Capítulo 3 Rumores

El tiempo pasó dando paso al cambio de las estaciones, se conocieron en primavera y ya en invierno su amistad rozaba (en realidad traspasaba) el limite de las relaciones permitidas entre Alfas y Betas.

Con el invierno el trabajo del jardinero disminuyo, ya que básicamente se dedicaba a proteger las plantas de las heladas, en sus ratos libres 345 y Kiara se reunían en un granero alrededor de un bracero para capear el frío, sentados ahí compartían risas, historias y secretos como si el resto del mundo no existiera, habían creado su pequeño refugio, un lugar lejos de las restricciones de sus roles sociales.

A pesar de que hicieron todo lo posible por guardar las apariencias la noticia de la amistad entre la princesa Kiara y el beta 345 comenzó a esparcirse por el reino. Ellos al principio simplemente lo ignoraban, pero cada vez era más difícil pasar desapercibidos, cada vez que se les veía juntos la gente empezaba a murmurar y se sorprendía al ver a la princesa disfrutando de la compañía de un simple beta, pero lo que más llamaba la atención era que ella lo trataba como su igual cosa que, según las normas sociales, no debería de ser, las jerarquías debían ser respetadas, esa era la ley, ese era el flujo natural de la vida, betas y Alfas no se juntaban salvo en ocasiones específicas y, definitivamente, no se podían tratar como un igual.

Los rumores no demoraron en llegar a palacio, una sirvienta chismosa se encargó de que todo el mundo supiera, cuando sus hermanas se enteraron la bombardearon con preguntas

-¿Es apuesto?- Preguntó Selene

-¿ya lo besaste?- Añadió Luna.

-¿Cómo lo conociste?- añadió Gloria.

Todas hablaban casi al mismo tiempo.

-Por favor hermanas, solo somos amigos, no es la gran cosa- Respondió Kiara, aunque en el fondo sabía que eso no era del todo cierto- y sí, es guapo. No, no lo he besado, como dije solo somos amigos nada más y lo conocí aquí en los jardines de palacio...

-Si padre se entera va a matarte- Dijo Luna con seriedad, después de un momento de silencio.

-ya sé, ya sé, pero ninguna de ustedes dirá nada ¿verdad?- Dijo mirándolas de forma persuasiva.

-Claro que no hermana- Dijeron al unísono.

-Sería incapaz de traicionar tu confianza de ese modo, hermana- Dijo Gloria.

-Además si solo son amigos no veo lo malo en ello- Dijo la inocente Selene.

-¡lo malo es que es un beta!- Exclamó Luna- Nunca se había visto que un Alfa pasara tanto tiempo con un beta.

-¿Y eso qué? No estoy haciendo nada malo, además su trabajo es peligroso ya me ha tocado sanarlo en varias ocasiones ¿Acaso no es ese el deber de un Alfa? Cuidar a los beta.

-Sí, a los beta, no a uno en específico- Insistió Luna con seriedad.

-Vamos Luna ¿Estás conmigo o contra mi?- pregunto Kiara.

-Estoy contigo hermana, por supuesto, pero no puedes negar que esto no es habitual.

-¿Y eso qué? Tampoco es habitual que una hembra sea heredera al trono y lo soy ¿o no?

-Bueno, en eso tienes razón- Respondió Luna.

A medida que los rumores se esparcían, también llegaban a oídos del rey, padre de Kiara. Preocupado por la reputación de su hija y por las implicaciones políticas que esta amistad podría tener, decidió tomar el toro por las astas y abordar el asunto de manera discreta pero firme.

Una fría tarde de invierno, el rey convocó a Kiara a su estudio privado para hablar con ella, Con seriedad en su rostro, le hizo frente a su hija.

-Kiara, hemos escuchado rumores sobre tu cercanía con el beta 345- comenzó el rey, su tono grave resonaba en la habitación.

Kiara sintió un nudo en el estómago, pero mantuvo la compostura.

-Padre, es cierto que hemos entablado una amistad, pero no hay nada más que eso. Solo somos amigos, lo juro.

El rey frunció el ceño.

-Comprendo que la amistad puede florecer en lugares inesperados, pero debes ser consciente de las implicaciones de tus acciones. Tu posición como princesa heredera lleva consigo responsabilidades y expectativas, esta conducta no es aceptable.

-Lo sé, padre- respondió Kiara con voz firme- Pero ¿acaso no es mi deber como Alfa, también, cuidar y proteger a todos en nuestro reino, independientemente de su estatus? El beta 345 es un miembro valioso de nuestra comunidad, y simplemente estoy cumpliendo con mis deberes- Dijo para justificarse.

El rey suspiró, visiblemente afectado por el dilema entre su deber como padre y su deber como monarca.

-Entiendo tu punto, Kiara, pero de todos modos no puedes tergiversar las cosas, debes comprender que algunos lobos pueden verlo de mala manera, simplemente no es adecuado. Tu amistad con el beta 345 podría interpretarse de manera diferente y desestabilizar la armonía en nuestro reino, ¿es eso lo que quieres lograr?

Kiara bajó la mirada, reflexionando sobre las palabras de su padre. Sabía que estaba en una posición complicada, pero también creía en la igualdad y la justicia para todos.

-Lo siento, padre, no quiero causarte preocupación ni problemas- dijo Kiara finalmente, con sinceridad en su voz.

El rey la miró con ternura.

-Te entiendo, hija mía. Solo te pido que seas cautelosa en tus acciones y consideres las consecuencias. No puedo evitar preocuparme por ti y por el bienestar de nuestro reino.

Kiara solo asintió solemnemente.

-Tienes que alejarte de él- Dijo con voz impositiva.

-Pero padre...- Intentó argumentar Kiara pero fue interrumpida.

-Pero nada, esta conducta es inaceptable ¿Crees que algún Alfa querrá casarte contigo si se entera de esto?

-Yo no quiero casarme con ningún Alfa- Pensando que si tenía que casarse lo haría con alguien como 345 pero guardó sus pensamientos para sí misma.

-Pero tendrás que hacerlo en algún momento y no es apropiado que un beta ocupe un lugar importante en la vida de un Alfa ¿Lo entiendes hija?

-Si padre.

-Prométeme que vas a dejar de verlo- Dijo el rey mirándola fijamente.

-Sí, está bien padre- Mintió ella, sabía que no sacaba nada con discutir con él.

            
            

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