24/7 Libro 2
img img 24/7 Libro 2 img Capítulo 8 Juegos peligrosos
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Capítulo 11 El rechazo img
Capítulo 12 Monica img
Capítulo 13 Un abrazo img
Capítulo 14 El jardín img
Capítulo 15 Absurdo img
Capítulo 16 Cenizas img
Capítulo 17 La apuesta img
Capítulo 18 Metamorfosis img
Capítulo 19 Tortura Parte 1 img
Capítulo 20 Tortura Parte 2 img
Capítulo 21 Estadísticas de ansiedad img
Capítulo 22 Memorizar img
Capítulo 23 Oferta img
Capítulo 24 Tararear img
Capítulo 25 Enfrentamiento img
Capítulo 26 La Gala Parte 1 img
Capítulo 27 Gala Parte 2 Ansiedad img
Capítulo 28 Quédate conmigo Parte 1 img
Capítulo 29 Quédate conmigo Parte 2 img
Capítulo 30 Segundo Enfrentamiento img
Capítulo 31 Sirena img
Capítulo 32 Sorprendidos img
Capítulo 33 Capituló 33 img
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Capítulo 8 Juegos peligrosos

Capítulo 7

JUEGOS PELIGROSOS

Estaba quitándome mi equipo táctico, cansada y estresada de que ese par de idiotas sigan peleandose con miradas asesinas, palabras burlonas y yo estaba en medio de todo, como un muro de contención y cada roce de testosterona golpeaba contra mi, como una ola contra las rocas del mar.

– Recuerdas que me debes un beso – la voz de Víctor me tomó por sorpresa y por instinto le apunté al pecho con mi taurus... enarcó su ceja esperando que me relajara.

– No te enseñaron a tocar – refunfuñe bajando mi arma y continúe con mi tarea de quitarme cada arma escondida... apoye mi pierna en un banco junto a la comoda y saque a Dalila de su escondite,( mi cuchillo táctico de combate), atado a una funda dentro de mi bota... Victor se inclinó con un "Permiteme" y comenzó a desatarlas de mis piernas, continúe con mi tarea de sacar la fornitura y el cinturón donde van los cartuchos ahora vacíos... su cercanía provocaba cierta electricidad entre nosotros. Recordando aquella calidez que sentí en el bar, pero aquí en nuestra habitación compartida era fuego emanando de su cuerpo.

– Gracias – dije pasando el nudo de mi garganta me enderece desabotonando mi guerrera. Sus manos sustituyeron las mías.

– Déjame a mi – susurro ronco pegándose tanto que solo sus manos nos separaban.

– ¿Qué haces? – indage mirando su rostro.

– Ayudarte a sentirte cómoda.

– ¿Vas a desnudarme? – dije apartando sus manos cuando terminó con los botones y mi guerrera quedó abierta dejando al descubierto mi blusa de tirantes negra.

– El negro te cienta bien – su mirada recorrio mi vientre,mis pechos hasta llegar ami rostro. Aunque yo supiera ocultar muy bien mis emociones, mantenerme impertubable, él descubrió como leerme. Algo que me molestaba y emocionaba.

– No intentes engañarme – sonrió aún más, sus manos me acorralaron contra la cómoda, mirándome con esa intensidad arrolladora, su olor golpeó todos mis sentidos... sentí la temperatura de mi cuerpo en aumento.

– Si hay algo que conozco bien... es el cuerpo de una mujer y aunque te resistas...– alzó una mano y acaricio mi cuello con su dedos – Se cuando me desean.

No le conteste, no le daría la satisfacción al escucharlo de mi boca aunque fuera verdad, le devolví la sonrisa cínica burlándome de él.

– ¿Y piensas hacer algo al respecto? – lo rete, eso lo desconcertó sacándolo de su plan, pero no se dejó llevar como yo quería, estábamos jugando algo nuevo y me venía bien improvisar, se enderezó más acortando las distancias, dejando su rostro a escasos centímetros del mío.

– Me gusta como tu piel se ha erizado con un simple toque... como intentas controlar tus latidos... como la vena de tu cien sobresale de tu piel.

Sus manos me alzaron de los muslos y me sentaron de golpe en la cómoda, instalándose entre mis piernas... contuve el aliento, por fin estaba sucediendo, me daría cuanto deseaba... no sabría cuanto ansiaba terminar con esto, pero él lo alargaria.

– No necesito oírte decirlo... tu cuerpo habla por ti... ni aunque te resistas... por ejemplo tu olor ha cambiado, como ahora – su nariz recorrió mi mejilla descendiendo hasta mi cuello, dejando un rastro de fuego en mi piel... – Es florar... quiza.

Regreso su recorrido hasta tener nuestros rostros a milímetros, casi rozando nuestros labios... mis manos se aferraron con fuerza sobre la madera, mandando todo mi autocontrol a la mierda.

– Es adictivo – podía sentir su aliento quemando mi piel en mis labios, sentí como apenas unos segundos sus labios rozaron los míos y decidida a no dejarlo ganar.

– Es hora de que te vayas – hable lo más normal que pude, me aleje del escritorio y pase por su lado.

– En serio – sentí la risa irónica en su voz. Casi incredulidad.

– Soy más fuerte de lo que crees Victor... no voy a besarte a menos que tenga un beneficio.

Eso lo hizo sonreír arrogante, me quite la guerrera y la deje en la cama, sentándome para quitarme las botas.

– Lose... y que intentes resistirte me gusta mas de lo que debería, ¿a ver como te va?

– Mala suerte para ti... porque no buscas a Mónica... seguro ya se cansó de jugar con tu chofer... y dejas de comportarte como un adolecente hormonado detrás de mí.

Termine de quitarme las botas y empeze a desabrochar mis pantalones, como llevaba shorts de licra,me los quite de una sacudida y me puse de pie, desestresandome el cabello, eche la cabeza hacia atrás sacudiendo mi cabellera, el se agacho y recogió mis pantalones dejándolos en la cama... Solté un gemido placentero cuando la tirantez de mi cuero cabelludo se liberó, me quite la blusa de tirantes y la deje caer al suelo.

Estaba tan concentrada en relajarme que olvidé por unos segundos que estábamos jugando a seducirnos, algo que no me había pasado nunca, su cuerpo me acorralo contra el dosel de la cama.

– Victor – su boca calló mi boca y esta vez no fue nada comparado a otros besos, había algo distinto y nuevo en este, como entrar en erupción, porque el calor de su cuerpo, el sabor de su boca me recordaron a mi primer beso, solo que ese dia no tuve oportunidad de disfrutarlo por más tiempo, no como ahora, que sabía a chocolate, todos estos sentidos me golpearon como una bomba molotov... mis manos empujaron su pecho para hacerme del control, en un intento de tomar aire, él lo tomó como una invitación a invadir mi boca y solo eso basto para que su sabor fuera el fruto prohibido, mezclado con un éxtasis.

Cuando su lengua danzo con la mía, nada podría detenerme salvo él, sentí su mano enredarse en mi cabello y la otra pegarse a mi espalda para reducirlos espacios. Su mano en mi cintura me hizo curvarme, profundizando el beso que nos consumía a ambos, mis manos aferrados a su camisa evitaban tocarlo mas, se retiro unos milímetros para dejarnos respirar y volvió a besarme, esta vez más suave, lento y apasionado, más caliente y sensual. Tanto que sentí que un orgasmo ahí mismo. Cuando finalizó nuestro primer beso, ambos respirabamos agitadamente, sentía el pulso de su corazón en mi mano.

– No me arrepiento – jadeó recargando su frente en mi cien – Mónica ... no he vuelto a tocarla desde hace más de un mes y no es la primera vez que se entretiene con otras personas.

El aliento agitado de su boca logró devolverme al presente, como si fuera el oxígeno de una brisa fresca.

– No te importa compartirla – logre articular liberandolo poco a poco, mis dedos tensos en su camisa hecha puños con mis dedos... sentí sus manos dejar mi cabello y mi cintura poniendo poco a poco espacio entre nosotros.

– Tengo que irme... oh are una tontería.

Asentí dejando caer mis manos y él se alejó sin mirarme. Hasta que escuché la puerta cerrarse, entonces me dejé caer en la cama abrazando una almohada.

– ¿Que me estas haciendo? – jadee y lo peor era que estaba húmeda, gruñi contra la almohada.

////////

Victor

– Deja de mirarme – me recrimino mientras dejaba unas carpetas en el librero.

– ¿Cómo? – pregunté con inocencia fingida sin dejar de ver su boca, me obligue apartar la mirada mientras se sentó frente a mi.

– Es difícil trabajar contigo y no poder desearte... quiero arrancarte la ropa.

– Tu lo pones fácil... no has encontrado una víctima con que entretenerte.

– No... no dejo de pensar en que quiero que vuelvas a besarme – la miró sonriendo y le pongo los ojos en blanco .

– No fue para tanto... solo fue un beso – le resto importancia mintiendo. – Tomó una de las carpetas y cruzó sus piernas con coquetería, "esa falda"

– Ya están los paquetes listos según rivan... hay que recoger el dinero – dijo en un intento de cambiar de tema y distraerme.

La mire levantarse y ponerse de cuclillas frente ami girando su asiento hacia el escritorio, mis manos tocaron su piel expuesta y comencé a trazar círculos con la yema de mis dedos.

– Y si terminamos con este juego, se está volviendo peligroso – alze la vista, sus ojos estaban dilatados por mi leve caricia.

– Me gusta jugar... y tú también lo disfrutas.

– Crees que es buena idea mezclar negocios y placer, a veces todo termina mal y te podría perder el poco respeto que te tengo.

– Eso sería imposible.

– Que me toques, oh todo se irá a la mierda.

– Quizá... pero tu y yo funcionamos por algo.

– ¿Que? -

– Caminamos entre sombras sirena.

– Victor... somos las sombras... ¿Porque te resistes a mi ... si nos deseamos?

– No mezclo placer con negocios... siempre algo termina mal... lo acabas de decir.

– Lo decia por ti.... yo sí puedo... tu no... – mis dedos seguían trazando su piel,. distrayendola, incomodandola porque me gustaba sus reacciones, removió sus piernas e imaginaba lo que sucedía ahí abajo. – Déjate llevar – me incline besando su rodilla – Confía un poco más en mi.

Apretó sus piernas y se puso en pie alejándose de mí.

– ¿Y tú? ¿cuando confiaras mas en mi?

– Yo confio en ti sirena.

En sus ojos había algo, promesas ocultas, no se rendiría aunque intentara resistirse, sabía que nos deseabamos, ella sabía defenderse... pero yo era tan buen jugador, solo uno vencerá y ese sere yo.

////////

Danzas mortales, fuegos artificiales, copas de diferentes bebidas estaba intentando acorralarme y lo sabía, nuestra primera pieza de baile fue tensa, casi ni nos tocamos, pero danzamos en silencio, lo cual la llevó a tomarse 2 rusos conmigo para calmar su ansiedad. Después de casi dos horas no volvimos a coincidir, lo sentía al seguirme con la mirada, al pasar a mi lado y la caricia mas mínima en la palma de mi mano.

– Eres muy hermosa – coqueteo Ethan con ella.

– Gracias... tu te ves bien – apuntó con ironía que no detecto mi amigo.

– ¿Cuanto llevan trabajando juntos?

– Ara unos seis meses Ethan - intervine

– Vaya, creía que era solo algo de una noche – apuntó bebiendo de su copa y me miró suspicaz, sabía que estaba marcando mi territorio. – ¿Que tal monica?

Natalia resoplo.

– La juguete

– Me cae bien – rio Ethan ante el apodo que le puso Natalia.

– Buenas tardes señores – Erick Voterie se acercó con su mirada en Natalia, tanto Ethan como yo nos pusimos en alerta. Erick es la presa favorita de Natalia.

NATALIA

Estaba apunto de saludar al engreído que se acercó sin invitación cuando el brazo de Víctor impidió que lo hiciera.

– Victor – murmure irritada

– Buenas tardes Erick.

– Zolov... un placer verte de nuevo

– Lo mismo digo.. Natalia baila conmigo.

– Claro – le entrego mi copa a Ethan y sigo a Victor a la pista de baile. Al momento en que sus brazos me rodean le hablo en susurro.

– Estás siendo muy posesivo.

– ¿Y?

– Aquí no porfavor... tienes novia.

– Ni siquiera he vuelto a tocarla.

– Pero sigue siendo oficial.

Sentí su mejilla contra la mía y cómo escondió el rostro entre mi cabello provocandome un hormigueo en la piel.

– No lo quieres reconocer, pero hay algo más que deseo entre nosotros – trague saliva lentamente, claro que sentia algo. No podía definirlo, ese era el problema.

Seguimos bailando en silencio, pero su mano trazaba círculos en mi piel expuesta, a pesar de traer vestido tocaba mi piel.

– Necesito... un poco de espacio – dije liberándome de su abrazo... necesitaba pensar con claridad... tomar un poco de agua. Enfriar mi cabeza, miré hacia atrás y él me seguía con la mirada, devorándome, seguí mi camino hasta entrar al servicio.

Había algunas mujeres y señoras de edad avanzada, espere frente al espejo intentando apartar la nube de lujuria, era el poder que tenía sobre mi, cada vez que me tocaba se sentía prohibido y me invita a poseerlo mas, se sentia mal y al mismo tiempo luchaba contra mi, y los principios que me fueron inculcados,no era propio de mi ser voluntariamente la causa de una ruptura, había situaciones que requerían mi intervención, pero nunca fue a propósito, como ahora. Con Victor deseaba quemarme cada segundo que estaba cerca. Hasta volverme cenizas.

Sentí sus manos acorralarme contra el lavado pegandoce contra mi... su aliento rozando la piel desnuda de mi cuello... fue emborracharme en ese momento y todo girara, sus manos empezaron a tocar mis piernas desnudas sin ir más lejos.

– Entre más te resistas... peor será – jadee y el siseo en mi oido.

– Te deseo tanto – se pegó tanto a mi que me hizo inclinarme contra el lavado... sus dedos llegaron al borde de mi ropa de encaje sin tocarme, al mismo tiempo palpando con las yemas de sus dedos, con esos patrones invisibles – Si solo dejaras de reprimirte... serias mia.

No entendí su frase, estaba prácticamente jadeando en busca de oxígeno, buscando conectarme a mi cerebro, aunque fuera un genio... mi intelecto desaparece con su cercanía y combinado con unas copas encima, era una mala combinación.

– Porfavor – en mi vida me había sentido tan desesperada por tener algo o alguien, él consumía mis sentidos más profundos, me hacía desaparecer. Sentí su excitación contra mi. Sus manos me giraron para encararme.

– Dame un motivo – nose si fui yo o él quien me subió al lavado, pero lo tenia entre mis piernas – No sere uno mas de ellos – sus manos subieron y bajaron arrastrando mi vestido, era evidente que no tenía control estando cercas, no me importaba, era cuanto más deseaba, arrancarle la ropa.

– Jugar no tiene nada de malo... tocar un poco no daña a nadie – intente cerrar las piernas pero su mano me lo impidió – deseo introducir mis dedos en ti.

Presiono un poco más y reprimí el impulso de cerrar mis piernas en su cintura y atraerlo hacia ami.

– Sentir como te contraes contra ellos – acerco su rostro seductor y cargado de deseo hasta casi rozarnos – Empujar dentro de ti y tocarte hasta hacerte gemir.

– Pero no lo harás... ¿Verdad?... seguirás torturándome hasta que no queda nada en mi y no se que deseas. No se si es posible que encuentres algo que pueda darte.

– Exacto... tienes que estar lista... hasta que busques la libertad y solo tú tienes la llave y el poder.

Sin poder resistirme tome su nuca uniendo nuestras bocas en un ritmo suave, sus dedos trazaron círculos... gimiendo con fuerza contra su boca.

– No te detengas – supliqué – Quedate.

– No. Me iré – apartó su palma acomodando mi vestido – Aun no estás lista. Algun dia seras mia y no será hoy.

Se alejó de mí, no pude pensar más... justo en ese momento al abrir la puerta una explocion sacudió el salón de baile, ambos corrimos a ver que la catástrofe no fuera letal.

NOTICIAS

A las 2:33 am de la mañana una bomba hizo explosión en el centro de uno de los club Zolov, las fuentes informan que hubieron 3 muertos y más de una decena de heridos, los cuales ya están siendo atendidos en el Manhattan generals... las fuentes dicen que esto será una gran mancha...

– Suficiente – victor apaga la televisión de su despacho.

– ¿Como pasó esto? – interroga Ashley.

– Es nuestra culpa.

– ¿Como puede ser esto su culpa? ¿a menos que ustedes pusieran la bomba? – señala Erin el periodico

– No digas idioteces – refunfuñó él.

– No comprendo – dijo Ashley.

– Esto no hubiera pasado si Victor y yo hiciéramos nuestro trabajo.

– Estás exagerando – dijo Víctor con calma.

– ¿Cómo puedes estar tan calmado? ... Esto es un desastre – sisee molesta.

– Creo que debemos tranquilizarnos – anuncio Erin.

– Esto no sucedería si dejara de perseguirlo todo el tiempo... lo hubiera visto – eleve un poco la voz. – Es mi trabajo.

Salí del despacho directo a terminar con estos ataques y persecuciones.

– Natalia tenemos que hablar de esto.

– Voy hacer mi trabajo... necesito sacarte de mi cabeza porque no puedo concentrarme cuando estas cerca.

Algo de lo que dije lo hizo sonreír pero intentó recuperar la compostura. Se quedó de pie viéndome salir de su casa.

Victor

Estaba molesta consigo misma y lo entendía... le gustaba el control y yo se lo quitaba, era consciente de ello, talle mi rostro frustrado.

– Así que perseguirte – se burló Erin a mis espaldas, me giré y lo vi recargado en la puerta del marco, afilando su daga.

– No me jodas – le advertí

– Te entiendo... Natalia es caliente.

– No te metas con ella.

– ¿Que? – preguntó haciéndose el inocente – Yo estaría encantado de estar en tu lugar.

– Siento que lo he jodido todo con ella.

Pone los ojos en blanco de esa forma tan fastidiosa que él cree tan cool y aguarda su daga en la funda de su cinturón.

– ¿A donde fue?

– Yo que se... crees que regrese

– Lo hara... solo necesita desahogarse un poco – murmuró Daniel a nuestras espaldas.

No sabría hasta qué punto lo haría cuando sucedieron una serie de ataques contra la hermandad, 2 semanas sin saber nada de ella. Regresó en su moto con un vehículo siguiendola, eran mis hombres. Unos 4 de ellos. Vestia todo de negro, el uniforme tactico que solo abrazaba asus caderas, cada curba como un guante asu cuerpo... ni me saludó, ni me miró.

– ¿Dónde has estado? - pregunte desde la entrada a la casa.

– ¿Haciendo mi trabajo? ¿Y tu donde has estado? – respondió con desdén... se quitó su casco y limpio el lente con un pañuelo la visera, lo colgó en el manillar... bajo quitándose la guerrera, fue cuando los vi, una serie de rasguños, raspones sangrantes y lesiones de balas que seguro le pasaron rozando... me acerque sin pensarlo e intente tocarla, pero retrocedió frenando mi avance.

– ¿Estás bien? – retrocedí metiendo mis manos en mis bolsillos, tenia un dia malo.

– Estoy bien – siseo siguiendo su camino hasta la camioneta blindada, donde bajaron Daniel y Edward limpiando unos lentes de marca. No me importaba que hiciera uso de mi personal. Solo quería abrazarla, pero ella estaba pasando un mal momento y no me dejaría acercarme.

– Hola jefe. – saludo Edy

– Victor – asintió Daniel hacia mi.

Natalia abrió la puerta trasera de la camioneta y se escuchó un golpe sordo de un cuerpo, seguido de un quejido.

– ¿Que? – lo arrastraron los escoltas y mire al tipo sostenido de los brazos.

– Interrogenlo... quiero todo lo que sepa en un par de horas o de lo contrario lo are yo – se inclinó sobre el hombre – Y eso no te gustara.

Sentenció enderezandose y entró a la mansión sin mirar atrás. El hombre aterrorizado la siguió con la mirada y fue arrastrado hacia el ala médica.

– Victor – me llama Daniel – ¿Sabes que es un mal día malo?... conmigo no quiere hablar.

– Si lo se.... y no te gustara saber el resto.

– Pues sea lo que sea... la tiene irritada... ni siquiera ha terminado de descargar su molestia.

– ¿Que quieres decir?

– Que si con tu gimnasio no es suficiente... buscará problemas y no te gustara saber como.

– ¿Que hace cuando no descarga energía?

– Peleas clandestinas

La sangre se me heló en las venas. Entre a la casa y me dirigí directo al gimnasio de la primera planta para los invitados, entre sin cerrar detrás de mí y la encontré sin augurar nada bueno.

Natalia estaba en ropa de deporte, top y pantalones... golpeando a puño limpio el saco sin piedad. Los jadeos provenientes de su boca, sus dientes apretados... el sudor corriendo por su vientre... las patadas gráciles contra el saco, me dejaron idiotizado mirándola... era lo mas bello y sexi que había visto en mi vida.

– Tu visita se debe por algo

Hablo con esfuerzo sin mirarme, alzando los puños al aire y mirando al saco como si deseara sacarle el relleno.

– Ya solucione todo el seguro de los afectados... deseaba que lo supieras.

– Correcto... ¿algo más? – dijo en tono de despedida, pero no di mi brazo torcer.

– Deja que te vea mi médico

– No, ya tengo un medico – no dejaba de preocuparme su testarudez y terquedad.

– Por favor... deja que te cure las heridas.

– Estoy bien... ¿necesitas algo más?

– La comida está lista... hay ternero asado.... tu favorito – se que estaba tensando las cosas. Pero no podía evitarlo.

Esta vez si me miro... suspirando un par de veces.

– Bien... una ducha y voy.

Suspire aliviado, temía que se negara... su mirada se suavizo un poco al mencionar la comida, al girarme sonreí porque no podía resistirse a la carne, específicamente al ternero en jugosa salsa dulce... era su debilidad y ella la mía.

            
            

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