Dante se apartó de ella y se fue a averiguarlo personalmente.
Grace se quedó allí, paralizada, sin darse cuenta de que Dante se había ido. Su corazón parecía querer salir de su pecho. Tenía miedo de lo que ese hombre pudiera hacerle a Allison. Así que corrió a su habitación, buscándola. Pero Allison no estaba allí. Buscó en todas partes, pero no había rastro de ella.
Allison, por su parte, se había escondido en una de las habitaciones del club. Tenía miedo de lo que Dante pudiera hacerle si la encontraba. Pero su escondite no duró mucho. De repente, la puerta de la habitación fue pateada con brusquedad y Dante entró, seguido por dos hombres. Los hombres la agarraron con fuerza y Dante se acercó a ella, agarrándole la barbilla con brusquedad.
"¿Quién eres y cómo es que trabajas aquí?", preguntó, mirándola fijamente. Su tono era tan frío como el polo norte, lo que hizo que Allison temblara y tragara saliva.
"Allison Swift, ese es mi nombre. Trabajo aquí gracias a Grace", respondió con voz temblorosa, cada palabra saliendo de sus labios como un tartamudeo. El hombre la despojó de su ropa con una navaja, dejándola solo en ropa interior. Sus ojos, llenos de miedo y vergüenza, se encontraron con los de él, fríos y despiadados.
"¡Suéltenla y váyanse!", ordenó. Allison lo miró con ojos suplicantes, temblando como si estuviera frente a su peor pesadilla.
"¡Por favor, señor, no me lastime!", suplicó, cayendo de rodillas. Para Dante, aquella muestra de sumisión fue un gesto desagradable. Tomó a Allison por el brazo con tanta fuerza que ella se quejó y soltó un gemido ahogado.
"Será mejor que no me hagas enfadar, niña".
La empujó contra la cama. Y comenzó a desvestirse con rapidez, una señal ominosa que hizo a Allison cerrar los ojos con fuerza, las lágrimas brotando de ellos. Sabía lo que vendría, y rezó a Dios para que él no la lastimara.
Dante, ignorando sus sollozos, comenzó a besar su cuerpo casi desnudo. Le molestó el llanto de Allison, así que le propinó una bofetada que la dejó estremecida.
Después de su brutal asalto, Dante dejó la habitación, dejando a Allison sola y llorando desconsoladamente. El vio la mancha de sangre en las sábanas blancas y sonrió con malicia. Era la primera vez que había estado con una virgen, y aquello le resultaba de alguna manera intrigante.
Allison, aún temblando de dolor y miedo, se levantó con dificultad. Miró la mancha de sangre en la sábana y un grito ahogado salió de su garganta. Su sueño de casarse y compartir esa experiencia con su esposo había sido cruelmente arrebatado por un extraño.
Grace, al ver a Dante salir de la habitación, supo que algo no andaba bien. Corrió a buscar a Allison, pero no sabía dónde encontrarla. Justo cuando la desesperación comenzaba a apoderarse de ella, Allison salió de la habitación, envuelta en una sábana.
Grace corrió hacia ella y la abrazó con fuerza, su corazón se rompió al ver el rostro pálido y lleno de lágrimas de su amiga. Sabía que Allison nunca volvería a ser la misma después de aquella noche. Y juró que haría lo que fuera necesario para hacer que Dante pagara por lo que había hecho.
"Tranquila Allison, si hubiera sabido que Dante vendría te hubiera escondido, perdóname por favor", suplicó Grace con las lágrimas desbordándose de sus ojos y deslizándose por sus mejillas. Allison permaneció en silencio, su rostro pálido y marcado por un golpe reciente.
"No es tu culpa, Grace, tu fuiste la única que me has ayudado sin pedir nada a cambio, además la única amiga y familia que tengo, porque perdí todo", susurró Allison, sus palabras se ahogaban entre sollozos amargos. Grace observó con horror el moretón que se extendía en la mejilla de la joven.
"¿Dante te golpeó?". Aunque sabía la respuesta. Allison asintió con la cabeza, el rostro enrojecido por la vergüenza. Grace sintió un nudo en el estómago, el remordimiento la consumía.
"Allison como lo siento, Dante es un animal cuando lo hacen enfadar... prometo llevarte lejos de aquí, este lugar no es para ti, aún eres una niña y estas cosas no forman parte de tu mundo, tu mundo es fuera de esto" . Grace, quien a pesar de todo había logrado sobrevivir en aquel sórdido mundo, se sentía culpable por haber arrastrado a Allison a aquella realidad.
"¿Qué tal si te llevo a mi casa? Mi madre podría cuidarte por un tiempo, no puedo dejarte aquí mientras Dante siga viniendo al club, temo que pueda lastimarte sin piedad como lo hizo hoy". Allison asintió con la cabeza, pero antes de que pudieran salir, recordó una mancha roja en las sábanas y se detuvo.
"¡Grace espera!", exclamó, agarrándola del brazo.
"¿Qué sucede Allison?". Grace, extrañada por la repentina interrupción. Pero al ver la mirada de Allison dirigida hacia las sábanas, comprendió. La mancha roja en las sábanas, la inocencia perdida... La furia y el dolor inundaron su ser al imaginar lo que Dante le debió haber hecho a Allison. La joven, aún virgen.
El rostro de Dante exudaba un brillo nefasto mientras estaba sentado en su estudio al día siguiente. Nathaniel, su compañero, entró tranquilamente en la habitación, su mirada se posó en la expresión enigmática de Dante. Un escalofrío de aprensión lo recorrió mientras se preguntaba qué malevolencia había urdido su amigo esta vez.
"Dante, ¿qué has hecho?", preguntó Nathaniel, con la voz cargada de inquietud. Dante desvió la mirada, sacudiendo la cabeza con desdén.
"Nada, y deja tus absurdas indagaciones. Ocúpate de tu trabajo en la empresa, ese es el límite de tus capacidades", replicó Dante, poniéndose de pie y lanzando una mirada venenosa a Nathaniel. Este último, desconcertado por la hostilidad de su amigo, se retiró a las oficinas de la empresa, su mente a toda velocidad con especulaciones sobre la agenda oculta de Dante.
Dante, ahora solo en el balcón, contempló su siniestro plan para atrapar a la enigmática joven con quien había estado ayer. Llamó a Thomas, su fiel cómplice, para que la separara de las otras mujeres, reclamándola como su propia posesión.
Thomas se acercó de mala gana a la habitación de Allison, con el peso de su tarea sobre él. Conocía la naturaleza volátil de Dante y temía por el bienestar de Allison. Con un profundo suspiro, golpeó suavemente su puerta, despertándola de su sueño.
"¿Pasa algo, Thomas?", preguntó Allison, con la voz aturdida. Thomas vaciló, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. No podía atreverse a pronunciar las palabras que destrozarían el mundo de Allison.
"El amo Parker ha solicitado su presencia en su residencia", explicó evasivamente, sabiendo que la verdad la aterrorizaría. Una oleada de terror invadió el rostro de Allison, sus ojos se abrieron de par en par con incredulidad. Sacudió la cabeza con vehemencia, una negativa silenciosa grabada en cada uno de sus rasgos.
"No, por favor, no. Ese hombre... es un monstruo", susurró, con la voz apenas temblorosa.
Los recuerdos de su encuentro anterior con Dante Parker la perseguían como un espectro macabro. Sus ojos brillaban con un destello cruel y sádico, un testimonio de la oscuridad que habitaba en su alma. El mero pensamiento de estar confinada a su presencia la llenaba de un miedo primario. Thomas, sintiendo su angustia, le tendió una mano reconfortante.
"Tranquilízate, niña. Con él, tendrás todo lo que puedas necesitar. Sólo... ten cuidado con su ira. Su temperamento es tan impredecible como una tempestad".
Los ojos de Allison se llenaron de desesperación mientras asentía de mala gana en señal de consentimiento. No tenía más opción que someterse a su cruel destino.
A medida que los minutos se convertían en horas, Thomas condujo a Allison hacia la imponente Mansión Parker. El interior del coche era un capullo sofocante de silencio y aprensión. Thomas, en un intento desesperado por aliviar la tensión palpable, susurró palabras de aliento a su joven compañera.
"Recuerda, Allison", dijo, su voz era un bálsamo calmante contra su creciente miedo.
"Dante puede ser un demonio, pero con el enfoque adecuado, puede ser... diferente".
Pero el corazón de Allison seguía apesadumbrado por la duda. ¿Cómo podría un monstruo cambiar su forma de ser? ¿Cómo podría encontrar consuelo en la morada de un hombre que no había traído más que terror a su vida?