En las intermitencias del amor
img img En las intermitencias del amor img Capítulo 1 El magnate es un demonio
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Capítulo 6 Secretos y promesas intermitentes img
Capítulo 7 Suspiros del pasado img
Capítulo 8 Tu falta de querer img
Capítulo 9 Veneno bañado en manipulación img
Capítulo 10 La familia Rumanof img
Capítulo 11 Intenciones y secretos img
Capítulo 12 Los chicos malos no lloran img
Capítulo 13 Me robaste la vida img
Capítulo 14 La otra versión de la historia img
Capítulo 15 La protección de tus brazos img
Capítulo 16 Por tus malditas consecuencias img
Capítulo 17 Ojos de ángel img
Capítulo 18 Telaraña de mentiras img
Capítulo 19 La mejor actriz img
Capítulo 20 Jaque mate img
Capítulo 21 Desde tu cielo azul img
Capítulo 22 Los límites entre las verdades y las mentiras img
Capítulo 23 Oscuro pasado img
Capítulo 24 Perversa obsesión img
Capítulo 25 Lo secretos que guardas img
Capítulo 26 La venganza se viste elegante img
Capítulo 27 La razón para odiarnos img
Capítulo 28 La protección de tus brazos img
Capítulo 29 Las mentiras que has creído img
Capítulo 30 La muerte en tus manos img
Capítulo 31 Trampa de ratón img
Capítulo 32 Intenciones y secretos img
Capítulo 33 Los chicos malos no lloran img
Capítulo 34 Me robaste la vida img
Capítulo 35 La otra versión de la historia img
Capítulo 36 El lazo que nos une img
Capítulo 37 Las intermitencias del amor img
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En las intermitencias del amor

Isavela-Robles
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Capítulo 1 El magnate es un demonio

El líquido escarlata se esparcía por el pavimento, rodeando la cabeza de Valentina. Sus ojos aún seguían abiertos y lograba ver el auto estacionado a varios metros de distancia. La puerta del piloto se abrió y unos zapatos de cuero negro avanzaron hacia ella, hasta que el hombre apareció en su campo de visión y se agachó para observarla de cerca. Aquellos ojos verde claros se abrieron en gran manera y el miedo lo consumió.

Marko Rumanof dio un impulso hacia atrás, cayendo sentado, teniendo que sostenerse sobre sus manos. Empezó a hiperventilar.

La había asesinado. Se acababa de convertir en un asesino.

Cuando Valentina notó el espanto en el rostro de Marko Rumanof entendió que ya no le quedaba vida, ahí acababa todo.

Qué irónica era la vida. Su jefe acababa de asesinarla. Después de años de abuso físico y psicológico por parte de él, terminó arrancándole la vida. Y todo porque ella decidió desobedecerlo.

Minutos atrás Marko le había aventado los papeles a la cara:

-¡Esto no sirve, vuélvelo a hacer! -le espetó.

Las manos de Valentina temblaban, llevaba tres días sin dormir y ni siquiera había podido bañarse y mucho menos comer. Le dolía el estómago y se sentía mareada.

Y su jefe ni siquiera había revisado el proyecto, simplemente lo rechazaba. Esa era su estrategia: le hacía la vida imposible.

-¿Qué? ¿No quieres? -cuestionó Marko y le respingó una ceja.

-Pe-pero, señor, usted ni siquiera lo leyó -trató de hablar.

-¿Ahora me vas a enseñar cómo hacer mi trabajo? -cuestionó el hombre.

-No, señor.

Valentina bajó la cabeza y después comenzó a recoger los papeles del suelo. Por un momento el mareo casi la hace caer al suelo, haciéndola tambalear.

Marko se levantó de su sillón y se plantó ante ella, pisando el papel que la joven intentaba recoger. Valentina alzó la mirada con miedo. Ahí estaba aquel rostro de prepotencia.

-Mírate, tan ridícula, eres igual que la misma basura -le dijo.

Un nudo de fuego se creó en la garganta de Valentina y sus párpados se volvieron pesados, haciendo que su mirada doliera, pero se obligó a no llorar.

-El karma existe, Valentina -soltó Marko.

Ella se levantó, sintiéndose cansada de tantas humillaciones. Su corazón latía con fuerza y sus labios temblaban, rogándole que les permitieran dejar salir las palabras atoradas en la garganta.

-¿Karma? -cuestionó la joven.

Marko sumergió las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón liso e inclinó a un lado la cabeza.

-Siempre has sido tan prepotente, humillando a los que te rodean, pero mírate -dijo él-, aquí estás, viviendo una vida tan miserable.

Valentina dejó salir un jadeo, ¿de qué rayos estaba hablando? Si había que señalar a alguien que fuera un déspota y agresor, debían voltear a verlo a él. Estaba empeñado en hacerle la vida imposible junto con su esposa Merina.

-Usted no me conoce, señor -se limitó a decir.

-Te conozco más de lo que tú crees -se jactó él y le respingó las cejas con suficiencia, como quien conoce un secreto y amenaza con revelarlo.

Valentina soltó un jadeo y mantuvo la boca abierta por la impresión. Las lágrimas amenazaban con deslizarse pronto por sus mejillas.

-¿Ah sí? -inquirió ella.

Tal vez hablaba porque estudiaron un tiempo en la misma universidad, cuando él la humilló en último año en público junto a Merina por ser pobre y estudiar con una beca.

-Sé que desde pequeña te encantó maltratar a Merina y casi la asesinas -reveló Marko.

            
            

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