Me da pánico pensar en la idea de que todo empeore, que ver a mis hijos se vuelva un imposible en un futuro. Me muero si los pierdo para siempre. El sonido de la puerta principal abriéndose me distrae y al voltear, veo a German entrando a la casa.
-¿Dónde esta Brisa? -pregunta sin siquiera saludar.
-En el cuarto, hablamos, discutimos, y se encerró en el cuarto con los bebés, por favor ve a ver como esta -le pido y de inmediato él se acerca a mí con rabia en su mirada y me toma de la camisa con fuerza para obligarme a poner de pie.
-¡¿Qué le has hecho a mi hermana?! -me grita y puedo entender lo molesto que esta.
-Le dije la verdad, solo eso. Quería que ella entendiera porque la aleje de mí, porque acepte divorciarnos -le confieso.
-No hay excusa que puedas poner de por medio para justificar lo que has hecho, déjala en paz y si quieres que tus hijos sean felices no le sigas arruinando la vida a Brisa -me dice serio.
-Suéltame porque te juro que perderé mi paciencia -amenazo y si las miradas mataran, aquí ya hubiese habido un doble asesinato.
Él me suelta, pero lo hace de una manera abrupta que me hace saber que no hemos firmado la paz todavía y simplemente se marcha. Me sorprendo cuando después de llamar a la puerta de la habitación ella le abre inmediatamente.
-Maldita sea -murmuro y mi puño se cierra de impotencia.
«¿Qué puedo decir o hacer para que ella me perdone?» pienso y es que realmente no sé que hacer.
[...]
No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, solo escucho aquella puerta abriéndose nuevamente y lo siguiente que veo es a German acercándose a mí con rabia y una vez más me toma de la camisa, pero en esta ocasión me arrastra hasta que mi espalda choca con una de las paredes de este departamento.
-¡Aléjate de mi hermana! -me exige mirándome a los ojos y puedo ver el odio en su mirada.
-Te lo conto -susurro.
-Ella nunca debió estar contigo. Tú y tu familia son la peor desgracia que le ha pasado a la mía -pronuncia y respiro hondo.
-German, yo no tengo la culpa de lo que hizo mi padre. Sé que todo esto es una mierda, pero lo único que quiero es estar con mis hijos, ¿entiendes? -justifico.
-Has sido tu quien hizo que todo eso fuera un gran obstáculo. Lo arruinaste todo, la dejaste sola, y a tus hijos también -rebate firme.
-Solo intentaba cuidarlos, pero hice todo lo contrario, arruine nuestra vida y la de mis hijos -declaro.
El tenso momento de pronto llega a su fin cuando el sonido de unos pasos nos hace separar y al mirar hacia el pasillo la vemos a ella.
-Brisa, ¿estas bien? -pregunta German con gran preocupación.
-Déjame sola con Franco -dice finalmente y al verla mi corazón se parte por lo triste que se ve.
-Brisa -insiste él y ella levanta su mano.
-German, por favor -reitera y él sin muchas más opciones se acerca a ella y besa su frente.
-Iré con mis sobrinos -dice bajito y se va dejándome solo con ella.
Esperamos a que se aleje y al volver a quedarnos solos, ella se cruza de brazos.
-Estuve todo este tiempo pensando en lo que me has contado y me doy cuenta de que tenías razón, de que entre nosotros lo mejor es la distancia -dice de pronto y definitivamente esto no era lo que esperaba.
-Brisa, no por favor... sé que aun podemos luchar por nosotros -digo desesperado, pero ella niega.
-No tengo fuerzas para una vez más ir en contra de mi familia, no cuando siento que los necesito más que nunca -dice rompiéndome el corazón.
-¿Y prefieres sacrificar lo nuestro? Brisa, te necesito... necesito a nuestros hijos -digo desesperado.
-Te has acordado tarde, lo siento y por favor vete de la casa, no quiero tenerte cerca -sentencia y por más que busco decirle algo que alivie este dolor, es imposible cuando ella vuelve a encerrarse en la habitación y yo siento que las pocas esperanzas que quedaban de una nueva oportunidad se esfuman.