Embarazada de Trillizos por un Contrato
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Capítulo 3 03

Los días siguientes a la firma del contrato transcurrieron a un ritmo acelerado. Ana se encontró atrapada en un torbellino de emociones mientras se preparaba para el gran cambio que estaba a punto de experimentar. Aunque la idea de convertirse en la esposa de un millonario era, en teoría, emocionante, la realidad era diferente. La frialdad de Dominic la inquietaba, y cada interacción con él era un recordatorio de que su relación se basaba en un acuerdo, no en el amor.

El primer paso fue mudarse al elegante apartamento de Dominic, un espacio amplio con vistas impresionantes de la ciudad. Al entrar, Ana se sintió abrumada por la opulencia que la rodeaba. El mármol en el suelo, los muebles de diseño y los cuadros que adornaban las paredes le parecían un mundo completamente ajeno.

-Bienvenida a tu nuevo hogar -dijo Dominic, mientras ella se adentraba en el apartamento. Su tono era neutral, casi indiferente.

-Gracias -respondió Ana, tratando de ocultar su asombro.

Dominic la miró con seriedad. -Aquí hay algunas reglas que debes seguir. Este es un matrimonio de conveniencia, así que no debes interferir en mis asuntos ni esperar que esto se convierta en algo emocional.

Ana asintió, sintiendo que su corazón se hundía un poco más. -Lo entiendo.

-Perfecto. Ahora, sobre tu padre. He organizado que se le brinde la atención médica que necesita. Ya no tendrás que preocuparte por eso -dijo Dominic, sin mostrar ninguna emoción.

Ana sintió un alivio inmediato. -Gracias. Eso significa mucho para mí.

Dominic la miró por un momento, como si evaluara su reacción. -No es un favor, Ana. Es parte del trato.

A partir de ese día, Ana se vio inmersa en una nueva rutina. Las mañanas las pasaba sola en el apartamento, mientras Dominic iba a su oficina. La soledad la envolvía, y a menudo se preguntaba si realmente había tomado la decisión correcta. Su vida anterior, aunque difícil, tenía un sentido de comunidad y conexión que ahora le faltaba.

Una tarde, mientras hojeaba una revista en la sala de estar, el sonido de la puerta principal la sacó de sus pensamientos. Dominic entró, y su expresión era más seria de lo habitual.

-Necesito que me acompañes a una cena esta noche. Es un evento importante y me gustaría que te presentaras como mi esposa -dijo, mientras se quitaba la chaqueta.

Ana sintió una mezcla de sorpresa y nerviosismo. -¿Una cena? ¿Con quién?

-Con algunos inversores y socios comerciales. La imagen es crucial en este mundo, y quiero que todos sepan que estamos comprometidos -explicó Dominic, sin darle mayor importancia.

-De acuerdo, ¿qué debo ponerme? -preguntó Ana, sintiendo que la ansiedad comenzaba a apoderarse de ella.

-Un vestido elegante. Hay un armario en la habitación principal. Escoge algo que te favorezca -respondió él, antes de dirigirse a la cocina.

Ana se sintió un poco abrumada al pensar en lo que significaría asistir a un evento de este tipo. Mientras buscaba en el armario, se encontró con un vestido negro que parecía ser perfecto. Al ponérselo, se miró en el espejo y se sintió un poco más segura de sí misma.

Cuando llegó la hora de la cena, Dominic la esperaba en la entrada, vestido impecablemente con un traje oscuro. Su mirada era seria, pero Ana notó un atisbo de aprobación cuando la vio.

-Estás bien -dijo, y aunque su tono era neutro, Ana sintió que, por primera vez, había un pequeño destello de reconocimiento.

La cena se llevó a cabo en un lujoso restaurante, y Ana se sintió como un pez fuera del agua en medio de la élite empresarial. Las conversaciones giraban en torno a inversiones y negocios, y ella se sintió fuera de lugar, como si todos estuvieran hablando en un idioma que no entendía. Sin embargo, se mantuvo a su lado, sonriendo y asintiendo cuando era necesario.

Al finalizar la cena, Dominic la llevó a un lado. -Has hecho un buen trabajo. No te comportaste como una novata -dijo, aunque su expresión seguía siendo impasible.

-Gracias, solo traté de seguir tu guía -respondió Ana, sintiendo un leve orgullo.

-Recuerda que esto es un negocio. No hay lugar para las emociones -repitió Dominic, su mirada fija en ella.

Ana se sintió un poco herida por sus palabras, pero también sabía que no podía esperar otra cosa de él. Mientras regresaban al apartamento, se dio cuenta de que había comenzado a adaptarse a su nueva vida. Aunque Dominic era dominante y serio, había algo en su presencia que la hacía sentir segura, aunque fuera a un costo.

Esa noche, mientras se acomodaba en su cama, Ana reflexionó sobre su situación. La vida que había elegido era complicada y llena de desafíos, pero al menos su padre recibiría la ayuda que necesitaba. A pesar de la frialdad de Dominic, había un acuerdo entre ellos, y tal vez, con el tiempo, podrían encontrar un terreno común.

Mientras cerraba los ojos, Ana se preguntó si algún día podrían llegar a conocerse realmente, o si esta vida sería siempre una mera transacción. La incertidumbre sobre el futuro la llenaba de inquietud, pero la determinación de cuidar de su padre la mantenía en marcha.

            
            

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