Derrito al CEO frío
img img Derrito al CEO frío img Capítulo 7 Un vestido de su marido
7
Capítulo 9 Su nombre img
Capítulo 10 Tenían el mismo nombre img
Capítulo 11 Preocupación img
Capítulo 12 Solo era su patrón img
Capítulo 13 La entrevista img
Capítulo 14 Resultados de la entrevista img
Capítulo 15 Elegida img
Capítulo 16 Pronto encontrarás a tu compañera de vida img
Capítulo 17 Corazón acelerado img
Capítulo 18 Bienvenida al Grupo Roberts img
Capítulo 19 Perder el juego a propósito img
Capítulo 20 Nuevo trabajo img
Capítulo 21 Pasar la noche img
Capítulo 22 Sonambulismo img
Capítulo 23 Accidente automovilístico img
Capítulo 24 Cuánto tiempo sin vernos img
Capítulo 25 Amante img
Capítulo 26 No ayuda en lo absoluto img
Capítulo 27 Darle una lección img
Capítulo 28 Rumores img
Capítulo 29 Defendiéndose por su propia cuenta img
Capítulo 30 Su cuenta fue cancelada img
Capítulo 31 Mirando en silencio y desde la distancia img
Capítulo 32 ¿Usted se encuentra disponible img
Capítulo 33 Una habitación privada para parejas img
Capítulo 34 Una suite romántica img
Capítulo 35 Preocupación img
Capítulo 36 El paisaje img
Capítulo 37 Desmayado img
Capítulo 38 Fiebre img
Capítulo 39 Malentendido img
Capítulo 40 Amenaza img
Capítulo 41 CEO del grupo Roberts img
Capítulo 42 Complicarle las cosas img
Capítulo 43 Le daré una oportunidad img
Capítulo 44 El lago de los cisnes img
Capítulo 45 Los borradores de diseño img
Capítulo 46 El espectáculo estaba a punto de comenzar img
Capítulo 47 Plagio img
Capítulo 48 Testigo img
Capítulo 49 La valiente Mila img
Capítulo 50 Suspendida del trabajo img
Capítulo 51 Esperanzas frustradas img
Capítulo 52 La tornafiesta img
Capítulo 53 La evidencia img
Capítulo 54 Abandona la industria del diseño img
Capítulo 55 ¿Cómo se atreven a ponerle la mano encima img
Capítulo 56 No te preocupes, estoy contigo img
Capítulo 57 La grabación img
Capítulo 58 La disculpa img
Capítulo 59 No eres una molestia img
Capítulo 60 Calidez img
Capítulo 61 Ascenso img
Capítulo 62 Esto no ha terminado img
Capítulo 63 Acuerdo de divorcio img
Capítulo 64 Una idea repentina img
Capítulo 65 Preguntas maliciosas img
Capítulo 66 No soy tan superficial como tú img
Capítulo 67 Definitivamente está celoso img
Capítulo 68 Preocupación img
Capítulo 69 La sala de colección de joyas img
Capítulo 70 Miedo a la oscuridad img
Capítulo 71 Una pareja perfecta img
Capítulo 72 Otro malentendido img
Capítulo 73 Secuestro img
Capítulo 74 No tengas miedo img
Capítulo 75 Lástima por ella img
Capítulo 76 Tu marido img
Capítulo 77 Elias está de buen humor img
Capítulo 78 Una invitada inesperada img
Capítulo 79 Planificación img
Capítulo 80 La actitud de su padre img
Capítulo 81 Cortando todos los lazos img
Capítulo 82 ¡Eso jamás va a suceder! img
Capítulo 83 La ayuda de Kyle img
Capítulo 84 Un malentendido img
Capítulo 85 Emborrachándose img
Capítulo 86 Mimarla img
Capítulo 87 No me iré img
Capítulo 88 La promesa img
Capítulo 89 Resaca img
Capítulo 90 Exesposa img
Capítulo 91 Dudas img
Capítulo 92 Dinero o amor img
Capítulo 93 Doble moral img
Capítulo 94 Papá y mamá img
Capítulo 95 Un beso inesperado img
Capítulo 96 Decepción img
Capítulo 97 Susan causa problemas img
Capítulo 98 ¿Has pensado en una compañera más adecuada img
Capítulo 99 Cancelación de la Orden de Diseño img
Capítulo 100 Confía en mí img
img
  /  5
img

Capítulo 7 Un vestido de su marido

'¿Alguien dejó plantado al señor Roberts?', pensó Scarlett para sí misma y experimentó un inexplicable sentimiento de culpa.

Por un segundo, casi pensó que la persona que lo había dejado plantado era ella misma.

El día anterior, Scarlett había llegado tarde a la cita con su marido. En ese momento, él debía haber estado tan enojado como lo estaba ese hombre frente a ella ahora. Tal vez por eso la había bloqueado.

Mientras reflexionaba sobre eso, Scarlett sintió aún más remordimiento por su marido, a quien jamás había visto. Aunque Elias no estaba enojado con ella, no pudo evitar dar su opinión.

"Señor Roberts, por favor, no se moleste por eso. Seguramente esa persona se haya encontrado con algunas dificultades. Podría haber un malentendido".

'¿Un malentendido?', se burló él por dentro.

Aunque nunca había conocido a su esposa, sabía bien la clase de mujer que era. Tenía ansias de dinero y no era de fiar cuando se trataba de cumplir con su palabra. ¿Cómo podría haber un malentendido con alguien así?

Elias consideró refutar a Scarlett, pero cuando miró sus ojos sinceros, se encontró incapaz de expresar sus quejas. No quería desahogar su ira contra personas inocentes, ni contra su hijo ni contra ella. Entonces, el hombre respiró profundo para calmarse. Miró a Zayne, quien estaba en los brazos de la mujer, y dijo en voz baja:

"Llévalo a dar un paseo", ordenó.

Ella asintió y llevó al niño al jardín, donde jugaron en el columpio.

Muy pronto, el miedo de Zayne se desvaneció, reemplazado por su fascinación por las flores que crecían en el jardín. De repente, tomó una margarita y, poniéndose de puntillas, la puso detrás de la oreja de Scarlett.

Ella quedó gratamente sorprendida por ese gesto. Le sonrió al niño y dijo:

"Muchas gracias, Zayne".

Bajo la dorada luz del sol, su cálida sonrisa irradiaba mucha ternura.

Tan pronto como entró al jardín, Elias fue testigo de esa conmovedora escena. Su corazón se derritió y no tenía ningún deseo de interrumpirlos.

Después de permanecer mucho tiempo parado en el jardín, Scarlett finalmente notó su presencia.

"¿Señor Roberts? ¿Qué haces allí parado?".

Zayne también vio a su padre. Enseguida corrió hacia él con su habitual alegría, pero luego pareció dudar. Se detuvo y observó atentamente la expresión de Elias por un momento antes de acercarse con cautela y tomar su mano.

El hombre se sintió aún más culpable al ver que su hijo le tenía miedo, pero aun así se acercó a él. Extendió su mano para tocar suavemente la mejilla de Zayne para tranquilizarlo.

Al observar que padre e hijo finalmente se reconciliaban, Scarlett suspiró aliviada. Después de algunas dudas, reunió el coraje para decir:

"Señor Roberts, probablemente deberías considerar compartir sus sentimientos. Ocultar sus emociones no es bueno para tu bienestar y el silencio puede provocar malentendidos, sobre todo con alguien tan sensible como Zayne. Está tan apegado a ti que tu estado de ánimo incluso puede afectarlo con facilidad".

Elias quedó estupefacto. Incluso Jude, quien era su asistente desde hacía muchos años, jamás se había atrevido a hablarle así. No esperaba que la tutora de su hijo, a quien conocía desde hace unos pocos días, fuera tan sincera con él. Extrañamente, sus palabras y su atrevimiento no lo molestaron en lo absoluto.

"No te preocupes, señorita Wallace. Lo manejaré mejor en un futuro. No volverá a suceder", respondió él en un tono de voz bajo.

Tal vez, como sugirió Scarlett, su esposa no se había presentado en el restaurante debido a alguna emergencia.

Por el bien de ella y su hijo, decidió darle otra oportunidad a su esposa.

Después de su jornada, Scarlett recogió a Joan del hospital y regresaron a casa. El médico le había dicho que con unos días de reposo y un cuidadoso uso de sus piernas, la anciana se recuperaría pronto.

Poco después de que ambas llegaran a casa, sonó el timbre.

"Abuela, descansa. Voy a ver quién está en la puerta", dijo ella.

Luego se levantó y caminó hacia la puerta. Al abrirla, se encontró con un hombre de traje parado allí, sosteniendo una enorme caja. Tan pronto como vio a Scarlett, él se inclinó respetuosamente y le entregó el paquete.

"Señora Roberts, este es el vestido que el señor Roberts ha enviado para usted. Espera que pueda acompañarlo a la gala benéfica dentro de dos días".

Ella frunció el ceño y no tomó la caja. A pesar de su culpa, no deseaba tener más contacto con su esposo. Entonces respondió con frialdad:

"Por favor, dígale a su jefe que nos vamos a divorciar pronto. Si necesita una acompañante, estoy segura de que encontrará a otra mujer para llevarla a la gala. No es asunto mío. Por favor, devuélvale ese vestido".

En ese preciso momento, la voz de Joan llegó desde atrás.

"Scarlett, ¿quién es?", preguntó.

Cuando la anciana se acercó y vio al hombre de traje parado en la puerta, parecía bastante confundida. Él la miró también y dijo con mucho respeto:

"Señora Wallace, vine aquí para entregarle un vestido a la señora Roberts".

Los ojos de la anciana se iluminaron de emoción.

"Scarlett, ¿vas a una fiesta?".

"No, no iré", respondió ella, sacudiendo la cabeza.

Al oír eso, el tono de su abuela se volvió firme.

"No, tienes que ir. Toma esa caja. No te preocupes por mí. Te pondrás ese vestido y te divertirás en esa fiesta".

Temerosa de que su negativa pudiera llevar a Joan a pensar demasiado las cosas, Scarlett aceptó el vestido de mala gana y le dijo al hombre:

"Asistiré a la gala. Gracias".

El hombre se relajó, les hizo un gesto de despedida y se marchó.

El día de la gala benéfica, Scarlett se puso el vestido que le había enviado su marido y llegó al hotel donde se celebraría el evento.

Al entrar al gran salón, sintió que las miradas de muchos invitados se posaban en ella. Entonces, como no quería llamar más la atención, rápidamente buscó un rincón tranquilo y se sentó.

Seguidamente, ella sacó el celular de su bolso y comprobó si tenía mensajes. Al no encontrar ninguno, no pudo evitar suspirar con fastidio.

Su marido la había invitado a esa gala, pero no había establecido ningún tipo de contacto con ella. Parecía que realmente no la necesitaba como su acompañante.

A pesar de su frustración, Scarlett no se detuvo demasiado tiempo en eso. Vio esa oportunidad como una noche para relajarse y disfrutar.

Mientras guardaba su celular, se desató un alboroto entre la multitud.

Instintivamente, ella se giró para mirar y quedó cautivada por una figura imponente y llamativa no muy lejos de allí. Pero no fue solo su altura y atractivo lo que llamó su atención; resultó que era alguien familiar.

Scarlett se acercó y se paró detrás del hombre, diciendo con mucha cautela:

"¿Señor Roberts?".

Al escuchar su voz, él se giró y su sorpresa era evidente.

¿Qué hacía ella allí?

Scarlett estaba ataviada con un vestido de seda color lila, que realzaba su aire de gracia y elegancia. Su largo y oscuro cabello caía en cascada sobre sus hombros, acentuando sus delicados y encantadores rasgos.

Elias no pudo evitar sorprenderse un poco por su atuendo de esa noche. Parecía una persona completamente diferente.

"Señorita Wallace, ¿qué haces aquí?".

"Vine con mi marido", respondió ella.

Él, al enterarse de que era una mujer casada, experimentó una extraña mezcla de emociones. Pero rápidamente reprimió esos complejos sentimientos y preguntó:

"¿Es el hombre que estaba contigo en el bar el otro día?".

            
            

COPYRIGHT(©) 2022