Capítulo 5 Retrato familiar

El corazón de Elias dio un vuelco repentino e instintivamente miró a Scarlett.

¿Por qué ella había recibido un nuevo mensaje justo después de que le enviara uno a su esposa?

En ese preciso momento, Kyle se acercó cautelosamente a Elias, con una sonrisa pícara en su rostro.

"Mensajitos a altas horas de la noche, ¿eh? Dime, ¿qué chica tiene toda tu atención ahora?".

Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos por la inesperada intrusión de su amigo.

Con una expresión severa, Elias apartó la cabeza de Kyle y respondió en voz baja:

"¡Aléjate!".

Con mucho esfuerzo, Scarlett sostuvo el pesado cuerpo de Justin y guardó su celular en el bolsillo. Luego se giró hacia los dos hombres y les dijo:

"Lo siento. Debo llevar a Justin a casa".

"Claro, nos encontramos en otro momento", se despidió Kyle con una sonrisa amable.

Minutos después, Scarlett hizo un esfuerzo sobrehumano para meter a Justin en el auto. Mientras contemplaba sus travesuras de borrachera, apretó los dientes y sacó su celular, con la intención de tomarle una foto en ese estado. Inesperadamente, un mensaje de un contacto llamado "El hombre desaparecido" apareció en la pantalla. En realidad era de su marido, de quien no había sabido nada desde hacía más de un año. Quería reunirse con ella esa misma noche.

¿Qué estaba pasando?

Scarlett supuso que podría tratarse de su inminente divorcio.

Aunque no podía negarse, en ese momento tenía que dejar a Justin sano y salvo en casa y posponer esa inesperada reunión.

Luego de responder el mensaje, ella guardó su celular, puso en marcha el auto y se fue.

Tan pronto como vibró su celular, Elias leyó el mensaje.

"Lo siento, no estoy disponible esta noche. Nos vemos en el restaurante Cinderella mañana a las seis de la tarde".

Su respuesta fue breve y formal.

Al pensar en la interacción afectuosa entre los jóvenes anteriormente, mientras su supuesta esposa lo trataba con tanta indiferencia, Elias se burló de sí mismo.

Al día siguiente, Scarlett llegó a la villa Boreal, la residencia de Elias, para pasar más tiempo con Zayne. Se sentó en el columpio con el niño y le leyó un cuento ilustrado. El pequeño escuchaba atentamente la historia sentado en su regazo.

De pronto, Elias apareció en el jardín. El niño no pudo contener su emoción y saltó del regazo de Scarlett para abrazar a su padre.

Ella dejó a un lado el libro ilustrado y lo siguió.

"Buen día, señor Roberts", saludó.

Elias la miró y respondió:

"Buenas tardes, señorita Wallace".

Miró a Zayne, quien se aferraba a él como un koala, y suspiró. Luego le dijo a Scarlett con un dejo de frustración:

"Lo siento. No quise molestarlos. Solo quería dar un paseo".

Al observar el apego de Zayne a Elias, ella encontró eso divertido, pero mantuvo su profesionalidad y reprimió la risa. Sacudió la cabeza y dijo:

"No hay problema. Considéralo como un descanso".

Dicho eso, hubo un breve e incómodo silencio.

Comparado con un niño como Zayne, Elias, un hombre adulto, exudaba una imponente presencia. Su sola existencia parecía ejercer una fuerte presión sobre ella.

Scarlett sintió la incomodidad y pensó en algo para suavizar la pesada atmósfera.

Por fortuna, Zayne intervino. Agarró la mano de su padre y lo arrastró hacia el caballete.

Los tres se pararon frente al caballete y el niño les entregó los pinceles a Scarlett y Elias.

El hombre tomó el pincel, un poco desconcertado.

Nunca antes había pintado con su hijo. ¿Por qué Zayne lo invitó de repente a pintar juntos?

Al ver su confusión, Scarlett explicó:

"Estábamos leyendo un cuento ilustrado hace un momento y en él había una imagen de una familia de tres integrantes".

Fue entonces cuando Elias entró en escena. Finalmente entendió las intenciones de su hijo. El niño deseaba que él se uniera y pintara el cuadro con ellos.

Zayne los miró a ambos antes de tomar un pincel y concentrarse en dibujar a un niño pequeño en el lienzo.

Al observar su expresión seria, el corazón de Scarlett se derritió. Luego se giró hacia Elias y le susurró:

"Señor Roberts, por favor, pinta la imagen de un padre junto a ese niño".

Mientras ella hablaba, comenzó a dibujar con cuidado también.

De pronto, Elias no pudo evitar mirarla. Esa mujer le había pedido que dibujara una figura paterna. Entonces, ¿acaso ella estaba dibujando la figura materna?

Pero tan pronto como ese pensamiento cruzó por su mente, él lo desechó inmediatamente.

Era solo un dibujo. ¿Por qué estaba pensando tanto las cosas?

Elias asintió y empezó a dibujar.

Por un tiempo, él se había formado en la pintura al óleo, aunque realmente sus técnicas se había oxidado un poco por falta de práctica. Luego de un rato, recuperó el ritmo.

Conforme pasaban los minutos, poco a poco una familia de tres, tomados de la mano, iba apareciendo sobre el lienzo.

Una vez que Elias terminó su parte, dejó su pincel y usó un pañuelo para limpiarse las manos.

Scarlett y Zayne aún estaban afinando algunos detalles del cuadro. Cuando el hombre observó las dos cabezas inclinadas juntas, su corazón se derritió. Incluso una leve sonrisa apareció en las comisuras de su boca y se rio involuntariamente.

Sorprendido por su propia risa, él recuperó rápidamente la compostura. Por suerte, los dos pintores que tenía delante estaban tan absortos que no lo oyeron.

Una vez terminada la pintura, el niño se paró frente al caballete, mirándolo durante un largo rato.

El corazón de Elias dio un vuelco repentino cuando vio la mirada fija de su hijo en la figura materna que Scarlett había dibujado.

Por lo visto, Zayne extrañaba mucho a su madre.

El hombre pensó en su propia esposa, a quien aún no había visto en persona y estaba a punto de conocerla. Planeaba hablar con ella sobre Zayne y ver si podía aceptar al niño.

Si eso pasaba, y su hijo y su esposa lograban aceptarse como lo habían hecho él y la señorita Wallace, quizás Elias podría considerar pasar tiempo con ella durante esos tres meses y ver a dónde conducía eso.

Una vez terminada su jornada, Scarlett se despidió de Zayne, se colgó su mochila al hombro y se preparó para marcharse.

En ese momento, Elias se acercó a ella y le ofreció:

"¿Va a regresar a casa, señorita Wallace? De hecho, tengo que salir ahora mismo. Puedo llevarla".