Capítulo 5 Quiero cooperar con la familia Howard

Mirando a Declan con una expresión educada, el mayordomo abrió la boca y dijo: "Si hablamos de asuntos familiares, creo que aquí quienes son relevantes son los Holden. Desafortunadamente, usted no se apellida así".

Al oír eso, el semblante del otro se volvió sombrío mientras le dirigía a Kimberly una mirada fulminante.

Luego, se dirigió seriamente a Benjamin: "Señor Thorpe, mi mujer no tiene autoridad para decidir sobre estos asuntos. Yo soy la cabeza de nuestra familia, y si este collar va a ser donado, debe ser bajo mi permiso. Por ello, quiero que se done en nombre de los Walsh".

Sin embargo, el hombre no pareció intimidado en absoluto. Por el contrario, lo miró con indiferencia y respondió: "Nosotros respetamos la propiedad y las intenciones del donador, y dado que este es un evento de la familia Howard, nos alineamos a sus pautas".

Aunque su tono era uniforme, sus palabras tenían una firmeza que dejó a Declan sin palabras.

"Además...", continuó Benjamin, posando sus ojos en Kimberly, "La señora Howard, quien pone la paz y el orden por encima de todo, ha notado que desde que usted y su hermana llegaron al banquete, no han causado más que problemas. Usted incluso intentó que los guardias de seguridad detuvieran a nuestros invitados a su antojo. En pocas palabras, si no guardan la compostura, nos veremos obligados a echarlos de aquí".

De inmediato, Declan entró en pánico. ¿Entonces el mayordomo estaba sugiriendo que podían expulsarlos del evento?

Había trabajado muy duro para conseguir una invitación a esa prestigiosa reunión, y si lo echaban, no solamente sería vergonzoso, sino que también harían pedazos su reputación.

Intentando tranquilizarse, se obligó a sonreír y replicó: "Por favor, discúlpeme, señor Thorpe, me dejé llevar por mis impulsos. No molestemos a la señora Howard con esto, le aseguro que no le causaremos más problemas".

"Señora Walsh, sígame por favor".

Benjamin pareció ignorar la apresurada disculpa de Declan y le hizo un gesto a Kimberly para que lo acompañara a lo más profundo del área del banquete.

Por su parte, ella miró hacia atrás para ver a su esposo, aturdido de coraje, mientras que la expresión de Valerie era de una evidente frustración. Satisfecha con sus reacciones, curvó sus labios en una ligera sonrisa.

En su vida anterior, durante ese evento, Valerie había se había apoderado dramáticamente del escenario durante el clímax de la subasta para ofertar ella misma el collar.

Ciertamente fue un acto ridículo, pero como a Renee le gustó la joya, Valerie no sólo escapó de la culpa por su llamativo comportamiento, sino que también ayudó a crear una asociación entre las familias Howard y Walsh.

Kimberly se dio cuenta de que la gargantilla tenía un valor extraordinario para la anciana, lo que nunca imaginó fue que Benjamin la apoyaría y mucho menos que eso provocaría que casi echaran a Declan.

De pronto, las puertas doradas se abrieron de par en par y revelaron un interior con una decoración clásica y elegante.

Al entrar, la mirada de Kimberly se dirigió inmediatamente a una mujer mayor que descansaba en un sofá en el centro de la habitación; claramente se trataba de la famosa Renee Howard.

A su lado estaba sentado un hombre con un traje negro, quien aunque se veía relajado, no lograba ocultar su aspecto elegante y distinguido.

Él era...

Pensando en la persona que acababa de ver, un brillo apareció en los ojos de la joven.

Era nada más y nada menos que Chris, el heredero excepcionalmente talentoso de la familia Howard, conocido por su influencia en asuntos legales e ilegales en el extranjero.

Pero, ¿qué hacía él allí? ¿Por qué había regresado de repente al país?

"Hola, señora Walsh".

Con una mirada llena de afecto, Renee se puso de pie y guio personalmente a Kimberly para sentarse a su lado en el sofá.

"He estado buscando esta joya durante años y nunca pensé que terminaría en manos de tu abuela. ¡No sabes cuánto te agradezco que estés dispuesta a deshacerte de ella!", mientras hablaba, ella comenzó a ponerse de pie y le hizo reverencias a la chica, por lo que ésta se apresuró a detenerla.

"No, señora Howard, no es necesario", dijo con suavidad, "Mis padres murieron cuando yo apenas era una niñita y mi abuela se encargó de criarme. Este collar fue su regalo de bodas para mí. Pero ahora que ella murió y la familia Holden ha disminuido...".

Entonces hizo una pausa para sostener la gargantilla con fuerza y tomó una firme decisión: "¡Espero que este collar pueda dar lugar a una asociación con la familia Howard!".