/0/11270/coverbig.jpg?v=5fb823b75e12d320fb7aa515cd4a0714)
Scarlett salió presurosa de la habitación, cruzo el pasillo hasta llegar a la escalera y bajo con extremo cuidado hasta el vestíbulo, por suerte, su madre aún no bajaba, pero sus hermanas ya estaba ahí, cada una perdida en sus propios asuntos, Ellen tenía un libro en las manos, ya que para ellas estaba prohibido la tecnología, su afición eran los libros de romance, cosa que a Scarlett le resultaba aburrido, pero gracias a Ellen había conseguido tener alguno que otro tema de conversación de Brandon, servía escucharla de vez en cuando.
En cuanto a Ashley, ella estaba cruzada de brazos, era evidente que estaba enojada, por haber sido arrastrada a ese lugar olvidado por dios, según ella. Quería quedarse en NYC con sus amigas quienes habían planeado un viaje a París, habían ahorrado lo suficiente para poder tener su aventura europea soñada, pero su madre la había obligado a ir a la residencia de verano como cada año lo hacían con el fin de que su familia no se separara y aunque ellos solían darle todo a sus hijas, no querían cambiar sus tradiciones solo para su satisfacción, primero estaba la familia.
Scarlett era la única de las hijas O'Donnel que estaba ansiosa por llegar a Doce Acres, debia encontrarse con Brandon a solas y ese era su objetivo, no sabia si lo conseguiría, pero oro para su adentros para que así fuese. Scarlett se adentró al auto mientras esperaba a que su familia entrara y mientras esperaba, pensó en Brandon. Recordó el verano pasado y los días de sana alegría que había experimentado al lado de él paseando y montando a caballo, días que había tenido que invitar a Melanie por sugerencia de su madre y lo hizo, aunque lo que ella quería era estar sola con Brandon, sin embargo, su amiga se había abstenido de montar, puesto que no era muy atlética, sino más bien frágil, pero que ella recordara, aquella había sido la única ocasión en que había visto a Melanie hablar con Brandon.
Scarlett se preguntó que clase de premeditadas artimañas femeninas, habría usado Melanie para llamar la atención de Brandon, claro de ser ciertos los rumores sobre aquel supuesto compromiso, porque no podía imaginarse a Brandon, un hombre tan enérgico casándose con Melanie, la chica más endeble que jamás había conocido, a menos de que Brandon fuese del tipo de hombre que se dejaba impresionar por una sonrisa tonta y seducir por un par de ojos de borrego a medio morir.
Si ella hubiera usado esa táctica con él en el pasado, quizás esa fiesta de compromiso sería la suya, pero seguía sin poder creerlo, al menos no hasta que el mismo Brandon se lo confirmara. Le quería y tenía muy poco tiempo para decírselo, creía fírmente que una vez que se lo confesara, tal vez Brandon la tomaría entre sus brazos y sellaría su amor con un beso, desmotando así que era la única mujer en la vida de Brandon.
Nadie le había dicho a Scarlett que su personalidad y su vitalidad, eran sus cualidades más atrayentes, los chicos que estaban locos por ella, intuían que una vez que Scarlett estuviera enamorada haría cualquier cosa por complacer al hombre que lograra conquistar su amor, pero si se lo hubiesen dicho, se habría sentido complacida, aunque no lo hubiera creído, como tampoco lo hubiera descartado.
Melanie se lo había dicho muchas veces, que deseaba ser como ella, aunque no sabia exactamente porque.
Cuando su familia finalmente entro al auto, su madre no le presto tanta atención, sabia que Scarlett era incapaz de hacerla quedar mal ante los Wilson porque de sus tres hijas era la que más la obedecía y poco se quejaba, pero mientras el chofer de los O'Donnel los transportaba al rancho Doce Acres Scarlett experimentó una sensación de alegría culpable, porque ni su madre ni nanita tenían idea de lo que planeaba hacer.
Gerald O'Donnel era un hombre gratamente feliz, era rico y sus preocupaciones eran pocas, ademas de que estaba orgulloso de sus tres lindas hijas en sus deslumbrantes vestidos, aunque la que siempre destacaba era Scarlett, sabia que ella poco podría disfrutar de la vida, porque era risueña y coqueta, por lo que atraía a muchos hombres, algunos muy buenos para ella y otros no tanto, pero sabia que de quererlo así, Scarlett se iría con el primero que le hiciera sentir mariposas en el estómago. Pensaba que su hija era preciosa y que de una u otra forma, quizás esos serían sus últimos años con ella, así que debia consentirla lo más que pudiera antes de que su bienestar pasara a manos de un hombre que la viera con ojos muy diferentes de los de un padre.
Scarlett, quería a su padre, lo respetaba, pero lo conocía perfectamente y sabia que al anochecer estaría completamente borracho, eso siempre sucedía cada vez que el señor Wilson y él se reencontraban, quizás no era malo, después de todo ambos eran hombre de edad avanzada que disfrutaban de una grata conversación de antiguos tiempos, en que las cosas que manejaban de diferentes formas, pero lo que a Scarlett le disgustaba era que le hiciera pasar vergüenza enfrente de Melanie o Brando, por ello no solía acompañarlos a la barbacoas que los Wilson organizaban, pero en esta ocasión era diferente y lo había notado incluso antes de que Stuart le mencionara ese asunto que la había inquietado.
«Papá se comporta como un tonto, pero encantador», pensó Scarlett, con una oleada de ternura hacia él. De alguna forma se sentía confiada, confiaba en Brandon y que aunque el rumor fuese verdad, había una posibilidad de que él la elegiría por encima de Melanie.
Era bonita y lo sabía, conquistaría a Brandon antes de que el día terminara, el sol era cálido y una gloriosa victoria la esperaba al final del día.
«Recordaré mientras viva la belleza de este día, quizás lo haga el día de mi boda!» Pensó Scarlett
Y, con el corazón agitado, pensó en ella y en Brandon, anunciando su compromiso, en vez de el de Melanie, la noticia sorprendería a todo el mundo, incluso a sus padres, quienes se negarían rotundamente, pero sabia que de una u otra manera, al final aceptarían su decisión, después de todo ya casi era mayor de edad.
«Pero de esto habrá que preocuparse después de que me haya casado», se dijo, tratando de alejar aquel pensamiento.
Era imposible experimentar otra cosa que no fuese una alegría palpitante cuando comenzó a divisar a la distancia el rancho Doce Acres, al otro lado del río. Mientras divagaba, su hermana Ashley se dio cuenta de su alegría silenciosa, cosa que a ella le desagrado un poco, no porque le molestara en realidad, sino porque estaba disgustada con todo el mundo, con su madre por no permitirle ir a París y con su padre por crear esa estúpida tradición de ir a ese estúpido pueblo cada verano para mantenerlos unidos.
-No sé por qué estás alegre esta mañana -dijo Ashley con enojo, atormentada por su felicidad-. Sé, tan bien como tú, que esta noche se anunciará el compromiso de Brandon. Lo dijo papá esta mañana. Y sé que el año pasado coqueteabas con él.
-¿Podrías callarte? -respondió Scarlett, sacándole la lengua, no queriendo perder su buen humor, aunque si le había conmocionado que la familia supiera sobre ese absurdo rumor y nadie le hubiese dicho nada, ni siquiera su padre, pero qué sorprendidos se quedarían de saber que Brandon la elegiría por encima de Melanie
-Sabes muy bien que no es así -protestó Ellen irritada con su hermana, ya llevaba días comportándose como una idiota insoportable- a Scarlett le interesa Stuart.
Scarlett volvió los ojos, sonriendo a su hermana menor, admirada su valentía, puesto que toda la familia pensaba que su corazón palpitaba por Stuart.
-No me importa Stuart-declaró Scarlett, su confianza estaba por las nubes como para permitir quela molestaran con eso- y a él yo tampoco le importo, me parece que busca a alguien como tú
El rostro de Ellen se ruborizó demasiado, Stuart era bastante atractivo, no lo suficiente para Scarlett, pero sí para Ellen que apenas había tenido un solo novio
-¿Cómo dices esas cosas Scarlett?-replico su hermana volviendo la mirada hacia la ventanilla para evitar que tanto Scarlett como Ashley se fijaran en su rubor.
-Scarlett, no le digas esas cosas a Ellen o terminará siendo una tonta coqueta, igual que tú.
-Son cosas que no te interesan-replicó Scarlett- y si te enfadas, seguramente es porque sabes que Ellen es más bonita que tú, al menos ella podría conquistar a Stuart en un año.
-Será mejor que dejen de hablar de pretendientes o las meteré a todas en un convento-amonestó el señor O'Donnel en tono serio.