Capítulo 4 Juzgarla mal

Elias no esperaba encontrarse con Scarlett en un lugar como ese.

La chica que había conocido ese mismo día, tenía el pelo suelto y una sonrisa radiante, parecía una persona totalmente diferente en ese animado bar.

Esbozando una sonrisa alegre, Kyle pasó casualmente y de manera amistosa un brazo alrededor de los hombros de Justin.

"¡Señor Wright, qué coincidencia!", respondió Justin con una sonrisa.

"Él es mi diseñador de moda, Justin White. Es realmente asombroso. Cada vez que diseña ropa para mí, consigue que sea perfectamente de mi estilo", le dijo Kyle a Elias con entusiasmo.

Justin aceptó modestamente los elogios. "Señor Wright, es usted muy amable. Tiene el don de hacer que cualquier prenda luzca bien", respondió Justin con una sonrisa.

Mientras Scarlett observaba en silencio al reservado Elias, no pudo evitar compararlo con Justin. En su mente, le pareció que Elias era más merecedor de ese cumplido.

Entonces, este último dirigió su atención a Scarlett y, guiñándole un ojo le dijo: "¡Hola! Me llamo Kyle Wright".

A continuación señaló a Elias, y agregó: "Y él es mi amigo".

Scarlett se encontró con la mirada de Elias, tras lo cual lo saludó con una elegante sonrisa: "Mucho gusto, señor Roberts".

El hombre sintió mariposas en el estómago, mientras asentía mirando hacia la chica.

Los ojos de Kyle se iluminaron en un instante. "¿Se conocen? Este tipo no suele fijarse en las mujeres. ¿Cómo lograste llamar su atención?", le preguntó Kyle a Scarlett a modo de broma, al mismo tiempo que se frotaba la barbilla.

"Soy la nueva tutora de Zayne. Justo hoy conocí al señor Roberts", explicó la chica.

Al escuchar eso, el entusiasmo inicial de Kyle se desvaneció.

Por un momento, había esperado que Elias, quien no había mostrado interés por las mujeres durante mucho tiempo, finalmente hubiera encontrado a alguien que llamara su atención.

Kyle recuperó rápidamente la compostura, y sugirió: "Ahora que todos nos conocemos, ¿por qué no nos divertimos un poco juntos?".

Una vez que los cuatro estuvieron sentados, Kyle sacó una baraja de cartas y preguntó: "Todos saben jugar al póquer, ¿verdad?".

Justin asintió, y Scarlett, a pesar de que no era una buena jugadora de cartas, no quiso desanimar a Kyle, así que también asintió.

Elias golpeteó ligeramente la mesa con los dedos y, casualmente sugirió: "Ya basta de tanto hablar, empecemos".

Al notar el buen humor de su amigo, Kyle comenzó a repartir las cartas con entusiasmo.

Al final de la primera ronda, Scarlett se encontró en el bando perdedor, debido a lo cual no pudo evitar sentirse abatida.

¡Qué mala suerte tuvo en esa ocasión!

Cuando Kyle notó la decepción de la chica, se rio entre dientes, y comentó: "Apenas fue la primera ronda. No te preocupes".

Según las reglas, Scarlett tenía que tomarse un trago, porque había perdido.

"Ella no puede beber, así que tomaré por ella", informó Justin, al mismo tiempo que tomaba la copa que estaba frente a la chica.

Kyle no tuvo objeciones. "De acuerdo".

Y así, Justin se bebió el contenido de la copa de Scarlett de un trago. "No bebas tan rápido", le advirtió la chica con el entrecejo fruncido.

"¿Qué? ¿Te preocupas por él?", preguntó Kyle a modo de broma.

Los ojos de Elias emitieron un brillo indescriptible, sin embargo, su expresión tranquila no reveló nada.

A medida que la racha de derrotas de Scarlett continuaba en las siguientes rondas, su frustración aumentó. Ante eso, no pudo evitar sospechar que Kyle podría estar manipulando las cartas en el reparto de estas, así que insistió en que otra persona se hiciera cargo de la tarea de repartirlas.

Pero incluso con Elias como repartidor, su suerte no cambió.

"Al parecer, hoy la suerte no está de tu lado", comentó Kyle en tono alegre.

En ese momento, Justin, quien había bebido más de diez copas, levantó la mano con entusiasmo y gritó: "¡Sigue así!".

Cuando Scarlett notó el estado de embriaguez de Justin, con urgencia extendió la mano para tirar de su manga. "Ya no puedes continuar bebiendo", le dijo.

Sin embargo, el chico le apartó la mano, al mismo tiempo que balbuceaba: "Estoy bien... ¡Continuemos jugando! Yo... ¡No puedo creer que mi querida tenga tan mala suerte!".

Elias, impasible ante el arrebato de Justin, tranquilamente colocó las cartas sobre la mesa.

Scarlett sintió una creciente sensación de impotencia mientras intentaba convencer al ebrio Justin: "Ya fue suficiente. Es hora de que vuelvas a casa y descanses. Si sigues bebiendo así, seguramente mañana tendrás una resaca terrible".

Al escuchar eso, Justin protestó: "¡No! ¡No me iré a casa! ¿Por qué debería irme? ¡No estoy ebrio!".

Ante la actitud del chico, Scarlett suspiró profundamente y frunció el ceño. Si no fuera por el hecho de que Justin había estado bebiendo en su nombre, ¡podría haberse sentido tentada de hacerlo entrar en razón!

Kyle malinterpretó la situación y asumió que la chica estaba preocupada por su amigo.

Entonces, se inclinó hacia Elias, y le susurró al oído: "Míralos, realmente son una pareja de tortolitos".

A continuación le dio un golpecito y le preguntó: "¿Qué sucede? ¿Qué está pasando contigo? ¡Estás casado, pero actúas como si estuvieras soltero! ¿No sientes nada cuando ves una pareja de enamorados?".

Elias miró a Scarlett y a Justin, luego desvió la mirada, manteniendo la compostura.

Al observar la interacción afectuosa entre ellos, no pudo evitar sentir una punzada de envidia. De alguna manera, la cercanía y el afecto natural que se mostraban era algo muy especial.

En ese momento, recordó la promesa que le había hecho a su abuela.

Quizás había juzgado mal a su esposa. De lo contrario, ¿por qué la anciana le tendría tanto cariño?

Con ese pensamiento en mente, Elias sacó su celular, buscó el número de su esposa y le envió un mensaje, expresándole su deseo de reunirse con ella esa misma noche.

Al mismo tiempo, Scarlett luchaba por ayudar a Justin a levantarse, pues ya estaba inconsciente.

Cuando el mensaje de Elias se envió, el celular de su esposa, el cual estaba sobre la mesa, emitió un breve sonido, indicando un mensaje de texto entrante...