Brith, ¿por qué me haces esto? ¿Qué te he hecho para merecer tal desdén? Brihana se enfrentaba a él con el corazón destrozado, tratando de comprender por qué él la había lastimado de esa manera. Durante años, ella había soportado sus infidelidades en silencio, pero esta vez era diferente. Esta vez, ella necesitaba respuestas.
Brith la miraba en silencio, con una expresión impasible en su rostro. No mostraba ni un ápice de arrepentimiento, ni siquiera intentaba justificar sus acciones. Brihana se preguntaba si alguna vez él la había amado de verdad, si alguna vez había valorado su amor y fidelidad.
Con lágrimas en los ojos, Brihana sacó una pila de fotografías de su bolso. Eran pruebas irrefutables de las aventuras de Brith con otras mujeres. A pesar del dolor que sentía, una sonrisa melancólica se dibujó en su rostro al darse cuenta de lo patético que había sido al encubrir las infidelidades de Brith.
Sin decir una palabra, arrojó las fotografías al suelo, esparciéndolas por todo el lugar. Brith no reaccionó, no intentó detenerla ni siquiera se molestó en defenderse. En cambio, simplemente sonrió, como si nada de eso tuviera importancia para él.
Brihana lo miró con incredulidad, sintiendo una mezcla de dolor y desprecio hacia el hombre que alguna vez había amado. Se dio cuenta de que ya no podía seguir fingiendo que todo estaba bien, ya no podía seguir soportando la traición y la falta de respeto.
Con determinación en sus ojos, Brihana se alejó de Brith, dejando atrás todo el dolor y la decepción que él le había causado. Era hora de sanar sus heridas y seguir adelante, lejos de alguien que nunca había valorado su amor.
_ ¿Eres un mal nacido Brith, alguna vez tú me amaste? ¿Me amaste aun haciendo ese juramento, o solo fui yo?
_ Qué?
Brith, la miraba extrañado, él pensaba que Brihana no amaba a nadie, ella nunca se mostró preocupada, por sus aciones. Eso fue lo que él pensaba. Que ella estaba solo por beneficios familiares.
_ Tienes el descaro de solo decir ¿qué? ¿A quién demonios amas Brith, es a Karla? ¿Por qué demonios aceptaste casarte conmigo si te gustaba ella?
Brith no mostraba ni una pizca de arrepentimiento, se preguntó Brihana de verdad lo amo, ella se enamoró de él, pero como si nunca la ha tratado tan bien, solo cumplió su afecto ante la pantalla de esposo amoroso hasta que se cansó. Él aún sostenía sus manos en sus bolsillos y dijo.
_ ¿Y por qué te casaste conmigo Brihana?
Sorprendida por la acusación, Brihana miró fijamente a Brith, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con escapar. ¿Cómo podía atreverse a cuestionar su amor, a poner en duda sus sentimientos? Durante tanto tiempo había guardado en silencio sus emociones, había ocultado cada gesto de celos, cada muestra de afecto no correspondido, pero ahora se veía enfrentada a la cruel realidad de sus propias dudas.
Brith, con su habitual desdén, la observaba como si disfrutara de su angustia, como si el sufrimiento de ella fuera un logro personal. ¿Realmente la conocía tan poco como para pensar que ella no era capaz de amar? Sus palabras resonaban en su mente, cuestionando cada promesa, cada momento compartido. ¿Acaso él nunca había sentido nada por ella, más allá de la conveniencia y el deber?
La idea la golpeó con fuerza, haciéndola dudar de todo lo que creía saber. Había creído en el amor que él le profesaba, en la complicidad que compartían, pero ahora se veía obligada a enfrentar la posibilidad de que todo hubiera sido una farsa. ¿Cómo pudo haberse engañado tanto, cómo pudo haber entregado su corazón a alguien que tal vez nunca lo mereció?
Las lágrimas finalmente escaparon de sus ojos, traicionando la fortaleza que tanto se esforzaba por mantener. Brith seguía mirándola con esa expresión desafiante, como si disfrutara del espectáculo de su dolor. Pero ella ya no estaba dispuesta a seguir ocultando sus sentimientos, ya no podía permitir que él la humillara de esa manera.
"¿Por qué te casaste conmigo, Brihana?" Su voz resonó en el silencio, exigiendo una respuesta que ella misma apenas podía comprender. ¿Por qué había aceptado un matrimonio que tal vez nunca fue más que una fachada? Las palabras se atascaron en su garganta, incapaces de encontrar una explicación lógica.
La mirada de Brith seguía clavada en ella, esperando una respuesta que ella misma desconocía. ¿Por qué había tomado esa decisión, por qué se había entregado a alguien que tal vez nunca la amó de verdad? Las dudas la atormentaban, pero también encendían una chispa de determinación en su interior.
Ya no permitiría que él la humillara, ya no seguiría ocultando sus verdaderos sentimientos. Había llegado el momento de enfrentar la verdad, de romper las cadenas que la ataban a un amor falso. Con una firmeza que sorprendió incluso a ella misma, Brihana levantó la mirada y respondió con voz firme: "Me casé contigo porque creí en un amor que tal vez nunca existió, pero ahora es tiempo de enfrentar la realidad y liberarme de esta farsa."
Él tuvo el descaro de preguntar eso, Brihana sonrió, fue tan estúpida ella. Ese era Brith, ¿qué esperaba ella? Sus palabras resonaron en la habitación, cargadas de incredulidad y desilusión.
_ ¿Sí, quiero también saber, me amas Brihana? ¿Eres la señora Cartier, la más rica de todo Rotor, quien se compara contigo?
_ Estás demente, me preguntas si te amé, pues para ti, solo estuve contigo, o solo acepté porque era beneficio de ambas familias? Pues tú nunca...
Sus palabras se cortaron de golpe cuando una risa nerviosa escapó de sus labios. Sin darse cuenta, Brihana echó para atrás y tropezó con el florero que cayó estruendosamente al suelo. El sonido del cristal rompiéndose resonó en la habitación, y en medio del caos, ella se lastimó al tambalear. Él se apresuró a sostenerla, pero ella lo empujó instintivamente y aun así terminó posando su mano sobre un pedazo de vidrio afilado. La sangre fluía por su mano, tiñendo el suelo y creando un contraste impactante con el color blanco del mármol. Mientras él intentaba contener la hemorragia, ella se miró sorprendida por lo ocurrido. Fuera de sí, recogió su bolso sin darse cuenta de la sangre que manchaba sus pertenencias y salió de la habitación con determinación. La mezcla de emociones la embargaba mientras caminaba por los pasillos, sin rumbo fijo, con la mente llena de pensamientos confusos. La herida en su mano palpitaba, pero era el dolor emocional lo que la consumía por dentro. En ese momento, Brihana se prometió a sí misma que nunca más permitiría que alguien la lastimara de esa manera.
Al salir, Maiko y Lían se encontraron sorprendidos al ver lágrimas en los ojos de ella, y de inmediato notaron la sangre en su mano. Intentaron acercarse, pero ella los detuvo y entró al ascensor. Ellos entraron a la oficina donde Brith aún estaba parado, observando el caos a su alrededor. Había fotos por todo el lugar, el florero yacía en el piso roto, y había rastros de sangre en un pedazo de vidrio y en la mesa. Lían, al ver todo eso, corrió afuera para encontrarse con ella.
Maiko miró a Brith con furia contenida. Quería golpearlo, pero en el fondo sabía que ellos también eran culpables. Nunca habían detenido a Brith en ninguno de sus actos, a pesar de saberlo todo. Maiko observó las fotos esparcidas por la oficina, algunas de ellas mostraban momentos felices que ahora parecían lejanos y distantes. Sin embargo, en lugar de sentir tristeza, una extraña sonrisa se dibujó en su rostro.
"Ya no importa", dijo Maiko con determinación. "Lo que importa es lo que hagamos a partir de ahora".
Lían regresó con noticias de que ella no estaba en el edificio. Maiko suspiró profundamente, sabiendo que tendrían que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Se sentía culpable por no haber actuado antes, por permitir que las cosas llegaran a ese punto. Pero ahora era el momento de tomar medidas.
"Debemos encontrarla", dijo Maiko con determinación. "Y debemos asegurarnos de que Brith pague por lo que ha hecho".
Lían asintió solemnemente, consciente de que no podían dar marcha atrás. Debían enfrentar la verdad y hacer justicia, sin importar las consecuencias.
Mientras tanto, Brith permanecía en silencio, observando el desorden a su alrededor. Sabía que su tiempo se agotaba y que pronto tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Las miradas acusadoras de Maiko y Lían lo atormentaban, pero ya no podía escapar de su destino.
El ambiente estaba cargado de tensión y decisión. Había llegado el momento de enfrentar la verdad y tomar medidas, sin importar lo que eso significara para cada uno de ellos.
"¿Qué pasó? ¿En serio no saliste a detenerla y la dejaste ir en este estado? ¿Le viste la mano sangrando, verdad?"
"Ella se calmará, déjala."
"¿En serio, viejo? ¿La vas a tratar así?"
"¡Y que yo no pedí que estuviera en mi vida!"
"Pues, ¡divórciate, déjala libre loco, ya es demasiado sufrimiento para una persona!"
"¿Quieres que me divorcie? ¿Qué tramas tú?"
"¿Qué tramo loco? Ya sabes todo, aun así me lo preguntas. ¡Loco, ella te eligió a ti!"
"A mí, eligió a sus mejores beneficios."
"Viejo, ¿cuándo te darás cuenta de que estás cometiendo un error?"
"Métete en tus cosas, Maiko. ¡Me abofeteó, puedes creer eso?"
"¿Te sorprende? ¡Esa es la segunda vez que lo hace!"
"¿La segunda vez?!"
Brith se extrañó de las palabras de Maiko. Él no había recordado que alguna vez una mujer lo abofeteó, pero Maiko decía que era la segunda vez. Movió la cabeza, llamó a su secretario, él entró y vio todo el reguero que había en el piso. Una de las limpiadoras vino a limpiar el desastre, miró una foto en particular y la escondió. Lían rara vez llamaba a Brihana. Esta vez tomó el celular y la llamó, pero ella no contestó. En el carro, Brihana estaba hecha un mar de lágrimas. No paraba de llorar y el chofer conducía sin rumbo alguno, como siempre hacía cada vez que ella estaba así. No paró hasta llegar al lugar más tranquilo.
Brihana se encontraba sumida en una tormenta de emociones, cada una de las palabras de Brith resonaban en su mente como un eco doloroso. "Me amaste una vez, tú, Brihana." "No te casaste conmigo por beneficios de ambas familias." "Me has estado espiando, eso no es propio de ti." Fue entonces cuando, por primera vez, un grito desgarrador escapó de los labios de Brihana, haciendo que el chofer frenara en seco. Sin decir una palabra, él la miraba a través del retrovisor, impotente ante su sufrimiento. Solo le pasó un pañuelo y condujo de vuelta en silencio.
Brihana se encontraba perdida en sus pensamientos, buscando desesperadamente algo en lo que pudiera encontrar consuelo, pero durante esos últimos 4 meses, solo había encontrado dolor en su vida. ¿Cuándo fue la última vez que estuvo verdaderamente feliz? El sonido particular de su celular la sacó de su ensimismamiento, era Tiffany, la hermana de Lían. Al ver las noticias, había reservado el primer vuelo disponible. Sabía por lo que estaba pasando Brihana, pero nunca imaginó que las cosas se saldrían tan fuera de control.
Brith resultó ser un verdadero caballero. Aunque prefería que su hermano fuera el amor de Brihana, ella siempre estuvo enamorada de Brith, y él la apoyó incondicionalmente. Aunque su hermano nunca dio el paso, Brith siempre estuvo presente para Brihana. Lían, al ver que Brihana no respondía, llamó a su hermana con desesperación.
"Tiffany, solo tú puedes encontrarla y consolarla. ¡No me responde, por favor llámala!"
"Ahora te preocupa, pero desde antes de este maldito desgraciado debiste dar el paso. Ese imbécil de Brith solo sabe hacerla sufrir, demonios!"
"Llámala, dale!"
Tiffany llamó a Brihana, quien escuchó el sonido del teléfono. Con lágrimas en los ojos, dijo:
"¡Tiffany, él nunca me amó, él nunca me amó!"
"Ah, pendeja, solo tú estabas enamorada hasta la médula. Eso no importa. ¿Dónde estás? Llegaré hasta la noche a rotor, te buscaré, ¡espérame!"
"Él tuvo el descaro de preguntarme si lo amé alguna vez. ¡Yo que hice más que soportar toda la mierda que él ha hecho!"
"Sí, lo sé. Mi amiga es muy paciente, espera con paciencia al príncipe que nunca va a llegar. Él es un maldito, te lo dije muchas veces. Es un desgraciado que se la cree demasiado. ¡Espérame, vale! Una vez que baje de este avión, voy por ti."
"Está bien, ven rápido. Siento que me vuelvo loca."