-Me alegra escuchar eso. -dijo David con una sonrsisa-. Tremenda suerte la mía entonces -dijo David mientras acariciaba suavemente mi cabello con un beso.
-Un placer haberte visto después de tanto tiempo, Karla. -dijo Ale después de poner mala cara-. Nos vemos el sábado.
Ale siguió su camino a casa, pero David, aún aturdido por lo que acababa de suceder, abrió la puerta de copiloto y luego tomó asiento en el lugar del conductor. Mientras el auto avanzaba, David no podía dejar de mirarme, todavía confundido por la situación, aunque decidió guardar silencio.
-Sé lo que piensas: que soy una loca por haberte presentado como mi novio, pero debía hacerlo -dije, rompiendo el silencio.
-No me molestó que lo hicieras. Fue una sorpresa, pero me encantó que tomases esa decisión por tu cuenta -dijo él-. De hecho, tenía pensado hacerlo yo si era necesario; no quiero que nadie se acerque a ti.
-¿Por qué?-pregunté irritada al escuchar su comentario-. Es mi decisión si alguien se me acerca; no puedes hacer nada al respecto. No somos novios, solo conocidos -replicé enfadada.
-Porque ninguno te merece -respondió David con firmeza.
-¿Qué sabes tú sobre quién me merece o no? -insistí-. No eres mi padre; ya te lo he dicho -mi voz temblaba de indignación.
-Karla, he visto cómo te mira ese chico y también he notado que no te merece -dijo David mientras giraba la cabeza hacia mí.
-¿Por qué Ale no me merece? A ver, explícate -demandé con los ojos entrecerrados.
David detuvo el auto de golpe y apagó el motor para poder mirarme a los ojos sin distracciones
.-A ver, Karla. Si no me equivoco, ese chico ha querido salir contigo como algo más que amigos, pero tú no has querido lo mismo. -dijo él seguro de sus palabras, y no podía estar más en lo conrrecto, pero claramente no pensaba decirle tal cosa-. Así que decidiste presentarme como tu "novio" sin pensar en cómo podría reaccionar yo al escuchar eso.
-Tienes razón, pero eso no significa que él no me merezca.
-Digo que no te merece porque no ha sido capaz de convencerte para salir con él. Un hombre que no puede dar ese paso contigo es incapaz de mucho más. Tú necesitas a alguien fuerte y capaz que realmente te valore -dijo mientras volvía a arrancar el motor.
-Sigo pensando que eres un arrogante y posesivo -dije por fin después de unos segundos-. Y dime, ¿por qué me sujetaste de la cintura sin mi permiso?
-Porque mientras estés conmigo, ningún hombre puede acercarse a ti... al menos uno que no sea de tu familia -contestó con una mirada seria.
-¿Quién crees que eres? -pregunté con incredulidad.
-Tu novio. Eso fue lo que dijiste hace unos minutos -respondió David con una sonrisa desafiante.
-Lo dije para evitar que Ale intentara invitarme a salir o algo parecido -aclaré, cruzando los brazos en señal de desafío.
-No cambia el hecho de que lo hiciste. Te guste o no, ahora somos "novios" porque así lo has decidido tú -replicó él con determinación.
Enfadada por la arrogancia y posesividad de ese hombre, decidí que no quería seguir hablando con él. Solo deseaba que me dejara en casa de mis abuelos y se marchara a donde quisiera. Al llegar al portal, salí del auto como un cohete, sin decir palabra ni esperar a que él me abriera la puerta. Podía hacerlo sola; además, quería alejarme lo más posible de él.
Antes de que pudiera tocar la puerta, mi abuela ya estaba afuera, extendiendo los brazos. Corrí hacia ella lo más rápido que pude para abrazarla y entrar en la casa, pero mi abuela no se movió hasta que mi joven acompañante se acercó. David salió del auto con las bolsas de las compras y se dirigió a nosotras sin prestar atención a mi rostro enfadado.
-David, un placer conocerla, señora -dijo mientras le tendía la mano.
-Puedes llamarme Marisol, querido. Gracias por traer a mi nieta, aunque no me dijo que vendría acompañada.
-Y no lo hice, abuela. Nos encontramos aquí en el pueblo.
-¿Y quién es este hombre tan guapo, querida?
Antes de que pudiera responder, David se apresuró a contestar:
-Soy el novio de Karla. No sabía que ella vendría, pero son cosas del destino que nos juntaron de nuevo.
-Oh vaya, mi nieta nunca había traído un novio a casa -dijo mi abuela con alegría-. Me alegra mucho que finalmente se haya decidido a hacerlo. Adelante, están en su casa.
Una vez dentro, mi abuela llamó a mi abuelo para presentarle a mi "novio". Él salió de la cocina dirigiéndose a la sala donde ya estábamos sentados.
-Por fin has llegado, hija. Ya estaba preocupado; iba a llamar a Ale para que fuese a buscarte.
-Estoy bien, abuelo. Solo fui a comprar algunas cosas y perdí la noción del tiempo -dije mientras me acercaba para abrazarlo.
-¿Con qué novio, eh? -preguntó mirándome conpircardía-.Me alegra por ti querida; ya te hacía falta un hombre que te quisiera... aunque no más que yo.
-Eso jamás. Ningún hombre me querrá más que tú, abuelo; estoy segurísima de eso.
-David, un placer conocerte, señor -dijo mientras se acercaba para saludar.
-Puedes llamarme Rodrigo, muchacho; nada de señor o usted. Soy viejo pero estás en familia -dijo alegre.
Mi abuelo y yo tomamos las bolsas de compras y nos dirigimos a la cocina para preparar algo rápido de desayunar. Minutos después, David y Rodrigo entraron y se sentaron en las butacas junto a la encimera. Rodrigo intentó iniciar una conversación conmigo pero no sabía qué decir, así que terminó hablando con David.
-¿Qué haces por aquí, David? ¿Buscando a Karla?- -preguntó intrigado.
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-No, para nada. Como dije antes, no sabía que vendría -dijo David mirándome para luego mirar a mi abuelo-. Vine a despejar la mente durante las vacaciones; mi padre estuvo enfermo recientemente y quiere que me haga cargo de su empresa, pero aún estoy decidiendo... -continuó dudoso- nunca me han gustado los negocios.
-Lamento escuchar lo de su padre -dijo mi abuela-. Es una buena elección venir de vacaciones también para tomar decisiones. ¿Tienes familia aquí? -preguntó curiosa.
-No, mi familia está en la ciudad -respondió casual-. Pero mi padre nació y creció en este pueblo; iré a la antigua casa de mi padre casi al salir del pueblo.
-¿Tu padre es Richard García? -preguntó mi abuelo sorprendido.
-Sí, mi padre es Richard García. ¿Lo conocen? -preguntó David sorprendido.
-Tu padre fue novio de mi hija hace muchos años; el primero que tuvo... la madre de Karla es mi única hija.
-¿Pasó algo grave entre ellos? -pregunté al notar su expresión nostálgica.
-Es algo que sucedió hace mucho tiempo; no le prestes atención -respondió restando importancia-. Solo que no imaginé volver a escuchar sobre tu padre o conocer a su hijo después de tanto tiempo.
David y yo intercambiamos miradas sorprendidas buscando alguna pista sobre lo que el otro podría saber sin resultados claros. Luego miramos a mi abuela esperando alguna historia larga o corta sobre lo ocurrido entre nuestros padres y tampoco hubo respuestas. Así que solo nos quedó preguntar:
-¿Qué pasó entre ellos? -preguntamos al unísono.
-Igual que sus padres; siempre hablaban al mismo tiempo... -dijo mi abuelo riendo.
-Entonces... ¿qué pasó? -le pregunté nuevamente con curiosidad.