Capítulo 5 El tatuaje de Jonathan

El tatuaje se veía viejo y descolorido, como si estuviera incrustado en la piel de Jonathan desde hacía mucho tiempo.

Si Aimee tenía razón y él lleva años enamorado de una mujer, entonces ese número debía ser su cumpleaños.

Bethany sabía que Jonathan nació en abril, y sus padres en julio.

Esa fecha tenía aún menos que ver con ella.

Su cumpleaños era el catorce de noviembre, una fecha que no se acercaba en absoluto a los cuatro números incrustados en la clavícula de Jonathan.

Él era famoso por ser muy indiferente, pero se había hecho un tatuaje para una persona. Ese gesto loco e infantil demostraba que amaba profundamente a esa chica.

Bethany se mordió el labio y se arrepintió de sus acciones impulsivas de la noche anterior. Tenía que haberle preguntado si estaba soltero antes de hacer eso.

Aunque Jonathan estaba muy por encima de los demás en términos de apariencia y capacidades, ella tenía valores. No podía acercarse al hombre de otra mujer, por muy guapo que fuera.

"Aimee, ¿conoces a una persona cercana al señor Bates cuyo cumpleaños sea el veinticinco de agosto?", preguntó.

"¿Qué? ¿Cómo diablos puedo saber eso? La Corporación Ensson es solo una de las muchas empresas del Grupo Bates y ya ocupa el setenta por ciento del mercado nacional. Jonathan es el director ejecutivo de todo el grupo. ¡No puedo chismorrear sobre él!".

Bethany se quedó sin palabras.

A pesar de lo que decía, su amiga era experta recopilando información interesante.

De repente, Aimee pareció recordar algo. "Espera, creo que la abogada principal del Grupo Bates, Maddie Hinchcliffe, nació en agosto. Una vez leí su currículum. Es rica y hermosa, y llegaron a las tendencias cuando asistió a un evento como pareja del señor Bates. ¡Te buscaré unas fotos!".

"No, gracias". Bethany la detuvo justo a tiempo.

Solo le bastaba esa información para saber que eran la pareja perfecta.

No le extrañaba que Jonathan la hubiera tratado con tanta frialdad. Probablemente temía que expusiera su aventura, por lo que fingió no conocerla y se distanció de ella. Así nadie le creería incluso si contaba la verdad sobre su noche apasionada.

Jonathan era muy inteligente y astuto, digno de ser el director ejecutivo de un mega conglomerado.

Tras finalizar la llamada, Bethany volvió a su habitación, se lavó la cara y se puso una ropa más cómoda. Luego, prendió la computadora para trabajar en un nuevo proyecto.

Los enormes gastos médicos mensuales de su madre ni siquiera le daban tiempo para pensar en el amor.

Estaba escribiendo furiosamente en su computadora, tan absorta en su trabajo que no se dio cuenta de que su celular silenciado se encendía muchas veces.

Solo cuando se alistó para dormir vio que Jonathan le había enviado tres solicitudes de llamadas y un mensaje hacía cuatro horas.

"Respóndeme cuando te despiertes".

Bethany miró confundida la pantalla, preguntándose por qué diablos él querría hablarle.

Tal vez solo quería advertirle que no le contara a nadie lo que habían hecho. Quizás incluso le ofrecería dinero para que se quedara callada, pero si lo aceptaba, ¿en qué se diferenciaría eso de vender su cuerpo?

Tras considerarlo un momento, ella respondió: "Lo de anoche jamás pasó. No se preocupe".

En cuanto envió el mensaje, eliminó al hombre decisivamente de sus contactos.

Tal vez se sentiría más aliviado si cortaba la comunicación con él.

Reprimiendo un bostezo, Bethany dejó a un lado su celular y se fue a la cama.

Sin embargo, una llamada de Carson la despertó bruscamente.

"Dale el contrato del proyecto a Anna", ordenó.

"Pero, señor Smith, yo...".

Antes de que Bethany pudiera terminar de hablar, Carson le colgó. Ni siquiera le dio la oportunidad de responder.

Con un suspiro, ella se levantó para buscar el contrato, pero para su creciente horror, no encontró la carpeta incluso después de rebuscar en su equipaje.

Recordaba muy bien haberlo tenido con ella cuando llegó al hotel.

De repente, se quedó helada.

"Maldita sea".

Había dejado el contrato en la habitación 1501 cuando escapó a toda velocidad.