La voz que despertó mi primavera
img img La voz que despertó mi primavera img Capítulo 4 Sábado 6 de septiembre
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Capítulo 6 Lunes 22 de septiembre img
Capítulo 7 Martes 23 de septiembre img
Capítulo 8 Miércoles 24 de septiembre [1] img
Capítulo 9 Miércoles 24 de septiembre [2] img
Capítulo 10 Jueves 25 de septiembre [1] img
Capítulo 11 Jueves 25 de septiembre [2] img
Capítulo 12 Viernes 26 de septiembre [1] img
Capítulo 13 Viernes 26 de septiembre [2] img
Capítulo 14 Sábado 27 de septiembre img
Capítulo 15 Lunes 29 de septiembre [1] img
Capítulo 16 Lunes 29 de septiembre [2] img
Capítulo 17 Lunes 29 de septiembre [3] img
Capítulo 18 Martes 30 de septiembre [1] img
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Capítulo 4 Sábado 6 de septiembre

Damián despertó más tarde de lo usual. No tenía la carga extra de siempre y había llegado tarde a casa, además de quedarse repasando lo irreal que fue su día anterior. Tenía una sonrisa pequeña porque su cuerpo no le dolía tanto. Había ganado un día de descanso en sábado, y eso lo hizo sentir con energía.

Se levantó con el sol en el balcón y tomó su teléfono. No esperaba ningún mensaje de Conrad aún y tampoco lo había. Abrió la aplicación de llamadas y marcó un nombre que tenía guardado "-–".

Al segundo timbre contestaron.

-Hola, Damián. Ha sido un tiempo. ¿Todo bien?

Una voz más gruesa que la suya pero amable respondió suavemente.

-Hola, Kanek'. Siento molestarte... -respondió bajo.

-No. Está bien. ¿Pasó algo?

-Lo de siempre -Damián soltó una risita falsa. Ninguno de los dos creía que para él fuera divertido.

-¿Otra vez? Lo siento mucho. Pensé que se habían regularizado con eso. Es mi culpa por no asegurarme...

-No lo es. Te agradezco que siempre me ayudes. Lamento mucho pedírtelo otra vez, pero, ¿podrías decirle a padre sobre el pago del departamento? Lo quiere para mañana o...

-o tirará toda tus cosas a la basura. ¿No se supone que el depósito cubriría esos casos?

Damián se encogió de hombros y quedó en silencio.

-Lo lamento mucho en verdad. Hablaré con él en el desayuno. Te mandaré un mensaje en cuanto haga el depósito. No pasará de hoy.

-Gracias, Kanek'. -Damián respiró con un peso menos.

-¿Tú estás bien?

-Sí. Todo está bien. ¿Y tú? -tragó-. ¿Cómo están padre y madre?

-Yo estoy bien. Ellos... ya sabes -escucho la risa del otro lado-. Nunca se sabe.

-Sí.

-Damián. Tengo que colgar.

-Lo sé.

-El dinero será enviado. Lo prometo.

-Gracias.

-Aguanta, por favor.

La llamada se cortó. Damián dejó el teléfono en el colchón. «Aguantar es todo lo que he hecho».

El agua de la regadera cayendo en el bote donde lavaría su uniforme era escandalosa en un espacio tan pequeño, pero hipnótica. El agua estaba helada, pero hacía un buen sol en el balcón y se sentía mejor. Un día sin palizas podía devolverle mucho. Hasta el apetito. Quiso poner una canción para energizarse. Notó las nuevas aplicaciones. No las tocó, pero se hizo consciente.

Miró la cobija aún desordenada en su colchón y la sacudió. El labello rodó a sus pies.

Conrad estaba ahí, diciéndole que lo usara. Él obedeció puntualmente todo el fin de semana.

            
            

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