Capítulo 8 Dudas

-¡Cuéntamelo todo!

-¿Cómo es que no lo sabes?-le cuestiono Henrieta asombrada de que Scarlett no supiera nada, cuando todo el mundo en ese preciso momento hablaba de Rhett-me lo contó todo Kate esta mañana, quizás tenga un rango militar importante, pero es un imbécil de lo peor.

-Ahora lo entiendo-exclamó Scarlett, comprendiendo por qué se sentía tan incómoda con su mirada, ella intuyo que tal vez era su instinto que le advertía que él definitivamente era un tipo con el que no debia cruzarse ni por accidente-pero con lo que se dice de él. ¿Por qué Brandon lo invito?

-Supongo que Brandon no tuvo opción más que invitarlo, ya que vino sin previo aviso.

-No sé como es que no tiene vergüenza

-Tipos como ese no saben ni lo que significa esa palabra.

-¿Y qué hay de los supuesto hijos que ha dejado sin apellido?-susurró a su vez-¿Alguien sabe sobre el paradero de alguno de ellos?

-Por el momento no, pero de ser cierto esos rumores, ten por seguro que pronto lo sabremos-le aseguro Henrieta como si aquellos chismes en realidad se trataran de pistas a seguir.

Scarlett tenía sus dudas, pero tampoco podía pasar por alto lo que Henrieta le había dicho, aunque pronto olvido los chismes que circulaban sobre Rhett, aunque le habían entretenido un rato, realmente no le interesaba confirmar si lo que decían era verdad o solo simples cuentos. Pocos minutos después los Wilson instaron a sus invitados a pasar al jardín para poder degustar un grandioso banquete en honor al inicio del verano, aunque aquello solo era una excusa para ocultar una gran noticia que los tenía realmente encantados.

Scarlett se sintió un tanto abrumada por tener a siete hombres su alrededor, haciéndole cumplidos y riendo extasiados por tener un poco de su atención, aunque lo que en realidad quería era huir y buscar como fuese posible a Brandon, sin embargo, estaba atrapada, al menos hasta que terminara de comer.

Una media hora después, entre la brisa veraniega que estaba llena de risas, de voces, de tintineo de cubiertos y choques de porcelanas, del denso olor de las carnes asadas y de los estofados, así como de una ligera tonada de violines que ambientaba la tarde. Scarlett finalmente pudo escapar de las atenciones que sus pretendientes le ofrecían casi con desesperación.

Como la gente había comenzado a caminar por el jardín para disfrutar del paisaje que ofrecía el rancho Doce Acres, Scarlett vio la oportunidad de levantarse para poder entrar a la casa alegando que necesitaba ir al tocador, esa era su excusa por excelencia y la que nunca fallaba, por lo que los chicos no la siguieron.

Al no ver a Brandon en la comida, supuso que él, aún no había llegado, así que tal vez tenía la oportunidad de interceptarlo en la entrada antes de que alguien más lo hiciera y le robara así, su atención. Y así volvió al vestíbulo de la casa, donde no había ni un alma, pero fue en ese preciso momento que lo vio luciendo una enorme sonrisa, Brandon se adelantó a saludarla y entonces ella se animó a correr por el pasillo hacia sus brazos, pero cuando vio a Melanie, se vio forzada a detenerse al darse cuenta de que no estaba muy lejos de Brandon. Cuando ambos se aproximaron, Melanie se apresuró a darle un beso en su mejilla, demostrando cuan dichosa se sentía ese día.

Melanie era una muchacha pequeña y frágil, que poseía siempre una expresión tímida, de ojos negros demasiado grandes y cabellos castaños tan prensados en una trenza que no se le salía ni un cabello; aquella masa oscura que enmarcaba su rostro, acentuaba la forma triangular de los pómulos, demasiado pronunciados. Era un rostro dulce y tímido, pero inexpresivo, sin trucos femeninos que ayudaran a disfrazar su falta de belleza.

Melanie parecía, y lo era, tan sencilla como la tierra, tan buena como el pan y tan transparente como el agua de primavera, pero de facciones poco agraciadas y de estatura insuficiente, al estar al lado de Brandon.

Llevaba puesto un vestido gris que le cubría todo el cuerpo, tal y como si fuera una viuda que prefería ocultarse del mundo para disfrutar de su pena y dolor. Pesados zarcillos colgaban bajo los cabellos recogidos y se balanceaban al moverse, pero a pesar de su apariencia reservada y poco agraciada, de Melanie emanaba un tranquilo resplandor de un lago del bosque, en invierno, era como ver la nieve.

Sonrió mientras contemplaba la encantadora figura de Scarlett en aquel bello vestido carmesí, enseguida la elogio, puesto que un vestido tan fino y elegante no podría quedarle mucho mejor que a su amiga Scarlett. Por supuesto, ella tardó en responder a su amabilidad, ya que su presencia había impedido que tuviera la oportunidad de hablar con Brandon a solas.

El pequeño grupo que habían conformado los tres, se encaminó al jardín, por supuesto, Scarlett porque no quería perder de vista a Brandon, para no perder la oportunidad de llevárselo a algún lugar lejos de todo el gentío, una vez que Melanie se distrajera y se alejara de su brazo y aunque eso ocurrió pocos minutos después, Scarlett descubrió a Brandon observar de reojo a Melanie, con una contemplación que la hizo dudar de los sentimientos que estaba segura sentía por ella.

Lo que empeoro la situación fue que cuando Melanie miraba a Brandon, su rostro se iluminaba como con una llama interna, casi reflejando en su rostro el sentir de un corazón enamorado.

            
            

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