Capítulo 6 Qué subordinada más dedicada

Después de quitarse la chaqueta del traje, Franklyn la colocó sobre los hombros de Cassidy. Luego, mientras la llevaba en sus brazos, se dio la vuelta y le ladró a Brayan: "¡Encárgate del resto!".

Acto seguido, salió de la sala privada.

"Franklyn, déjame acompañarte", dijo Maggie mientras aceleraba el paso para alcanzar al aludido. Franklyn no objetó la petición de la chica.

Ya a bordo del auto, Maggie miró a Cassidy con empatía. Luego suspiró y comentó: "Franklyn, no es nada fácil para las chicas trabajar en este mundo. La señorita Wright es muy buena en su trabajo. Probablemente esta no fue la primera vez que le sucede algo así, ¿verdad? Afortunadamente en esta ocasión no resultó demasiado herida".

Franklyn no dijo nada, mientras miraba a Cassidy con una expresión ilegible.

Poco después, cuando llegaron a un hospital, el chófer informó: "Jefe, ya estamos aquí".

Después de bajarse del auto, Franklyn cargó con cuidado a Cassidy. Luego, sin perder ni un segundo, la llevó directamente a urgencias.

Cuando la chica recuperó el conocimiento, se encontró en un lugar extraño. La habitación era toda blanca y el aire estaba cargado con un fuerte olor a desinfectante.

Al voltear la cabeza, vio a dos hombres vestidos de negro y de aspecto serio parados en la puerta. Ella los conocía perfectamente; eran los guardaespaldas de Franklyn.

Al ver que la chica por fin había recuperado el conocimiento, uno de ellos sacó su celular e hizo una llamada.

Mientras Cassidy desayunaba, Franklyn fue a visitarla, acompañado de Tyrone Nixon, el CEO de Empresas de Vanguardia.

Tyrone tenía aproximadamente la misma edad que Franklyn, solo que era un poco más bajo que él. Entró en la habitación con un ramo de claveles y con una expresión de disculpa en su apuesto rostro.

"Señorita Wright, lamento mucho los problemas que Alfred le ha causado. No sabía que era tan bruto. Aunque actuó por su propia cuenta, sigue siendo un empleado de Empresas de Vanguardia, de modo que la compañía tiene que asumir la responsabilidad de sus actos. Por favor, permítanos compensarle por esto", dijo Tyrone con sinceridad, al mismo tiempo que le tendía a la chica el ramo de claveles.

Cassidy había visto a Tyrone en dos ocasiones, cuando asistía a cenas con Franklyn.

Cuando fue por primera vez a Empresas de Vanguardia como cliente, visitó especialmente a Tyrone. Sin embargo, este simplemente la despidió, diciendo que las compras las manejaban sus subordinados, no él.

Cassidy sabía que los jóvenes ricos como Tyrone no tenían una buena opinión de ella, de modo que era obvio que solo fue a disculparse para quedar bien con Franklyn.

Cassidy bajó la cabeza y pensó un rato, antes de volver a levantar la vista y decir:

"Señor Nixon, no tengo ningún motivo para rechazar su amabilidad. Le pediré a mi asistente que le envíe el contrato. Espero que lo firme".

Incluso después de una experiencia tan traumática, los negocios seguían siendo negocios. Cassidy no podía culpar a Tyrone por lo que Alfred había hecho, y tampoco era tan estúpida para rechazar su oferta. Después de todo, tenía un equipo montado sobre su espalda.

Ella había hecho todo lo posible para obtener esa orden, y casi fue violada en el proceso. Si al final terminaba perdiendo el pedido, ¿cómo podría aceptarlo?

Para ser sinceros, Tyrone no esperaba escuchar tal respuesta, por lo que se quedó atónito por un momento. Luego le sonrió a Franklyn y le dijo: "Señor Pierce, hay algo que tengo que preguntarle. ¿Dónde consiguió a una subordinada tan dedicada?".

"¡Oh, Maggie, tú también estás aquí!".

En ese momento, alguien más entró en la pequeña habitación.

Cuando Cassidy miró hacia arriba, vio a Maggie sosteniendo una canasta de frutas. Mientras le sonreía, parecía tan inofensiva como una gatita.

Cassidy no tenía ni idea de cómo reaccionar. Tyrone, por su parte, le dio un codazo a Franklyn y sonrió significativamente. Con una expresión desdeñosa, este último se frotó el lugar donde el otro hombre lo tocó, y luego se volvió hacia Maggie, a quien le preguntó: "¿Qué estás haciendo aquí?". Su voz era profunda y llena de afecto, lo que sonaba particularmente agradable.

Desafortunadamente, para Cassidy, Franklyn nunca había usado ese tono de voz con ella.

"Vine a visitar a Cassidy, porque es tu empleada. Después de que algo tan traumático le sucedió, es mi deber consolarla".

Mientras hablaba, colocó la cesta de frutas sobre la mesita de noche que estaba junto a la cama. Curiosamente, la chica sonó como si ya fuera la esposa de Franklyn.