Capítulo 4 4

-Oh, queridos, pronto lo sabrán -dijo mi abuela.

-Queremos saberlo ahora, Marisol -dijo David mirándola.

-Bueno, bueno -dijo mi abuela riendo-. Todo iba bien entre ellos; una historia de amor digna de recordar desde mi punto de vista -sus ojos brillaron al recordar lo acontecido-. Se conocieron en el colegio. Él estaba un año por encima de ella, pero eso no les importó, a pesar de lo que sus amigos les decían -explicó ella.

-Mi hija Martha al principio veía a Richard como un chico problemático y arrogante, así que trataba de evitar cruzar miradas en los pasillos o encontrarse con él en la calle -comenzó mi abuelo el relato-. Richard, por su parte, tenía una opinión muy distinta; se consideraba un hombre decidido en lo que quería.

-Después de semanas intentando conquistar a Martha, ella finalmente accedió a salir con él, pero solo bajo la condición de que sería una sola cita -tal palo, tal astilla, pensé sonriendo-. Aunque esa condición no le hizo mucha gracia a Richard, aceptó; después de todo, aunque Martha lo viera como un arrogante, él no era más que una máscara tras la cual se escondía -eso llamó i atención y miré a mi acompañante, él hizo lo mismo y se encogió de hombros.

-El día de la cita, Martha dudaba en asistir porque no quería verlo -continuaron el relato y me sorprendí al escuchar eso-. Todo había comenzado con una broma que Richard había hecho en el colegio como parte de un reto absurdo propuesto por sus amigos -si fuese sido mi madre, tampoco quisiera ver al infeliz-. El reto consistía en que él y otro chico intentaran conquistarla; claro está, Richard fue quien lo logró.

-Ese día, mientras estaba en el colegio, mi hija escuchó a Richard y a sus amigos hablando del reto -el corazón bajó a mi estomago de sopetón y alcé la mirada hacia David llena de rabia. Coo su padre pudo haberle hecho eso-. Enfurecida, le dio una cachetada y le dijo que no quería volver a verlo ni en pintura; le advirtió que no se le ocurriera venir a buscarla porque simplemente no saldría con él -esa si es mi madre, sonreí genuinamente por el comentario.

-Sin embargo, Richard ignoró sus palabras y apareció esa tarde. Habló con nosotros, explicó lo del reto y se disculpó tanto con ella como con nosotros -por lo menos-. Aunque para nuestra sorpresa, Martha no tomó sus disculpas como esperábamos.

¿Qué esperaban? ¿Qué le tirara flores por haberle herido de esa forma?

-Ella le exigió que se fuera de casa y que nunca más volviera; le ordenó que no se acercara a ella en el colegio ni la mirara en la calle -comprensible-. Estaba dolida por lo que había hecho y dejó de asistir al colegio durante varios días.

Así que esto es de generación en generación ¿eh? Pensé ironicamente al recordar mi desgracia hace unos años.

-Preocupado por su ausencia, Richard decidió volver a visitarnos a pesar de lo que ella le había dicho anteriormente -¿que carajos quería ese hombre?-. Vimos cariño en sus ojos hacia Martha, pero ella continuaba herida y decepcionada por haberse dejado envolver por su encanto -¿quién no? pensé con rabia-. Aunque para Martha él era un arrogante insensible, la verdad es que estaba enamorada de Richard; ante los demás era un macho alfa y a solas mostraba su vulnerabilidad.

Tipico hombrecito.

-Se mostró completamente vulnerable cuando Martha le amenazó: si no desaparecía de su vista en ese instante, ella se iría del pueblo para siempre -con que por eso se fue. No fue porque se enamoró de mi padre y decidió ir tras él a la ciudad. Miré a mis abuelos asombrada por tal descubirmiento-. Sin más opción, él se marchó y trató de evitar encontrarse con ella en el colegio para que su amenaza no se cumpliera.

-Casi un mes después, Martha seguía dolida; era difícil para ella olvidar lo sucedido -es un sentimiento que comprendo a la perfección ,pensé bajando la cabeza a mi bebida-. Así que decidió mudarse a la ciudad donde vivía una tía suya. Allí estudió, se graduó y encontró a su alma gemela: el padre de Karla -culminó mi abuelo.

-Cuando era pequeño escuché una discusión entre mis padres donde mi madre le reclamaba por ser incapaz de olvidar a una tal Martha incluso después de tantos años -dijo David de pronto al terminar de escuchar el relato-. Él solo respondió que jamás lo haría y ella pidió el divorcio inmediatamente -¡QUE FUUUUEEERRTEEEE!, gritó mi subconsciente-. Nunca imaginé que algún día escucharía el principio de esta historia y menos aún que esa Martha fuese la madre de mi novia -al escuchar "mi novia" alcé la mirada rápidamente hacia él y me quedé pasmada-. ¿Acaso mi padre no volvió por aquí?

-No hijo, tu padre estaba desconcertado al enterarse de que Martha había dejado el pueblo para nunca regresar -y lo cumplió al pie de la letra, pensé con tristeza. Así que el padre de mi "novio" había sido el causante que mi madre jamás quisiera volver al hogar que tanto amó toda su vida-. A pesar de ello, Rodrigo y yo siempre lo esperamos para entregarle una carta que mi hija dejó para él... -dijo mi abuela mirando a mi abuelo-. A ver cariño, cuéntame ¿cómo está tu padre? -preguntó cambiando de tema al ver mi tristeza.

-Se morirá cuando sepa que los conocí -dijo David mirándola-. Mi padre está luchando contra el cáncer; mis hermanos están con él mientras yo estoy aquí en el pueblo tratando de ordenar mis ideas -y con eso, terminó la conversación sobre aquella historia "digna de no olvidar".

Mientras mi abuela y mi supuesto novio hablaban, salí de la cocina con un plato hacia mi antigua habitación. Al entrar vi tantos recuerdos pasar frente a mí en segundos. Coloqué el plato sobre una mesita al lado de la cama y me quedé allí parada observando mi cuarto de infancia; seguía igual.

            
            

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