El baño en la piscina me deja muerta y el pequeño sigue corriendo como si nada, esta vez

alrededor de la grama japonesa del jardín.

Ya tengo un mes acá y se acerca el momento de irme a España. La emoción es

incontenible, solo falta que Hernán cumpla con su palabra. Prometió costear el boleto aéreo

a cambio de que compartiera mis conocimientos con el niño. Y no solo he cumplido, sino

que me he ganado su afecto.

En mi casa, no saben nada de mí. Pocas veces llamo a mi madre. No tengo nada nuevo que

decirle y no la quiero preocupar. Hoy, Mateo vino a avisarme que Hernán llega esta noche.

Me dice que no me preocupe. Y es que ya estoy muerta del susto, algo raro sucede, lo

presiento.

Aprovechó que todos dormían la siesta para meterse en mi cama. Este hombre me encanta,

es tan galante y cuidadoso que sigo siendo virgen. Me ha respetado, al menos por esa zona,

solo besos que me hacen delirar.

Me pregunto si me podré alejar tan fácil de este chico o si resultará un obstáculo en mis

planes. No quiero imaginar que arruine mi partida.

Lo beso una y otra vez, necesito que se vaya para poder arreglarme. Me quiero bañar, para

quitarme su olor. Y ponerme rompa limpia. Me haré ondas en el cabello y un maquillaje

sencillo. Quiero que esté orgulloso de mí a la hora de la cena, cuando nos volvamos a ver.

Mateo se resiste y me toma de nuevo, nos caemos de la cama luchando como dos pequeños.

Y en el suelo, nos besamos apasionadamente. Sin querer separarnos.

Me toma de la mano y tomamos una ducha juntos, qué decir de la sensación de sus manos

pasando el jabón por la piel de todo mi cuerpo. Me pega contra la pared y disfrutamos del

maravilloso roce de nuestros cuerpos. Hasta que somos interrumpidos por un sonido seco

del otro lado de la ventana.

-Alguien no está espiando -susurró.

-¿Quién podrá ser?, quizás fue una de las mascotas que están en el jardín.

-No lo creo. Tenemos que tener más cuidado, si se entera Hernán soy hombre muerto. No

me perdonará el haberme metido contigo.

-No, hombre.

-¿Piensas que ha llegado?

-No, para nada. Pero quien estuvo escuchando puede soltar la lengua y allí sí que se arma

tremendo problema.

-Que Dios nos cuide, ese hombre es muy peligroso.

-¿Tú tienes algo con él?

-No, lo conozco desde niña y tenemos mucha confianza, solo eso.

-¿Tú supones?

-¿¡Claro!?, le sobran las mujeres.

-Quien quita, una nena como tú alborota a cualquiera. Yo que tú me andaba con mucho

cuidado. Estoy seguro de que tiene otras intenciones contigo.

Me quedo pensativa y muy preocupada.

Hernán me obliga a pasar la noche con él.

            
            

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