NARRADO POR ALANA--------------
Los constantes chismes de Mery me estaban haciendo enojar. Mi hermano vivía en esa ciudad y yo aprovechaba que estábamos más cerca para visitarlo más frecuentemente.
-Si vas a desconfiar de mí por creerle a Mery, pues te puedes marchar -pronuncié enojada.
Nando me miraba intensamente.
-Es que comoquiera que yo quiera entender, no puedo Alana. Son muchas coincidencias.
Me había dolido sus palabras, Nando estaba desconfiando de mí, y eso no me estaba gustando para nada.
-¿Cómo es posible Nando? Prefieres creer en las cizañas de aquella tipa -intenté recriminarle.
-¿Por qué ese tipo tiene que estar en todos los lugares en donde vas?
Rodé los ojos. Era más de lo mismo.
-Son coincidencias Nando. Es lamentable de que tú desconfíes de mí.
-Me voy por una semana, tengo cosas importantes que arreglar en la empresa.
-Está bien Nando -mascullé.
Como yo lo conocía, sabía que eso significaba. Nando se estaba alejando de mí. No iba a imperdirle nada, dejé que hiciera lo que quisiera. Ya yo había hablado sobre esto con mi hermano y definitivamente él trataba de aconsejarme, yo estaba en una situación muy delicada. Logré establecer mi empresa, por los chismed y discuciones evité decírselo, yo tenía un administrador serio de experiencia en él, un hombre maduro de edad manejaba mi empresa. Lisbeth venía constantemente, nos había alegrado, el lazo con su nieta hizo que poco a poco dejara la depresión. Mi suegro Mario tambien me visitaban junto a Evelyn y la niña. E incluso yo establecí una amistad con Evelyn. El señor Mario tambien decidió venir a vivir a esta ciudad. Dariel pensaba en lo mismo, ya que Lisbeth despreciaba su relación con Berta. Me sentía emocionada cada día se añadían más personas a esta ciudad. Aveces Lisbeth decía de que nosotros estábamos compuestos, y que ella se estaba quedando sola poco a poco, pero le quedaba una hija que era Elizabeth ella estaba cursando el último semestre en la universidad y pronto estaría viviendo con ella. Me desplacé hacia la terraza en lo que le preparaban algunas maletas a Nando y se iba. Inmediatamente decidí llamar a Lisbeth.
-Buenos días Alana.
-Buenos días Lisbeth. ¿Cómo amaneció?
-Supuestamente bien.
-Coja ánimo Lisbeth. La llamé para decirle que Nando estará allá en su casa por una semana. Estamos peleados.
-¿Peleados? ¿Qué ha sucedido entre ustedes?
-Mery sigue molestando y Nando le cree porque según él son coincidencias.
-¿Coincidencia? ¿Me podrías explicar Alana qué es lo que pasa?
-Según él tengo un amante.
-Ah, celos. ¿Qué le pasa al cretino de mi hijo?
-Que crea lo que él quiera.
-¿Segura Alana? Voy a conversar con mi hijo seriamente.
-Que bueno. Nos vemos luego.
Colgué. Deslicé mis pasos y me ubiqué en uno de los muebles. Me acordé de Dariel, pero decidí no mencionarlo por el momento. Como ella se estaba recuperando de la separación y decisiones de Mario, decidí no hablar del asunto al menos que ella quisiera. Entonces decidí salir un poco, me movilicé en mi auto rápidamente y me fui a un bar. Mi mejor amiga se encontraba en Francia y no podíamos compartir como antes, eso era lo malo. Tomé algunas copas de vino y luego retorné a casa.
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Habían pasado dos días desde que Nando se había retirado de la casa. Mi hermana Nancy había llegado a la ciudad y le pedí que se quedara en mi casa, en vez de quedarse con mi hermano y así lo hizo.
-Alana... ¿Haz podido conversar con Nando?
-No. Él no me ha vuelto a hablar -le respondí mientras iba a cargar a mi bebé.
-Entonces el asunto es serio.
-Algo así.
Justo en ese momento entró la niñera de la niña. Ella la tomó y se retiró del lugar.
-Alana, tú matrimonio podría romperse por aquella arpía, ten cuidado -me aconsejó Nancy.
-Estoy segura -dije preocupada-. No me gusta para nada esa mujer. Se está excediendo de los límites. Me preocupa lo que pudiera hacer.
-Creo que me quedaré por un tiempo aquí. No pienso dejarte sola. Me da mala espina Alana.
De inmediato me alegré por lo que ella había dicho que iba a quedarse en mi casa por un tiempo.
-Gracias Nancy de corazón -le contesté emocionada.
-Sabes que todavía no he visto a nuestros padres -me recordó-. Y tengo que ir a verlos. ¿Podemos ir con la bebé?
Me quedé tranquila pensando, era una buena idea.
-Está bien iremos -terminé aceptando su propuesta obviamente-. Que más da.
-¿Estás segura de que tú y Liseth se llevan bien? -me preguntó ella dudosa.
Le sonreí obviamente. Era de esperarse. Liseth tenía una personalidad difícil, pero aún así nos llegábamos bien. Por ese lado yo me sentía tranquila, mi suegra no se inmiscuía en mis cosas.
-Tranquila Nancy. Es que no haz estado aquí para ver. Si quieres pregúntaselo a nuestro hermano que es el que más cerca de mí ha estado.
-Supongamos que es cierto... ¿Y qué me cuentas de Dariel? Me dijiste que tiene una relación con Berta.
-Sí. Te podrías imaginar como debe de sentirse Liseth y que opina ella.
-Lástima que llegué tarde.
-No es para ti.
-¿Tú crees Alana? ¿Y si las cosas cambian mañana?
-No te confíes. Mejor apunta para otro lado -fue lo que yo pude decir.
Me quedé tranquila pensando en algunas cosas. Mi hermana aún sentía atracción por Dariel. Si Liseth se había daba cuenta antes... Era mejor que no se diera cuenta porque podría ultilizar a mi hermana para separar a Dariel de Berta.
-¿Y qué hago? ¿Esperar a alguien más?
-Obvio Nancy.
-No me queda de otra.
Entonces me quedé tranquila en mi lugar. No había de otra por lo tanto decidí quedarme en casa con mi hermana conversando sobre la familia. Ya en la noche me encontraba en mi habitación, y yo quería estar tranquila de por cierto. Me recosté y pensé si llamar a Nando o no. Pero no era buena opción, decidí no llamarlo y que lo hiciera él. Además yo estaba muy enojada con él por lo que él había dicho.