Capítulo 10 El problemático

La comida no estaba caliente, pero el impoluto vestido blanco de Cassidy presentaba unas llamativas manchas de salsa roja que llamaron inmediatamente la atención.

Sorprendida, la camarera se apresuró a disculparse.

Antes de que la muchacha pudiera pronunciar palabras, una voz desagradable invadió sus sentidos desde atrás.

"Vaya, vaya, ¿pero si es la señorita Wright, del Grupo Apex? No se preocupe, jovencita, es solo un vestido. La señorita Wright es adinerada y tiene un benefactor rico. No se molestará en complicarle las cosas a usted".

Cassidy frunció el cejo al darse la vuelta y encontrarse con una mujer regordeta ataviada con un vestido escotado que mostraba audazmente una parte importante de su pecho.

"Perdone, señora, pero fui testigo de cómo empujaba usted intencionadamente a la camarera, provocando que el plato se derramara sobre la señorita Wright. ¿Cómo puede ser tan hipócrita?". Emely, sentada frente a Cassidy, observó todo el incidente con suma claridad, lo que la obligó a replicar.

"¡¿Qué disparates dices?!", se burló la mujer, mientras sus ojos miraban con desdén a Cassidy. "¿Insinúas que yo intimidaría a una mujer que depende de un hombre para satisfacer sus deseos? Lo siento, ¡pero me niego a rebajarme a su nivel!".

"Tú...". Emely hirvió de rabia y se quedó muda. Luego se arremangó, dispuesta a enfrentarse físicamente a la mujer, sin embargo, Cassidy intervino, sujetando con cuidado su mano.

Miró a la mujer con calma y pronunció: "Señora, dejando a un lado su implicación en el error de la camarera, la calumnia es ilegal. Si no me falla la memoria, no creo que nos hayamos cruzado antes, ¿verdad?".

"¿Calumnia?". Los labios de la mujer se curvaron en un gesto despectivo. En un acto repentino y malicioso, tomó una taza de té humeante de la mesa y vertió su hirviente contenido sobre Cassidy.

Pillada desprevenida, la muchacha no tuvo oportunidad de esquivar el líquido abrasador, y su vestido de seda blanca, antes impoluto, ahora empapado, se transformó en un velo traslúcido que dejaba entrever su lencería de encaje.

"¡No solo me atrevo a difamarte, sino que también me atrevo a pasar a la acción!". Con esas palabras, la expresión de la mujer se hinchó de autosatisfacción, como si hubiera logrado algo notable.

La furia recorrió los puños cerrados de Cassidy, incapaz de soportar por más tiempo el peso del insulto. A punto de perder la compostura, una voz femenina, clara y melodiosa, intervino. "Joyce, ¿qué ocurre?".

Cassidy desvió la mirada hacia la fuente de la voz, siendo testigo de cómo Maggie y Franklyn entraban en el restaurante, agarrados del brazo.

Maggie parecía curiosa, mientras que Franklyn desprendía un aire de frío distanciamiento. Sus ojos centellaron un instante al ver a Cassidy, pero enseguida volvieron a su indiferencia habitual.

Ella no había previsto encontrarse con Franklyn y Maggie en aquel lugar. Y sin pensarlo, su ceño se arrugó.

Al ver a Maggie, el semblante de Joyce Thompson se transformó en una sonrisa aduladora.

"Maggie, señor Pierce, buenas noches", espetó, y enseguida ofreció una explicación poco sincera, acompañada de una audaz falsedad.

"No es nada serio. Me encontré por casualidad con la señorita Wright de la compañía del señor Pierce. La camarera manchó por accidente su vestido. Enfurecida, la señorita Wright estuvo a punto de golpearla. Estoy aquí para ofrecer una disculpa en nombre de esta desafortunada camarera".

"¿Es así?". Maggie lanzó una mirada dudosa en dirección a Cassidy, como si albergara dudas sobre el supuesto carácter de la chica.

En un intento de reforzar su mentira, Joyce sacó un fajo de billetes de su bolso y se lo tendió a Cassidy. "Señorita Wright, por favor, acepte esto. Evítele más problemas a esta joven. La cantidad debería bastar para comprar un vestido de recambio".

La muchacha comprendió por qué esta alborotadora desconocida se había fijado en ella. Era evidente que Joyce era una conocida de Maggie.

Ah... solo una mujer de baja categoría recurriría a una estratagema tan transparente. Cassidy echó una mirada de reojo a Franklyn, solo para descubrir que miraba con adoración a Maggie.