Aroma a cafe
img img Aroma a cafe img Capítulo 3 Café amargo - Parte 2
3
Capítulo 6 Cap 6 img
Capítulo 7 Cap 7 img
Capítulo 8 Cap 8 img
Capítulo 9 Cap 9 img
Capítulo 10 Cap 10 img
Capítulo 11 Cap 11 img
Capítulo 12 Cap 12 img
Capítulo 13 Cap 13 img
Capítulo 14 Cap 14 img
Capítulo 15 Cap 15 img
Capítulo 16 Cap 16 img
Capítulo 17 Cap 17 img
Capítulo 18 Cap 18 img
Capítulo 19 Cap 19 img
Capítulo 20 Cap 20 img
Capítulo 21 Cap 21 img
Capítulo 22 Cap 22 img
Capítulo 23 Cap 23 img
Capítulo 24 Cap 24 img
Capítulo 25 Cap 25 img
Capítulo 26 Cap 26 img
Capítulo 27 Cap 27 img
Capítulo 28 Cap 28 img
Capítulo 29 Cap 29 img
Capítulo 30 Cap 30 img
Capítulo 31 Cap 31 img
Capítulo 32 Cap 32 img
Capítulo 33 Cap 33 img
Capítulo 34 Cap 34 img
Capítulo 35 Cap 35 img
Capítulo 36 Cap 36 img
Capítulo 37 Cap 37 img
Capítulo 38 Cap 38 img
Capítulo 39 Cap 39 img
Capítulo 40 Cap 40 img
Capítulo 41 Cap 41 img
Capítulo 42 Cap 42 img
Capítulo 43 Cap 43 img
Capítulo 44 Cap 44 img
Capítulo 45 Cap 45 img
Capítulo 46 Cap 46 img
Capítulo 47 Cap 47 img
Capítulo 48 Cap 48 img
Capítulo 49 Cap 49 img
Capítulo 50 Cap 50 img
Capítulo 51 Cap 51 img
Capítulo 52 Cap 52 img
Capítulo 53 Cap 53 img
Capítulo 54 Cap 54 img
Capítulo 55 Cap 55 img
Capítulo 56 Cap 56 img
Capítulo 57 Cap 57 img
Capítulo 58 Cap 58 img
Capítulo 59 Cap 59 img
Capítulo 60 Cap 60 img
Capítulo 61 Cap 61 img
Capítulo 62 Cap 62 img
Capítulo 63 Cap 63 img
Capítulo 64 Cap 64 img
Capítulo 65 Cap 65 img
Capítulo 66 Cap 66 img
Capítulo 67 Cap 67 img
Capítulo 68 Cap 68 img
Capítulo 69 Cap 69 img
Capítulo 70 Cap 70 img
Capítulo 71 Cap 71 img
Capítulo 72 Cap 72 img
Capítulo 73 Cap 73 img
Capítulo 74 Cap 74 img
Capítulo 75 Extra 1 -Amor y perdón img
img
  /  1
img

Capítulo 3 Café amargo - Parte 2

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *

-Y siiiiiiiii... -escucho los gritos emocionados de la persona que más amaba en mi vida (y por la cual daría lo que fuera) combinarse junto a las notas de una canción de su banda favorita: "This old heart of mine" de Rod Stewart-. ¡Kansaaaas! -escucho su voz y sonrío ampliamente a la vez que procedo a levantarme rápido de la cama para ir a su encuentro-. ¡Kansas, despierta ya! ¡Canta conmigo! -me pide y yo me apresuro en colocarme mis pantalones.

-¡Ya voooy! -le respondo mientras tomo mi camiseta y camino a mi armario para sacar el pequeño obsequio que le había comprado.

-¡Apuraa! ¡Debo mostrarte algo! -exclama "muy emocionada" y ello me extraña, pero me hace sonreír, ya que la escuchaba feliz y eso era lo más importante.

-¡Ya! ¡Ya salgo! -le informo a la vez que abro las puertas de mi armario y tomo la pequeña bolsa en la que tenía su regalo.

Me quedo mirando el pequeño paquete por unos instantes y sonrío un poco triste. Este año había tratado de comprarle lo que ella más deseaba, pero, otra vez, no se había podido.

-¡Kansas! -escucho su llamado nuevamente y vuelvo a la realidad-. ¡Apúrate! -me pide más emocionada y exigente-. ¿O debo entrar para sacarte de ahí? -cuestiona y solo me queda reír y negar con la cabeza a la vez que me pongo la camiseta que tenía en mi mano. Después, regreso mi mirada al obsequio una vez más y suspiro un tanto decepcionado.

«El otro año, tenga que hacer lo que sea, prometo darte lo que sueñas» -prometo en mi mente y luego, me dirijo a abrir mi puerta.

-¡¡¡¡¡Al fiiiinn!!!!! -grita emocionada mientras toma mi mano y me dirige a nuestra sala

-Tranquila, tranquila -le pido mientras sonrío ampliamente al verla tan feliz.

-Debo mostrarte algo -agrega contenta al mirarme-. Pero primero cierra los ojos

-¿Tienes una sorpresa? -cuestiono divertido

-Siiiiiiiii -contesta feliz y aquello me hace sonreír mucho

-Pero se supone que el cumpleaños es tuyo, no mío -le aclaro mientras camino a su lado con los ojos cerrados; solo soy guiado por su agarre.

-Bueno, sí -responde cuando se detiene-. Ha sido una sorpresa para mí de parte de Margaret y...

-Espera... -la interrumpo- ¿Margaret está aquí?

-Hola, Kansas -escucho su voz y puedo notar cierto tono de diversión en él.

-Hola, Margaret -contesto

-Bueno, bueno -interrumpe Ángeles- ¿Listo? -pregunta mientras oigo como suspira de tanta felicidad.

-¡Más que listo! -contesto feliz

-Bieeeennn... pueeeesss... ¡ábrelos! -exclama y siento cómo suelta mi mano.

Yo hago lo que me pidió y, de inmediato, me doy cuenta de su tan extremadamente extravagante felicidad. Ante lo que veo, solo me queda regresar mi mirada a mi hermana, quien me observa muy contenta y con sus ojos brillosos de la felicidad.

-¿No es hermosa? -pregunta aún muy impresionada mientras empieza a conducir su silla de ruedas hasta nuestro sofá para tomar la hermosa guitarra eléctrica que había en aquel.

-Es preciosa -es lo que me limito a decir al tiempo en que torno mi mirada a Margaret. Ella me mira y veo que está igual de sonriente que mi hermana.

-«Gracias» -le digo al articular la palabra en silencio y ella solo se limita a asentir con su cabeza para después regresar su atención a Ángeles.

-¿Qué te parece? -me interrumpe mi hermana y vuelvo toda mi atención a ella

-Está verdaderamente hermosa -expreso mientras voy al sofá a sentarme

-Sí... -responde ella en un murmuro mientras se dedica a explorar el instrumento con su mirada y su tacto-. Gracias, Margaret -comenta de pronto y se gira a ver a mi amiga.

-No es nada -contesta la mujer aludida mientras le sonríe.

-¿Qué es eso? -pregunta mi hermana y me doy cuenta de que está observando el pequeño paquete que tengo en mis manos.

-Ah... esto es mi regalo... para ti -le informo y sonrío, ante lo cual ella me corresponde de la misma manera mientras me lo quita de las manos delicadamente para empezar a abrirlo con dedicación-. No es tan bonito como la guita...

-Es perfecto -me interrumpe al tiempo en que se acerca a mí y me abraza muy fuerte y yo hago lo mismo; la abrazo con todo el amor y mis fuerzas.

-Feliz cumpleaños -le susurro y ella solo se apega más a mí.

-Te amo, Kansas -dice.

-No más que yo a ti, Ángeles -contesto muy sincero, la abrazo más fuerte y no puedo evitar sentirme triste.

-No... -expresa repentinamente y pone distancia entre ambos.

-¿Qué pasa? -interrogo confundido y ella solo me mira

-No me gusta que te pongas triste -murmura sin dejar de observarme-. Mucho menos por mí...

-Ángeles...

-Kansas -interrumpe y toma mi mano mientras me regala una sonrisa.

-Sé que la operación es muy...

-Conseguiré el dinero -me apresuro en responder-. Lo prometo -contesto y ella solo se limita a sonreír.

-Lo sé -dice segura-. Sé que harás lo que sea por conseguirlo, pero si no lo llegases a tener...

-Ángeles...

-Kansas, escúchame -me pide y yo accedo a su petición.

-Si no llegamos a tener el dinero; quiero que sepas que no debes preocuparte -precisa muy serena y sonriente.

-¿Por qué sonríes?

-Porque con operación o sin ella; puedo decir que soy y he sido feliz a tu lado -expresa-. No cambiaría nada -manifiesta tajante con otra sonrisa.

«No cambiaría nada» -repaso sus palabras.

Sabía que Ángeles solo decía eso para tranquilizarme, porque estaba completamente seguro de que, si tuviese la oportunidad de cambiar algo, ella cambiaría el hecho de no tener un tumor para poder volver a tener una vida normal como la de cualquier otra niña de su edad.

-Conseguiré el dinero -es lo único que le digo y después le sonrío para abrazarla nuevamente.

-Te quiero...

-Te amo y... feliz cumpleaños otra vez -le susurro.

-Me gustó mucho mi regalo -expresa

-Sí, la guitarra está muy buena -comento al separarme y ella solo sonríe.

-No hablo de la guitarra, sino de esto -indica y me muestra el CD de Aerosmith que le había comprado-. Este álbum es mi favorito -menciona en medio de un suspiro y viendo con cariño mi regalo.

-Prometo que el otro año te sorprenderé -le digo.

-Tú siempre me sorprendes -responde divertida.

-¿A qué te refieres? -cuestiono en el mismo tono y ella me mira.

-A que siempre tienes con qué sorprenderme -sonríe-. Cada vez que creo que no me puedes traer una cuñada peor; lo haces -expresa entre risas al tiempo en que niega con la cabeza-. Aunque con la última, déjame decir que exageraste -se ríe al tomar mi mano y dirigirme a la cocina, lugar a donde había visto que se había ido Margaret, hace unos minutos, cuando Ángeles y yo empezamos a conversar.

-No entiendo por qué no te simpatiza -afirmo sincero-. Brescia te quiero mucho. Ella me lo dijo -le informo y aquella solo se limita a rodar sus ojos.

-Eso solo lo dice porque quiere que tú sigas siendo su novio -responde muy segura y solo me queda sonreírle.

-Espero que pronto se lleven mejor -expreso.

-La quieres mucho, ¿no es así? -cuestiona no tan feliz

-Sí -admito-. Brescia me importa mucho -añado sincero y veo cómo suspira con pesadez mientras entra a la cocina-, pero no tanto como tú -agrego firme y me pongo de cuclillas para estar a su altura y mirarla a sus ojos-. No hay nadie que me importe y ame más que tú -le aseguro y me regala una de sus hermosas sonrisas.

-Más te vale -advierte divertida y después busca a Margaret con la mirada para sonreírle-. Margaret, tú qué piensas de Brescia -le pregunta y la mujer (quien estaba preparando algo) le sonríe mientras arquea ambas cejas.

-Bueno... pues... ella es -parece estar buscando algo bueno que decir.

-¿A ti tampoco te agrada? -pregunto curioso

-No, no, no, no -se apresura en responder un tanto nerviosa y no entendía por qué-. Lo que opine yo no importa si a ti te gusta -expresa-. ¿Sabes qué? -dice de pronto-. Tal vez, lo único que falte es que Brescia pase más tiempo con Ángeles para que se conozcan -propone y aquella idea... me gusta.

-¡Margaret! -escucho el quejido de mi hermana -. Se supone que eres mi amiga, no mi enemiga -dice indignada y solo me queda reír ante su gesto tan infantil.

-¿Sabes qué, Margaret? -cuestiono divertido al mirarla-. Tal veeez... -alargo al regresar mi mirada a Ángeles- esa no sea tan mala idea -determino sonriente al arquear una de mis cejas y mi hermana parece estar a punto de colapsar.

-¡Kansas! -se queja y yo solo le sonrío para después tomar un vaso, servirme un poco de jugo y beberlo de inmediato-. ¡Ni se te ocurra hacer eso! -demanda seria y yo solo me limito a suspirar y caminar hacia ella.

-Que tengas un bonito día, te amo -le digo y le doy un beso en la frente para después observarla burlón.

-Kansas, dime que no harás nada para que pase más tiempo con ella.

-Te quiero -es lo que me limito a decir y salgo de la cocina para ir a mi habitación y cambiarme para ir al trabajo.

-¡Kansas! -escucho su grito, pero no me detengo a prestarle atención, solo entro a mi habitación apresurado para poder ducharme velozmente y no llegar tarde a mis labores-. ¡Kansas White! ¡Solo te diré que yo no pienso salir a pasear con ella! ¡Te estoy avisando! -advierte y luego escucho cómo se va.

Ante aquella rara y curiosa escena, solo me queda suspirar pesadamente y sonreír después.

-Bueno, solo espero que se puedan llevar mejor después -siseo al entrar a la ducha.

* * * * * * * * * * * * * * *

* * * * * * * * * * * * * * *

Al llegar al trabajo, a la primera persona que encuentro es a Lorey, mi supervisora.

-Llegas tarde -precisa mientras señala su reloj de pulsera con su dedo para que me apurara.

-Sí, sí, perdón -digo mientras tomo mi uniforme-. Lo que pasa es que hoy es el cumpleaños de Ángeles- le explico.

-Entiendo, pero, aun así, no debes llegar tarde -aclara y yo solo me dedico a asentir mientras me coloco el uniforme frente a ella (ya tenía puesto el pantalón, solo faltaba la camisa)-. Vaaaya... veo que haces mucho ejercicio -comenta coqueta y solo me limito a sonreírle-. Si no estuviera feliz con mi hombre, te haría caso -comenta y yo solo le sonrío-. ¡Y deja de sonreírme así! -se queja divertida.

-Ok, ok -respondo de la misma manera al terminar de colocarme la camisa y proceder a tomar la corbata de lazo que solía usar.

-Oye, Kansas -me habla Lorey al acercarse a mí.

-Dime -le digo al acercarme a ella para después dirigirnos a la salida e ir a preparar los cafés que debía promocionar.

-Te tengo buenas noticias -menciona al dirigir su mirada hacia mí mientras seguimos caminando para tomar el ascensor.

-¿Buenas noticias? -cuestiono sonriente al tiempo en que nos detenemos y yo presiono el botón para abrir las puertas del ascensor.

-Sí, buenas noticas -reafirma sonriente. Mientras tanto, yo me limito a presionar el botón para bajar al segundo piso (lugar en el que se encontraban las cafeteras industriales para preparar los cafés que ofrecería).

-No -me detiene mi compañera-. Las cafeteras del segundo piso están en mantenimiento -informa-. Tienes que usar la que está en la planta ejecutiva -precisa y presiona el botón que nos llevaría al décimo piso del centro comercial.

-Bien -contesto-. Peeero, volviendo a las buenas noticias, ¿cuáles son esas? -interrogo al mirarla fijamente.

-Bueno, te quería decir que hay una vacante de mozo para el turno noche en el bar -informa y aquello me pone expectante-. Así que si la quieeeeeres..., pues es tuya -finaliza; y aquella proposición no me puede haber hecho más feliz; tanto así que le doy un abrazo fuerte y la cargo.

-¡Oye! ¡Ya! ¡Bájame! -se queja-. Sé que tomas cualquier excusa para tocarme, pero recuerda que estamos en la planta ejecutiva- señala un tanto nerviosa y viendo hacia los lados para cerciorarse de que nadie nos haya visto.

-En serio, muchas gracias, Lorey -le digo al haberla bajado-. No sabes cuánto necesitaba de otro trabajo.

-Lo sé, lo sé -susurra sonriente-. Pero bueno, ¡ya! -exclama-. ¡Ahora sí! Ve a preparar esos cafés; aquí te espero para llevarlos a la primera planta.

-Sí, sí, no me tardo -le digo feliz y le doy un beso en su mejilla para después ir a hacer esos cafés.

Luego de prepararlos, lo cual hice rápidamente, los coloco sobre dos fuentes y tomo cada una en una mano para salir de ahí y regresar al primer piso.

Camino por el largo pasillo y, al final, puedo ver que Lorey me espera. Ella, al darse cuenta de mi presencia, me mira fijamente al tiempo en que empieza a señalar su reloj (otra vez) como para decirme que ya era tarde y que debía apresurarme. Ante ello, decido acelerar mi paso. Lo último que necesitaba era que aquella mujer se arrepintiera de darme el otro trabajo. Me apresuro un poco más y, cuando estoy a punto de salir por completo del pasillo...

-¡Hey! ¡Joven del café! -escucho una voz desde la cafetería y me giro para ver a la persona que me llamaba hasta que siento un golpe sobre las bandejas que llevaba. El golpe no fue tan fuerte, pero fue suficiente para hacer que las bandejas que traía en las manos, se me cayeran. Al percatarme de ello, regreso mi mirada hacia el frente y lo que veo, me pone muy nervioso

-Pero... qué... qué...

-Señorita, déjeme ayudarla -se acerca un hombre a la mujer que tenía frente a mí y quien estaba concentrada viendo su vestido... manchado por el café que yo traía hace instantes.

-¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡No me toques! -grita histérica sin siquiera levantar la mirada; solo se limita a quitarse el ligero abrigo que traía puesto para después tomar, nada amigable, el pañuelo que el hombre que estaba a su lado le ofrecía. Yo quedo paralizado viendo la escena y después, levanto mi mirada hacia Lorey, quien me mira sumamente preocupada. Ella desvía su mirada de mí y veo que se acerca a la mujer.

-Señorita -trata de hablarle, pero la mujer la manda a callar de inmediato.

-¡Cállese! ¡Cállense todos! -demanda molesta mientras sigue limpiando su vestido y veo que, de la nada, empieza a sonreír sarcástica-. Así que... -dice mientras se sigue limpiando-... esta es la clase de empleados que hay aquí -completa y, ante su último comentario, decido acercarme.

-Señorita...

-¡He dicho que se callaran! -manda y es lo que hago al tiempo en que el hombre que se encontraba a su lado me mira serio y le hace una seña a Lorey para que me retire.

-Señorita, Foster.

-¿Acaso no conoce el significado de callarse? -cuestiona furiosa cuando, por fin, ha levantado la mirada para concentrarse en aquel hombre.

-Sí, sí, señorita, perdón -contesta nervioso y ella solo sonríe burlona y vuelve a prestarle atención a su vestido mientras empieza a caminar hacia el ascensor. Veo que una mujer, quien al parecer era una especie de secretaria o asistenta, se apresura en presionar el botón que hace que el ascensor abra sus puertas.

-Kansas, ven -escucho la voz de Lorey a la vez que siento cómo toma mi brazo y me jala como regresando a la cafetería de la planta ejecutiva.

-Lorey, yo... -la miro preocupado y ella me mira de la misma manera-. No fue mi intención, yo...

-¡Y despida a ese incompetente! -escucho de repente y, de inmediato, me giro para poder ver a la mujer; sin embargo, las puertas del ascensor ya se habían cerrado. Lo único que veo es al hombre que le había ofrecido la ayuda a esa mujer. Este me mira furioso y camina en mi dirección hasta llegar a mi lado y desviar su mirada a Lorey.

-Señor, yo... -mi supervisora y amiga trata de decir algo, pero aquel no la deja.

-Agradezca que no la despido a usted también -es lo único que le dice y se va.

Después de que aquel hombre desapareciera, el lugar se queda en silencio, ni Lorey ni yo decimos palabra alguna. Yo solo me quedé concentrado en observar el ascensor que, minutos atrás había tomado aquella prepotente mujer.

-Lo lamento, Kansas -escucho la voz de Lorey y volteo a verla fijamente y suplicante.

-¿No podrías...

-Lo siento... -expresa muy apenada.

-¿Y el bar? -le cuestiono esperanzado.

-Lo lamento -es lo único que articula y, desde ahí, no digo más, ya que, a este punto, el miedo de haberme quedado sin trabajo empezó a invadirme.

«Ángeles», pienso

****************

            
            

COPYRIGHT(©) 2022