Capítulo 5 Un viaje de emergencia.

-Cristina, buenos días, podrías reunirme en cinco minutos al equipo de grandes inversiones, por favor. - dijo Nataly parándose en la recepción. -En dos los tendrá en la sala grande de juntas. -le respondió mientras levantaba el teléfono para hacer unas llamadas. Hoy sería un día duro y Nataly lo sabía. La noche anterior una llamada había provocado un terrible cambio en la agenda y eso no le gustaba nada. Con paso decido Nataly entró en la sala donde sus trabajadores aguardaban expectantes de conocer el motivo de la reunión.

-Antes de empezar, buenos días a todos. Agradeceros también la rapidez en la que habéis acudido. -dijo Nataly apoyada detrás en el respaldo de la silla. -Como seguramente habréis visto las noticias, uno de nuestros clientes mas antiguos e importantes esta teniendo una serie de problemas económicos en Marruecos. Esta noche ha decidió ponerse en contacto con nosotros. -prosiguió ella. -Entonces por lo que a mi respecta, no os puedo pedir que uno de vosotros vaya a solventar el problema. Por lo que iré yo personalmente y os dejaré a cada uno de vosotros al mando de la empresa. - les explicó ella. Y en ese preciso instante la sala se quedó en extremos silencio. Era la primera vez que cedía la dirección y eso los cogió a todos por sorpresa. - Estaré fuera una semana nada mas, por lo que no tendría que pasar nada de vida o muerte. Solo les pido que sigan con su día a día. - dijo para relajar el ambiente. - Igualmente estaré disponible a cualquier hora si fuera preciso. Pero confío plenamente en todos y cada uno de ustedes.

3h después de esa reunión Nataly se encontraba en el aeropuerto lista para embarcar en su vuelo con destino Marruecos. Mientras su jet privado era revisado y autorizada para volar Nataly esperaba trabajando en la sala VIP. Esta estaba decorada en tonos azules con algún toque dorado que le daba cierta elegancia y sutileza. Era amplia y en las paredes había numerosas fotografías de diferentes personajes famosos que habían estado allí mismo. Se sorprendió cuando vio a su actor favorito sentado en una de esas mesas leyendo el diario distraído. ¿Estaría posando o es así de natural? Por unos instantes su mente se perdió entre pensamientos difusos. -Discúlpeme señorita, pero su jet ya está preparado para que podamos embarcar. -dijo una joven con uniforme que tenía pinta de ser la azafata de ese vuelo. - ¿Me permite su equipaje?. - volvió a insistir. -Muchas gracias pero no se preocupe. - dijo Nataly mientras se levantaba y tomaba su maleta.- Ya podemos salir. - dijo la joven azafata indicándole la salida. - Voy detrás de usted. - le contestó.

Ya acomodada en el avión decidió descansar un rato. Iva a ser un viaje muy largo y tenía que guardar fuerzas para la batalla que le esperaba. 10h más tarde, el jet tocó pista en el aeropuerto de Tánger. - Señorita, ya hemos llegado, - dijo la azafata. - Si quiere puede empezar a prepararse para desembarcar. Nataly abrió los ojos muy lentamente, y se encontró a esa joven ofreciendole un vaso de agua y una botella fría. - Gracias - dijo ella mientras aceptaba de buen gusto la bebida. Por suerte, no era la primera vez que viajaba a ese país, aunque hacia mucho que no lo visitaba. Ese aeropuerto era un caos y todo y ir con un vuelo privado sabía que las autoridades le podrían dar algún problema, pero por suerte esta vez no llevaba una gran cantidad de efectivo como en el último viaje, por lo que si le preguntaban sería un viaje de negocios. - Buenos días Señorita, bienvenida a Marruecos, - dijo el hombre de la cabina de control de pasaporte - Me presta su pasaporte, ¿por favor?. Ella abrió su cartera de mano y le pasó el pasaporte por debajo del vidrio templado que los separaba. El hombre extrañado miro el pasaporte y la joven que tenía en frente. - Si, soy yo, la foto está tomada hace ya unos 3 años y he cambiado un poco, - le argumentó ella - Si quiere puedo enseñarle mi documentación norteamericana para que pueda verificar mi identidad- le dijo ella enseñándole el documento por detrás de la pantalla de cristal. Le dio las gracias con un leve movimiento de cabeza y finalmente le selló el pasaporte. - Aquí tiene señorita, que tenga una buena estancia y bienvenida a Marruecos. - dijo el agente. - Muchas gracias. - dijo Nataly con una dulce sonrisa en su rostro. Hoy parecía que tendría una salida del aeropuerto tranquila y sin altercados, por lo que siguió su camino hasta llegar a la salida donde un chofer del hotel donde iba a hospedarse sujetaba un cartel con su nombre. Una vez echas las presentaciones se dirigieron al hotel.

El Hotel era un gran edificio acristalado con las rayolas de color blanco que le daban un toque muy europeo. Al entrar, unos techos de lo mas altos captaron su atención y de el caían unos farolillos que tenían pinta de ser una obra de arte artesanal. El suelo era de mármol blanco con unas betas en gris, toques dorados y elementos de cristal le daban un toco minimalista y moderno. Espero poder hacer el cheking lo mas rápido posible pensó Nataly que no quería perder un segundo más y poderse reunir con su cliente. Por suerte para ella, todo fue tan rápido que un momento después ya tenia la tarjeta de su suit en la mano. El llegar a la planta 14 solo habían dos puertas al salir de del ascensor y solo una de ellas conducía a la suit de nuestra protagonista. Nataly al abrir la habitación no le dio nada de importancia a la decoración, un hotel más pensó ella. Solo tenía en mente ducharse, cambiarse y salir a ver a Khalid, su cliente más antiguo.

Una vez duchada, eligió un atuendo cómodo pero formal, no quería ponerse nada que pudiera provocarle calor. Un vestido negro largo de manga media de tela de gasa con un semi-recogido. Sin darle más importancia de la extrictamente necesaria salió del hotel dirección a la propiedad del señor Khalid. Este muy amablemente había insistido en que uno de sus chofer la recogiera en la misma puerta de su Hotel. Nataly al salir encontró a un joven muy moreno, con el pelo alborotado y mojado como su hubiera salido de la ducha hace escasos minutos, con una camisa abierta de los primeros botones y unos pantalones de pinza. A Nataly se le escapó una sonrisa al ver que ese atuendo quedaba completado por unas deportivas blancas impolutas. El joven muy educadamente le abrió la puerta trasera del vehículo, ella miró al joven que a su vez la observaba preguntandose por que no entraba al coche. - Si no te importa me sentaré delante. - le dijo apartándose y subiéndose directamente delante. - ¿Vamos? No me gustaría llegar tarde. - dijo mientras se abrochaba el cinturón se seguridad. A todo esto el pobre joven se quedó como si de una película surrealista se trata. - Si claro, al señor no le gusta la gente impuntual. - remarcó el mientras cerraba la puerta de la parte trasera. Segundos después ya se dirigían a la casa de Khalid. El paseo en coche fue agradable y para nada incómodo todo y ir sentada en la parte delantera el joven fue muy cortes con ella. Pues no es nada feo, pensó Nataly. Y se quedo mirándolo unos segundos más de la cuenta. En ese momento el joven se percató de la mirada de su copiloto. - ¿Le gusta el paisaje? Si quiere podemos parar para que pueda hacerse unas fotografías de recuerdo. - dijo el mirándola de manera pícara acompañado de una sonrisa. - Pues la verdad es que me encantaría. ¿Que podríamos parar un instante? Es la primera vez que paso por esta zona. - dijo ella con la intención de ver si era capaz de parar por ella y de paso retarlo un poco.

50 metros después el joven paró el vehículo en lo que parecía un mirador. Nataly sin pensárselo dos veces bajo del coche y empezó a caminar. Móvil en mano se dispuso a sacar las mejores fotografías posibles, un pequeño hobby que tenía. De golpe sintió un fuerte tirón del brazo, como si se lo fueran ha arrancar del sitio y en cuestión de segundos perdiendo el equilibrio se vió envuelta entre los brazos del joven conductor. - ¡Con cuidado! - le exclamó él - No se acerque tanto al acantilado. Aquí el terreno es muy arcilloso y podría desprenderse con mucha facilidad bajo sus pies. - le explicó - Espero no haberla asustado más de la cuenta, ¿se encuentra usted bien? - le dijo mientras le ponía un mechón de pelo detrás de la oreja para poderle ver bien la cara. Nataly asintió sin entender una palabra de lo que acababa de pasar. Solo sabía que se encontraba entre los brazos de ese joven y para su sorpresa se encontraba gratamente cómoda. - Volvamos al coche antes de que ocurra una desgracia. - dijo entre dientes y sin quitarle los ojos de encima. Al dirigirse hacia el coche, el joven se percató de que uno de los tacones de Nataly se había roto. - Apóyese bien y fuerte lleva un tacón roto. - le explicó el. Pues que bien pensó ella retomando la compostura - Eran mis Jimmy Cho preferidos - le dijo mirándose el zapato como si de un dilema existencial se tratara. - No se preocupe, en el coche tengo otras deportivas cómo las mias - dijo - No serán tan sofisticadas y elegantes pero al menos estará como podrá caminar sin romperse la cabeza.

De vuelta al coche nuevamente, y con las zapatillas del joven colocadas, volvieron a coger dirección a la propiedad del señor Khalid.

            
            

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