Salieron de la casa grande encaminados directamente a los establos, cada uno sumergido en sus pensamientos. Savannah pensando en el misterioso hombre que caminaba junto a ella, había una pequeña parte de ella que la invitaba a mantenerse en alerta, como si tuviese que cuidarse de él, en ocasiones su mirada cambiaba mientras la observaba y aquello la hacia sentir incomoda. Por su parte, Maximiliano pensaba en lo engañosa que podía ser la belleza...
aquella mujer tan hermosa por fuera, asi como tan mala por dentro, ella le había roto el corazón a su primo, ella había arrojado a Dylan a la muerte, ella había causado sufrimiento y tragedia en su familia, ella debía pagar por lo que había hecho.
Llegaron a las caballerizas, donde se encontraron con un joven que tendría quizás poco más de unos veonte años, de mirada serena y rostro tranquilo, elevo su rostro hacia ellos y asintio.
-Señora... ¿Ensillo a tormenta?, buenas tardes caballero. - le saludó.
-Ángel, éste es el señor Neumann, se quedará un tiempo co nosotros apoyando en las labores del rancho.
-Mucho gusto señor Neumann.
-Llámame Max, por favor, yo te llamaré Ángel- le dijo y el jóven asintió en afirmación.
-¿Cabalgará, señora?- prgeuntó el jóven.
-Si, por favor ensilla a Tormenta, saldré a cabalgar con el señor Neumann.- dijo tranquilamente.
-¿Ensillo un caballo también para él?- el jóven no pudo evitar el gesto en su rostro mientras observaba nuevamente a Max, era como si estuviese analizandolo y dudando claramente de que tuviese habilidades para montar.
-Si... Ensilla a...Dorado- dijo mientras miraba a Maximiliano- creo que harán una buena dupla- el joven asintió y se marchó a ocuparse de ensillar a los caballos.
-Se mueve usted como pez en el agua- le dijo sonriendo- a simple vista se puede observar que es usted muy capaz.
-Aprendí del mejor-una pequeña sonrisa triste se dibujó en su rostro- mi padre compró este lugar con mucho esfuerzo y con mucha dedicación lo levantó, mi madre amaba la vida de campo y mi padre quiso complacerla. Yo solía observarlo trabajar y aprender todo lo necesario, Cuando mi hermano... falleció- su mirada se tornó oscura- aprender del rancho no fue un lujo, fue una necesidad, me determiné a esforzarme por éstas tierras, yo me comprometí a que bajo mi cuidado fuesen más prosperas de lo que mi padre lo había hecho.
-Y a pesar de eso... el rancho tiene problemas- Savannah centró su mirada en él sintiéndose repentinamente invadida por él.
-¿Quién le dijo eso?
-Su madre, he tenido el placer de conocerla, se escandalizó un poco cuándo le dije que era un nuevo empleado, dijo que el rancho debía salir de deudas, no adquirir más.
-Lo solucionaré, mi madre no debe preocuparse por nada. Yo encontraré la solución.
-Pudo haber obtenido mi mano de obra sin necesidad de pagarme, aún así usted insistió en pagar mi sueldo. ¿Por qué?
-Porque usted trabajará, no es un favor ni mucho menos. Usted trabaja, usted obtiene un salario, como todos aquí- Max la observó detenidamente, la actitud justa de la mujer lo confuncía. Se esperaba que ella fuese cruel, despiadada y déspota, ella por el contrario se mostraba con carácter, pero justa y con determinación.
-Sus caballos están listos, señora- dijo Ángel, quien volvía con las dos hermosas bestias.
-Son dos ejemplares preciosos- dijo Maximiliano maravillado ante la apriencia de aquellos caballos.
-Lo son- respondió ella admitiendo y entregándole las riendas del caballo.- éste es Dorado y será tu compañero hoy- Maximiliano asintió.
-Es precioso, ¿y esa belleza?
-Es mía- dijo con orgullo- mi yegua personal, su nombre es Tormenta- le palmeó el lomo del animal.- andando, señor Neumann...- después de subir a las monturas, salieron sobre los animales cabalgando lentamente, Maximiliano observaba maravillado la bastedad del paisaje, la enorme llanura verde, parecía un lugar sacado de un libro o una pelicula.
Si aquel lugar tenía problemas, sería un lujo adquirirlo, aunque si lo que quería era lastimar a Savannah Brown, podría rematarlo a un precio ridiculo y lastimar asi su orgullo.
Savannah observaba a aquel hombre sobre los lomos del animal, no había mentido, aparentemente era un buen jinete, no podía evitar observar aquellas piernas fuertes, esos brazos musculosos y trabajados, ese pecho marcado, sus ojos hermosos, de un verde intenso como una hermosa esmeralda, ese lindo y sedoso cabello castaño, ademas de su gran estatura, el hombre era todo un adonis... verlo cabalgar traía a su cabeza imagenes un tanto... intimas, eróticas.
¡Basta, Savannah! se reprendió a sí misma, debía hablar, eso evitaría que se concentrará en él.
-No mintió, es buen jinete, lo cual me sorprende- sonrió burlona- no creo que hayan muchos caballos en la ciudad.
-Tomé muchas clases de equitación, son habilidades que nunca están de más, me gustan los animales y la vida de campo suele ser más tranquila.
-Aunque requiere de más esfuerzo.
-Eso es relativo- le dijo encogiendose de hombros- yo diría que requiere de un esfuerzo diferente, pero igualmente dificil e importante. ¿Le gusta la ciudad?
-No mucho- le dijo con un suspiro- he vivido toda mi vida en estas tierras, es muy poco lo que conozco fuera de aquí. Este es mi mundo...
-Señorita Brown... ese hombre, con el que discutía... Si me permite preguntar, ¿Es su pareja?
-Lo fue- admitió con un suspiro- no sé que rayos me ocurrió como para no ver lo tonta que era oerdiendo mi tiempo con él.- Max pensó en que quizás para ella, su tiempo junto a Dylan también era tiempo perdido.- Tomás no me cree capaz de sacar adelante el rancho, por ser mujer cree que soy débil y está empeñado en que me case con él y le venda mi propiedad, pero es algo que no ocurrirá.
-¿Por qué?, ¿Acaso no es un buen hombre?
-Es un idiota, eso es claro. Pero para mi es claro que jamás podría casarme con un hombre como él. Ningun hombre que dude de mis capacidades es digno de estar a mi lado.
-¿No cree que es un poco dura?- le preguntó enarcando una ceja.
-¿Por ser directa con lo que quiero?, por supuesto que no.
-Dígame... ¿No le gustaría casarse conmigo?- Savannah frunció el ceño y se tensó, la yegua percibió su cambio de humor y relinchó nerviosa.
-Tranquila pequeña- le dijo palmeandola- ¿De qué habla, Neumann?
-Un matrimonio por conveniencia... yo necesito una esposa para que mi madre deje de hacer de casamentera y deje de insistir en que me casé con mujeres que no me agradan, a cambio yo podría solucionar los problemas del rancho.
-¿De qué rayos habla, Neumann?
-Es sencillo, un año de matrimonio- "Un año para poder volver tu vida un infierno y me pagues lo que has hecho"- ambos encontraos la solución a nuestros problemas y luego nos divorciamos tomándo nuestros caminos nuevamente.
-Debe haber perdido la razón- le dijo burlona.
-No me dirá que es una de esas mujeres que sueña con un matrimonio por amor- le dijo de forma burlona.
-¿Qué tendría de malo?- contraatacó.
-No me parece ese tipo de mujeres.- dijo y se encogió de hombros- me parece una mujer más... práctico.
-No siento decepcionarlo, pero sueño con un matrimonio por amor, he decidido que si me caso, solo lo haré con alguien que ame, si no es así, entonces o tengo problemas en ser soltera- sonrió.
-Una mujer tan hermosa no puede ser soltera.
-Dije soltera, no célibe- le respondió burlona- No crea que obtendrá beneficios por coquetear con su jefa.
-No sería tan atrevido como para hacer eso... al menos no todavía- sonrió de una manera enigmatica.
-Lo que quiere decir que efectivamente está coqueteando conmigo- enarco una de sus perfectas cejas y Maximiliano le dedicó una extraña mirada- ¿Por qué me mira así?- preguntó ella frunciendo el ceño- es extraño y no es primera vez que lo hace, usted me ha mirado varias veces así.
-¿Cómo?
-No lo sé a ciencia cierta, pero no es una mirada que me guste- elevó orgullosamente el mentón.
-Es solo que me confundes- le sonrió encantadoramente.
-Comprendo... en cuanto a su propuesta... lo lamento señor Neumann, pero no puedo aceptar, no me casaré solo por salvar el rancho, lo haré por mi cuenta, soy una mujer fuerte y puedo salir de deudas. No le mentiré, esto es dificil, tanto que a veces yo misma quiero renunciar, pero no puedo, se lo debo a mi padre, él me entregó esto, sus tierras, su esfuerzo su dedicación... yo no puedo fallarle, señor Neumann... aunque agradezco su intensión, debo hacerlo por mi cuenta.
-Lo comprendo- dijo con sinceridad, sintiendo un atisbo de simpatía por la mujer- yo hago lo mismo, lucho por mantener a flote las empresas que mi padre me heredó.
-Pensé que era un alma ibre, un hombre de viaje y escritura.- lo miró con ceño fruncido.
-También lo soy- sonrió- soy el heredero de las empresas de mi padre, sin embargo tengo mis propios sueños, trabajo duro para no renunciar a esta ambiguedad, para mi es importante cumplir mis propias expectativas, como es igualmente importante mantener como usted misma lo ha dicho, el legado de mi padre- Savannah, sonrió con simpatía.- la familia lo es todo.
-Tenemos mucho en común.- le dijo sonriendo.
-Así parece.- sentenció.- en vista de que me ha rechazado como esposo- sonrió con picardía- y que estoy aqui para trabajar... cuenteme, ¿Qué haremos?- la miró directamente a los ojos y sonrió.
-Bien, lo que necesitamos es restaurar los linderos, es poco común que alguno de mis animales se desvíe tanto como para escapar y salir de mis tierras, sin embargo, nada es imposible y es importante para mi mantener erguidos los linderos. Mañana será su pimer día, le asginaré a alguno de los ayudantes para que juntos realicen el trabajo, le advierto que es un trabajo agotador.
-Nada que no pueda manejar- respondió seguro de si mismo.
-Es bueno saberlo, la vida en un rancho se traduce a mucho trabajo por hacer- asintió-Señor Neumann, somos afortunados, dentro de esta propiedad, no solo tenemos una gran laguna, sino que contamos con un abundante riachuelo, hay que cabalgar un poco para llegar a ambos lugares. Llevo tiempo pensando en darme un gusto personal- le sonrió y se mantuvo en silencio un par de minutos-... quiero contruir una pequeña cabaña cerca del riachuelo, quizás sea un proyecto que decida iniciar ahora, usted seria de mucha ayuda.
-Ya le he dicho que estoy dispuesto al trabajo duro, aunque desconozco las labores del lugar, si me dirigen,puedo hacer una trabajo muy bien hecho, soy... digamos que un poco perfeccionista, así que... ya imaginará cuánto me exijo.
-Pocas cosas son perfectas en este mundo, señor Neumann, si vive buscando perfección, a la larga se dará cuenta de que ha desperdiciado su vida- Max, la miró con el ceño fruncido- aprenda, por el contrario, a apreciar las maravillas que vivimos, esos pequeños detalles que solemos pasar desapercibidos, le prometo que su vida será mucho mejor. Debería saberlo, es escritor, los detalles siempre son importantes.
-Buena apreciación, señorita Brown, buena apreciación- le dijo con una extraña sensación en el pecho. Savannah Brown, le confundía...
-Ahora permitame mostrarle con exactitud el trabajo por hacer, para que regresemos, o llegaremos tarde para el almuerzo...