Embarazada de Trillizos por un Contrato
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Capítulo 2 02

Ana se sentó nerviosa en la mesa del café, observando cada movimiento de Dominic mientras esperaba su llegada. La elegante decoración del lugar contrastaba con la agitación que sentía en su interior. Cuando él finalmente entró, Ana no pudo evitar admirar su porte. Dominic era imponente; su mirada era intensa y su expresión, seria. No había duda de que era un hombre que estaba acostumbrado a obtener lo que quería.

Dominic era un hombre atractivo, con una presencia que imponía respeto. Se acercó a ella con una sonrisa.

-¿Eres tú, Ana? -preguntó Dominic, acercándose a la mesa y tomando asiento sin esperar respuesta.

-Sí, soy yo -respondió ella, intentando mantener la calma mientras se acomodaba en su silla.

Dominic miró alrededor, como si estuviera evaluando el lugar. -Primero, quiero que entiendas que esto es un trato de negocios. No hay espacio para la sentimentalidad. Necesito una esposa que cumpla con ciertas expectativas, y tú necesitas ayuda con los gastos médicos de tu padre.

Ana sintió un escalofrío recorrer su espalda. La frialdad en su voz era palpable. -Entiendo, pero... ¿no deberíamos conocernos un poco más antes de tomar una decisión así?

-No tenemos tiempo para eso. Las cosas deben hacerse de manera eficiente. Tu situación es urgente, y por lo que he visto, no tienes muchas alternativas -dijo Dominic, su tono incisivo.

Ana tragó saliva, sintiéndose pequeña ante su presencia. -Sí, tienes razón. Pero, ¿cómo funcionaría esto?

Dominic se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en los de Ana. -Te ofreceré un contrato formal. Te cubriré todos los gastos médicos de tu padre, y a cambio, serás mi esposa durante un año. Después de eso, podrás hacer lo que desees. No será un matrimonio convencional; no habrá amor involucrado. Simplemente cumpliré con mis deberes como esposo y tú con los tuyos.

Ana sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor. -¿De verdad crees que puedo aceptar eso? No soy una mercancía que se compra y se vende.

-No lo tomes a mal. Estoy siendo pragmático. Este trato nos beneficia a ambos. -Dominic parecía impasible, como si su propuesta no tuviera ningún tipo de carga emocional.

Ella se sintió frustrada. -Necesito tiempo para pensar en esto. No es una decisión sencilla.

Dominic mantuvo su mirada fija en ella. -No hay tiempo que perder. Si no aceptas, buscaré a alguien más. Tu situación es crítica, y no puedo esperar.

Ana sintió que el nudo en su estómago se apretaba más. La idea de perder esta oportunidad era aterradora, pero la forma en que Dominic parecía tratarla como un simple objeto la incomodaba.

-Está bien, quiero ver el contrato -dijo finalmente, decidida.

Dominic asintió, sacando un documento de su maletín. -Aquí tienes. Léelo con atención. Si estás de acuerdo, firmaremos y comenzaremos de inmediato.

Ana tomó el contrato, sus manos temblando levemente. Mientras lo leía, las palabras parecían fluir. Era un acuerdo claro, pero también era frío y distante, reflejando la naturaleza de Dominic. Al llegar a la cláusula que estipulaba que no habría contacto físico ni emocional, sintió una punzada en el corazón.

-Esto es... bastante severo -murmuró.

-Así es como funcionan las cosas en mi mundo. No busco complicaciones -respondió Dominic, sin mostrar ninguna señal de remordimiento.

Ana cerró los ojos por un momento, sintiendo la presión de la situación. -¿Qué pasará si decido no seguir adelante después de un año?

-Eso no es un problema que debas considerar ahora. Primero, necesitamos asegurarnos de que tu padre reciba la atención que necesita. Hazlo por él -dijo Dominic, su voz firme.

Finalmente, sintiendo que no tenía más opciones, Ana levantó la mirada y lo enfrentó. -Está bien, lo aceptaré. Firmaré.

Dominic sonrió levemente, aunque su expresión seguía siendo seria. -Perfecto. Así que, ¿estás lista para cambiar tu vida?

Ana tomó el bolígrafo que le ofreció y firmó el contrato, sintiendo que una parte de ella se despedía de sus sueños.

-Esto no es un cuento de hadas, Ana. Pero si hacemos esto bien, podríamos obtener lo que queremos -dijo Dominic, mientras ella le devolvía el documento.

-Lo sé, y lo haré lo mejor posible -respondió Ana, sintiendo que la determinación la invadía.

Al salir del café, Ana no podía quitarse de la mente la frialdad de Dominic. Si bien sabía que había tomado una decisión pragmática, se preguntaba qué tipo de vida la esperaba como su esposa. El futuro era incierto, y aunque la ayuda para su padre era una luz en la oscuridad, el camino que había elegido estaba lleno de sombras.

            
            

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