Capítulo 6 No es un nuevo rico

Charlee había subestimado la mezquindad de Stacey y Keith. Cuando intentó salir de la empresa, empleados del departamento de seguridad le marcaron el alto, afirmando que el vehículo era propiedad del Grupo Sullivan.

La joven, quien ahora fungía como directora de otra compañía, había perdido el privilegio de utilizar ese automóvil, puesto que Biofarmacéuticas Green se independizó del Grupo Sullivan.

Al bajarse del auto deportivo, se puso sus lentes de sol y miró hacia el edificio del Grupo Sullivan.

A pesar de la distancia, pudo distinguir claramente a Stacey en el suelo de su antigua oficina, disfrutando con elegancia de una taza de café.

En un acto impulsivo, le hizo una seña obscena, antes de girarse sobre sus talones y alejarse, cargando sus pertenencias, para tomar un taxi.

Mientras esperaba, un elegante Maybach negro se detuvo frente a ella. Un instante después, la puerta trasera se abrió automáticamente, revelando a un hombre que descansaba cómodamente, con una expresión divertida en su refinado rostro.

"Qué coincidencia".

Su apariencia había cambiado por completo. El estilo casual desapareció y fue reemplazado por un elegante traje gris claro que reflejaba su opulencia y estatus.

Su atuendo, incluido el reloj que asomaba por debajo del puño de su camisa, irradiaba lujo.

En ese momento, Charlee cayó en la cuenta de que lo había juzgado completamente mal...

Luego de una breve pausa, se subió al auto y la puerta se cerró suavemente.

Con la mampara levantada, el compartimento de negocios se sentía muy íntimo. La presencia imponente del hombre y su aroma sutil y fresco recordaban una exquisita pero helada flor de invierno.

Los recuerdos de su apasionado encuentro de la noche anterior inundaron la mente de Charlee, provocando que un rubor se extendiera por sus pálidas mejillas.

"Me investigaste", dijo ella.

No fue una pregunta, sino una constatación de un hecho.

Había dejado sus datos en el check-in del hotel, y dado el reciente escándalo público en su fiesta de compromiso, no fue una sorpresa que el otro la hubiera localizado.

La mirada de la joven era feroz y decidida cuando se giró hacia él y agregó: "Por la forma en que estás vestido, me queda muy claro que no te falta dinero. Ayer supuse que podrías necesitar ayuda, así que aproveché la tarifa de reparación del automóvil, pero resulta que no era necesario. Ya estamos a mano. Después de anoche, ninguno de los dos le debe nada al otro. Si sigues buscándome, llamaré a la policía".

El hombre le dirigió una sonrisa leve, al mismo tiempo que con una voz tranquila, profunda y sin prisa, preguntaba: "¿Necesitas un aventón? ¿Adónde quieres que te lleve?".

Charlee descubrió que tratar de razonar con él era como hablar con una pared, lo que la dejó casi sin palabras, sintiéndose como si ella fuera la que albergaba pensamientos siniestros.

Si insistía, solo parecería que esa situación le importaba demasiado.

"A Biofarmacéuticas Green. Se encuentra en los suburbios del este".

Dicho eso, se quedó en silencio y se giró para mirar por la ventanilla.

Cuando el auto dobló una esquina, el edificio alto de oficinas del Grupo Sullivan desapareció de su vista.

Ella sabía que pronto regresaría, ya que nada ni nadie le robaría aquello por lo que su madre había trabajado incansablemente.

Pronto, la voz profunda y algo juguetona, pero seductora del hombre, rompió el silencio: "¿Te gustaría ser mi pareja sexual?".

Al oír eso, la chica se sobresaltó y volvió a sus sentidos. Entonces, se cruzó de brazos y le dirigió una mirada gélida.

La mirada del otro se cruzó con la de ella, mientras comentaba en tono casual: "Estuviste impresionante anoche. ¿Cuáles son tus condiciones?".

Charlee siempre había llevado una vida sin preocupaciones, pues sus padres la habían colmado de amor y dinero, y Liam siempre había estado ahí para mimarla y protegerla.

A pesar de los cambios irreversibles que había enfrentado, nunca se imaginó estar en una posición en la que alguien le sugiriera quedarse a su lado.

Furiosa, irrumpió en el hotel la noche anterior, manteniendo las luces de la habitación apagadas en todo momento.

Al principio sintió el impulso feroz de destrozarlo todo.

Sin embargo, el hombre tomó la iniciativa, guiándola magistralmente a través de todo su encuentro. Ahora que lo miraba, no solo notó su atractivo y musculoso físico, sino también un cierto porte elegante que parecía inherente a él.

No era algo que los nuevos ricos pudieran fingir.

"¿Quién eres realmente?".

"¿Es eso lo que quieres saber?".

El tono ligeramente elevado del hombre podía haber acelerado el corazón de cualquiera.

"Soy...".