Capítulo 4 4: Kris, seduce a mi cruel mujer.

Kris.

Cuando Tom me hace su confesión, quedo pasmado.

-¿Qué...?

No es fácil creerle... Jamás en mi vida había escuchado algo como esto. ¿Un hombre siendo maltratado por una mujer? ¿Pero con qué maaldita desgraciada se ha cruzado mi amigo? Nadie merece ser maltratado.

Tom tiembla, como si estuviera demasiado aterrado de que alguien lo haya escuchado además de mí, porque ve a todos lados, desesperado. Parece loco, sus ojos abiertos llorando sin parar, sufriendo.

-Kris... Kris... Shhhh -me dice, angustiado-. No lo... digas... No le digas a nadie... Ella... Ella puede hacerle daño a... nuestro hijo y ella... se lo puede llevar, ¿entiendes? No tengo opción... Ella tiene mucho dinero, poder y yo...

Él sigue hablando pero mi cerebro es lento para entender, ¿cómo carajos es que Tom Crowe ha llegado a esto?

Necesito sacarlo de aquí, así que hago una seña a los actores, para irnos. Los tres hacen caras de fastidio como unos niños pero no son capaces de quejarse porque los voy a dejar ir al hotel, acompañados. Increíble. No se cansan de follar.

La limusina nos espera cerca, así que nuestro conductor llega rápido cuando lo llamo. Subo a Tom en la parte delantera conmigo mientras dejo a los actores y su compañía detrás. Tom no deja de llorar diciendo que tal vez ella nos sigue, pero si esa horrible mujer siquiera se acerca esta noche a él, juro que la demandaré.

No sé por qué razón Tom no lo ha hecho ya. La violencia doméstica es justa en ambos géneros, o al menos eso es lo que pienso. Si ella tiene mucho más dinero eso no debe importar, mostrando evidencias e incluso mostrando el caso en redes sociales sería suficiente para comenzar a destruir a esa cruel mujer.

Los chicos, incluso en su escándalo por diversión, me ayudan a subir a Tom a mi habitación. París me da una mirada rara, como si yo estuviera ocultando algo, y lo sé. Ella piensa que soy homosexual solo porque desde que me conoce no me ha visto con nadie. Patrañas.

Tumbo a mi amigo en mi cama, y voy a la caja de emergencia, pero al no ver nada salgo a comprar algunas cosas para tratarlo. De regreso al hotel noto a un hombre raro de smoking a las afueras, pero se sube al auto en cuanto le sostengo la mirada.

Atiendo a Tom aún dormido y de mis ojos brotan lágrimas al ver lo dañado que está. Su torso, y espalda, son un desastre, lleno de heridas viejas, moretones, cortes. ¿Cuánto tiempo ha estado sufriendo este hombre?

Tras terminar de intentar curar sus heridas y hacerlo tomar algunas pastillas, busco en mi teléfono información de él. Sin embargo, no hay noticias recientes, incluso sus redes sociales son privadas. No me extraña si tiene una mujer que lo domina hasta la médula.

El sueño me gana intentando pensar en cómo puedo ayudar a este hombre. Sé que no es mi responsabilidad, pero jamás había visto a un amigo mío en este estado. Y me llena el pecho de angustia saber que, si no hago nada, un día aparezca en las noticias, muerto.

...

Despierto rápido, con el corazón desbocado, pero respiro aliviado al ver a Tom en la orilla de la cama, viendo fijamente la ventana, casi hipnotizado.

-Gra-cias por... cuidarme -apenas dice.

Asiento. Me pongo de pie y me agacho cerca de él, intentando encontrar en su cara algo de voluntad.

-¿Por qué no has hecho nada para quitártela de encima, Tom?

Sus ojos rojos de tanto llanto, van con desgano a los míos.

-Mi hijo...

-¿Tienes miedo de que le haga algo?

-Ya me lo advirtió, Kris... -asegura, mirando con terror un punto fijo-. Perdí mi voluntad, mis agallas. Me tiene atrapado... Me maltrata cuando se enoja y luego... Me hace el amor...

Ruedo la cara y los ojos a la vez. No puede ser. Es una psicópata total.

-Tom, ella no te ama -digo, haciendo que me vea-. No te ama. Así no funciona el amor... Ohhh Tom... ¿Qué hizo ella contigo, amigo?

-N-No lo sé... -Se alza de hombros, abatido. Hay silencio, y luego, al vernos fijamente, sus ojos se iluminan-. Tienes que ayudarme... Sí.

Asiento y coloco una mano sobre su hombro no afectado.

-Claro, amigo, solo dime qué se te ocurre.

Él parece pensarlo bastante. Por todos los cielos, luce terrible.

-Kris, seduce a mi cruel mujer...

¿Qué?

-Es una broma, ¿no?

Él sacude la cabeza lentamente, mirándome con suplica.

-Una vez vi en la televisión... Que si es infiel... Pueden darme a mi hijo -explica-. Si puedo reunir pruebas de su infidelidad y... yo...

-No, no. Tom... Tom... Tienes que decirle al mundo lo que ella te hace, ¿Tom?

Él vuelve a llorar. Pobre hombre. Se lleva las rodillas al pecho.

-¡Es que no lo entiendes! -grita-. ¡Soy un hombre!

Claro... Quiere tener algo de dignidad sobre el abuso. Entiendo que sea mucho más fácil para él acusarla de infidelidad pero... ¿Cómo podría yo involucrarme con una mujer como ella? No podría. Sé que no soy una persona agresiva, como para maltratarla, pero tampoco soy bueno fingiendo, así que si voy a seducirla, no podría, ya tengo repulsión por ella y ni siquiera la conozco.

-A ver, Tom... Te entiendo... Pero yo no...

Mi amigo me toma por la camisa, sin fuerzas, me ve, desesperado. Casi no puedo verlo a la cara, su dolor me quema.

Es una desgraciada esa mujer. Merece tener un poco de maldad del mundo.

-Ayúdame -pide-. Te lo suplico... -solloza-. Llévame a casa y... Di que bebimos juntos... Acércate a ella... Inténtalo, al menos... Inténtalo... Sería horrible para mí pero... Mi hijo, Kris... Ya no la soporto y si hago algo y se va, perderé a mi hijo...

Su hijo... Miierda. Casi olvido que hay un niño de por medio. No puedo creerlo.

No le digo nada, solo asiento con un nudo en mi garganta. Tengo los nervios de punta cuando lo veo comer con desesperación, como si también lo dejara pasar hambre. Aprieto los puños y miles de preguntas me invaden.

¿Cómo podemos deshacernos de esta mujer sin involucrarme tanto? Aunque solo sea por compromiso para ayudarlo a destruir a su mujer, ¿qué pasa si Tom llega a sentir celos? ¿Qué pasa si ocurre algo que no está en mis planes?

            
            

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