- Actualmente acabo de adquirir una gran suma de dinero, y me gustaría ponerlo a trabajar. - hizo una pausa para coger aire - Y tengo entendido que usted es a día de hoy la mejor persona para llevar a cabo el proyecto que tengo en mente. - argumento haciendo especial énfasis en la última frase.
- Como sabrá, esto no es solo mérito mío, - respondió Nataly con semblante más serio, - En N&S Financers, todos y cada uno de los miembros que integran nuestra plantilla trabajan para poder satisfacer de la mejor manera a todos y cada uno de nuestros clientes, por eso actualmente, somos la mejor empresa de inversión de la zona.
El ambiente empezó a relajarse y la conversación seguía fluyendo de manera distendida. Marcus se sentía más cómodo hablando con Nataly, pero ella notaba que este se guardaba cierta información que, de momento, le parecía irrelevante. En un momento dado, Nataly tomo un posit amarillo que tenia encima de la mesa y un bolígrafo, y decidió sentarse del otro lado de la mesa para tener a su nuevo cliente mas cerca y así poder realizar la pregunta que realmente importaba.
- Ahora que me a explicado lo que usted necesita de nosotros, dígame, ¿Con qué cantidad de dinero contamos? - en ese momento ella le deslizó el papelito amarillo que anteriormente había cogido juntamente con el bolígrafo. Él aceptó de buen gusto el bolígrafo y escribió una cifra en el papelito y se lo devolvió con una sonrisa maliciosa en su rostro. En el momento en que ella leyó la cifra sus ojos se agrandaron, esto será un broma pensó ella. Al ver la expresión, Marcus de lo más elegante le remarco - Espero que esa cantidad pueda satisfacer todas sus expectativas.
En ese momento Nataly lo volvió a mirar, asintió. Con la boca seca, se mojo los labios con la lengua. El ambiente en el despacho había cambiado, se tornaba más intimo por momentos. Desde las ventanas del despacho se veía el cielo anaranjado, sabían que la noche estaba apunto de caerles encima. Marcus decidió quitarse la chaqueta de la americana, dejando a la imaginación, bajo la camisa blanca, el torso de un hombre que se cuidaba. Nataly no podía apartar la mirada de ese adonis que había aparecido ante ella. Con el primer botón del cuello de la camisa desabrochado ella solo pensaba en que tenia que poseerlo. Su cuerpo necesitaba sentirlo. No entendía porque con él se estaba encendiendo ese fuego interno en su ser, todo y tener un millón de amantes, ninguno de ellos le hacia sentir eso sin tocarla.
Sin pensarlo dos veces, Nataly empezó a coquetear con él, quería seducirlo, se sentía poderosa. Por otra parte, Marcus se dejaba seducir, él quería saber asta que punto llegaría ella. La noche finalmente se les echo encima, las luces tenues envolvían la sala por completo. Estaban solos. Marcus no podía resistirse a los encantos de Nataly. Ella quería tenerlo más cerca, sentir su perfume, su aroma. Se levanto sinuosamente de la butaca donde estaba y se apoyo en el gran escritorio quedando así totalmente delante de él. - ¿Te vas a quedar ahí sentado? - la pregunta estaba cargada de lujuria y de segundas intenciones. - ¿Y si me levanto, que crees que va a pasar? - le contesto de la misma manera. - Si no te levantas nunca lo podrás saber.
Al levantarse se fundieron en un beso apasionado. Con sus piernas infinitas Nataly lo rodeo por la cintura, no quería que se le escapara. Los besos pasaron a ser más intensos, sus lenguas se fundían en una sola. El calor que emanaban sus cuerpos había crecido, el deseo era más que evidente. Nataly quería disfrutar plenamente de su nuevo cliente, quería deleitarse la vista. De un tirón le abrió la camisa dejando al aire un cuerpo escultural. Ya no había vuelta atrás.
Ella empezó a morderle la zona del cuello, mientras él soltaba pequeños jadeos, le faltaba el aire. Nataly quería saborear cada centímetro de su cuerpo. Mientras tanto, él la agarraba por el pelo, quería dominarla, pero ella era indomable. Era la lucha de dos titanes. Ninguno de los dos tenia intención de rendirse ante al otro. Ella seguía su camino, descendiendo por el abdomen de el, parándose en cada uno de los esculturales músculos. Al llegar al borde del pantalón, ella empezó a juguetear con el cinturón de él. Quería arrancárselo. Marcus la freno en seco, - Ahora me toca jugar a mi. - y tras finalizar la frase la sentó encima de la mesa del despacho.
Con manos hábiles le desabrocho los dos botones de su blusa, él no tenia prisa. Quería disfrutar, mirarla a los ojos y ver el fuego interno reflejados en ellos. Mientras le quitaba la blusa con delicadeza, la seguía torturando mordiéndole el lóbulo de la oreja. Arrimándose con fuerza a ella, sus sexos quedaron pegados. Hasta con la ropa puesta, la erección de Marcus era protuberante, ella la agarró con la mano con mucho seguridad. Él soltó una gran bocanada de aire. Marcus la seguía besando, bajando por el cuello asta llegar a sus pechos. Nataly arqueó la espalda para darle mas espacio, no quería no nada impidiera que él siguiera con su camino. Continuó descendiendo con la lengua hasta el ombligo, quedando a escasos centímetros del botón de su pantalón de traje. Solo quería que se lo quitara. En ese momento le coloco la mano encima de las piernas, pues quería arrodillarse ante ella...
- Señorita Nataly, ¿le parece bien la cantidad para poder empezar a trabajar?. - dijo Marcus mirándola con expresión confusa - ¿ Se encuentra usted bien, necesita un poco de agua?.- le continuó hablando mientras colocaba una de sus manos sobre su rodilla para asegurarse de que estaba bien. Nataly parpadeo en repetidas ocasiones, ¿pero qué ha pasado?, volviendo en sí, ¿qué clases de pensamientos son esos?. Un millón de emociones y sensaciones recorrían su cuerpo. No podía creer las imágenes que se acaban de forman en su mente en cuestión de segundos. ¿Cómo era eso posible? se repetía una y otra vez para sí misma mientras miraba a su nuevo cliente Marcus.
- Si, disculpe, me parece totalmente acertada para la cantidad de operaciones que quiere llevar a cabo. - le respondió intentando aparentar la máxima profesionalidad posible. - Si le parece correcto, mañana mi equipo y yo, nos pondremos a trabajar en una hoja de ruta a seguir para poder tener un camino más acotado para cada una de las inversiones que se van a realizar. - concluyo con el poco aliento que le quedaba.
Tras acordar que se verían en unas semanas, el señor Astric abandono el despacho. Dejando a tras a una Nataly confusa y preocupada por el rumbo que había tomado sus pensamientos. Sin darle mas vueltas, decidió que ya era hora de abandonar la oficina. Las 21 pm. Al llegar a su lujoso apartamento, dejo el bolso en la banqueta del recibidor y se fue directamente al dormitorio. Esa noche no tenia ni ganas de cenar. Solo creía que calmando su deseo, su mente volvería a la normalidad.