Capítulo 4 El testamento.

Tras la marcha de Allison de la mansión Swift, los hermanos Ámbar y Armador se vieron consumidos por una tempestad de conmoción y rabia. La lectura del testamento de su padre había revelado una verdad inquietante. Alessandro Swift, había otorgado la mayor parte de su vasta fortuna a su hija menor. El sesenta por ciento de la herencia había sido legado a su hermana, mientras que a cada uno le habían asignado tan solo un veinte por ciento.

Alessandro Swift había sido un legendario hombre de negocios y magnate. Sin embargo, debajo de su formidable personalidad, también había sido un padre devoto, y el vínculo que compartía con Allison no había tenido parangón dentro de la familia Swift. Su decisión de dejarle la mayor parte de su riqueza, incluida la empresa familiar, no fue una decisión tomada a la ligera.

Ámbar, una rubia de ojos verdes, se sintió consumida por la sospecha. Ámbar siempre había sabido del profundo afecto que su padre sentía por Allison, pero eso la carcomía y alimentaba un resentimiento latente hacia su hermana menor.

"Esto no puede estar pasando", murmuró, con la mirada fija en el documento que tenía delante "¿Cómo puede esa muchacha heredar una cantidad tan obscena de dinero?". Amador, el hermano gemelo de Ámbar, tenía una expresión de desprecio no disimulado.

"Si no hacemos algo con esta chica ", susurró "Nos quedaremos sin nada. No olvides que la vieja Regina sigue viva. Es la consejera de la familia".

"¿Qué podemos hacer?", reflexionó Ámbar en voz alta "¿Desterrarla a alguna tierra lejana? No podemos actuar precipitadamente. Lo único que importa es que está en ese asqueroso club. Espero que arda en llamas".

Los ojos de Ámbar brillaban con malevolencia mientras hablaba. No albergaba buenas intenciones hacia su hermana, ni siquiera el más mínimo deseo por su bienestar. El repentino cambio de suerte había dejado al descubierto las horribles fisuras que había en el seno de la familia Swift.

"Tienes razón en eso", respondió Amador, pasándose una mano por su cabello dorado "Pero tenemos que hacer algo. Si una de esas personas hace un movimiento, podríamos perderlo todo". Puede que esté a partir de ahora en el poder de Swift Enterprise durante dos años, pero tenía un plan.

No podían creer la traición que habían sufrido. Sus padres los habían dividido como peones, otorgándole a Allison, la mayor parte de la fortuna familiar. Para ellos, era una violación flagrante de su propio derecho.

Tampoco podían comprender cómo el negocio familiar, donde Ámbar había trabajado como asistente de su padre, les había sido negado. Solo podían observar impotentes cómo Allison crecía en poder, mientras que Amador era relegado a la posición de director ejecutivo y Ámbar a su mano derecha.

Mientras tanto en las profundidades de la psique atribulada de Allison, un sueño inquietante la envolvió, susurrándole tormento en los oídos. Despertada abruptamente por gritos espeluznantes que resonaron por la habitación, se desplomó en el suelo en un torrente de lágrimas.

"No me dejen, por favor", sollozaba repetidamente, su mente atrapada en la vívida pesadilla. Estaba perdida en la agonía de su trauma, inconsciente de su entorno. En un momento de lucidez, abrió los ojos y se dio cuenta del vacío de su entorno. Era un mero sueño, un cruel recordatorio de su realidad destrozada.

Mientras miraba sus manos temblorosas y su reflejo en el espejo, sacudió la cabeza con incredulidad. Una criada entró en la habitación, su preocupación era evidente al ver la angustia de Allison. Se acercó con cautela, preguntando por la conmoción. Allison, incapaz de expresar su dolor, se desplomó en los brazos de la criada, con lágrimas que no cesaban.

"Señorita, ¿qué le preocupa? Por favor, confíe en mí". Pero Allison permaneció en silencio, con la mirada perdida en el abismo de su desesperación. Después de un momento de vacilación, reunió su coraje y pronunció una sola palabra.

"Dante". El nombre quedó suspendido en el aire como un secreto susurrado, llevando consigo un peso que parecía presionar las paredes de la mansión. La sirvienta, al tanto de los susurros y rumores que impregnaban la gran propiedad, sabía que Dante era un hombre misterioso y poderoso, el enigmático amo de la casa.

"El señor Parker suele estar fuera por las noches, señorita Allison ", respondió la sirvienta con voz suave y tranquilizadora "Sin embargo, sólo se queda en casa cuando está indispuesto. De lo contrario, es un ciclo constante de trabajo y viajes, dependiendo de las demandas de su vasto imperio"

"Por favor ", imploró Allison con voz temblorosa "No diga ni una palabra de esto. Finja que no ha sucedido nada". La sirvienta asintió con la cabeza en señal de comprensión, con el corazón pesado por el conocimiento secreto que yacía entre ellas. Sin embargo, una sed insaciable por la verdad ardía en su interior.

"¿Puede decirme qué le ha sucedido y por qué gritó?", preguntó, con su preocupación evidente en su tono. La mirada de Allison se encontró con la de Rocío y, en ese instante, tomó una decisión. Comenzó a desentrañar los eventos que la habían llevado a ese momento, con la voz temblorosa de vulnerabilidad. Rocío escuchó atentamente, sus propias emociones conmovidas por el conmovedor relato de Allison. Cuando la narración de Allison llegó a su conclusión, los labios de Rocío se separaron en un suave jadeo y su mano se cubrió la boca instintivamente.

"Oh, Dios mío, niña. Lamento mucho escuchar por lo que has pasado", susurró "Tuve una sensación cuando llegaste por primera vez a esta finca. No te preocupes. Te cuidaremos aquí, atendiendo todas tus necesidades. Mi nombre es Rocío".

Una débil sonrisa se dibujó en el rostro de Allison mientras se presentaba.

"Soy Allison Swift y tengo diecinueve años. Si lo deseas, podemos hacernos amigas". Rocío se sintió profundamente conmovida por la inocencia de Allison y su falta de experiencia mundana. Sintió un espíritu afín en la joven, un vínculo que trascendía sus diferencias de edad y circunstancias.

"Eres muy joven, Allison. Demasiado joven hasta para el señor Parker, debo añadir", comentó Rocío en broma.

Los ojos de Allison se abrieron de sorpresa, su curiosidad se despertó. Dudó por un momento antes de reunir el coraje para preguntarle a Rocío sobre Dante Parker, el enigmático amo de la mansión. Sin embargo, un sentido de la propiedad la detuvo. Rocío notó la pregunta tácita de Allison.

"Si tiene alguna pregunta sobre el señor Parker, no dude en preguntar. Estoy aquí para ayudarla ", dijo tranquilizadoramente.

Allison reunió coraje y preguntó: "¿Cuántos años tiene? Rocío se rió suavemente ante la inocente pregunta

"Bueno, el señor Parker tiene veintisiete años". Allison se quedó boquiabierta por el asombro "¿Hay algo más que le gustaría saber, Allison? "preguntó Rocío.

Los ojos de Allison parpadearon con vacilación antes de decir: "¿Qué sucedió en su pasado?".

La actitud de Rocío cambió ligeramente y su expresión se volvió cautelosa. Ese tema en particular estaba prohibido dentro de las paredes de la mansión. Allison, percibiendo la inquietud de la mujer, agregó rápidamente: "Si no puede responder esa pregunta, lo entiendo. Rocío sonrió, aunque estaba tensa.

"No puedo responder esa pregunta, Allison", dijo Rocío, su voz firme pero con un toque de tristeza. "El pasado del Señor Parker es un asunto delicado". Allison, sintiendo la angustia de la mujer, rápidamente retrocedió.

"Si no puedes responder, tranquila", murmuró. Rocío sonrió agradecida y colocó una mano reconfortante en el hombro de la joven.

"Lo único que puedo decir", continuó, "Es que el Señor Parker ha tenido una experiencia terrible con un familiar. Sé paciente con él".

Rocío hizo una pausa, sus palabras quedaron flotando pesadamente en el aire. Allison sintió un cambio incómodo en su interior. Dante Parker era un hombre de pocas palabras y de comportamiento enigmático. Su temperamento irascible y su naturaleza impredecible eran una fuente constante de inquietud para la familia.

Sin embargo, Rocío no estaba dispuesta a revelar las verdades más oscuras que acechaban el pasado de Dante. La brutal tortura de su ex prometida, Elaisa, era un secreto enterrado en lo profundo de los muros de la mansión. El trágico final de su amado hermano había dejado una herida sin cicatrizar en el alma de Dante. En cambio, Rocío ofreció un consejo críptico y una promesa de apoyo.

"El señor Parker tuvo un pasado catastrófico", dijo. "No es un hombre sereno y su mal carácter es una consecuencia de ello".

Allison escuchó atentamente, su inocencia juvenil se desvanecía con cada revelación. Comprendió que Dante Parker era un hombre de oscuridad y desesperación. Las palabras de Rocío pintaron un sombrío retrato de un hombre atormentado por sus demonios.

Cuando Rocío arropó a Allison en la cama, los pensamientos de la joven se llenaron de una mezcla de compasión y temor. Había vislumbrado las profundidades ocultas del alma de Dante Parker y sabía que su propia vida cambiaría para siempre con su encuentro con este hombre enigmático y atribulado.

            
            

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