Capítulo 5 Capítulo 5

Actualmente, en el hogar de la familia Shaw.

Emilia estaba cómodamente sentada en un sofá de cuero muy caro mientras leía una revista de moda. Había varios tipos de postres y pasteles en la mesa de té que tenía delante, así como una taza humeante de café aromático.

De pronto, Ingrid bajó corriendo las escaleras. "¡Emilia, Nicholas fue liberado! ¡Derrick lo ayudó! ¿Cómo... cómo es que se enteró?", gritó ella.

Ante esto, Emilia se quedó completamente atónita. "¿Derrick?".

"Sí. ¿Crees que haya descubierto que usamos su identidad?", preguntó Ingrid extremadamente nerviosa.

Después de todo, enojar a Derrick era algo de lo que había que preocuparse.

Claro, su hermana estaba a punto de casarse con él, pero no podía evitar tenerle miedo. Nadie sabía lo que él podría hacer si estaba enfadado.

Ante tal noticia, Emilia se preocupó demasiado y sintió temor. "¡Esto es tu culpa!", afirmó en tanto la miraba con molestia.

"¡No, la culpa la tiene ese maldito Nicholas que se atrevió a rechazarme! ¡Tenía que darle una lección!", le respondió frustrada.

"¡Si no sabes aceptar un rechazo, entonces no confieses tus sentimientos! ¿De verdad esperas que todos te amen?". La mujer sacudió la cabeza con desaprobación y continuó regañando a su hermana; "Espero que lo que acabas de hacer no me cause problemas ni arruine mi matrimonio. En un mes y medio, seré la señora de la familia Morgan. Solo entonces será fácil para ti vengarte de quien quieras".

Ingrid no quería rendirse, pero no le quedó otra opción más que obedecer. "Está bien, tendré paciencia. ¡Pero cuando te cases haré que Nicholas pague por lo que ha hecho!", contestó.

De repente, el celular de Emilia sonó, y al fijarse en el número, supo que se trataba de Derrick.

La mujer entró en pánico por un momento antes de responder contra su voluntad. "Emilia, ¿quién te dio el derecho de usar mi sello y hacer lo que quieras con él?", dijo Derrick con un tono de voz molesto.

"¿Sello? ¿De qué estás hablando?", preguntó, fingiendo inocencia. "No entiendo...".

"No te hagas la tonta, Emilia", la interrumpió él con impaciencia. "Voy a decir esto una sola vez y espero que lo entiendas. Si tú y el resto de la familia Shaw no controlan a Ingrid, la enviaré al desierto y me aseguraré de que se quede allí por el resto de su vida".

Y sin esperar a que ella respondiera, el hombre colgó la llamada.

...

El tiempo pasó volando, por lo que un mes transcurrió sin siquiera notarlo.

Desde la liberación de Nicholas, Carmen no tuvo motivos para volver a ver a Derrick.

De hecho, ella esperaba no volver a ver a ese hombre por el resto de su vida.

Mas, el destino le tenía deparado algo distinto a eso.

Una mañana, tan pronto como se levantó y se cepilló los dientes, se sintió terriblemente mal del estómago. Por lo tanto, se tumbó sobre el lavabo y vomitó.

Su madre, Lisa, estaba muy preocupada, así que le sugirió que vaya al hospital para que la examinaran.

Como pensó que se trataba de un virus estomacal, acudió a un gastroenterólogo. No obstante, el médico la derivó a un ginecólogo, sospechando que podría estar embarazada.

Cuando el ginecólogo le entregó los resultados, ella abrió el sobre de inmediato y se quedó pasmada a medida que leía la hoja que tenía en sus manos.

¡Llevaba casi un mes de embarazo!

¡Y lo peor es que estaba embarazada del hijo de Derrick!

Al salir del hospital, ella estaba nerviosa y no sabía qué hacer.

Su mente era un completo desastre, y lo único en lo que podía pensar era en el hecho de que no solo estaba embarazada, ¡sino también soltera!

Evidentemente, ella y Derrick pertenecían a dos mundos completamente diferentes.

Siendo sincera, pensó que había cumplido con su parte del trato en esa loca y extraña noche, y que nada podría volver a unir sus caminos. ¡¿Cómo es que algo así podía suceder tan inesperadamente?!

¿Qué debería hacer? ¿Podría cuidar de un niño por sí sola?

Carmen estaba ensimismada en sus pensamientos cuando, de pronto, el celular que tenía en su bolso sonó.

Ella esperó un rato antes de contestar. Al instante, se escuchó la voz preocupada de Lisa. "¿Cómo va todo? ¿Qué te dijo el doctor?".

La mujer no sabía cómo decirle a su madre que estaba embarazada, así que mintió. "No es nada, mamá. El médico me dijo que era un simple problema estomacal, pero ya me recetó la medicina necesaria".

"¡Vaya, menos mal no es nada grave! Ya ven a casa, preparé sopa para ti, hija".

"Está bien, estaré allí pronto...".

Después de colgar la llamada, Carmen decidió caminar sin rumbo por las calles en lugar de ir a casa inmediatamente.

A medida que andaba, se preguntó si debería contarle a Derrick sobre esto, ya que, al fin y al cabo, el niño que llevaba en su vientre era suyo.

Perdida en sus pensamientos, caminó una distancia bastante larga hasta que se percató de aquello.

Casualmente, pasó por una tienda que vendía vestidos de novia, y había un Maybach negro y elegante estacionado en la entrada de la tienda. El auto brillaba, lo cual hacia que tuviera un aspecto lujoso.

Carmen se detuvo al examinar bien el coche y darse cuenta de que ese era el auto de Derrick.

Aquella noche, en el estacionamiento subterráneo del hotel, se había quedado mirando ese auto por varias horas, así que era imposible que se confundiera.

Antes de acercarse para confirmar sus sospechas, Carmen divisó una figura alta a través de la ventana de la tienda.

Ella pudo ver su perfil lateral, y notó que él vestía un traje de alta calidad confeccionado a medida. Este atuendo resaltaba su esbelta figura erguida, además de engalanar perfectamente sus anchos hombros, sus estrechas caderas, así como sus piernas largas.

Además, sus rasgos faciales eran magníficos. Sus ojos largos y estrechos eran tan profundos como el mar, y sus finos labios fuertemente fruncidos revelaban un aura fresca a su alrededor.

Sin mencionar que sus cejas emitían un aspecto imponente cada que se inclinaban hacias sus sienes.

¡Sin duda era Derrick!

Carmen no esperaba toparse con él aquí, por lo que se sintió sorprendida y tuvo un impulso repentino.

"Es mejor decirle que estoy embarazada ahora, que dejarlo para después", pensó ella.