Yo era incapaz de apartar la mirada de ella. Ella era un misterio para mí. Un rompecabezas que aún no había descifrado. Su pelo se había secado un poco, pero aún me preocupaba que se resfriara. Lo único que quería era meterle los dedos en el pelo para ver si era tan sedoso como parecía. Es la primera mujer que me ha hecho sentir así. Jamás.
El ascensor sonó y se detuvo en el ático. La dejé salir primero y la seguí. Se detuvo al llegar a la sala de estar.
Me detuve detrás de ella.
-Bienvenida a mi apartamento-le dije y le di un segundo para asimilar su nuevo entorno.
-Vamos. -Le dije y la conduje hacia la terraza.
Martha, mi ama de llaves y cocinera, había arreglado el lugar como se lo había pedido. Incluso mejor de lo que había imaginado. La acompañé a la mesa y le acerqué la silla.
-Gracias. -Dijo mientras se sentaba.
La rodeé y me senté en la silla de enfrente.
*
ANNA
Su apartamento estaba más allá de las palabras. Había estado en lugares lujosos, pero el suyo era simplemente inesperado. Nunca me han gustado los colores llamativos, así que los colores oscuros de su apartamento eran una de las razones por las que me gustaba su casa.
-Tu apartamento es muy bonito-le dije después de que se sentara.
-Gracias- su cara no delataba ninguna de sus emociones -¿Tienes hambre?
-Me muero de hambre-dije
-Bien- sonrió, -Martha- gritó.
Una señora vino con dos platos. Puso uno delante de mí y otro delante de Matt.
-Gracias-le dije
-De nada, querida- me sonrió y se fue.
Miré a Matt con una mirada interrogante.
-Mi ama de llaves y cocinera.
-Parece muy simpática.
El asintió.
-¿Vamos?
Asentí porque tenía demasiada hambre para retrasar nuestra cena. La comida parecía deliciosa. Me recordó a la última vez que comí la comida de mi madre, que fue a principios de año.
La pizza no cuenta.
Me metí una cucharada en la boca y era pura felicidad. Cerré los ojos y suspiré.
-¿Algún problema?- Abrí los ojos ante un Matt que me miraba fijamente
-No. Esto es increíble. Tu cocinera, hmm, Martha. Es estupenda.
-Lo sé.
-Claro que lo sabes. No contratarías a nadie menos.
Sonrió.
Volví a mi comida. Podía sentir cómo su mirada se clavaba en mi piel.
-Cuéntame algo de ti.
Me miró durante unos instantes.
-Me quedé huérfano muy joven.
El tenedor se congeló a medio camino de mi boca.
-Lo siento mucho.
-Gracias. Los O'Connell me adoptaron poco después. Tenían una hija, más joven que yo, que ahora es un grano en el culo.
Sonreí al ver el amor en sus ojos.
-Me gradué en el MIT y ahora soy el director general de O'CE.
-¿O'CE?- Fruncí el ceño,
-O'Connell Engineering.
-¿Cuánto tiempo llevas dirigiéndola?
-Cinco años, desde que me gradué.
-Vaya. No has perdido el tiempo-Dije: -Tus padres deben de estar orgullosos.
-Eso espero-. Él tenía una pequeña sonrisa-Entonces, ¿qué hay de ti?
-Hmm-tragué saliva mientras intentaba salir-Mis padres tuvieron un accidente hace seis meses. Perdí a mi padre y mi madre está en coma desde entonces.
No podía mirar a Matt todavía.
-Dios mío, Anna-. Hizo una pausa y exhaló bruscamente: -Lo siento mucho.
Me encogí de hombros a pesar de que se me hacía un nudo en la garganta.
-Ha... sido duro. Cada día es otro recordatorio y revivir lo mismo una y otra vez-. Tragué saliva mientras sacudía la cabeza: -A veces me siento tan perdida.
-Puedo entenderlo.
Levanté la vista hacia él y me encontré con que la miraba atentamente, con la comida de ambos olvidada.
-Se hace difícil antes de mejorar-. Dijo: -Entonces, ¿el doctor Adams es el médico de tu madre?
Asentí.
-Sí, lo es. Siempre llama cuando hay alguna novedad.
-¿Por qué harían eso?
-Los médicos pierden la esperanza cuando un paciente en coma no se recupera en unas semanas. Y bueno, ya han pasado seis meses. Además, ha sido muy difícil pagar sus cuentas.
-¿Puedo ayudar?
-¡No!- dije bruscamente y luego me contuve: -Quiero decir, gracias, pero me las arreglaré.
-Eres muy cabezota, ¿verdad?
Me encogí de hombros con una pequeña sonrisa.
-Deberías sonreír más a menudo, estás más guapa cuando lo haces.
Sentí cómo se me encendían las mejillas mientras me miraba los labios con una sonrisa en los suyos. Sentí que se me revolvían las mariposas en el estómago.
-Míranos-dije-teniendo conversaciones divertidas.
Se rió.
-Sí, probablemente deberíamos hablar de otra cosa.- Dijo: -No es que no me guste que compartas esto conmigo.
-No, lo entiendo-dije con una sonrisa.
*
MATT
La conversación se hizo más ligera mientras hablábamos de nuestra vida.
-¿Postre?- pregunté un rato después.
Ella sonrió. Me alegró saber que era yo quien la hacía sonreír. Llamé a Marta y vino con una tarta de chocolate, mi favorita. Se llevó nuestro último plato y volvió con platos de postre nuevos.
Corté la tarta y puse un trozo grande en cada plato.
-Tiene una pinta deliciosa-dijo.
-Créeme, lo está-me miró.
-Parece que alguien está enamorado.
-Sí, de la cocinera-se rió.
-Me refería a la tarta.
-Lo sé. Pero sin la cocinera, no hay tarta.
-¿Tanto te gusta?
-Mi primer amor.
-¿Nadie lo ha superado?
-Nunca.
-Wow. Tarta de la suerte.
La vi sacar un trozo con la cuchara y metérselo en la boca. Pastel de la suerte.
Hablamos y comimos hasta que por fin dijo que se hacía tarde.
Conduje hasta su casa, y esta vez hablamos mientras conducía. Llegamos a su apartamento. Apagué el motor y salí del coche para abrirle la puerta. Esta vez me dejó que se la abriera. Progreso.
Ella salió y yo cerré la puerta, la acompañé hasta su puerta.
-Supongo que esto es todo.
-Sí. Me lo he pasado genial.
-Yo también-. Se sonrojó y no pude evitar sonreír,
Abrió la puerta y estaba a punto de entrar.
-¿Anna?
Ella me miró y sonrió.
-Sabes que todo el mundo me llama Belle ¿verdad?
-Lo sé. Por eso prefiero Anna.
Ella esperó a que yo dijera lo que quería decir antes de interrumpirla.
-Me encantaría volver a hacer esto.
Se quedó callada un rato.
-¿Estás segura?
-Sí, estoy segura de que quiero divertirme más contigo.
Ella rió y asintió.
-Ok.
Sonreí.
-Iré a verte antes de planear nada.
-Podrías llamarme.
Me lo pensé. Realmente me encantaría verla pronto. Pero si eso le parece bien, soy todo oídos.
-Ok- bajé las escaleras
-Hola genio- me llamó, sonreí y me volví hacia ella -¿No necesitas mi número para hacerlo?
-Claro-estaba en la nube 9.
Volví a subir las escaleras y recogí su número.
-Buenas noches- Me dijo.
-Buenas noches.- Esperé a que entrara en su casa antes de irme.
*
ANNA
Entré en mi apartamento y cerré con llave. Sonreí mientras me dirigía a la cocina. Cogí una botella de agua y subí a mi habitación.
Me quité la ropa y me puse el pijama.
¿Por qué me siento así?
Matt realmente me sorprendió esta noche. Era todo y más. Era muy dulce y divertido. No quería que terminara la noche, pero terminó y yo tenía trabajo.
Estaba deseando volver a verle o saber de él.
Me tapé con la manta, apagué la lámpara de la cama y me obligué a dejar de pensar en él y a dormirme.
Kat se va a poner como una fiera.