NARRADO POR ALANA--------------
Todavía yo aún con siete meses de embarazo, mi suegro no había dicho la verdad.
-¿No sientes preocupación Nando? -le pregunté a mi esposo.
Yo estaba sentada sobre la cama mientras él se colocoba una camisa.
-Te voy a decir la verdad mi vida. Yo quiero que todo se sepa de una vez aunque suceda lo que suceda.
Esas palabras me dejaron pensativa, suceda lo que suceda. ¿Acaso había algo de que yo debiera de enterarme?
-Nando quiero hablar contigo algo serio -pronuncié cambiando de tema era justo hacia donde Mery-. Sé todo de Mery, lo que ustedes tuvieron -terminé confesándole, en seguida él se giró hacia mí un poco sorprendido.
-¿Quién te lo contó Alana?
-Eso no importa. Esa mujer me mira mal desde que nos casamos y me han dicho muchas cosas. Te voy a pedir el favor de que no venga a esta casa.
-Alana... -él bajó la cabeza, luego volvió y la subió de nuevo-. Ella y mi madre se llevan muy bien.
Esa cruel verdad que me molestaba.
-Nando esa mujer está planeando algo en contra mía -decidí decirle.
-¿Cómo lo sabes?
-Tengo mis contactos.
-Vaya, vere que puedo hacer.
-Mery no es la persona que aparenta ser Nando -intenté aclararle.
Él se giró y continuó cambiándose. Mirándolo a él recordé a su padre eran iguales. Mi mente divagó sobre el día en que mi suegro se casó con Evelyn. E incluso ya había dado a luz. Cuando terminó de vestirse volvió a conversar.
-Mi vida, quiero que vayamos hacia donde nuestro padre.
-Está bien, lo haré por ti.
Me movilicé de donde me encontraba y terminé de vestir. Más tarde nos desplazamos hacia la planta baja y vimos a nuestra suegra que estaba conversando con Dariel. Según lo que escuché, él quería presentarle su novia. Pero lo que ella no se imaginaba era de quien era.
-Quiero saber cuál es el misterio de Dariel, ni siquiera una foto me ha mostrado. Ya esto me está empezando de preocupar -se expresó mi suegra Liseth.
-Mi hermano tendrá sus razones mamá -le respondió mi esposo.
-¿Razones? Estoy por sospechar de que la está escondiendo y siento que me va a dar una mala noticia -se expresó mi suegra molesta.
-Mamá...
-¡No defiendas a tu hermano! Sabes muy bien de lo que él es capaz.
-Mamá hablaremos esto en otro momento, voy a visitar a papá.
-Ese es un mal agradecido -se mostró despectivamente.
-Nos vemos luego mamá -se acercó Nando a Lisbeth, le dio un beso en la mejilla y la abrazó.
Nos movilizamos de la casa y en seguida nos fuimos hacia la casa de mi suegro Mario. Llegamos allá y él estaba con Evelyn en la sala de estar.
-Papá -dijo Nando.
-Hijo -lo recibió con alegría se levantó del mueble.
Mario desvió su mirada de Nando y la colocó en mí.
-Mi nuera -me sonrió ampliamente él-. Que gusto es tenerte aquí, estoy ansioso por ver a mi bebé nacer.
-Hola Mario, yo también estoy ansiosa por tener a mi bebé en mis brazos.
Desvíe mi mirada de mi suegro y la puse sobre Evelyn que estaba con la bebé en brazos.
-Hola Evelyn que gusto verte.
Ella me miraba y sonreía.
-Hola Alana igualmente.
Tanto yo como mi esposo nos movilizamos a sentarnos. Por un buen rato conversamos e incluso le pedimos a Mario de que le dijera a Liseth la verdad de una buena vez. Como en eso de las dos de la tarde recibí una llamada entrante de un número desconocido.
-Buenas.
-Hola Alana, te llamo para comunicarme contigo porque quiero hablar muy seriamente.
-¿Qué rayos quieres Mery?
-Te casaste con él, pero te lo advierto de que él volverá conmigo.
-¿Me llamas para eso Mery? No voy a dejarte salirte con la tuya.
-Eso lo veremos querida.
Mery colgó inmediatamente de haber hablado. Tuvo el atrevimiento de llamarme. Hasta que por fin ella mostró su verdadera cara. Yo estaba en un balcón sentada sola en la segunda planta, mientras que mi esposo y su padre conversaban. Como en eso de las seis de la tarde nos retiramos del lugar regresando hacia la casa. Cuando llegamos hacia la sala de estar el mayordomo se acercó a nosotros.
-Señor y señora. La señora Lisbeth quiere conversar con ustedes, se encuentra en su habitación -nos informó Teo.
-Gracias Teo -le dijo Nando.
Inmediatamente nos fuimos hacia la habitación de Liseth. Nando abrió la puerta y la vimos llorando. Vaya sorpresa.
-¿Mamá que sucede?
-¿Lisbeth? -cuestioné yo.
Ella se percató de nuestra presencia y dejó de llorar. Seguí avanzando mientras Nando cerraba la puerta.
-¡¿Por qué me lo ocultaron?! -gritó Lisbeth furiosa.
-¿De qué hablas mamá?
Ella miró fijamente a su hijo.
-¡Tú Nando! ¡Lo sabías! ¡No me dijiste que tu padre se había casado y que Evelyn estaba embarazada!
Se enteró de la verdad Lisbeth.
-Mi papá no quería que tú lo supiera mamá -le contestó Nando.
Se movilizó de la cama y venía en dirección hacia su hijo.
-¿Te parece justo que él prefiera aquella mujer que a mí Nando?
-Lo sé mamá pero papá es un hombre inconstante y lo sabes. No podemos obligarlo.
-¡Tiene una bastarda con ella! -exclamó Lisbeth-. ¿Sabes lo que eso significa? De que tú y Dariel van a tener que compartir su herencia.
-Eso es lo que menos me importa mamá.
-¡¿No te importa Nando?! -volvió a gritar ella furiosa-. A mí si me importa sin importar lo que tú diga.
-No podemos hacer nada al respecto. Esa bebé es mi hermana y no pienso darle la espalda -veía que Nando se había girado y venía hacia mí.
-¡Nando! -se expresó Lisbeth.
Nando llegó hacia mí y abandonamos la habitación. Era inútil quedarse allí. Solo faltaba que Dariel le confesara a su madre lo que tenía que decirle. Rápidamente nos movilizamos hacia nuestra habitación y decidí contarle sobre la llamada sobre Mery.
-Mery me llamó amenazándome Nando.
-¿Qué?
-Me dijo que va a pelear por ti.
Los problemas se iban a incrementar, era el comienzo de una nueva era.