-Te dije que te llevaré y lo haré. Pero si no has comido, me aseguraré de que lo hagas. No querrás que lo pregunte de nuevo. ¿Has comido?
-¿Acaso tu novia no te ha dicho que eres un arrogante y manipulador? -pregunté irritada. Me arrepiento de haberme subido a su coche.
-No tengo novia. Ahora, por favor, responde a mi pregunta -insistió el tipo.
-Carajos contigo -dije frustada-. No, no he comido. ¿Feliz?
-No, no lo estoy. Debes comer antes de que te lleve a casa.
-¿Qué demonios te pasa? ¿Acaso tratas de atropellar a las chicas para llevarlas a comer? -pregunté más frustrada que nunca-. Llévame a casa ahora mismo.
-Te llevaré a casa más tarde; primero comerás algo en mi casa -me aseguró.
-Detente ahora mismo; pasamos la casa de mis abuelos hace un par de cuadras.
El hombre hizo caso omiso a las quejas y se dirigió hacia el diablo dejó los pantalones. Mientras la miraba de reojo, se dio cuenta de que le gustaría conocerla un poco más. Era una mujer preciosa y aún más deslumbrante con esa minifalda que atraía las miradas de cualquiera.
-¿De dónde eres?
-De la ciudad.
-¿Y qué haces acá?
-¿No te cansas de hacer preguntas? -pregunté seria.
-¿Y tú no te cansas de evitarlas?
-Vine a pasar las vacaciones con mis abuelos y tíos. Vivo sola en la ciudad con una amiga; aunque una de mis tías vive cerca de mi apartamento, prometí venir durante las vacaciones cuando tuviera tiempo libre.
-¿Y tus padres?
-Papá murió cuando era pequeña en un accidente automovilístico.
-¿Y tu madre?
-Falleció un par de años después; estaba enferma.
-Lamento escuchar eso. ¿Creciste aquí?
-No me gusta hablar de mi vida con extraños.
-Pero yo quiero conocerte un poco más; el silencio no es lo mío -dijo mirándome.
-¿A dónde vamos?
-Te dije que iremos a comer -respondió lo obvio.
-Yo quiero comer en casa de mis abuelos.
-Haberlo dicho antes.
Suspiré frustrada.
-¿Haber dicho qué? ¿Ahora a dónde vamos?
-Primero a la tienda; dijiste que querías comer en casa.
Me di por vencida y decidí dejar que él hiciera sus compras sin más protestas. Él estacionó al ver una tienda y salió rápidamente del auto para entrar. Mientras tanto, me estiré y me encontré con un amigo de la infancia.
-Karla querida, ¡por fin volviste! ¡Qué milagro volver a verte! -dijo una voz que conocía a la perfección.
-¡Ale! Hola, sí he vuelto por unos días de vacaciones; ya los extrañaba mucho.
-¿Cómo no? Si han pasado casi cinco años desde que te fuiste a la ciudad...
-Lo sé, Ale; he querido venir, pero el trabajo no me dejaba ni siquiera en vacaciones.
Ale sonrió.
-Lo bueno es que estás aquí nuevamente; espero verte más seguido mientras estés de vacaciones.
-Espero tu visita todos los días en casa de mis abuelos; me quedaré con ellos mientras estoy aquí -sabía lo que él sentía por mí, pero era mi amigo, no podía ser una mala amiga y simplemente ignorar su existencia mientras estuviera en el pueblo.
Ale asintió entusiasmado.
-No lo dudes; claro que iré a visitarte. ¿Has venido con alguien?
-¿Cómo? -pregunté confusa y dirigí mi mirada hacia el luego que él veía-. Ah, el auto... He venido sola, pero me encontré con alguien...
-Vamos Karla, nos conocemos desde hace años... ¿Alguien especial? -dijo arqueando una ceja, intigrado.
-Me has pillado, Ale; he venido con mi novio.
La sorpresa y decepción iluminó el rostro de Ale.
-¿Novio? Vaya, qué sorpresa... Toda la vida y nunca te he conocido a nadie; espero conocerlo pronto...
Sonreí, un poco insegura de eso último.
-Seguro, este fin de semana mis abuelos harán una reunión por mi llegada y estás invitado -dije.
En ese momento, el loco de mi acompañante llegó y se colocó a mi lado, rodeándome con un brazo posesivamente sin preocuparse por lo que yo pudiera pensar.
-¿No nos presentas cariño? -preguntó y lo miré como si estuviera loco, pero al escuchar el carraspeo de Ale, lo miré y sonreí casi forzosa.
-Oh claro... Él es mi novio -no sé de dónde salió aquello pero este hombre era mi única salida.
Él no esperaba esa presentación pero le tuvo que haber encantada ya que sonrió de oreja a oreja y mantuvo su papel al pie del cañón.
-David, un placer -dijo mientras extendía su mano hacia Ale.
Ale sonrió mientras estrechaba la mano de mi "novio".
-Ale, un gusto conocerte... -me miró entonces-. Así que este es el primer novio que tienes... al menos eso creo -dijo mirandome asombrado mientras esperaba descubrir si mi "novio" era real o solo una invención.