El CEO y la Espia Infiltrada
img img El CEO y la Espia Infiltrada img Capítulo 3 La trama oculta
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Capítulo 6 La trampa de las sombras img
Capítulo 7 El borde del abismo img
Capítulo 8 Las Sombras del Pasado img
Capítulo 9 Entre Sombras y Mentiras img
Capítulo 10 El Juego de las Sombras img
Capítulo 11 Verdades Ocultas img
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Capítulo 3 La trama oculta

La noche había caído sobre la ciudad y, con ella, un silencio extraño se había instalado en los pasillos de Aureum Corp. Aunque la oficina de Alejandro Ferrer estaba vacía, la tensión seguía palpitando en el aire. La llamada de Lucía Torres seguía resonando en su mente. La mujer que había llegado a su empresa como una sombra, infiltrada en su mundo de poder y control, ahora parecía ser la pieza central de algo mucho más grande de lo que él podía imaginar.

Alejandro había ordenado una investigación exhaustiva, pero algo le decía que la situación era más compleja de lo que parecía. Mientras la ciudad se sumía en la oscuridad, él seguía revisando documentos, sin poder dejar de pensar en las palabras de Lucía.

"Vi algo que no me pareció normal..."

Era una frase vaga, pero la urgencia en su tono había sido inconfundible. Lucía había insinuado que había algo mal en la empresa, algo que ella había visto de forma casual pero que ahora parecía tener un peso mucho mayor. ¿Sería posible que realmente estuviera tratando de ayudarle? ¿O estaba jugando un juego más peligroso?

La mañana siguiente, Alejandro se despertó temprano, como siempre. Su reloj despertador sonó a las 6:00 a.m., una hora que conocía bien. No había espacio para el descanso ni la debilidad en su mundo. Se levantó de la cama, se duchó rápidamente, y se preparó para otro día de trabajo. Sin embargo, había una diferencia hoy: Lucía Torres.

Mientras se vestía, su mente se llenaba de preguntas sin respuestas claras. ¿Por qué una mujer con tan poca experiencia había sido capaz de infiltrarse de tal manera en Aureum Corp? ¿Qué la motivaba a arriesgarse de esa forma? Y lo más importante, ¿quién estaba detrás de todo esto?

Después de un desayuno ligero, salió de su apartamento y subió a su coche, dispuesto a enfrentarse a un nuevo día de investigaciones y decisiones complicadas.

La oficina estaba llena de actividad cuando Alejandro llegó, pero él se concentró únicamente en lo que le importaba: Lucía Torres. Decidió que, a primera hora, la llamaría a su oficina. Tenía que analizarla en persona, ver si la sospecha que sentía en su interior tenía algo de verdad.

La asistente de Alejandro, Mónica, le informó de inmediato que Lucía estaba disponible, y en menos de diez minutos, la joven mujer se presentó ante su puerta. Esta vez, Lucía parecía aún más segura de sí misma, como si la reunión de ayer hubiera marcado un punto de inflexión en su comportamiento.

-¿Señor Ferrer? -Lucía entró, su tono más formal de lo habitual.

-Lucía -respondió Alejandro, levantándose de su asiento y señalando la silla frente a su escritorio-. Siéntate.

Lucía obedeció, tomando asiento con una postura recta y firme. Alejandro no pudo evitar notar que su mirada era ahora más resuelta, como si ya no estuviera tan nerviosa por la situación. Eso solo lo hacía más cauteloso. A veces, las personas ocultaban sus verdaderas intenciones tras una máscara de confianza.

-Quiero hablar contigo sobre lo que mencionaste anoche -dijo Alejandro, sin rodeos. La puerta de su oficina estaba cerrada y, aunque las paredes eran gruesas, prefería no correr riesgos. No sabía a quién podía estar involucrando Lucía en este asunto.

-Claro -dijo ella, sin dudar. Su tono era calmado, pero había algo en su voz que hizo que Alejandro frunciera ligeramente el ceño. Podía oír una dosis de seriedad y también algo más, tal vez preocupación.

-¿Puedes decirme exactamente qué viste? -preguntó Alejandro, manteniendo su tono firme pero controlado.

Lucía lo miró por un instante, parecía medir sus palabras, buscando la forma de expresarse sin revelar demasiado.

-Vi algunos movimientos extraños en las cuentas -dijo finalmente, sin apartar la mirada-. No estoy completamente segura, pero algo no cuadraba. Había modificaciones en los registros de un proyecto interno que... bueno, no parecen ser parte de las actividades normales.

Alejandro la observó en silencio, procesando sus palabras. Algo en su tono le decía que Lucía sabía más de lo que estaba dispuesta a admitir, pero ¿cómo podía confiar en ella?

-¿Puedes ser más específica? -preguntó, cruzando los brazos y adoptando una postura más defensiva. A pesar de que quería creerla, no podía permitirse ser ingenuo.

Lucía respiró hondo, como si se estuviera preparando para lo que venía.

-No sé si esto te ayudará, pero ayer, después de que me fui de la oficina, estuve revisando algunos archivos. Me topé con algo extraño en una transacción que involucraba a varias cuentas. No había ninguna justificación formal para esos cambios, pero los registros parecían... legítimos, si es que se puede decir de esa manera.

Alejandro se inclinó hacia adelante, intrigado.

-¿Y qué más? -dijo, sin poder evitar que una leve sensación de inquietud se instalara en su estómago. Sabía que algo no estaba bien, pero no podía decir qué era exactamente.

Lucía vaciló un momento, como si dudara si debía continuar con la información. Finalmente, continuó.

-Algo más que encontré fue una serie de correos electrónicos que no estaban relacionados con ningún proyecto oficial. Parecían personales, pero la coincidencia de las fechas me hace pensar que pueden estar conectados con algo dentro de la empresa.

Alejandro se sentó nuevamente, pensativo. Ahora todo estaba tomando una forma más coherente, pero no por ello era menos peligroso. Si alguien dentro de Aureum Corp estaba saboteando la empresa, eso podría ser catastrófico.

-¿Sabes quién podría estar involucrado? -preguntó finalmente, con un tono que intentaba no sonar demasiado exigente.

Lucía negó con la cabeza, sus ojos reflejaban la misma frustración que él sentía. Ella también quería respuestas, pero los cabos sueltos eran demasiados.

-No puedo asegurarlo -dijo ella, mirando hacia el suelo por un momento antes de regresar su mirada hacia Alejandro-. Pero creo que alguien dentro de los niveles más altos está intentando manipular la información. No puedo decir quién, pero todo apunta a una red más grande de lo que parece.

El silencio se instaló entre ambos, cargado de una tensión palpable. Alejandro se apoyó en su silla y pensó por un momento. La situación se complicaba con cada palabra que Lucía decía, pero algo en su relato le hacía pensar que tal vez no estaba mintiendo.

-Te agradezco por compartir esto conmigo -dijo Alejandro, levantándose de nuevo-. Te aseguro que investigaré lo que has mencionado. Y, por ahora, quiero que sigas observando, pero sin llamar la atención.

Lucía asintió, levantándose también.

-Por supuesto, señor Ferrer. Estaré atenta.

Antes de salir de la oficina, Lucía se detuvo un momento, como si quisiera decir algo más. Alejandro la miró, esperando.

-Señor Ferrer... -dijo ella finalmente-. No estoy segura de en qué me estoy metiendo, pero... creo que usted tampoco lo está.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire mientras Lucía salía de la oficina, dejando a Alejandro con una sensación de incertidumbre aún mayor que antes.

Esa tarde, mientras Alejandro revisaba los informes y los correos electrónicos que Lucía había mencionado, algo llamó su atención. Un nombre apareció varias veces en los registros, un nombre que no había visto antes: Carlos Muñoz.

Carlos Muñoz. Un nombre común, pero que de alguna manera se sentía fuera de lugar en el contexto. Sin pensarlo demasiado, Alejandro ordenó a su equipo que investigara a este individuo. Si Lucía estaba en lo cierto, él podría ser la pieza que faltaba en el rompecabezas.

Pero mientras tanto, el reloj continuaba su marcha. Las sombras en Aureum Corp se alargaban, y Alejandro Ferrer sabía que estaba a punto de enfrentarse a algo mucho más oscuro de lo que había anticipado.

            
            

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